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El pequeño gato y yo por Gilbo

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Notas del capitulo:

N/T: Hola, siento mucho estas casi dos semanas de retraso, he estado bastante ocupada tratando de exterminar una plaga de molestos bichos, que en realidad pertenecían a mi vecina. Para no hacerles el cuento largo, el lunes fumigaron todo el edificio y hasta apenas hoy termine de escombrar. Ya había lavado y arreglado mis cosas, pero como fumigaron, tuve que hacerlo de nuevo. 

"Siempre existe en el mundo una persona que espera a otra, sea en medio del desierto, sea en medio de una gran ciudad. Y cuando estas personas se cruzan y sus ojos se encuentran, todo el pasado y todo el futuro pierde completamente su importancia y solo existe aquel momento. "

 

Tendou Satori no paró de correr hasta que estuvo de regreso en su edificio, donde ilusamente se sintió más seguro. Al llegar abrazó su pecho al sentir la falta de aire en sus pulmones y el dolor en sus costillas. Con andar apresurado ignoró la llamada de atención que el vigilante le hizo, por entrar corriendo y casi tirar a una persona, para dirigirse de inmediato a su departamento, donde se encerraría a piedra y lodo, hasta no haber visto en las noticias que aquel lunático asesino en serie, había sido atrapado y llevado a la cárcel. Pero al poner el seguro y girarse, lo encontró de nuevo, sentado ahí en su sofá gris, mirando hacia todas partes con curiosidad, como si fuese un niño pequeño que jamás ha visto en su vida una revista de la shonen jump. Lo cual ciertamente lo dejó impactado, porque ¡vamos! ¿Quién no ha visto jamás esa revista? Se preguntó con una cara de incredulidad. El intruso levantó entonces la vista y lo miró a los ojos.

-¿C-Cómo demonios entraste a mi departamento? – Cuestionó el pelirrojo entre sorprendido y asustado, retrocediendo lentamente para salir de ahí cuanto antes y llamar a la policía, o al menos a un vecino. Ushijima lo miró fijamente y al ver sus intenciones, en lo que dura un parpadeo, se posiciono justo a su lado, colocando una mano sobre la puerta, arrinconándolo entre esta y su amplio pecho masculino. – P-Por favor... no diré nada, pero no me hagas daño. –El castaño acarició lentamente su mejilla, acercando después su rostro hacia su pecho, para que escuchara el latido de su corazón. Acarició sus cabellos y depositó un beso sobre su cabeza. –

-¿Puedes escucharlo? -Cuestionó aquel sujeto sin soltarlo, acercándolo más a su cuerpo -Mi corazón late ahora. Tendou, estoy seguro... Esta vez si podré entenderte.

 

"¿Tienes acaso un corazón que late dentro de tu pecho? ¿Acaso tu corazón puede entenderme?... ¿Cómo puedes decir que lo que siento no es real?....Cómo... ¿Cómo puedes decir que me entiendes, cuando en realidad no sabes lo que son las emociones?... Wakatoshi kun, yo si tengo un corazón que late, ama y siente... a diferencia de ti."

"Así que por favor, no me hables de sentimientos, hasta que tu corazón no sea capaz de latir."

 

-Siento mucho haber tardado tanto, pero aun así, ¿Cómo puedes creer que pienso hacerte daño? Sabes que yo jamás lo haría. -Al escuchar estas palabras, por alguna razón el corazón de Satori comenzó a latir desenfrenado, pero no por el miedo, sino por una emoción mucho más fuerte. Una emoción mucho más intensa, que muchos podrían llamar de muchas formas, pero que él prefería llamar amor. Satori parpadeó al sentir sus lágrimas mojar sus mejillas. Aquel hombre entonces las limpió con sus grandes manos, acariciándole de nuevo de forma lenta y sutil. Le miró a los ojos y en ellos pudo verse. Satori entonces sujetó su cintura atrayéndolo hacia su cuerpo, cubriendo después su ancha espalda con sus brazos, mientras sus lágrimas se derramaban. -

"Wakatoshi kun, si yo... si yo un día me fuera lejos, de casualidad... ¿Tú me buscarías?"

 

-Aunque soy un monstruo... aunque soy alguien que es despreciable para los demás, ¿Por qué tu...?

-Porque eres importante para mí... Por eso Tendou, por eso quiero entenderte.

