- María, madre de Dios, por favor perdona mis pecados…
Mis ojos mirando a lo míos, en los húmedos cubículos, en frente de un espejo, rezaba mis plegarias.
- Ruego que me perdones.
Cerre mis ojos en faz de concentrarme, mis sentidos se agudizaron escuchando el golpeteo intenso de la madera de la puerta; creo que ha estado ahí de hace un rato.
Con rápida fluidez iba repitiendo el “hechizo” que en preescolar me enseñaron: “Dios, tinkle, tinkle” “Dios, tinkle, tinkle”; si lo hacías Dios estaría donde tú estés.
“Jungkook, eres tan hermoso…”
Mis parpados se comprimen instintivamente.
- Dios que ha creado el cielo y la tierra, he pecado y te ruego que me perdones.
Junto mis manos en señal de plegaria, las elevo a la altura de mi rostro, y las aprieto. Las palabras comienzan a salirme en forma de susurro, como si no quisiera que nadie las escuchará, solo él, solo yo y Jesús. Un secreto entre los dos.
- Sé que cometido un error, pero tú que todo lo perdonas, ten compasión de mí.
“Tus labios…um… son realmente suaves” “Kook… déjame…um…continuar, por favor.”
Incluso recitando todas las veces posibles el hechizo, los recuerdos continúan viniendo. Esa tarde, el lugar, los colores de la habitación y sus labios, entrando en mí, recorriendo mi cara, mi cuello.
- Padre, que estás allí, acá, en el cielo, en todas parte, Dios omnisciente, santificado sea tu nombre, venga tu reino a la tierra y hágase tu voluntad. –repito las oraciones, tratando de sonar lo más arrepentido posible. Tal vez, para sentirme mejor conmigo mismo.- Por favor, perdóname…
Pero las memorias continúan llegando, una más clara que la otra, cada segundo, cada palabra, son como momentos actuales. Llevo mis manos a mi rostro, mis pies se balancean hacia atrás, continúo rezando, soltando oraciones al azar, versículos entrecortados, oraciones que recitábamos en la escuela, esperando que alguna llegue y sea como una luz a mi alma. Sin embargo, maldición, ninguna llega.
- Dios…
“Jungkook, Dios Santo…”
- Perdóname…
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En secundaria...
Era viernes, viernes después de clases, era día de salir, ir al cine o asistir a alguna salida. Pero, ahora me encontraba en casa de un amigo, viendo como este jugaba con su consola y otros chicos amontonados en la pequeña habitación hacían lo mismo. Eran seis de la tarde y estaba en puesta de sol. Mi camiseta se pegaba a mi cuerpo, debido al sudor que se acumulaba en mi abdomen y en otros lados, también.
Mis compañeros-amigos parecían más preocupados en Halo, que en su amigo, que estaba más deprimido y adolorido que una misión fallada sin check point. La chica con la que tenía algo, acababa de romper conmigo. Llevaba frenillos y cuando reía se tapaba la boca con las manos, para que no lo notasen. Y sus manos sudaban bastante.
– Si no terminaban contigo ahora, lo haría después, JungKook. Me sorprende que hayan durado tanto. –hablo Yoongi, él dueño de la consola, habitación y casa, para ser específicos. –Acéptalo, tienes cara de feto y solo fueron dos semanas.
– Dos semanas y cinco días. –repuse.
– Vamos, Yoongi. – ahora fue TaeHyung, uno de los malos de clase o como Yoongi lo llama “hijoputa”, que viene cada tanto. Sin mucho decir, cambio su lugar y se sentó junto a mí, en el borde la cama. Llevo su brazo sobre mí, rodeando mi espalda y agarrando mi brazo. – JungKook es lindo. – tomo de mi mejilla con sus dedos. – Tiene unos mofletes como cachorro.
– Dirás como cerdo – volvió a hablar Yoongi sin quitar la vista del juego. Yoongi era un especialista en hacerme sentir mal.
– Ya, quita las manos. –ordene alejándome de TaeHyung y sus manos. El acostumbraba a ser muy molesto y arrimarse mucho. Pensé que era solo por ser amigable, pero no lo conozco mucho, así que no puedo darle confianza.
– No fastidies a Jeon, esta sensible porque lo mandaron a la mierda. –Yoongi no tiene el mejor vocabulario de todos.
– ¿Enserio? –pregunta TaeHyung. Pensaba que estaba oyendo la conversación. – ¿Quién, la niña con frenitos, que parece castor?
– No se parece a un castor. – se bufa Yoongi. Pero, me di cuenta que esta por reír.
– Claro que sí, así le llaman. –se burló TaeHyung. No me parecía nada gracioso, ella es lindísima, con sus dientes chuequitos y un poco más grandes. Aunque me haya desecho como basura, aun la seguía queriendo. – Para mí, JungKook era demasiado para ella.
