Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

Razones por Maos

[Reviews - 47]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

El timbre del celular de Simone interrumpió la apacible calma y silencio de la madrugada en punto de las tres de la mañana, los ojos se le abrieron al instante, como si algo dentro de ella supiera que realmente debía contestar. Se desenvolvió del abrazo que Gordon sorpresivamente no había soltado durante la noche y con el sueño pesándole en los parpados estiró su brazo hasta dar con la mesita de noche.


Solo le bastó ver el nombre impreso en la pantalla para que las manos se le enfriaran de golpe y el corazón se le acelerara en advertencia; se sentó lo más rápido que pudo y encendió la lampara de noche al momento que contestaba la llamada. Gordon, que no se había enterado de nada, comenzó a despertar segundos después de que Simone le golpeara con el codo, su sistema se despertó en alerta, totalmente confundido y hasta asustado, se le quedo mirando con el ceño fruncido notando cómo se mordía el labio inferior, había visto hacer ese mismo gesto a Bill cuando se encontraba nervioso, y ya iba comprendiendo de dónde venía.


— ¿Bueno? —contestó la castaña apresuradamente, sintiendo una molestia en el pecho; no se detuvo a explicarle nada a su novio lo que ocurría, porque ella tampoco lo sabía.


— ¿Qué demonios...? —inició el hombre a su lado, pero la mujer lo silencio levantando el índice en un intento de escuchar mejor. 


— ¿Tom, eres tú? —preguntó Simone y su voz sonó más nerviosa de lo que pretendía, Gordon se inclinó más a ella para intentar escuchar lo que respondían—. ¿Tom, estas ahí? ¿Qué sucede—insistió cuando lo único que escuchó al otro lado de la línea fueron reparaciones pesadas y temblorosas.


Mamá...


Simone sintió como una descarga eléctrica por todo el cuerpo, era como si de pronto necesitara ver a los gemelos para poder respirar. La voz rota y asustada del mayor de sus hijos le hicieron temblar las manos y solo atinó a levantarse intentando controlar el miedo que amenazaba con paralizarla, no podía simplemente suponer lo peor, necesitaba mantenerse calmada hasta saber lo que realmente estaba ocurriendo.


—¿Tom, que ocurre? —preguntó, pero Tom estaba demasiado alterado como para siquiera formular una frase coherente—¿Qué pasó bebe?... —lo llamo con el tono más suave que pudo, intentando calmarlo, pero el llanto que se soltó del otro lado no le permitió pensar en otra cosa más que salir corriendo a buscarlo—Tom, cálmate... Necesito que te calmes... ¿Dónde está Bill? ¡Tom!... —respiró varias veces antes de hablar nuevamente para no ponerse a llorar de desesperación—. ¿Dónde estás? ¿Siguen en casa de Jörg? —caminaba de un lado a otro buscando sus zapatos y las llaves de su auto, Gordon por su parte hacía lo mismo intentando mantener la cabeza fría.


No... Yo... Mgh... —los hipidos del mayor solo lograban que Simone se desesperara, porque no podía entender nada y con cada segundo que pasaba sentía que iba a desmayarse—. Estoy... Estoy en el hospital...


— ¡¿Hospital?! ¿Pero qué ocurrió? —Simone se resignó a salir a la calle con pantuflas y se dirigió a la puerta de la habitación con Gordon tras de ella— ¿Por qué estás ahí? ¿Dónde está tu hermano?—de pronto se sintió muy mareada y el aire ya no estaba llegando a sus pulmones correctamente— ¡Contéstame! ¡¿Por qué?! ¡¿Dónde está Bill?! —Gordon la detuvo antes de salir de la habitación y le arrebató el teléfono de las manos y la castaña no reprocho, porque estaba demasiado asustada como para enojarse por eso.


— Oye... hijo... Tom, por favor tranquilízate —ordenó seriamente, con la esperanza de que a Tom se le despejara un poquito la mente con eso. Mientras que el menor al otro lado respiraba en busca de un poco de claridad, Gordon aferraba su mano al hombro de la mujer intentando calmarla—, ¿Dónde están? ¿Cómo se llama el lugar?


Es urgencias... no, no sé cómo se llama... está cerca de la casa de mi papá... yo... no se... no sé, mi mamá debe venir, Gordon, deben venir... —respondió entre hipidos desesperados.


