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El pequeño gato y yo por Gilbo

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Notas del capitulo:

N/T: Hola, aquí les traigo el séptimo capítulo y debo decirles que me he inspirado en la canción "Romance" de Buck Tick, espero que les guste.  Ammh, he hecho últimamente los capítulos más largos porque no quiero hacer esta historia muy larga, ya que seguramente les puede aburrir -La original constaba de casi cuarenta capítulos, pero eran más cortos - pero si gustan puedo hacer los capítulos más cortos, para que entiendan mejor la trama aunque la historia se haga más larga, como vean. 

"Siempre existe en el mundo una persona que espera a otra, sea en medio del desierto, sea en medio de una gran ciudad. Y cuando estas personas se cruzan y sus ojos se encuentran, todo el pasado y todo el futuro pierde completamente su importancia y solo existe aquel momento. "

 

-¡Qué demonios!... ¿Qué demonios le has hecho? ¿Quién rayos eres? - Preguntó desesperado un chico pelirrojo, sintiendo temor. El ángel bajó la capucha y dejo al descubierto su rostro. Tendou no podía creerlo, aquel tipo era increíblemente apuesto, aunque era un asesino. Sus piernas temblaron, trago en seco y después salió corriendo lo más rápido que pudo. El ángel sonrió entonces de medio lado, apresurándose entonces a seguirlo. -

 

-Al fin te encontré, Tendou.

 

"Hay miles de historias sin finales felices, que encuentran prematuramente un punto final, pero... ¿Quién dice que aquellas historias no puedan volver a escribirse? O mejor aún, reescribirse y crear algo nuevo, teniendo como protagonistas a las misma personas."

 

El ángel sonrió al recordar aquellas palabras dichas por su antiguo compañero y amigo, antes de que decidiera marcharse, sintiendo nostalgia... sintiendo un gran pesar en su corazón. Y aunque le atemorizaban aquellas emociones impuras, quería poder ser capaz de sentir un poco más, para poder comprenderlo. Para poder aceptar su decisión, para por fin poder dejarlo ir y también para poder poner el punto final a esa historia. ¿Pero porque sentir era tan doloroso? Se pregunta, presionando su mano derecha contra su pecho. ¿Por qué Tendou quería ser humano? Siendo que aquello parecía ser tan doloroso. Él no lo entiende, jamás pudo hacerlo realmente, del mismo modo que tampoco pudo entenderla a ella; A ese hermoso rayo de sol que sonreía siempre tan radiante, como un día de verano. Aquella hermosa dama, su querida Natsu.

 

Ushijima apretó su puño mirando hacia delante, con una aparente parsimonia, como aquel chico ha escapado de él, desapareciendo por algún callejón, por pensar en el pasado. Y aunque de nuevo vuelve a sentir una mezcla de emociones negativas, piensa que dadas las cosas, le es imposible no hacerlo, pues aquellas palabras comenzaban cada vez a tomar más y más sentido para él. Aunque en aquel tiempo lo creía algo imposible... Por supuesto que sabía que algunas almas que habían dejado inconclusa su "historia", volvían al mundo de los vivos, para poder terminar con aquello que el destino les había preparado para ellos, pero de eso a reescribir de nuevo su fortuna, le parecía una tontería, hasta que vio a ese ángel hacerlo.

 

Oikawa, ese maldito bastardo egocéntrico, que solamente pensaba en el mismo, había logrado lo que hasta entonces consideraba un imposible y todo por amor. Por aquel tan temible conjunto de sentimientos contradictorios y auto destructivos, por los que muchos suspiraban con agonía.

 

¿Qué tenía de especial el amor?

 

Se cuestionó nuevamente, mirando con cierto resentimiento el pequeño cristal que tenía en las manos. El amor efectivamente daba increíble fuerza, pero al parecer también la quitaba. ¿Por qué entonces alguien querría tener aquel sentimiento tan inútil? ¿Por qué Satori quería sentir amor?... No lo entendía y seguramente jamás iba hacerlo a menos que... amenos que él mismo se lo preguntara.

