9
Recuerdos
A la mañana siguiente cuando despertó Sasuke ya se había marchado del cuarto. Suspiró, había pensado en que ambos despertarían juntos, pero seguramente el Alfa tenía cosas que hacer. El Omega se levantó y ese día se sintió mucho mejor, había dormido muy bien. Luego de ir al baño y lavarse los dientes se vistió con ropa cómoda y salió del cuarto. Al bajar las escaleras escuchó a Sasuke hablar por teléfono, así que haciendo el menor ruido posible fue hasta la sala
Sasuke se encontraba sentado en el sillón con su celular en la mano, y su camisa color azul claro estaba remangada gasta los codos. A Naruto le gustaba mucho cuando el Uchiha vestía de esa manera. Llegó hasta él y se sentó a su lado, cuando Sasuke se percató de su presencia le hizo una seña con su mano pidiéndole que guardara silencio, el Omega asintió. Trascurrieron unos cuantos minutos antes de que el Alfa cortara la llamada.
—¿Cómo te sientes? —preguntó el Uchiha dejando su celular en la pequeña mesa de la sala. Naruto se encogió de hombros.
—Estoy un poco mejor, gracias —le dijo—. Nunca pensé que volvería a ver a mi hermano. —Lo miró.
—Sí, pienso que fue una gran casualidad que estudiáramos en la misma Universidad —respondió Sasuke. El Namikaze negó.
—No creo que haya sido una casualidad —replicó—. Creo que era nuestro destino que nuestros caminos se cruzaran. —Sonrió. El Alfa bufó.
—Eso es demasiado cursi —se burló. Naruto frunció el ceño.
—Pues tienes suerte que me haya fijado en ti —contraatacó—. Me pareciste tan arrogante la primera vez que te vi, eras insoportable —bromeó con una sonrisa.
—Y tú eras muy entrometido. —Ambos se miraron por unos segundos y luego rieron. Aunque dijeran todas esas palabras ninguno podía negar que había amor entre ellos. No sucedido en un instante. Ese sentimiento creció a medida que el tiempo pasaba y comenzaban a conocer un poco más uno del otro. Quizás no eran perfectos —nadie lo era en realidad —, pero estaban seguros de que estarían juntos para siempre.
Cuando dejaron de “discutir” decidieron ir a la cocina a preparar algo para desayunar. Debían preparar sus maletas ya que debían regresar a la universidad esa misma tarde. Sasuke había terminado todos sus proyectos, no así Naruto quien ante todo lo sucedido el último tiempo había dejado todo pendiente. Tendría que trabajar mucho ese día para poder presentar todos las tarea al día siguiente.
—Le avisaré a Itachi que hoy regresamos a la universidad —dijo Sasuke mientras bebía un poco de café.
—De acuerdo. No quiero dejar de ver a Dei, eso no será un problema, ¿verdad? —ahora que encontró a su hermano no quería dejar de verlo.
—Por supuesto que no, creo que tu presencia puede ayudar a su recuperación. —Naruto sonrió. Se sentía tan apoyado por Sasuke, jamás pensó que un Alfa pudiera comportarse de una manera tan comprensiva. No había punto de comparación entre los hermanos Uchiha y todos los Alfas que transitaron en su vida.
Cuando terminaron de desayunar Sasuke salió del departamento ya que tenía algunos asuntos que resolver, le recordó al Omega que hiciera sus maletas ya que durante la tarde volverían a su dormitorio en la universidad. Cuando Naruto se encontró solo suspiró. Recogió la mesa y lavó las tazas, cucharas y platos, los guardó en sus respectivos lugares y finalmente fue a buscar su laptop y cuadernos. No quería estar encerrado en su habitación, así que colocó todo lo necesario para hacer sus trabajos en la mesa de la sala, decidió escuchar un poco de música mientras comenzaba a trabajar, ese sería un largo día.
~**~
Itachi se encontraba en la sala con su computadora terminando de realizar unos informes, mientras a su lado se encontraba Dei con una taza de té en sus manos. El Omega se mantenía en silencio dando pequeños sorbitos a su bebida, no quería interrumpir a su esposo ya que pensaba que su trabajo era sumamente importante. Aún vestía su pijama y sus piernas se encontraban acogidas hacia su pecho.
Los sucedido el día anterior aún estaba presente en su mente, no podía creer que finalmente había encontrado a su hermano, era un sueño hecho realidad. Pero se culpaba por lo sucedido, no esperaba tener un ataque de pánico nuevamente, pero él simplemente no podía hacer nada, eso sucedía siempre que alguien preguntaba sobre su pasado, aún no estaba listo para recordar todo lo sucedido.