¨*¨Flash back¨*¨

 

-Murmullos -

"Ese niño es un monstruo"

"¿Cómo es que alguien pudo haberlo traído hasta aquí?"

 

-¿No vas a alejarte como los demás? -Cuestionó de forma tímida un pequeño niño pelirrojo, mientras bajaba la cabeza y apreciaba la sombra que producían sus alas. El chico frente a él negó con su cabeza, acercándose un paso más, para tocar sus alas. -

-Son hermosas - Afirmó tocando después sus rojos cabellos - al igual que tu pelo... Jamás antes había visto un tono como el tuyo. Es tan rojo como las hojas de arce, que se tiñen de ese color a la llegada del otoño. -Sonrió - Me recuerdan tanto a mi estación favorita. -El pelirrojo entonces abrió muy grande los ojos, sujetó un mechón de cabello y lo miró atentamente, pues nunca nadie le había dicho algo como eso. Llevó después la vista hacia su espalda para mirar sus alas negras, apreciando por primera vez su belleza. El chico frente a él volvió a sonreírle, tendiéndole entonces su mano. – Vamos...

-¿A dónde? -Cuestionó temeroso. El castaño lo miró serio -

-¿Acaso no eres un ángel?... ¿Tu nombre acaso no significa niño del cielo?

-Si...

-Pues ahí es a dónde iremos.

 

"¿Por qué?" "¡No quiero estar junto a él!"

"¡Que desagradable!"

"¡No lo quiero cerca!"

 

"¡Es una desgracia para el cielo, que algo como el exista en nuestro mundo!"

 

 

-Estoy cansado de escucharlos hablar.

-Déjalos... no importa lo que digan, este es el verdadero lugar donde realmente perteneces, Tendou. Tu lugar es aquí, con tu hermana, con tu familia...

-¿También contigo? ... No, ¿Verdad?... Tú ya tienes a Natsu.

-¿Qué quieres decir? ¿No somos acaso todos parte de la misma familia?

-No me refería a eso... Somos ángeles, pero no todos somos familia. ¿Por qué no lo entiendes?

-Quisiera saber qué es lo que quieres decir con eso...quisiera entenderte. Actúas muy extraño últimamente, Tendou.

-Wakatoshi kun, si yo... si yo un día me fuera lejos, de casualidad... ¿Tú me buscarías?

-Irte... ¿Y dónde te irías?

-Lejos... Lejos de todo.

-No existe un lugar así... no importa donde vayas, yo te encontrare y cuando lo haga...

 

¨*¨Fin del flash back¨*¨

 

"Cuando lo haga, entonces quizás pueda entenderte."

"Me esforzaré en hacerlo, porque eres mi amigo"

 

-Tendou, al fin... al fin podré entenderte.

*****************************

En aquel momento, cuando sus ojos se encontraron, todo el pasado y todo el futuro perdieron por completo importancia, porque en ese instante, lo único que realmente importaba era el presente. Tsukishima Kei apretó su puño muy fuerte y mordió su labio inferior, mientras escuchaba atentamente todas las cosas "malas" que habían hecho tanto su amigo de la infancia, como su supuesto primo de dieciséis años. Aunque el rubio estaba considerando que tal vez mentalmente, aquel demonio pelinegro en realidad tenía tres o cuatro años de edad. Tsukishima asintió nuevamente al hombre frente a él, le pagó exactamente cinco dólares a un par de niños y prometió a un tercero "hablar seriamente con santa" sobre sus regalos atrasados de navidad, antes de salir del centro comercial donde ese par había ido a causar desastres, prometiéndose a sí mismo jamás regresar ahí, a menos que fuera él solo.

A su lado Hinata no paraba de reírse de las "inocentes" travesuras que tanto Yamaguchi, como Kageyama habían hecho, que iban desde correr desenfrenados por el centro comercial, estafar a un niño, empujar a un par de personas, llamar "vieja bruja" a una mujer mayor, pinchar un globo y renegar sobre la navidad, alegando que "el viejo de rojo" era el causante de la avaricia de muchos hombres, quienes no dudaban en sacar provecho de los padres desesperados, que tratan año con año en complacer a sus hijos con cuanto regalo les pidieran, con tal de satisfacer sus sentimientos de culpa, mientras que Yachi reñía al demonio por su pésimo comportamiento. 