 

*****************************

 

Aquella mañana al despertar, Tsukishima se encontró completamente solo. Asustado, se paralizo al suponer que tal vez todo se había tratado de un sueño, pero al ver la pequeña nota junto a la cama, de alguna manera volvió a respirar tranquilo. Con alivio llevó entonces una mano hacia su pecho y sintió a su corazón latir. Respiró profundamente y aspiró un aroma a flores. Miró su reloj, el cual funcionaba correctamente de nuevo, extendió las manos ocupando todo el espacio, suspiró y levantándose por fin de la cama, fue hacia el baño para darse una rápida ducha, antes de irse a trabajar. Al salir de su habitación encontró a ese demonio pelinegro durmiendo el piso, en una pésima posición, que seguramente le provocaría un serio dolor de cuello más tarde. Sonrió de forma burlona, tomando su teléfono móvil para hacerle una foto antes de despertarlo, para que al menos durmiera en el sofá. Garabateo una nota sobre el pequeño pizarrón al lado de la puerta y se fue directo al trabajo, no sin antes encargarle a Ukai, quien por alguna razón parecía menos malhumorado ese día, que vigilara a su prima Yachi y su amigo Yamaguchi.

 

Todo parecía ser un día completamente normal, pero en el fondo sabía que no era así. Todo lentamente iría cambiando y aunque no sabía si era para bien o para mal, de alguna forma él se sentía a gusto... como si aquello fuera lo que había estado esperando desde hace tiempo y ahora por alguna razón también quería cambiar. La razón... tal vez podría ser Hinata.

 

Al llegar al trabajo, probó entonces saludar a algunas personas, compañeros de trabajo de los que ni siquiera sabía el nombre, ni en qué haría trabajaban o que hacían realmente, los cuales inmediatamente le miraron extrañados. Eso era normal, pensó, pero lejos de molestarle, sonrió para ellos de una forma radiante aunque nada genuina. Kuroo al verlo enseguida lo tomo de la mano, dispuesto a arrastrarlo consigo hacia la enfermería, alegando que no debía encontrarse nada bien, si estaba haciendo esas cosas, para después al verlo a la cara sonreírle burlonamente como siempre. El rubio frunció el entrecejo, mientras que su compañero y supuesto amigo se reía. Aquel día por alguna razón tanto Bokuto como Akaashi habían faltado al trabajo y aunque no había nadie que controlara a Tetsurou, de alguna manera sentía que no hacía falta que alguien lo hiciera. Su amigo también parecía ahora distinto. Como si de alguna manera alguien le hubiera quitado de encima, esa gran carga que llevaba a cuestas.

 

Como si todos esos sentimientos y emociones no correspondidos, hubieran al fin desaparecido. Lo cierto era que lejos de molestarle, lo gradecía. Pese a todo, era su amigo y solamente deseaba que fuera feliz y también correspondido, pero...

 

-Por cierto, ¿Qué pasó con tus primos?

 

Tsukishima enarcó graciosamente una ceja, al escuchar aquella pregunta. No es que Tetsurou no hiciera preguntas personales de vez en cuando, con la vaga escusa de preocuparse por él, pero el tono que había usado, junto a esa expresión que tenía en su rostro, le hacía tener sus sospechas sobre el porqué le cuestionaba aquello. Y no le gustaba para nada, sobre todo al recordar que el día anterior su amigo no parecía querer despegar sus ojos de su "supuesta" prima. Cerró los ojos por algunos segundos y respiró muy profundo, después desvió la mirada. Odiaba aquello, odiaba esa habilidad que tenía... No le gustaba pensar mucho en eso, pero anticipar el futuro y los posibles "movimientos" o acciones que seguramente tendrían las personas a su alrededor, era ya parte de su vida, aunque curiosamente cuando se trataba de "prever" su propio futuro, jamás podía hacerlo correctamente. Y lo que odiaba más en ese momento, era que no quería decirle a Kuroo lo que seguramente pasaría, si es que llegaba a enamorarse de Yachi.

 

¿Por qué al idiota le gustaba tanto enamorarse de imposibles?

