Día 73: Tú y yo
Había intentado jugar con dos hombres, hacerlos competir para que el mejor se quedara conmigo. ¿Y cómo me fue? Terrible, porque la única que disfrutó fue la desgraciada de la señora Mauri. ¿Qué tiene ella que no tenga yo?
-¿Y qué vas a hacer ahora? - me preguntó Clarisa unos días después, al verme tendido en la cama como un muerto.
-Solo me quiero morir... - respondí apenado.
¿Qué sentido tiene la vida sin hombres? Ninguno, por eso es que me había rendido, aunque ahora fuera millonario nada tenía sentido sin sexo.
-Tal vez deberías buscar a tu primo... - me aconsejó.
-No, es un traidor... Si quieres, quédatelo tú... - no quería saber nada de Manuel.
-Bueno... - fue todo lo que dijo antes de salir de la habitación.
¿Qué insinuaba? ¿Acaso siempre estuvo interesada en el padre de su hijo?
Salí corriendo y es que la curiosidad me estaba matando, ¿qué es lo que haría la mujer?
Y finalmente todo era una trampa, porque el hombre en cuestión estaba esperando en la sala de la suite.
-¿Qué haces aquí? - le pregunté enfadado, no quería verlo.
-Quería pedirte disculpas por serte infiel con ese señor... - parecía perrito apaleado.
Me dio pena verle así, aunque debo reconocer que también me gustó un poco verle sumiso.
-¿Y por qué no te fuiste con él entonces? - no me convencía la idea de temerle a los aviones.
-No quiero estar con alguien por sexo... Ya me cansé de eso, ahora lo que busco es formar una familia... Me enojó mucho tu idea de estar con Claudio y conmigo al mismo tiempo... ¿Cómo crees que me sentí? - al parecer el campesino sí tiene sentimientos.
Ok, está bien, hice mal en jugar con ambos, pero en mi defensa les pregunto, ¿quién no hubiera hecho lo mismo en mi lugar?
-¿Y qué significa esto? - quería saber qué planeaba.
-Ahora que el otro sujeto se ha ido, quizás... Podríamos intentar una relación de verdad tú y yo... - y me derritió con esas palabras.
Ay, que quería formar una familia conmigo. Y eso era lo más bonito que me habían dicho.
Después lo pensé bien y es que, de cierta forma, ya éramos parientes y no lo digo por ser primos, sino que por Gabriel. Sí, era el momento que supiera que había sido padre.
-Manuel... Seamos una familia... Y para que veas que mis intenciones esta vez son sinceras, te revelaré mi mayor secreto... - sí, era algo que tenía que hacer.
Al fondo vi el rostro de Clarisa, quien palideció de pronto. Me observaba como si estuviera segura que arruinaría todo. No le tomé atención, ¿qué iba a saber ella?
-Quiero que sepas... Que mi hijo es en realidad tuyo, porque dejaste embarazada a Clarisa cuando ella era puta... ¿No es buena noticia? Ahora ya somos pareja y con hijo incluído... - para mí todo parecía perfecto.
Lamentablemente Manuel me quedó mirando un largo rato, como si estuviera pensando en las consecuencias que acarreaba mi confesión. Luego de media hora respondió.
-Espera... ¿Me quieres decir que pude haber cobrado la herencia porque finalmente tuve un hijo varón? - abrió sus ojos sorprendido cuando entendió.
-¿Qué? Te acabo de decir que eres papá ¿y sólo te interesa el dinero? - me impactó su interés.
-Me quitaste la oportunidad de cobrar lo que es mío... Eres un envidioso, ¿por qué no le robaste el bebé a otro? - me estaba cayendo mal.
Me dio mucha rabia escuchar el campesino hablar de esa manera y es que me echaba la culpa de todo a mí. ¡Desgraciado!
-¿Lo que es tuyo? Por favor, ridículo... ¿No entendiste nada cuando te dije que tu papá es gay? Él nunca tuvo hijos porque su matrimonio era falso... Por eso hizo lo mismo que yo y adoptó uno... Que eres adoptado... - no me aguanté y vomité todos los secretos que me quedaban.
Clarisa vio toda la escena decepcionada, y cuando dije aquello, entendió que no lograríamos nada juntos, tomó a nuestro hijo y se marchó.
-¿Soy adoptado? - y el campesino volvió al estado inicial, destruido y a punto de llorar.
Respiré profundo y es que entendía que hice mal, no tuve que revelar un secreto tan importante durante una discusión. ¿Por qué Clarisa no me advirtió?
-Manuel... Lo siento, pero es la verdad... Tenías que saberlo en algún momento... - me acerqué para consolarlo, pero él me rechazó.
-Voy a buscar a Florencio... Tiene que responderme muchas dudas... - dijo eso como Dora la exploradora, tomó su mochila, su mapa y se marchó.
-¿Y nuestra relación? - pregunté desilusionado con el rumbo de la conversación.
No recibí respuesta, solo el sonido de la puerta al cerrarse. Mierda, que todo lo malo me tenga que pasar a mí.