Por su parte, el peliverde se mantenía callado y mirando al suelo como si fuera un niño regañado, y él como todo un adulto, solo se limitaba a decir, "Hablaremos más tarde, cuando regresemos a casa"... El camino de regreso fue especialmente incómodo y demasiado silencioso. Por su cabeza no paraba de dar vueltas el mismo asunto una y otra vez, necesitaba poner reglas, tanto a su amigo, como a ese par. Frunció el entrecejo, apretando con más fuerza de la necesaria el volante. Hinata suspiró, colocó su tibia mano sobre la suya y lo miró por unos minutos, que para él se le hicieron horas. Suspiro también. Le era imposible no hacerlo, le era imposible no ceder ante él. El porqué, seguía siendo un misterio del que seguramente no le gustaría conocer la respuesta, sobre todo cuando la sentía en su pecho.

¿Qué era ese sentimiento?

¿De dónde venía?

¿Por qué se sentía tan cómodo con él?

No era una persona muy sociable, le costaba mucho relacionarse con los demás y la única persona con la que se llevaba relativamente bien, era un doncel que lo glorificaba prácticamente a cada momento. -Lo cual sinceramente no era de mucha ayuda - Lo hacía sentir grandioso, pero en el fondo sabía, sobre todo cada que volteaba a ver a su espalda y notaba como todo el mundo hablaba de él. -Cosas nada buenas, por supuesto – que no era muy apreciado por ninguno de sus compañeros y ni siquiera podía entender el porqué. No era por ser sarcástico, porque Kuroo lo era mucho más que él y aun así les parecía simpático a los demás. Tampoco era por no ser amable, porque cada que podía, ayudaba a las personas, ¿Entonces porque?... De cualquier forma le parecía sorprendente que a Hinata le agradara casi de inmediato, pero lo que más le sorprendía, era la facilidad para tratar con él, como si ambos se conocieran de años atrás.

 

Como si tal vez, en una vida pasada ellos hubieran estado juntos.

 

-Bien, llegamos - Suspiró desganado, dirigiéndose entonces a Kageyama, quien parecía estar ofendido por alguna razón. - Lo he estado pensando todo el camino y ya que aparentemente todos nosotros, excluyendo obviamente a Hinata, seremos compañeros de piso, es necesario poner reglas para poder convivir lo más sanamente posible. Aunque como me he dado cuenta, con ustedes dos - Señaló tanto a Hitoka como a Tobio - tendré que poner normas extra.

 

Al llegar a su departamento, Kuroo ya lo estaba esperando. El pelinegro se encontraba recargado sobre su puerta, mirando distraídamente su costoso reloj. Levantó la vista y enarcó una ceja, sonriendo de forma burlona. Le molestaba un poco, pero decidió ignorarlo. Seguramente a la vista, todo parecía tan cómico para él. Hinata estaba a su lado animando a Yamaguchi, al igual que Yachi, mientras que él le daba un largo sermón al demonio. Quizás parecían una extraña familia y eso en el fondo, no podía determinar aún si le agradaba o no. Pasó de largo la presencia de su amigo, metió la llave en la cerradura y abrió la puerta, girándose entonces de vuelta a Kageyama.

-Y como dije antes. - Continúo con su reclamo - necesitas atenerte a las consecuencias de tus actos. No puedes ir por el mundo incumpliendo las reglas, aunque esta sea tu naturaleza, ni provocando que los demás hagan lo mismo. Sabes perfectamente a lo que me refiero. - Kageyama enarcó una ceja y se cruzó de brazos, mirándolo de forma irritada, al tiempo que hacía una mueca de molestia. - ¿Me has escuchado?... De ahora en adelante, mientras estés aquí conmigo tendrás que hacer caso a lo que diga, lo quieras o no. Y tendrás que apegarte a las reglas, al igual que todos los demás.

-¡Vete al diablo! - Grito el pelinegro, pasando de largo sin tomar en cuenta la presencia de Kuroo. Yamaguchi enseguida lo siguió hacia dentro, mientras que Yachi hizo una pequeña venia hacia el otro, antes de pasar, al igual que Hinata. Tsukishima entonces soltó un largo suspiro, sobando después su frente, cuando sintió un fuerte dolor de cabeza. -

-¡Maravilloso, cuatro ojos! ¡Empiezas a lucir y actuar como todo un hombre de familia! - Se burló su amigo, de forma amistosa. - ¿Pero dime, quien es la mamá? ¿Es el chico de pecas o es aquel enano de cabello naranja? - El rubio se giró hacia su amigo, quien se le quedó viendo de forma acusadora. - ¡Vamos, responde mi pregunta, cuatro ojos!... No creía que fueras de este tipo; en la mañana me estabas dando un largo sermón, cuando resulta que no eres precisamente un santo. ¿Y porque regañabas a tu primo? ¿En qué líos se metió?