 

Y es que si pensaba sobre ello, le parecía una locura. Kuroo y Yachi, definitivamente aquello era imposible. En primera porque ellos dos eran totalmente distintos y además probablemente ella lo rechazaría, ya que era un ángel, seguramente no estaría muy interesada en humanos o para el caso, en un hombre mortal. En segunda, porque en el caso de que ella lo aceptara, de todas formas tendría problemas y en tercera... De solo imaginar las consecuencias de aquello, le producía escalofríos. Kuroo se le quedo viendo insistentemente, a pesar de que él trataba con todas sus fuerzas de no mirarlo a la cara e ignorarlo, pero sabía que aunque tratara de evitarlo, su amigo seguiría insistiendo hasta obtener una respuesta a su obvia y clara pregunta, por lo que sin más remedio decidió responder de la misma manera, siendo directo y claro en su punto. Después de todo su "prima Yachi" parecía una niña de preparatoria. Aunque si lo pensaba bien, ¿Qué hacia él teniendo una "supuesta" relación con un chico menor de edad? Respiro profundo y lo miró a los ojos.

 

-¿Sabías que mi prima está cursando la preparatoria? –Cuestionó mirándolo fijo – Ella y kage... Tobio están en segundo año. -Dijo, suspirando al final un poco fastidiado, por su propio descuido - Ellos dos están atravesando por un problema muy difícil ahora mismo y ya que soy su familiar, tengo que hacerme cargo de ellos dos. - Hizo entonces una pausa. Kuroo asintió lentamente. Colocó una mano sobre su mentón y miró hacia la ventana, quedándose en silencio por algunos minutos, antes de volver a hacer otra pregunta. -

 

-¿Por qué están contigo exactamente? -Cuestionó mirándolo del mismo modo - Ah y otra cosa, ¿Porque aunque ellos dos son tus "supuestos" primos, tienen apellidos diferentes al tuyo? - El rubio frunció el entrecejo. - Yachi y Kageyama... aunque sus padres se hubieran separado como dicen, uno de ellos debería ser Tsukishima, ¿No es así?... ¿Por qué los dos tienen apellidos distintos al tuyo? -Tsukishima desvió la mirada buscando una solución pronto. -

 

-¿Acaso no es claro? - Preguntó apoyando de igual forma su mentón sobre su mano izquierda, suspirando después. - Aunque ambos son hermanos, Kageyama y Yachi no comparten exactamente la misma sangre. -El rubio volvió a hacer una pausa antes de proseguir, tratando de hacer memoria. Había leído recientemente una historia realmente complicada, que trataba de una familia disfuncional como la que supuestamente el tenia. Mordió sus labios y luego prosiguió - Aunque ambos tienen el mismo padre, sus madres son distintas. Por ello Tobio se apellida Kageyama, igual que su madre...Cuando Madoka san supo sobre la infidelidad de mi tío, ella lo abandonó y se cambió el nombre, al igual que el de mi prima, por eso se apellida ahora Yachi, ya que ese es su apellido de soltera. En cuanto a lo otro, la situación en sí bastante complicada. Verás, debido a que la madre de Kageyama murió recientemente, mi tío quiere dar su nombre a Tobio, para que este sea reconocido como parte de la familia, pero Madoka san está en desacuerdo, porque si lo hace...

 

-Él se convertiría automáticamente en su heredero y no su hija - Interrumpió Kuroo, terminando de armar aquella historia que parecía de novela. El de lentes asintió soltando después un largo suspiro, agradeciendo haber leído el manga que Akaashi le recomendó el otro día. Hizo una pausa para procesar aquello. En cuanto pensó en eso, de inmediato se puso en pie palideciendo de golpe. Kuroo entonces volteó a mirarlo bastante sorprendido por su brusquedad. -

 

-¿Qué es lo que pasa? - Cuestionó enseguida Kuroo, al verlo tan pálido como un trozo de papel. Sin decir nada más, Tsukishima entonces tomó rápidamente sus cosas y salió corriendo hacia el elevador, dejando sorprendidos a más de uno, Tetsurou incluido. -

 

-Akaashi no pudo darme aquel manga -Razonó el rubio dentro del elevador, puesto que según lo que le había dicho aquel profesor, él era quien se encontraba internado en la habitación número once. Mordió su labio. No había tenido oportunidad de preguntárselo antes a Kageyama, ya que realmente lucía bastante cansando, así como también porque debido a todo, tenía el cerebro un poco revuelto, pero ahora que lo pensaba con más calma, tenía aquella duda que quería resolver de inmediato. - ¿Dónde demonios estuve entonces todo este tiempo?... ¿Quién me dio aquel manga?

