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Razones por Maos

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Tom había estado sentado en una incómoda silla en la sala de espera por mucho rato antes de que Gordon regresara de quien sabe dónde y le dijera que ya podía pasar a ver a su padre. Él estaba tan nervioso, que las piernas le temblaron como gelatina en cuanto se puso de pie, y tuvo que respirar con mucha lentitud por varios segundos para lograr controlarse y conseguir dar pasos sin sentir que se caería de boca.

 

Siguió al doctor y a su padrastro muy de cerca para no perderse en ese enorme lugar. Pasaron por muchos pasillos de paredes blancas y luces brillantes antes de llegar a la habitación indicada; en el camino Tom iba tronándose los dedos, completamente nervioso y asustado, sudando a chorros y con el corazón latiéndole como loco en el pecho, como si fuera a saltar lejos de su cuerpo en cualquier momento.

 

No sabía con que iba a encontrarse al llegar, tenía miedo de ver a su padre y descubrir que estaba muy mal, o por el contrario, encontrarlo despierto y enojado, porque había abierto la boca acerca de los últimos meses en su casa.

 

De cualquier forma, no saber nada lo hacía sentir horrible, porque no entendía mucho de lo que estaba sucediendo, su madre le había explicado muy poco, sólo sabía que las lesiones de su padre eran severas, pero no entendía porque se lo había dicho como si fuera algo de verdad malo, es decir, había caído por la escalera y sí, había sangrado mucho, pero nadie moría por eso ¿O sí? Lo único que le pasaba por la mente, era que su madre quizás estaba exagerando las cosas como siempre y solo lo asustaba innecesariamente, porque constantemente era así, y de verdad no quería pensar que su padre estaba muy mal, porque a pesar de todo lo que habían pasado por su culpa, él lo quería, lo quería mucho y no quería que le pasara algo malo.

 

Cuando finalmente llegaron, el doctor abrió la puerta y lo dejó pasar primero, fue ahí cuando Tom se dio cuenta de lo mal que estaban las cosas en realidad y se arrepintió de haber insistido tanto en ir a visitarlo.

 

La escena que tenía enfrente no era menos que aterradora. Él sabía que era su padre porque eso le habían dicho, sin embargo, no se le parecía en nada, estaba hinchado y morado, conectado a un montón de aparatos que le daban escalofríos de solo mirarlos. Había un enorme tubo que salía de su boca, y eso lo ponía demasiado asustado, le dolía la garganta de sólo imaginar lo que se sentiría tenerlo puesto, quiso salir corriendo de ahí, pero sus pies no le obedecieron, así que decidió apartar la mirada inmediatamente, y sin pensárselo dos veces se giró para abrazar a Gordon con mucha fuerza, escondiendo la cara en su pecho, respirando muy rápido.

Sintió que los ojos le ardían con cada vez más intensidad, pero no quería ponerse a llorar como un niño, ya era bastante patético el estar abrazado a su padrastro por el miedo, no iba a hacer más drama solo porque estaba asustado, ya estaba demasiado grande para eso, además, él había pedido que lo llevaran, no podía ser así de tonto.

Se separó con mucha vergüenza cuando creyó que sería capaz de soportar estar ahí y se limpió los ojos con el dorso de su mano antes de levantar el rostro, solo por si acaso, no quería que nadie lo viera llorar. No quería que nadie supiera lo mucho que le estaba doliendo todo aquello.

— ¿Él no va a…?  Ya sabe… Morir ¿Verdad? —carraspeó antes de mirar cara a cara al médico que intentaba mantenerse al margen de la situación, recargado en una esquina de la habitación.

 

El hombre se acercó a él lentamente en cuanto lo escuchó, intentando encontrar las palabras correctas en el pequeño trayecto. Suspiró con aflicción y contestó con el tono de voz más neutral posible. — Veras chico, el señor Kaulitz no…

 

— Mi papá… —lo interrumpió—. Él es mi papá… —corrigió con la mandíbula tensa y la vos rota. Estaba intentando entender todo lo que ocurría, pero su cerebro no prestaba mucha atención, estaba demasiado ocupado lidiando con el shock de ver a su padre en esa situación.

 

El medico asintió con una mirada llena de pena y Tom no pudo evitar apretar su camiseta hasta tener los nudillos blancos. Estaba muy confundido, porque eso no debería estar pasando así, es decir, Jörg sólo había caído por la escalera, él también se había caído así una vez y sólo se había roto un dedo, ¿Por qué entonces su padre estaba tirado en esa camilla y lucía tan horrible?

 

 — Lo lamento, pero tu padre aún no está fuera de peligro.