-¿Podríamos discutir esto adentro? - Cuestionó de forma nada sutil, al tiempo que lo empujaba hacia su departamento, cuando vio que una de sus vecinas abría lentamente la puerta de su casa, para poder oír la conversación. Chasqueó la lengua y maldijo un poco su suerte. - ¿Exactamente porque...? -El pelinegro le mostró una carpeta llena de varios folders de distintos colores, en los que seguramente debía haber dentro un montón de trabajo, antes de que siquiera pudiera terminar con su pregunta. -

-¡Tendrás que agradecerme por lo que tuve que hacer! -Dijo, frunciendo el entrecejo. - Fue un alivio que el jefe se hubiera sacado la fortuna esta mañana, de lo contrario seguramente ahora mismo estarías despedido, al igual que esos dos idiotas. - Bramó, tomando asiento sin antes ser invitado. Hizo una pausa, respiro muy profundo y luego lo miró un poco preocupado. - No puedo contactarme con los futuros "señor y señora" Bokuto desde la mañana, y ya estoy preocupándome por ellos dos.

-Por favor, no es como si esto no fuera algo regular. -Lo cual ciertamente tendía a pasar cada cierto tiempo. Generalmente era Akaashi quien solía faltar o desaparecer algunas veces, alegando que no se sentía bien, lo cual hasta cierto punto era comprensible. Siendo doncel, era probable que el también sufriera lo que muchos llamaban de forma despectiva "estar en sus días", cada que su periodo fértil llegaba, y cuando eso pasaba, algunas veces Koutaro solía quedarse a su lado y faltar al trabajo. Por lo regular jamás atendía al teléfono, por enfocarse afanosamente al cuidado de Keiji, lo cual denotaba cuanto lo amaba realmente; Eso lo sabía perfectamente Kuroo, pero si aun así estaba preocupado, entonces eso quería decir que tal vez algo fuera de lo normal estaba pasando esta vez. -

-No los encontré en su casa. Ya los llame incontables veces, pero ninguno de los dos responde. Estaba pensando llamar a la policía, pero acabo de darme cuenta que no sé nada sobre ellos dos, salvo lo poco que hablan sobre sí mismos. -Tsukishima entonces sintió su corazón palpitar con fuerza. - ¿Cómo es posible que no sepa nada de ellos? Ambos los conocemos desde hace tiempo, ¿No es así?... Fuimos juntos a la misma preparatoria, hicimos muchas excursiones, jugamos en el mismo equipo, pero... ¿A-Alguna vez fuimos a su casa?... Sin contar las pocas veces que hemos visitado su departamento, ¿Alguna vez realmente fuimos a casa de sus padres? ¿Conocemos a su familia? ¿Sabemos siquieracuál es su color favorito?

El rubio guardó silencio por unos minutos, pues por más que tratara, ahora que pensaba en ello, se daba cuenta que realmente no podía ser capaz de responder a ninguna de sus preguntas.

-Kuroo san, por favor, trata de calmarte. Si les hubiera pasado algo, seguramente ya lo sabríamos. –Hizo una pausa. – Seguramente Akaashi san está atravesando su ciclo fértil... Si no mal recuerdo, escuche decir a Bokuto san que la última vez los dolores fueron más fuertes, por ello dijo que la próxima vez lo llevaría a las aguas termales para que se relajara o algo así. –Tetsurou asintió, no estando del todo convencido por las palabras del rubio. Kageyama quien estaba escuchando aquella conversación a escondidas, junto con todos los demás, se quedo pensando en aquellas palabras por unos minutos, al igual que Yachi, quien casi enseguida volteo a verlo a la cara, al comprender lo que tal vez estaba pasando. Sobre todo porque ambos sabían que Tsukishima estaba mintiendo. –

 

-Esto esta muy mal. -Comentó el demonio, frunciendo el entrecejo. Yachi asintió. - ¿Acaso ellos también?...

-Si es así...- Continuó el ángel, mirando de soslayo a Hinata. - eso podía explicar porque ellos estaban también al lado de Hinata kun y también porque tengo en mi lista a Tsukishima kun.