 

Se preguntó, mientras tomaba un taxi. Tal vez aquello también podría haber sido parte de un sueño, pero de no ser así, solamente quería decir una cosa. Aquella persona, quien quiera que le haya dado aquel libro, sabía lo que iba a pasar y que necesitaría tener esa información para salir del problema, puesto que no tenía una familia tan grande, ni una conexión tan profunda con las personas, como para salir del paso. Ese sujeto con la apariencia de Akaashi, quien quiera que en realidad haya sido, sabía perfectamente que iba a tener en su casa tanto a Kageyama como a Yachi, lo cual seguramente quería decir que probablemente había algo más grande sucediendo. Algo que aún no podía entender que era, pero que pronto lo iba a averiguar.

 

*****************************

 

Yachi estaba a punto de volverse loca aquella mañana o peor aún, estaba por treparse por las paredes, aunque esa no es su naturaleza, mientras que con una sonrisa un tanto torcida, Kageyama la observaba de soslayo. La rubia apretó sus puños y cuchicheo entre dientes avanzando hacia el balcón, sopesando la idea de arrojar por la ventana a aquel malvado demonio, mientras que Yamaguchi hace hasta lo imposible por contener la situación, cosa que no funciona realmente ya que Kageyama no ayuda mucho, pues lejos de aminorar la situación, simplemente se queda ahí de pie, cruzado de brazos y mirando a una esquina con cara de molestia. El peliverde mira al techo y de pronto siente ganas de jalarse el cabello. Estar en medio de esos dos, es como ser un adulto en un jardín de niños. Piensa afligido a punto de tirase a llorar.

 

-¡Discúlpate por lo que has hecho! -Reclama nuevamente la chica rubia, girando de vuelta hacia el pelinegro, mientras aprieta los labios. Kageyama ante su reclamo, simplemente roda los ojos y se niega a verla a la cara, sintiéndose completamente ofendido. ¿Cómo se atreve aquel ángel a pedirle tal cosa? Piensa con enfado, apretando con más fuerza el cristal que tiene en las manos, hasta hacerlo completamente añicos, haciendo enojar todavía más al ángel. -

 

Yamaguchi suspira al recordar cómo habían llegado a ese punto y es que la situación era la siguiente; El demonio había roto "accidentalmente" un cristal mágico que pertenecía a la rubia, con el cual podía comunicarse con sus hermanos en el cielo. Esta, bastante molesta con él, comenzó por pedir una disculpa por parte de Tobio, pero este al negarse, exigió entonces que admitiera que aquello no había sido un accidente, sino completamente intencional y es así como ahora se encontraban enfrascados en ese callejón sin salida, en el que ninguno de los dos parecía querer ceder a la razón. Yamaguchi suspiró con cansancio mientras extendía sus manos, en medio de ambos. Kageyama miró entonces al frente y al verlo a los ojos, lo tomó de la mano y tiró suavemente de él en dirección a la puerta. Pues el demonio se había cansado de estar ahí con aquel ángel y ahora necesitaba salir. Entrelazó entonces sus dedos con los del otro, seduciéndolo con la mirada de una forma un tanto sugerente. Yamaguchi al verlo no pudo resistirse, ni tampoco negarse a su capricho, pues él era un demonio después de todo. ¿Cómo hacerlo? ¿Cómo decirle que no a esos ojos?

 

Yachi entonces se quedó ahí de pie, mirando sin poder hacer nada y refunfuñando molesta, hasta que después de media hora llegó Tsukishima, bastante agitado y con la piel tan blanca como la luna. En cuanto el de lentes la vio, sintió alivio pero al ver a su alrededor y notar que Yamaguchi y Kageyama no estaban, toda esa tranquilidad se fue a la basura. Se llevó entonces una mano a la cara y se frotó con fuerza suspirando molesto, despeinando después sus cabellos, al tiempo que murmuraba algunas cosas y caminaba en círculos alrededor de su departamento. Hitoka lo observó en silencio hasta que este se detuvo y la señaló con su dedo.