 

El rubio frunció el ceño, confundido. — Pero… ¿Por qué? El… El solo se calló… Yo… Mmm…

 

— Veras chico… —intentó explicar el doctor—. La caída de tu padre fue tan fuerte, que causó que su cerebro sangrara y se hinchara, ahora mismo estamos esperando a que esa hinchazón baje, una vez que…

 

¿Por qué le estaban diciendo todo eso? Su cirugía había salido bien, su madre se lo dijo.

 

— ¿Q-Qué dice? —interrumpió de nuevo, con la respiración acelerada y sin entender una sola palabra. De verdad que no comprendía, incluso no alcanzaba a escuchar correctamente— ¡Pero la cirugía salió bien! —reclamó sintiendo los ojos mojados, y gruñó molesto, por no poder aguantarse y ser tan malditamente débil.

 

— Si, pudimos controlar la hemorragia, pero su cerebro aún sigue inflamado —Tom negó desconcertado y acercó su cuerpo muy sutilmente al de Gordon para sentirse un poquito protegido—. Mira amigo… Estamos esperando a que los medicamentos surtan efecto, pero si la inflamación no cede, entonces… lo más probable es que tu papá no despierte.

 

Tom sintió las palabras como golpes muy fuertes en el estómago y tuvo que morderse los labios para no ponerse a sollozar muy alto, se quiso deshacer de las lágrimas, pero sus manos no alcanzaban a detenerlas todas. Comenzó a sentirse apanicado, porque no podía ser que eso estuviera pasando.

 

— E incluso si despierta… —el rubio lo miró esperanzado, pero su pecho le apretó aún más cuando escucho lo que dijo después—. Sería muy probable que lo hiciera con algún tipo de problema neurológico.

 

— ¿Un qué?

 

— Podría perder funciones cerebrales, como el habla, la vista, movimiento.

 

— Pero él no… No puede…

 

— Es el mejor pronostico que tenemos. —zanjó el médico, sin ánimos de seguir destrozando la mente del niño.

 

— ¡Eso no puede ser! —gritó, sintiéndose ansioso, impotente— ¡Ustedes tienen que hacer algo!

 

— Tom, tienes que calmarte —le advirtió Gordon, pero a Tom le importo más bien poco.

 

— ¡No! ¡Son sus putos doctores! —cuando su tristeza se convirtió en rabia lo primero que se le pasó por la mente fue comenzar a golpearlo, sin embargo, no lo hizo, porque todo el cuerpo le temblaba mucho y porque Gordon ya lo tenía sostenido de un brazo—. ¡No pueden quedarse sin hacer nada!

 

— Tom…

 

— ¡Suéltame!

— Hacemos todo lo que podemos muchacho…

— ¡No es verdad! —gritó sintiéndose muy alterado de pronto y lo primero que se le pasó por la mente fue que algo estaba sucediendo con Bill, porque tanta desesperación no podía ser sólo suya, pero decidió que en ese momento lo más importante no era él, sino su padre, que estaba en esa camilla muriéndose o quizás quedando tonto por su culpa— ¡No están haciendo nada, están ahí parados viendo cómo se muere!

— Sera mejor que salgamos de aquí —sugirió el doctor sin prestarle verdadera atención al chico, que claramente estaba muy afectado emocionalmente.

— ¡No pueden ignorarme! ¡Usted tiene que ayudarlo…!

— Tom, tenemos que irnos ya —le pidió Gordon y lo jaló hacia afuera, peor el rubio se resistió y negó.

— ¡No, no me pueden sacar de aquí! ¡No!... ¡Suéltenme! ¡No! —Tom estaba bastante fuera de sí para ese momento, estaba lanzando patadas y golpes, y la cara ya la tenía mojadísima—  ¡Es mi papá! ¡No!

— ¡Tom! ¡Cálmate!

— ¡No, no, no! ¡Yo quiero estar con él! —se quejó mientras era arrastrado por ambos hombres fuera del cuarto— ¡Noooooo! Mmnnh… No…

— Tom…

— Es mi papá… Él… Mmm… No…

Cuando por fin estuvieron fuera Tom paro de luchar y se echó a llorar a lagrima viva contra el hombro de su padrastro, queriendo que toda esa desesperación en él se acabara pronto, porque no lo dejaba respirar. Quería parar de llorar, porque haciéndolo no solucionaba nada, sólo ansiaba volver a casa, porque ese lugar le daba escalofríos. Gordon lo abrazo tan fuerte como pudo, el doctor se retiró sin decir ni una palabra más y él pelinegro se dedicó únicamente a consolar al mayor de los gemelos, hasta que de su boca sólo salían suaves pujiditos lastimeros.

***

En casa las cosas no estuvieron mejor. Cuando llegaron se encontraron a Simone en la cocina, sentada frente una taza de café humeante; tenía los ojos hinchados y la mirada perdida, lucía horrible, muy cansada y derrotada. Tom no se detuvo a sentir lástima de ella, estaba demasiado molesto, así que pasó de largo y se dirigió a las escaleras, Gordon sin pensarlo se acercó a su prometida y le acarició los hombros para intentar reconfortarla, aunque fuera sólo un poco.