Otra vez, arrimándose.
– Voy a caer de la cama, Tae. –anuncie viendo como medio de mi trasero estaba fuera de la cama, por tratar de alejarme.
– Eh,Eh ¿Qué están haciendo ustedes dos? –pregunta Yoongi que al parecer puso pausa al juego.
TaeHyung levanto las manos, como cuando la policía te encuentra en pleno robo.
– ¿Qué tratabas hacer al pequeño Kook, TaeHyung?- cuestiona Hoseok, quien estaba muy concentrado en ganar a Yoongi y no noto nada.
– No lo sé, JungKook solo se alejó de mí. – contesta luciendo dolido.
Aquí, el dolido debería ser yo.
– ¡Estaba tratando de besarme! –respondí para lucir gracioso.
– No, no. No trates de aprovecharte de JungKookie cuando este esta dócil. –habla Hoseok, que al parecer seguirá el juego.
– Mal jugado, Kim. Tiene que estar lo suficientemente borracho como para que no reconozca tu fea cara. –argumenta Yoongi con el mando todavía en las manos.
– JungKook lucia muy triste que no supe que hacer para consolarlo. –se encoge de hombros.
Todos parecían seguir el juego, que solté algunas risas.
– Parece que se está reanimando. –comenta Hoseok.
– Tal vez deberías besarlo, así queda como nuevo. – dice Yoongi volviendo a la pantalla y empezando de nuevo la partida.
Siento un recorrido en mi estómago y mis pupilas se dilatan. No estará hablando enserio.
– ¡Sí, quiero ver algo como eso!– nos anima Hoseok.
– Solo si Kook quiere. – responde TaeHyung con profunda normalidad, demasiada.
Divago en que tal vez no sea tan malo, además acaban de romper conmigo, algo de risas me harán bien. ¿Sera divertido, cierto?
– No estaría mal. –dijo con voz baja, esperando que llegue a oírse. – Pero uno pequeño.
Ninguno dice nada por unos segundos, quizás todo solo era una broma y me lo estoy tomando enserio, así que empiezo reír. Una risa nerviosa y forzada. Aunque es interrumpida cuando siento que mis muñecas son tomadas y mi cuerpo es girado hacia TaeHyung.
Él busca mi mirada y sus manos agarran mis muñecas. Tal vez no era una broma. Cierro los ojos por inercia y a los instantes siento su calor corporal cerca. Ni siquiera había respetado los tres segundos.
Los tres segundos, básicamente era el tiempo en que se esperaba para besar a alguien. Esa persona cierra los ojos y esperas lo suficiente para hacerlo o arrepentirme. Como sea, era la regla que tenía con mi novia o ex novia y Él no la ha respetado. Aparto mi cabeza hacia un lado, pero sus labios ya estaban sobre los míos y lo estaba presionando. Abro levemente los ojos y veo como TaeHyung entreabre sus labios para volver a tomar los míos así besarlos, como en un beso normal.
Pienso que ya no es gracioso.
Balanceo mi cabeza de nuevo, como acto reflejo. Cuando sus labios se juntan estos se encuentran con solo la comisura de mis labios, aun así vuelven a acomodarse sobre mi boca y ahora sí, llegan a rozar con mis labios. Estos son tomados por la boca de Tae, mientras este suelta mis muñecas y traslado su manos para acunas mi rostro. Continuo con los ojos abiertos, percibiendo todo, TaeHyung no los ha abierto.
Él gira su cabeza mientras me va besando, y nuestras narices se rozan. Escucho la banda sonora de la versión demo de uno de mis juegos favoritos y el sonido de los resortes de la cama cuando TaeHyung se acerca y nuestras piernas se rozan, o mejor dicho las telas de nuestros jeans lo hacen. Los labios de los chicos son diferentes que el de las chicas. El ellas son delgados y diminutos que casi no los sientes, pero los de TaeHyung… tienen una textura diferente y pueden llegar a rodear todo el rostro.
“Pero será uno pequeño”
Recuerdo mis palabras y entreabro mi boca, soltando un jadeo. – Tae…– Pero a él le importa muy poco lo que quiera decir.
Sus manos cambian de lugar repentinamente, una en mi cabeza tomando mis cabellos y otra baja por mis hombro, luego mi brazo, hasta llegar a mi espalda. Llego a la conclusión que le he dado mucha confianza, cuando su mano esta yendo por donde quiere.
La ansiedad se apodera de mí, haciendo que me remueva rápidamente y con mis manos de una leve empujada a TaeHyung. Él se ve confundido, al igual que mi expresión facial.
Yoongi y Hoseok comenzaron con una serie de Ah… mejor nos vamos… y salieron de la habitación dejando solos a nosotros.
Ese fue el único día en que me pregunte sobre la sexualidad de Taehyung, y la única vez que termine riendo en vez de largarme a llorar.