—Dei, ¿estás bien? —la voz del Uchiha lo sacó de sus pensamientos. Al levantar la mirada se encontró con la del Alfa.
—Sí…, no es nada —mintió. Itachi sonrió, cerró su computadora y se acercó a Deidara para luego tomarlo de las manos.
—Eres muy mal mentiroso —bromeó—, sé reconocer perfectamente cuando algo te ocurre, ¿quieres contarme que te preocupa? —depositó un beso en cada una de sus manos. El Omega suspiró enternecido ante aquella muestra de afecto, no entendía como un Alfa como Itachi podía amarlo tanto, ellos ni siquiera tenían intimidad, sólo habían compartido algunos besos, pero al parecer al Uchiha eso no le interesaba.
—Yo…, lamento mucho lo que sucedió ayer —dijo finalmente—. ¿Crees que Naruto quiera verme a pesar de mi problema? —preguntó.
—Dei, claro que Naruto quiere verte de nuevo —respondió el Uchiha—. Él te ha buscado por años —le recordó—. Comprendemos lo que te sucede, y estaremos aquí para cuando quieras hablar. —Se acercó y le dio un beso en la frente—. Sasuke me llamó para avisarme que deben regresar a la universidad, pero nos pondremos de acuerdo para encontrarnos de nuevo, ¿estás de acuerdo? —Dei asintió.
—Sí, quiero volver a ver a Naru. —Sonrió. Itachi lo abrazó y Deidara suspiró con tranquilidad, los brazos del Alfa siempre lo hacían sentir relajado y sabía que entre ellos nunca nada malo le sucedería.
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Cuando la tarde llegó Naruto había terminado todos sus trabajos y sus maletas estaban listas en la sala. Sasuke había regresado hacia una hora y también se encargó de guardar todo lo que necesitaría. Bajó las escaleras cargando dos maletas y al verificar que no olvidaban nada salieron del departamento, pasarían semanas antes de volver a su casa. El viaje a la universidad fue tranquilo, el Alfa puso un poco de música mientras mantenía la mirada fija en la carretera.
—Sasuke… —llamó Naruto.
—¿Qué sucede? —preguntó sin despegar su mirada de la autopista.
—¿Crees que sería buena idea hablar con la madre de Sakura-chan? —inquirió—. Quisiera que me explicara lo que sucede con Dei. —Sasuke se mantuvo en silencio por algunos segundos, luego asintió.
—No creo que haya problema, pero antes de hacerlo podrías hablar con Itachi —propuso.
—Sí, es lo mejor —secundó él. Su plática se dio por finalizada y continuaron el camino hacia la universidad.
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Entrar a su cuarto en la universidad les trajo muchos recuerdos, la mayoría eran buenos, pero el Omega aún reía al recordar algunos acontecimientos en ella. Decidieron comenzar a ordenar sus pertenencias y una vez que todo estuvo listo Sasuke le prestó su celular para que Naruto hablara con Itachi. Fue una plática corta, pero el Uchiha estuvo de acuerdo en que el Omega hablara con la madre de Sakura, quizás siendo él su hermano podría ser de gran ayuda. La llamada se cortó con un adiós.
—Itachi está de acuerdo —le dijo entregándole su celular—. Hablaré con Sakura-chan mañana mismo.
—De acuerdo.
Decidieron ir a comprar algo para cenar, no tenían ganas de estar en el comedor —al menos no esa noche —, así que el Uchiha fue a comprar algunas cosas y cenaron en la habitación. Cuando terminaron Sasuke fue el primero en entrar al baño mientras Naruto aprovechaba el tiempo para ordenar sus libros para el día siguiente. Al salir el Alfa fue el turno del Namikaze para entrar al baño. Cuando ya fue hora de dormir se acostaron cada uno en sus respectivas camas, y deseándose buenas noches apagaron las luces y cerraron sus ojos esperando a que el sueño llegara a ellos.
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Eran pasada las tres de la mañana cuando Sasuke despertó, sentía extraños sonidos que hicieron imposible seguir durmiendo. Al encender la luz de su lámpara se percató de que Naruto se movía constantemente en su cama y aquellos extraños sonidos eran los suyos. Corrió las cobijas y se levantó, caminó hacia la cama del Omega y se sentó a su lado. Pudo ver como la frente del Namikaze estaba perlada por el sudor y su ceño se encontraba fruncido.
—Naruto… —lo llamó mientras lo movía suavemente.
—N-no…, no quiero… —fue la respuesta del Omega. Sasuke enarcó una ceja.
—Naruto, despierta. —Esta vez lo movió con más fuera logrando que el Namikaze despertara bruscamente. El Omega se sentó en la cama y se llevó una mano a su pecho.