Cuando Tom llegó al segundo piso, no lo dudó ni un segundo, se metió directo en la habitación de su hermano; Bill estaba tendido de lado en la cama, tenía la cara mojada y los ojos hinchados, pero que en cuanto se dio cuenta de que Tom lo miraba, se irguió totalmente y lo miro avergonzado, no le gustaba que lo miraran llorar. Se limpió la cara con sus mangas y se acomodó el cabello detrás de las orejas. Pensó en fingir una sonrisa, como siempre, pero pensó que quizás no era el momento indicado, así que dejó salir un suspiro lleno de frustración en su lugar.

— ¿C-Como te fue? —preguntó en voz baja— Mamá dijo que… Que fuiste a verlo…

Tom se mantuvo en silencio y lo miro descaradamente, de arriba abajo, como preguntándose algo; se acercó con mucha lentitud hasta la cama, poniendo muy nervioso a Bill, quien bajó la mirada, asustado. El rubio apretó los dientes con muchísima fuerza y dejó salir un bufido rabioso.

— ¿T-Tom? —el menor levantó la mirada y buscó alguna señal en los ojos de Tom de que algo terrible había pasado, pero solo se encontró con que su hermano lo veía con demasiado enojo y eso lo puso en alerta— ¿Qué…? ¿Qué paso?

— Cállate Bill. —le silenció y se frotó las manos contra el rostro, intentando calmarse y ponerse a pensar con claridad.

— Mmm… —el comentario tan agresivo de su gemelo le anudo la garganta, y le puso a sudar las manos, no sabía que había hecho mal, no sabía porque Tom estaba tan enojado con él, es decir, tan sólo unas horas antes él lo trataba con mucho cariño y delicadeza.

El corazón se le aceleró y se llenó de pánico al pensar que tal vez su padre había despertado y le había contado todo lo que habían estado haciendo por tanto tiempo y por eso Tom estaba tan molesto con él. Pensó que quizás Tom ahora sabía lo sucio y horrible que era y por eso lo odiaba y ya no querría estar cerca de él.

— ¿T… T-Tom? —tartamudeó aterrado, pero su hermano sólo negó y lo miró enojadísimo.

— ¿Qué estabas haciendo? —preguntó en tono serio y acusatorio— ¿Qué mierda estabas pensando?

— Y-Yo… n-no… Tom, yo no… no…

— ¡Cállate!

— T-Tom —suplicó.

— No lo entiendo… —Bill se frotó las manos y comenzó a llorar completamente asustado— ¿Por qué tenías que empujarlo?

— ¿E-Eh? —el menor lo miró confundido y con el cuerpo temblándole entero, Tom lo miró incrédulo.

— Oh no hagas como si no lo supieras… ¡Deja de llorar! ¡Tú lo empujaste! —le gritó— ¡Tú fuiste! Y yo… te defendí… —lo último lo susurró, como si estuviera reprochándose a si mismo.

— ¿D-De que… hablas? ¿Qué p-pasó?

— ¡Te defendí! ¡Mierda! —Bill abrió los ojos aterrado en cuanto Tom lo tomó por los hombros con mucha fuerza— ¡¿Por qué lo hiciste?! —se encogió cuando le grito en la cara y sollozó en voz baja.

— Mmnnh… No… —respondió confundido— ¿Yo…? ¿L-Lo empujé? —Tom lo aventó con fuerza contra el colchón y el menor se alejó lo más que pudo en cuanto se vio libre. Tom estaba furioso con él y consigo mismo. Él pudo haber hecho algo para evitar todo eso, pero había sido demasiado cobarde para hacerlo.

El mayor de los hermanos no podía dejar de pensar en todo lo referente a esa noche, él solo había intentado ayudar a Bill, porque su padre se había vuelto loco e iba a matarlo a golpes, pero Bill fue quien lo empujó por la escalera y causó todo eso. Bill tenía la culpa ¿No? El siempre causaba que su padre se enojara de más con sus comportamientos tan estúpidos e infantiles, y probablemente por eso se había comenzado la pelea de esa noche.

— ¿Qué? ¿Querías matarlo? —preguntó con cinismo.

Bill negó un sinfín de veces, al borde del colapso. Él no lo pudio haberlo empujado, él no habría intentado hacerle daño a su padre. — ¡No! 

— ¡¿Entonces porque jodidos lo hiciste?!

— ¡Yo no lo hice! —se defendió, llorando fuertísimo, sin saber si lo que decía era verdad, porque no podía recordarlo del todo. Él sólo sabía que quería salvar a Tom de los golpes. 

