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Ni tan casados por jotaceh

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Día 48: Adiós Leticia

 

Las horas en el hospital fueron muy largas, especialmente porque estaba repleto y la atención se demoró más de lo necesario. De todos modos, no necesitaba que me dijeran qué sucedía, soy doctor y puedo entender de inmediato el diagnóstico.

-¿Qué voy a hacer ahora?... No me lo voy a perdonar jamás...- repetía una y otra vez mientras esperábamos alguna noticia de Leticia.

-Si solo se desmayó... no es para tanto...- Gabriela intentaba calmar la situación.

-¿Acaso no te das cuenta?... En todos los años que estuvimos casados, ella nunca quedó embarazada y es que tenía problemas para concebir. Aunque todo este tiempo ha tratado de parecer calmada, la verdad es que ha tenido complicaciones... y esto es lo último que podría sucederle. La vi sangrar mucho...-le grité, por primera vez le grité con rabia a la gorda.

-¿El bebé va a morir?- agachó la cabeza como perrito regañado.

-Gaby... puede ser mucho peor...-no quise verbalizarlo, pero... Leticia podría morir.

El hospital público parecía más frío aquella noche, sus baldosas parecían de hielo, y las ventanas pinturas oscuras que me hacían sentir en la más profunda de las tinieblas.

¿Han sentido que van a perder a alguien para siempre? Es una sensación horrible, una ansiedad que no se disipa con nada y que te arrastra a lo más hondo de tus miedos. ¿Cómo seguir con tu vida después de perder a alguien a quien tanto amas? Primero piensas que es imposible, que sería mejor morir antes que sufrir por su falta. Eso me ha sucedido con Leticia...

A la medianoche llegó Claudio, colérico y desquitándose con cualquiera que se le atravesara.

-Quiero que la trasladen a una clínica privada ahora mismo... ¿entendieron?- gritaba desesperado el hombre.

-Ahora no es posible, su estado de salud es muy delicado...- intervine.

Su mirada fue más dolorosa que cualquier golpe, el odio en sus ojos destruyeron por completo el poco espíritu que aun me quedaba.

-¿Cómo no pudiste cuidarla? ¿Cómo eres tan inepto?...- despotricó contra mí, y es que cuando le llamé para avisarle de lo ocurrido, comenté todo.

-El padre eres tú... tú deberías haberla cuidado... o por lo menos no haberte follado a su esposo...- Gabriela intentó defenderme, pero la detuve, no era el momento para discutir.

Las siguientes horas las pasamos en silencio, caminando de un lado hacia otro, bebiendo café, mirando por la ventana, desesperados por lo que estaba ocurriendo en el quirófano.

-Si algo le sucede, será todo culpa tuya...-le escuché decir a Claudio varias veces durante la noche.

Finalmente, a eso de las seis de la mañana, apareció el doctor para darnos los resultados de la operación. Sumamente cansado, nos observó con la misma mirada que he visto tantas veces, con aquella calma fingida que intenta calmarte, pero que en realidad solo sirve para romperte los nervios porque te percatas de inmediato que algo no ha salido como debía.

-¿Cómo está Leticia?- preguntó el padre del bebé.

El doctor respiró hondo antes de hablar.

-Se recuperará, ha perdido mucha sangre, pero no está en riesgo vital...- hizo una pausa, la que indicaba que todavía no había contado la peor parte.

-¿Y su hijo?- Gabriela hizo la pregunta que todos habíamos pensado.

-Murió... Y lamento decirles esto, pero... la paciente no podrá ser madre otra vez... Lo siento...- y luego de ello, se marchó de la misma manera en que llegó.

No quise quedarme allí, preferí salir a la calle y tomar un poco de aire. El frío me golpeó en el rostro, aunque no más fuerte que aquella noticia. Ahora sí le había hecho mucho daño a una persona a quien tanto quiero, le había dañado para siempre ¿y por qué? Simplemente por estúpido.

Pasaron dos días para que pudiera ver nuevamente a Leticia. Como era de esperar, estaba acompañada de Claudio en todo momento. 

-Leti... yo...- tenía mucho miedo de enfrentarla.

-No deberías estar aquí, después de todo lo que le has hecho...- el hombre me encaró sin vergüenza.

-Leti... lo siento mucho, jamás quise dañarte... me parte el alma saber todo lo que has sufrido...- lloré frente a la mujer, expiando todas mis culpas.

-No te guardo rencor Nicolás, no podría... pero... -no pudo seguir mirándome a los ojos. -necesito comenzar nuevamente, quiero recuperarme y sanar todas mis heridas... por eso... tengo que alejarme de todo lo que fue parte de mi vida, y eso... eso significa que... no quiero estar más a tu lado...- mi corazón se detuvo en ese momento, al igual que mi llanto.

No tenía fuerzas para seguir en esa habitación, así es que mejor me marché. Eso era lo que Leticia quería, y eso le daría. Es difícil seguir adelante cuando una parte te hace falta,  pero supongo que tienes que seguir y acostumbrarte. A veces siento que no puedo continuar, que la falta de mi mejor amiga, de quien fue por muchos años mi esposa, me llevará a la muerte. Es doloroso tener que decirle adiós a alguien que amas, aunque me quedo con el consuelo que ella está a salvo, que en cualquier lugar que esté, debe estar esforzándose por ser feliz.

-¿Ahora qué vamos a hacer?- llegó a mi lado Gaby, se sentó tan cerca que podía sentir el calor de su cuerpo.

-¿Nosotros?... ¿No te da miedo que te termine dañando a ti también?- pronuncié con el llanto aflorando en mi garganta.

-Nunca lo harías... Y si así fuera, seguiría a tu lado, porque sé que todos cometemos errores. No olvidaría todo lo que has hecho por mí...- mencionó con un tono muy distinto al normal, con una voz mucho más madura.

-Si no he hecho nada por ti...- arremetí.

-Has estado a mi lado... me has ayudado, me has acompañado... me has dado el valor para ser quién soy en realidad... me has dado tu amistad, y me has hecho parte de tu familia... has hecho mucho más que cualquier otra persona que conozca...-y luego de ello, no aguanté más.

Lloré en el hombro de Gabriela, nunca antes me había dado cuenta lo hermosa que era mi amiga, lo importante que se ha convertido para mi vida. Sin quererlo, con todas sus locuras, se ha colado en mi corazón y me ha marcado para siempre.

 


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