— Está bien, está bien... —suspiró resignado, Tom estaba demasiado asustado y no iba lograr razonar con él. Solamente estaba perdiendo el tiempo—. Voy a encontrarte, vamos para allá... —aseguró el mayor.


Simone dejó de escuchar la conversación en cuanto el auto estuvo en marcha, solo estaba enfocada en intentar controlarse, porque sabía que entrar en pánico no iba ayudar a nadie, así que intentó recobrar la compostura respirando lo más pausado que podía mientras se tronaba los dedos—. ¿Dónde está Bill? ¿Dijo dónde estaba él? —preguntaba al aire en un tono demasiado bajo como para que Gordon la escuchara. La garganta se le hacía nudo con cada palabra que decía—, ¿Dónde está mi Bill? ¿Dónde está mi niño?


***


Lo primero que vio Simone al entrar a la sala de urgencias fue a un Tom con el rostro empapado y magullado, además de una alarmante cantidad de sangre en sus ropas y manos, se acercó con el corazón golpeándole el pecho con fuerza y sintió que se moría ahí mismo al siquiera imaginar de donde provenía tanta líquido carmín, sin embargo, el alma regreso a su cuerpo al reconocer la delgada figura detrás de Tom, Simone sintió como la opresión en su pecho se liberaba lentamente y todo en ella comenzaba a volver a la normalidad.


El menor de sus gemelos estaba sentado en una de las bancas metálicas de esa pequeña sala de espera, y no se sintió ni un poco culpable de pensar que prefería mil veces que esa sangre fuera de Jörg a que fuera de alguno de sus hijos. Se acercó primero al rubio porque estaba más cerca y en cuanto lo tuvo entre sus brazos dejó que sus lágrimas fluyeran libremente, porque era la única forma que tenía para demostrar que estaba mucho más que aliviada por tener a sus dos hijos allí, enteros, respirando, vivos.


Gordon cubrió en otro abrazo protector a Tom cuando Simone se separó de él para ir con Bill, pero el rubio se zafo con rapidez y no le permitió acercarse a él, fue en ese momento que Simone se dio cuenta de que sus hijos no estaban completamente bien. El pelinegro estaba sentado con las piernas encogidas y abrazadas por sus brazos, tenía la mirada clavada en el suelo, y ni siquiera se había inmutado con la llegada de su madre. Incluso se le podían notar algunos hematomas y rastros de sangre en las manos.


— No lo toques... —le pidió Tom y Simone le frunció el ceño claramente confundida—. No va a dejar que te acerques... No ha dejado que nadie lo haga... —informo el rastudo con todo el pesar del mundo en la voz.


— ¿De que estás hablando Tom? —preguntó la mujer, casi sintiéndose indignada—. Soy su madre. Muévete. —le ordenó y él no se opuso.


Tom no intentó detenerla de nuevo por dos simples razones, la primera, porque no tenía el ánimo de discutir en ese lugar y mucho menos en esa situación, y segundo, porque era más fácil que ella lo comprobara por si misma.


Y así fue, Simone se acercó lentamente hasta el menor y lo llamó suavemente por su nombre varias veces antes de sentarse a su lado, pero él no pareció notarla hasta que ella colocó su mano en su hombro. Simone nunca había visto una mirada tan aterrada como la que encontró en los ojos de su hijo, y sin darse cuenta el muchacho ya la había empujado lejos y se había recorrido dos asientos.


— Ni siquiera deja que yo me acerque... —susurró Tom sintiéndose dolido y rechazado—. Los doctores dicen que está en estado de shock y que es mejor que lo dejemos así hasta que vuelva en sí.


— ¿Pero por qué? —preguntó la castaña con unas ansias insanas de abrazarlo, tal vez era por lo deshecho que se veía o quizás porque tan solo unos minutos antes ella había creído que estaba gravemente herido o lo que era peor, muerto— ¿Dónde está Jörg? ¿Qué pasó?


A Tom le tembló el labio nuevamente y su cara se llenó de duda y miedo. — Mi papá... él esta con los doctores... está en cirugía...


— ¡¿Cirugía?! —Simone se puso inmediatamente de pie y Bill saltó asustado por su grito—. Oh por dios... Necesito hablar con el médico... ¡¿Qué fue lo que pasó Tom?! —le gritó a Tom y él solo retrocedió negando con los labios apretados y los ojos aguados.