— ¡Si lo hiciste!

— ¡Nooo! —gritó, más en suplica que en defensa.

El pelinegro camino hacia atrás en cuanto Tom se acercó a él, rojo de rabia. — ¡No lo hice!

— ¡Tú lo empujaste Bill! —lo tomó por la camisa y lo sacudió con fuerza haciendo—. ¡¿Qué mierda hiciste para que él se enojara tanto?!

Bill se soltó a llorar de verdad fuerte, no entendía porque Tom lo estaba tratando tan mal, el sólo había intentado ayudarlos, o eso creía; él no quería que todo se pusiera tan feo, no quería que Tom le gritara así. Si hubiera sabido que las cosas iban a terminar de esa forma, entonces hubiera dejado que su padre lo lastimara toda la noche, incluso toda la vida y jamás habría intentado amenazarlo de esa estúpida forma para acabar con todo.

— No q-quise ha-hacerlo… Mmm…

— ¡Siempre eres tan débil y llorón! —se quejó el mayor y a Bill le dolió el pecho—. Siempre haces enojar a papá… por ser tan malditamente inmaduro y molesto, siempre indiferente o irritado ¡Siempre haces que mis padres se enojen! ¡Y no satisfecho haces que se olviden de mí!

— Lo s-siento…

— ¡Yo también importo! ¡Pero tú siempre me robas la atención con tus estúpidos berrinches! —eso quizás no venía al caso, pero lo gritó porque en verdad necesitaba sacarlo. Lo había guardado por muchos años, pero no se sintió mejor, porque cunado Bill lo miro con sus ojos llenos de dolor, sólo pudo sentir culpa, sin embargo, lo ignoró, porque aún estaba muy molesto—. Eres tan irresponsable y grosero, ¡Los molestas tanto que no recuerdan que existo!

— Perdón Tom… Mmm… Perdón…

— ¡Deja de pedir perdón! Esto… ¡Ah! —gruñó y se alejó del menor—. Todo siempre acaba mal por tu culpa…

— L-Lo siento… —lloró y se abrazó a si mismo—. Pero… T-Tom yo no… no hice nada…Esa noche…. E-el me l-lastimó…

— ¡No quieras poner excusas! —le reclamó— ¡¿Te lastimó?! ¡A mí también y no intenté matarlo!

— ¡No lo entiendes! E-El me lastimó... d-de verdad…

Bill quería explicarse, necesitaba hacerlo, no podía dejar que Tom creyera que él había hecho esas cosas sólo para perjudicar a su familia, o peor, para dañarlo a él, quería que entendiera porque lo había hecho, pero no sabía cómo decírselo sin contarle todo lo que había estado pasando. No sabía que hacer, estaba atrapado, había pasado lo que tanto había estado temiendo. Tom estaba odiándolo, y le dolía de tal forma que quería morirse.

— ¡No digas nada! —golpeó la pared, frustrado, con ganas de llorar, enojado, estaba enloqueciendo por todos los sentimientos que tenía adentro. Él sabía que quizás Bill no tenía toda la culpa, pero en ese momento no podía hacer otra cosa más que gritarle, porque no encontraba a otra persona para hacerlo, le hubiera gustado poder reclamarle a su padre por todo el daño que les había hecho y por todo el que les estaba haciendo, pero no podía, y tal vez por eso se desquitaba con Bill, que, al fin y al cabo, solo era una víctima como él.

Pero le daba tanta rabia verlo llorar de esa forma, él no sabía nada, él no había visto a su padre en esa camilla, viéndose tan horrible y roto. No entendía porque parecía sufrir tanto o más que él, si no había visto lo mismo. Estaba tan enojado con él y con todos, que había dañado a la única persona que podía entenderlo y escucharlo.

— T-Tom… de-déjame explicarte… —pidió con la voz destrozada.

— Ya no digas nada Bill. —le pidió en un tono considerablemente bajo al anterior.

— Por favor… mmm… Por favor, déjame e-explicarte… —le suplicó, pero Tom negó y caminó hacia la salida, le hubiera pedido disculpas, pero estaba demasiado roto, y ya no tenía energías para nada, así que prefirió ignorarlo—. ¡Tom!… ¡Tom!

Gritó tan fuerte como pudo, pero el rubio no lo escuchó, y salió completamente de la habitación, dejándolo solo y destrozado. Bill no pudo sostenerse, y de rodillas al suelo deseó con todas sus fuerzas estar muerto.

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Notas finales:

Quiero dejar claro que yo de medicina no sé nada (como pueden notar), todo lo que puse allí salió de una bellísima página llamada Medlineplus y de la serie Greys Anatomy, jeje, así que si alguien aquí, a diferencia de mí, si sabe sobre estas cosas, le ofrezco una disculpa. Investigué lo mejor que pude.

 


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