 

-Tú debes de saber, ¿No es así? – El ángel levantó una ceja sin comprender su pregunta. –

 

-¿Sobre qué? – Cuestionó a su vez la chica. –

 

-Sobre donde estuve. –Aquel cuestionamiento no era del todo claro, pero ella suponía que era lo que en realidad quería saber. Ella puso entonces en su rostro aquella expresión que hacen las personas cuando piensan, se frotó la barbilla y luego ando en silencio de un lado a otro, tal y como él lo había hecho minutos atrás, mientras se hacia la misma pregunta. -

 

-Ahora que lo dices – Comenzó abstraída – yo también me lo pregunto. Y es que hacer algo como ello no es algo normal, quiero decir, no es algo que todo el mundo pueda hacer. – Hizo una pausa y miró a su alrededor gesticulando sugerentemente con obviedad. – ¡No es que todo el mundo pueda hacerlo, claro!, pero se necesita un gran poder para manejar el tiempo y el espacio de ese modo. -Hizo de nuevo una pausa y miro hacia arriba, aunque Tsukishima intuía que en su mente, ella en realidad miraba hacia el cielo. - Muy pocos son los que en realidad podrían hacer algo como eso, lo que sin duda me hace pensar que...

 

-Que esto fue planeado por alguien muy fuerte –Interrumpió el rubio, sintiendo que sus piernas se doblaban. Ella asintió en silencio, meditando lo dicho. – Anoche... anoche Kageyama me hablo sobre los ángeles divinos o algo así, dijo que ellos eran muy fuertes y que además, al parecer estaban detrás de Hinata, pero no mencionó porque. – Ella mordió entonces su labio inferior, retrocediendo lentamente un paso sin darse cuenta. – ¿Tú sabes más sobre ellos, no es así?... ¿Sabes porque están interesados también en Hinata?

 

-N-No lo sé, pero aunque supiera, no podría decirte nada más de lo que ya dije. Si abro más la boca, seguramente seré expulsada del cielo igual que  ella... –Dijo casi temblando. Tsukishima entonces despeinó con bastante frustración sus cabellos. No podía presionar a la chica, pero necesitaba saber qué era lo que estaba pasado y las respuestas que le había dado Kageyama tampoco le convencían. ¿Qué iba a hacer ahora? Se preguntó preocupado, entendiendo que ahí había algo más que no encajaba. ¿Pero exactamente que era?... Lo que más le preocupaba era que por alguna razón, todo lo sobrenatural que estaba pasando alrededor suyo, giraba en torno de Hinata, como si él fuera la fuente de todo. ¿Pero porque? –

 

-A todo esto - Dijo cruzándose de brazos - ¿Dónde fue Kageyama?... ¿Y Yamaguchi? –Yachi entonces volvió a morder su labio y a desviar la mirada, retrocediendo esta vez dos pasos. – ¿Dónde están los dos?

 

*****************************

 

Cuando Yamaguchi puedo tener nuevamente conciencia de lo que hacía, se dio cuenta que no estaba en el departamento, sino afuera, en lo que parecía ser un parque o área boscosa. Kageyama está a su lado y lo mira de una forma demasiado intensa, como si quisiera desnudar su alma, cosa que en realidad hace. El pelinegro frunce el entrecejo y se cruza de brazos, sin poder despegar su vista de él, al descubrir que aquella alma no es nada común; Es radiante, fresca y dulce, como la primavera y huele a días de verano, lo cual es totalmente de su gusto, ya que significa que su alma es cálida; pero extrañamente lejos de querer  hacer lo de siempre, en realidad no quiere tomarla y eso le preocupa. Porque es un demonio y eso lo que los demonios hacen para poder vivir. Cierra los ojos y al abrirlos lo mira molesto, pero lejos de asustarse, Tadashi le sonríe dulcemente como siempre lo hace, lo cual lo deja desconcertado.