—Sasuke… —murmuró.
—Estabas teniendo una pesadilla —le dijo el Alfa. El Omega negó.
—No…, no era una pesadilla. —Lo miró con sus ojos llenos de temor—. Sasuke, recordé algo…, recordé a un hombre que solía ir a mi casa, era un socio de mi padre —explicó—. Él…, él siempre me miraba de una manera extraña, siempre estaba cerca. Cuando Dei se percató de eso comenzó a acompañarme siempre que él estaba en casa, en su mirada yo veía la molestia que eso le causaba. —Recordar eso le provocaba escalofríos.
Sasuke pensó que esa era información muy importante que quizás podría ayudar a descubrir lo que sucedió con Deidara. El Alfa lo tomó de los hombros con suavidad e hizo que sus miradas se cruzaran.
—Naruto, ¿recuerdas su nombre? —preguntó, pero el Omega negó—. Bien, ¿algo que recuerdes de él? —cualquier dato podría ser de gran ayuda. El Omega se tomó unos segundos.
—Era mayor que mi padre —le dijo—. Su piel era muy pálida, su cabello largo y oscuro. Y su sonrisa siempre me resultó tenebrosa. —Se llevó las manos a su cabeza—, no recuerdo nada más… —musitó. Ese hombre era cruel, su rostro era el del mismo demonio, cruel y sádico. Sasuke lo abrazó.
—Tranquilo, no te preocupes, él no volverá a estar cerca de ti ni tampoco de Dei —le prometió. Naruto escondió su rostro en el pecho del Alfa y asintió. Estaba tan cansado que no fue consiente del momento en el que se quedó nuevamente profundamente dormido. Sasuke lo acostó nuevamente y cubrió con las mantas. No dudó quedarse a su lado esa noche. La descripción que Naruto le había dado de ese hombre le resultaba familiar.
«¿Podria ser él?». Se preguntó, pero no era posible. Seguramente se trataba de otra persona. Hablaría con su amigo a la mañana siguiente y le pediría investigar a esa persona, quizás estaba equivocado, pero no perdía nada al hacerlo.
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A la mañana siguiente se prepararon para ir a sus respectivas clases, tomaron sus cosas y salieron juntos a desayunar. Con sus desayuno en sus manos buscaron una mesa apartada del resto.
—Naruto, hablaré con un amigo y le pediré que intente averiguar algo de lo sucedido con Deidara —le dijo—. Quizás la descripción que me diste anoche servirá para encontrar a su secuestrador mucho más rápido. —Naruto asintió.
—De acuerdo. Lamento no recordar su nombre. —Aunque quisiera era imposible, él era muy pequeño y en ese entonces no tomaba en cuanta los nombres de las personas que su padre solía invitar a su casa.
—No te preocupes, te mantendré al tanto de lo que descubra —prometió.
—Gracias. —El Namikaze le sonrió. Cuando terminaron de desayunar se despidieron y cada uno se marchó a sus respectivas clases.
Mientras el profesor hablaba y explicaba un nuevo tema Naruto miraba por la ventana mientras jugaba con su lápiz. No podía concentrarse, sus pensamientos estaban muy lejos de la clase en ese momento. Suspiró, ¿por qué no podía recordar su nombre? Al menos si recordara su apellido o nombre serviría de algo. Regresó la mirada su cuaderno y comenzó a garabatear en el, cuando se dio cuenta de lo que había dibujado se impresionó, era una gran sonrisa, tenebrosa y cruel. Arrugó la hoja en sus manos y respiró profundo. Esperaba que Sasuke pudiera descubrir algo junto con su amigo y de esa manera cerrar esa historia que tanto daño le hacía a su hermano.
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Sasuke había terminado de hablar con su amigo y le prometió enviarle toda la información que tuvieran del caso de Deidara, pero había algo más. Marcó el número de Itachi y esperó a que le respondiera.
—¿Sasuke? ¿Está todo bien? —preguntó el Uchiha.
—Necesito hablar contigo, ¿estarás libre en la tarde? Naruto recordó algo que nos podría ayudar a saber lo sucedido.
—Ven en cuanto puedas, cancelaré las reuniones de la tarde. —No había nada que le importara más que descubrir a ese desgraciado.
—Bien, estaré ahí a las seis de la tarde. —Los hermanos se despidieron y la llamada se cortó.
Sasuke suspiró, si sus sospechas llegaran a ser reales no sería fácil probar que esa persona secuestró a Deidara, si llegaba a ser él era de suma importancia que el Omega se decidiera a hablar, de otra manera nunca podría hacerle pagar sus crímenes. Guardó su celular y regresó al edificio en donde se llevaría a cabo su próxima clase.