-¿Qué quieres decir con que tienes en tu lista a Tsukishima san? -Cuestionó entonces el peli naranja, interrumpiendo a ambos. - ¿Qué lista es esa? - Yachi saco de la nada lo que parecía ser un cuaderno de dibujo, donde tenía varios retratos hechos a mano de niños pequeños, pero el que destacaba sobre todos ellos era el de Tsukishima, siendo que era el único adulto plasmado en aquella libreta. -

-Esta es mi lista de protegidos, Hinata kun. Mi superior me manda un informe detallado sobre cada uno de ellos, ya que es mi deber velar por su seguridad, al ser yo un ángel guardián. Aunque normalmente velo por los niños, Tsukishima esta en mi lista, lo cual a decir verdad es muy extraño, sin embargo, hay algunas ocasiones en las cuales este tipo de cosas llegan a ocurrir.

-Aunque eso también es extraño. -Intervino entonces Kageyama. - Por lo general, cuando llegan a presentarse lo que ellos llaman "Irregularidades" suelen eliminarlos inmediatamente, sobre todo si llegan a considerarse como un peligro para el "señor futuro"... En el caso contrario, suelen dejarlos al cuidado de ángeles con mayor jerarquía. Sin ofender, pero como tú los has dicho, solo eres un ángel guardián. Y por lo que veo, aun no asciendes de rango. Ni siquiera tienes un número, ¿Quién fue que te dejó a Tsukishima a cargo?

-Sugawara sempai.

-¿Suga san? ¿Es en serio?

-Si.

-Esperen un momento - Pidió Yamaguchi, sin entender nada. - ¿De qué están hablando? ¿Pueden explicarme que pasa? ¿Y porque necesitan un número? -El ángel y el demonio se miraron mutuamente antes de responder -

-Es complicado explicarte cómo es que funcionan las cosas en nuestro mundo, pero para describirlo de alguna manera, imagina que tanto los ángeles, como los demonios, somos trabajadores asalariados de compañías enemigas. Nuestro deber es hacer y cumplir contratos, el deber de los ángeles es proteger y guiar almas inocentes, esa es básicamente nuestra función, sin embargo, cada uno tiene un rango y posición distinta y de ello depende también nuestro trabajo individual. Tu rango en la jerarquía depende de tu número, para nosotros es posible seguir escalando, pero para los ángeles, solo hay nueve niveles jerárquicos a los que pueden pertenecer, y solo pueden pertenecer a uno solo, excepto por la élite, la cual es mejor conocida como "La intervención divina". Ahora bien, lo que ganamos a cambio de trabajar obviamente no es dinero, sino almas. Los ángeles las salvan, nosotros las comemos. Pero hay cierto tipo de almas que no pueden comerse, tampoco purificarse, por ello, lo único que resta es destruirlas.

-¿Qué tipo de almas son esas? – Cuestionó entonces Hinata. Yachi miro a Tobio y este al comprender que ella no podía seguir explicando por el riesgo que aquello significaba, continuó hablando. –

-¿Alguna vez han escuchado hablar sobre los Nefilim? –Tanto Yamaguchi, como Hinata negaron al mismo tiempo. – Bueno, pues los Nefilim son híbridos. Los ángeles por lo general los aborrecen, ya que son el resultado de las relaciones entre "los hijos de dios" y humanos. Eso es lo que al menos la mayoría de ustedes piensa, pero la realidad es otra.

-Ninguno de "los hijos de dios" que se aprecie de serlo, se mezclaría jamás con un humano, eso es algo que solo los expulsados harían. De ahí su nombre.

-Por ello, cuando los Nefilim mueren, los ángeles no se toman la molestia de purificar sus almas al considerarlas impuras, ellos entonces renacen una y otra vez llevando a cuestas todo ese dolor. Suelen vivir siendo rechazados por otros, ya que su sola presencia es la responsable de causar sufrimiento y desgracia a las personas que se encuentran a su alrededor. Causan muchos problemas "al señor futuro" y por eso, por obvias razones suelen ser eliminados cuando los detectan. Si no es así, lo cual es muy raro, son llevados por la fuerza al cielo, por "la intervención divina" para purificarlos – Suspiro – Aunque eso no siempre termina del todo bien.

-E-Entonces, ¿Tsukki e-es un Nefilim?