 

-Eres muy extraño -Sentencia el demonio, viéndolo analíticamente de arriba abajo, haciendo con esto que Yamaguchi se incomode mucho. - Jamás antes había conocido a una persona como tú, en todos estos largos años que tengo con vida, salvo quizás a mi hermana, aunque sinceramente ella no cuenta mucho. Ella era un ángel. - Asegura con una tierna sonrisa. - estoy seguro de ello. Quizás lo fue en su otra vida. -Yamaguchi sonríe nuevamente, completamente encantado por aquella hermosa sonrisa. -

 

-¿Por qué estamos aquí? -El pelinegro se alza de hombros. -

 

-No lo sé, me gusta el lugar. -Suspira - Cuando recién llegué aquí para buscar a mi hermana, caminé sin rumbo por muchas horas, hasta que encontré este parque. De alguna manera me recuerda a mi hogar, supongo que por ello es que decidí venir aquí de nuevo. -Tadashi entonces enarca una ceja y aunque no está muy seguro si debe o no preguntar, lo hace, pues su curiosidad algunas veces es más grande que su prudencia. -

 

-¿Qué quieres decir con que te recuerda a tu hogar? -Tobio clava de nuevo sus fríos ojos azules en los suyos, respira profundo y cuando está a punto de responderle lo ve. Asahi también lo mira y sin pensarlo, Kageyama sujeta de nuevo la tibia mano de Tadashi, para nuevamente salir corriendo a toda prisa. El ángel corre también detrás de ellos, pero ambos están más cerca de la parada de autobuses. El demonio no sabe cómo funcionan, ni sabe que tiene que pagarse para subir en ellos, pero aquello no le interesa, pues lo único que le importa es que aquel bus puede llevarlo sin mucho esfuerzo lejos de aquel ángel. -

 

-¡Esta chatarra es realmente asombrosa! -Clama sin reparo, enfadando al conductor. Tadashi sonríe, paga el pasaje y tira de la fría mano del "menor" a la parte trasera, para tomar asiento en algunos de los lugares que se encontraban desocupados. - espera, ¿Por qué nos sentamos? - Cuestiona, creyendo que ambos bajarían de aquella "cosa" - ya hemos perdido al ángel.

 

-¿La persona que nos seguía era un ángel?

 

-Sí, ¿No te diste cuenta?... Ah, es verdad, olvide que tú no puedes ver sus alas. ¿Pero porque nos sentamos? -Cuestiona nuevamente lo mismo. -

 

-Bueno - Comienza Tadashi mirando por la ventana. - ya que estamos fuera, pensé que sería bueno salir y conocer la ciudad. - Kageyama entonces asiente ligeramente con la cabeza, hasta que de pronto recuerda una cosa. -

 

-¿Sabes exactamente a donde se dirige esta chatarra? - El de pecas hizo entonces una expresión extraña y bastante graciosa, que hace reír a un niño que se encontraba sentado en frente de ellos. El demonio suspira y se recarga en aquel agradable asiento, mientras entrelaza de nuevo sus dedos con los del peli verde. Cierra los ojos y piensa, se concentra en la agradable tibieza de su piel. Él en cambio es frío, como todo a su alrededor. -

 

-Sí, lo supuse... Y bueno, ¿A dónde quieres ir primero?

 

*****************************

 

Tsukishima se siente en su sofá y suspira frustrado, cansado y molesto, Yachi lo acompaña, mirando fijamente al suelo, como una niña regañada y le hace gracia porque de alguna manera, al recordar aquella increíble mentira que había dicho a Kuroo, pareciera como si de pronto aquella historia estuviera volviéndose real. Porque estaba seguro que aunque lejanos, los ángeles y los demonios podían considerarse familia, y claramente en ese momento Kageyama estaba actuando como el chico problema y Yachi como la niña buena y obediente, que generalmente no causa molestias.

 

-Espero que no se metan en problemas - La chica contempló aquel cristal roto que tenía entre sus manos, sin despegar su vista de él, cosa que de inmediato llamó la atención del rubio. Aquel objeto era tan pequeño, que no se explicaba exactamente qué cosa era, ni para que serbia, pero tenía forma de una gota, así que de inmediato supuso que tal vez se trataba de algún colgante o un botón. -

 

-Deja eso, mejor vayamos a buscarlos. - Sugirió poniéndose de pie, para ir a cambiarse la ropa de trabajo, por algo mucho más cómodo y practico. Después, como si fuera la primera vez, miró de vuelta a la chica, que vestía un simple vestido sin forma color blanco. Miró su cartera y luego de asegurarse de que llevaba el dinero suficiente, se apresuró en caminar hacia la puerta. - vamos, después de todo, parece que el viaje realmente será productivo. -

 

 

Notas finales:

No se olviden de dejarme sus comentarios, por favor!!! Eso me ayuda a saber si les es de su agrado o no.  


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