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Ni tan casados por jotaceh

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Día 113: Reencuentro

 

Muchas veces uno intenta seguir adelante sin recordar lo que ha sucedido, no pensar mucho en ello y aceptar las consecuencias, total ¿qué más se puede hacer? No es bueno llorar por siempre.

 

Eso me ha sucedido mucho en mi vida, y aunque me había resultado, de pronto todos los fantasmas del pasado regresaron en manada.

 

Cuando quería casarme con Fabricio para sacarle celos a Anastasia, pensé en buscar a Leticia para solicitar el divorcio. Todo terminó mal y nunca la contacté.

 

La última vez que la vi fue cuando provoqué que perdiera su bebé. Después de eso no supe nada más de ella, hasta el día en que apareció en la entrada de la casa.

 

-Nico, tanto tiempo - fue lo primero que dijo tras abrir la puerta.

 

Me quedé helado al verla, no estaba preparado para eso y aunque debería sentirme abatido por todo el daño que le hice, mi primera reacción fue abrazarla. No me había dado cuenta lo mucho que la extrañaba y por eso, como un bebé, me refugié en sus brazos.

 

-Está bien, todo está bien - me susurraba al oído mientras me daba palmaditas en la espalda.

 

Lloré, sin quererlo expresé toda esa pena que había acumulado, toda esa culpa que intenté olvidar y que tan solo al verla afloraron como margaritas.

 

Tras la escena, hice pasar a Leticia hasta la sala. Le ofrecí té y nos sentamos frente a frente para el reencuentro.

 

-¿Qué ha sido de tu vida? - preguntó.

 

-No mucho. Me fui con Gabriela hasta Lo Aromo para reclamar la herencia de mi abuela, ella se hizo pasar por mi esposa. Lo que no sabíamos es que una de las condiciones que había dejado la vieja ésa, es que debíamos tener un hijo. Ahí se nos ocurrió adoptar al hijo de una prostituta del pueblo. Finalmente, Gaby se enamoró de mi tío gay y se fue con él a vivir cerca de la playa. Yo tuve un idilio con mi primo Manuel, que en realidad es el verdadero padre del hijo que adopté, al cual llamé Gabriel. Me hice buen amigo de su mamá, Clarisa, con quien vivo todavía. Tras cobrar la herencia, regresamos a la capital para vivir la vida loca. Y no te vas a imaginar quién regresó. Sí, el mismísimo Claudio. Como soy débil, caí en su trampa, pero lo único que él quería era el dinero. Estuve con él y con Manuel al mismo tiempo, hasta que apareció la señora Mauri. ¿Puedes creer que se casó con un viejo millonario y fue rica? Claro, de eso se aprovechó Claudio y enamoró a la vieja. La muy tonta se fue con él de viaje y le quitó todo. Nosotros nos quedamos acá. De tanto vivir la vida loca, perdí la mitad de mi dinero, así es que emprendí con mi negocio. Así como ves esta casa tan decente, en realidad es un prostíbulo. Mi propio negocio ¿lo puedes creer? Contraté a mucha gente y Manuel, que se había enojado conmigo, regresó a mi lado, solo que no pude ver que en realidad lo amaba. Me confundí con un chico a quien ayudé a transicionar, pero él se enamoró de una amiga. Ambos se fueron y me dejaron deshecho. En ese momento apareció Renato Prats de la productora Baby Pornograph ofreciendo hacer una producción juntos. ¿Puedes creerlo? Pensé que sería lo mejor, tan solo que al final me estafaron y tuve que darle todo lo que había ganado a un niñato que se había fijado en mi Manuel. Lo único bueno es que pude aclarar mis sentimientos y ahora estoy pobre, casi en bancarrota, pero enamorado y feliz - conté lo poco que me había sucedido.

 

Leti me observó concentrada, quizás un poco impactada o algo aburrida después de contarle una historia tan normal.

 

-¿Y no sucedió nada más? -

 

Pensé un momento.

 

-Ah claro, lo último es que Clarisa al parecer se está acostando con su nueva amiga, Bárbara, que es una loca pirómana que estaba obsesionada con Manuel y que ahora cuida a mi hijo. Ah, y que la señora Mauri regresó muy pobre y me pidió que la ayudara. Ahora se encarga de la limpieza de la casa, aunque lo que más hace en realidad es aprovecharse de mis trabajadores - era lo que me faltaba contar. ¿O todavía se me olvida algo más?

 

Mi exesposa solo sonrió.

 

-Sigues igual que siempre - comentó divertida.

 

-¿Y tú? ¿Qué cuentas? - quería saber de su vida.

 

-No ha sido tan interesante como la tuya, pero he sido feliz. Me enamoré de un hombre bueno y hace unas semanas el doctor me dijo que estoy embarazada. Al final sí puedo ser madre y estoy muy feliz por ello - me alegraba mucho al escucharlo.

 

-Vienes por el divorcio ¿verdad? - era evidente.

 

-¿Cómo lo supiste? -

 

-Te conozco, Leticia, sé que todavía no me has perdonado y que si has decidido venir a verme es porque necesitas algo. Si eres feliz con ese hombre y vas a tener un hijo, es probable que te quieras casar. ¿Estoy en lo correcto? -

 

-Me hiciste mucho daño, Nico. He intentado olvidar, pero me cuesta. No te odio, eso ya pasó, pero me cuesta todavía verte - 

 

Me dolió el corazón al escuchar sus palabras y es que, aunque no la he visto en mucho tiempo, sigo sintiendo una fuerte conexión. 

 

-Entiendo - fue lo único que pude responder. 

 

-Traje los papeles, solo tienes que firmarlos y mi abogado se acercará a ti para ver el resto de las diligencias - sacó de su cartera los documentos. 

 

Quería pedirle disculpas, tratar nuevamente de conciliarnos, tan solo que sonó el timbre de la puerta otra vez. 

 

Fui para ver quién nos visitaba y grande fue mi sorpresa al darme cuenta que se trataba de otra persona que venía de mi pasado. 

 

-Nico, tengo algo muy importante qué decirte - fue lo primero que me dijo Gabriela al verme. 

 

De nuevo estaba al lado de mis dos amigas, aunque no sabía qué es lo que nos deparaba juntos. 

 

 

 

 


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