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Ni tan casados por jotaceh

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Día 82: Yo ni quería

 

Estuve un buen rato caminando por el parque, necesitaba meditar lo que acababa de suceder y es que de pronto llegaba Manuel nuevamente a mi vida.

¿Por qué Clarisa me hacía eso? ¿Acaso quería vengarse de mí? ¿Qué le hice si soy tan buena persona?

Fue ella misma quien me fue a buscar, parecía preocupada y es que gritaba mi nombre como loca.

-¡Cállate! Que esto no es el monte - le respondí cuando se acercaba.

-Qué bien, pensé que harías una locura como acostarte con un mendigo - me encanta la imagen que tiene de mí.

-¿Por qué lo hiciste? ¿Acaso he sido un mal padre? - le hice todas las preguntas que necesitaba que contestara.

-Claro que no, si nadie te va a reemplazar... Mi objetivo es que regreses con él, porque sé que lo amas... - contestó amable.

Así que de eso se trataba todo...

-OK, pero... ¿Te diste cuenta la forma en que me miró? ¡Me odia! - era verdad, y no sabía por qué.

-Bueno, es que le mentiste sobre su hijo, sobre su padre y hasta lo querías hacer competir con otro hombre... Quizás está un poco enfadado por eso.. - esa era la razón entonces. Qué poco tolerante.

-Pero quiere quitarme a Gabriel... - insistía.

-Él puede tener dos papás... O tres, si es que las cosas me resultan con Gianluca - concluyó.

Qué es puto! Solo está practicando contigo - la pobre no entiende nada.

-Que me quiere, me lo ha dicho - Clarisa se había enojado un poco.

-Eres su jefa, ¿no crees que se está ganando tu aprecio? Bueno, y otras cosas tuyas - la pobre es tan ingenua.

No seguimos con es discusión, solo nos dedicamos a caminar rumbo a casa.

-Si quieres puedes quedarte a dormir en mi pieza - al entrar nos encontramos con Anastasia coqueteando con Manuel.

-¿No que le ibas a pegar? - los interrumpí.

-Ay no Niquito, si era solo para atacarlo mientras dormía - se hacía la tonta.

-¿Dónde voy a dormir? - preguntó mi primo.

-¿Qué tal en un hotel? Acá no hay piezas - seguía molesto con el campesino.

Todos los presentes me miraron extrañados, como si fuera mi deber tratar bien a un sujeto que quería quitarme a mi hijo.

-Yo había pensado que se elojara en tu pieza, como son parientes - Clarisa quería que durmiéramos juntos.

-¡¡Claro que no!! - grité convencido.

Cómo siempre en esa casa, todos hicieron caso a lo que dije, pero en sentido inverso.

-Ni pienses que dormiremos en la misma cama, tú toma una almohada y quédate en el suelo - le dije a Manuel mientras entrábamos a mi habitación.

No sé cómo sucedió, pero el campesino se ganó el aprecio de todos en cinco minutos. Que tiene que quedarse contigo, que son parientes, comenzaron a decirme y sin darme cuenta, iba camino al cuarto acompañado del hombre.

-¿Y tú también trabajas en esto? - me consultó en medio de la noche.

-Claro que no, yo solo dirijo el negocio - ¿quién se cree para tratarme de puto?

-Ah, es que como te gusta tanto la verga... - comentó el muy desgraciado.

Juro que lo detesto, y es que es un ser vengativo, un chismoso que va por la vida haciéndose el ingenuo cuando en realidad es una víbora venenosa.

No quería verlo, ni escucharlo, necesitaba estar lejos de ese patán.

No entiendo la razón, pero a medianoche Clarisa entró a la habitación. La luz del pasillo nos delató.

-¿Qué hacen? - preguntó.

Tuve que bajarme de la polla del sujeto para responderle.

-Nada... Me caí de la cama - prometí antes de subirme sobre el colchón.

-Claro, y justo caíste con los pantalones abajo y sobre el pito de Manuel... Qué coincidencias de la vida... - se burlaba de mí.

-Exacto, eso pasó... - me tapé la cara con las sábanas.

-Él me comenzó a tocar, yo no quería, pero uno es hombre y no se puede resistir - argumentó el estúpido aquél.

-¿Qué? ¿Que fui yo el causante de todo? ¿Acaso te violé? - es que no puedo creer lo imbécil que se ha convertido.

-Yo estaba durmiendo cuando comencé a sentir que me lamían la entrepierna - seguía insistiendo.

No puede ser tan inescrupuloso.

-Es que me caí de la cama y justo caí sobre su polla... Estaba soñando que era un bebé, por eso le chupé... ¿A quién no le ha sucedido? - mierda, ya no tenía cómo seguir fingiendo.

Cómo no iba a lograr nada, preferí actuar y hacer que roncaba. Al final Clarisa se marchó riendo, mientras Manuel se subía los pantalones.

Claro, si ahora yo soy culpable de todo, soy un violador.

 


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