— Amor, hey... cálmate —le susurró Gordon al oído mientras la tomaba delas manos y la alejaba de los muchachos—. Los chicos están muy asustados, debes mantener la calma.


La mujer negó con los ojos cerrados, ¿Por qué le tenía que estar pasando eso a ella? — No Gordon, no. Son mis hijos... —habló bajito y lento, con un nudo en su garganta estrangulándole la voz—. Son mis niños... y están tan mal... No debí dejarlos estar con él hoy Gordon. No debí, hoy era mi fin de semana, esto es mi culpa...


— No es momento de repartir culpas ¿Entiendes? No puedes ponerte a llorar y culparte, porque tus hijos están ahí, y están esperando que su madre los ayude, no puedes culparte y compadecerte de ti misma. No ahora. —la castaña se sorbió la nariz y asintió.


— Lo sé, lo siento... —respiró hondo y se frotó las manos—. Necesito hablar con el médico para saber que es lo que ocurre con Jörg...


—No, yo iré a buscarlo, tu quédate con ellos e intenta que Tom te hable de lo que pasó. —el mayor la envolvió en sus brazos y le beso la frente antes de soltarla—. Tom no tiene la culpa, trátalo con calma, él está aún más asustado que tú ¿Ok?


—Si... Gracias...


—Bien, vuelvo en un momento —aseguró mientras le pasaba su mano por la mejilla—. Respira, todo va estar bien. —ella asintió y él se alejó por uno de los pasillos.


La castaña se acomodó el cabello e inhalo profundo. Caminó nuevamente hacia Tom, quien estaba sentado a corta distancia de su gemelo, susurrándole cosas que ella no podía entender y que Bill parecía no escuchar. El corazón se le encogió al mirar el escenario completo y de repente se sintió como la peor madre del mundo, porque fue hasta ese momento que se dio cuenta de la poca confianza que sus hijos le tenían, porque aun estando peleados y en esa situación, ellos seguían confiando más el uno en el otro que en ella, y se supone que debía ser la persona con la que más seguros y tranquilos se sintieran. Pensó fugazmente en todo lo que había estado pasando con ellos y en como ella no había hecho nada para ayudarlos. Y llegó a una conclusión, era una terrible madre.


Cuando estuvo frente a ellos Tom desvió la mirada y guardó silencio, ella tomó el asiento a su lado y lo hizo mirarla. Decidió que debía tomar su papel como madre y se dedicó a tranquilizarlos, aunque Bill parecía ignorar todo a su alrededor. Les dijo las cosas típicas que se decían en una situación así y les pidió perdón por no haber estado con ellos, también prometió mejorar, y aunque ninguno de los gemelos le creyó, no dijeron nada.


— Necesito saber que ocurrió Tom, no puedo ayudarlos si no me lo dices. —Tom bajo la mirada a sus manos y luego la dirigió hacia Bill. Estaba nervioso.


El rubio no estaba seguro de lo que debía decir, ya que él no sabía toda la historia, y de lo que sabía no estaba seguro que era correcto contar y que no. Sólo con el apoyo de Bill sería capaz de hablarlo, solo si Bill lo hacía, pero él no estaba prestando atención, lo había dejado solo en ello. Además, sabía que había cosas que su madre no quería oír, como que Jörg había estado tomando mucho últimamente o que los moretones que tenían ambos habían sido causados por él.


Tom tampoco quería hablar porque tenía miedo de que su madre se enterara de que llevaban tiempo ocultándolo, no quería que se enojara con él y definitivamente no quería hablar con ella solo, quería hacerlo con Bill, no podía hacerlo sin su apoyo. Necesitaba que Bill estuviera bien, porque si no, él no podría estarlo tampoco.


— Lo siento... —respondió finalmente después de pensarlo mucho—. No puedo decirlo...—susurró sin atreverse a mirarla—. Yo solo estaba intentando ayudar a Bill... De verdad lo siento, lo siento mucho.

Notas finales:

Quiero pedirles una disculpa ENORME, en verdad que no habia podido publicar. Las cosas se me juntaron -por irresponsable jaja- y tdo se me calló encima. 

De verdad que lo siento mucho, mucho; prometo traer el siguiente lo mas pronto posible. 

Que tengan una linda semana y todo. Saluditos.


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).