-No, no lo creo. –Respondió la rubia, mordiendo su labio. – si está en mi lista de protegidos, significa que no es Nefilim, pero puede que haya algo en él, que lo haga ser una "una irregularidad", al igual que sucede contigo Hinata kun. Como dije antes, hay algo raro en ustedes dos.

*****************************

Nishinoya Yuu salió de clases lo más rápido que pudo, cuando la policía llamó a su escuela para informarle que su "primo Asahi" se encontraba en la jefatura de policías. Al verlo llegar, el ángel desvió la mirada sintiéndose de pronto bastante torpe. Casi siempre evitaba ir al mundo terrenal, sobre todo después de que Keiji decidió irse, así que en realidad poco o nada sabía de ese mundo, razón por la cual había tenido tantos problemas esa mañana, cuando intentó atrapar a Kageyama. Yuu lo abrazó aliviado de que estuviera bien y que nada malo le hubiera pasado, pero casi enseguida de hacerlo, el castaño le apartó de su cuerpo con algo de brusquedad, causándole de nueva cuenta algo de daño.

-Lo siento, no era mi intención....

-No importa, mientras tú estés bien Asahi san. Estaba muy preocupado cuando fui a mi entrenamiento esta mañana, sobre todo porque no tuvimos mucho tiempo de hablar ayer en la noche. O más bien, hoy en la madrugada. Debí haberte dicho antes cómo comunicarte conmigo, si llegabas a necesitar de algo. Debí hacer algo más que solo darte mi numero de contacto. – El pequeño se llevó las manos a su cabeza y despeinó sus cabellos con desesperación. – ¡¡Aggh!! ¡Soy un pésimo guardián! -Se quejó consigo mismo  el joven doncel, atrayendo la atención de un par de policías. –

-No creo que seas un pésimo guardián, aunque para empezar, solo eres un humano. Realmente no es mucho lo que puedes hacer por mí, aunque agradezco la preocupación. –El pequeño entonces se detuvo y miró al suelo, el ángel entonces suspiró al sentir algo de culpa. – en cuanto a la forma de comunicarme contigo... he visto que los humanos cargan esos aparatos extraños, con los que parecen estar muy cómodos. El oficial lo uso para hablar contigo, pero yo no necesito eso. – Dijo, tocando su pecho, al tiempo que cerraba sus ojos – "Yo puedo comunicarme de esta forma contigo" –Habló telepáticamente. – Puedes llamarme si necesitas ayuda y yo puedo hacer lo mismo.

-Entonces porque... - El castaño desvió la mirada. ¿Por qué hacía eso? Se preguntó preocupado. Normalmente rehuía a ser el guía de cualquier humano, incluso había rechazado la invitación de la "intervención divina" para unirse a ellos, para evitarse tener contacto con los humanos, pero en ese momento había hecho una "conexión" con uno. – ¿Asahi san?

-Normalmente este tipo de "conexión" solo es posible con ciertas personas. Aquellos que nos asignan proteger, pero ya que me estas ayudando, supongo que es inevitable, aunque solo será temporal.

 

"Solo será temporal, hasta que él se recupere"

 

¨*¨Flash back¨*¨

 

-¿Acaso has olvidado lo que es?... ¡Estás perdiendo el camino, Akaashi san! ¡Nosotros no hacemos preguntas, solo hacemos nuestro trabajo! Y nuestro trabajo no es cuidar de esas cosas – Expresó el castaño, tomando por los hombros a su compañero. – solo has pasado unos cuantos días a su lado, pero mira lo que ya te ha hecho. ¿De verdad pretendes quedarte más tiempo con él? ¿No te das cuenta que ya te está corrompiendo?

-¡N-No puedo, Azumane!... ¡No puedo dejarlo solo!

-¡Esta bien, entonces solo llévalo al cielo! –Pidió desesperado – ¡Llévalo al cielo, para que su alma pueda ser purificada y pide a nuestro padre que te otorgue su custodia! Pero haz las cosas como son debidas, porque... porque si continúas así, ellos no te permitirán estar a su lado. Lo sabes muy bien, tú eres uno de ellos. –Akaashi mordió entonces su labio inferior, asintiendo con la cabeza en silencio. Sabiendo de antemano que si llevaba a Bokuto Koutaro al cielo, su cuerpo y alma serian destruidos inmediatamente. Sobre todo por lo que había pasado años atrás con Natsu y Satori Tendou. Lo sabía perfectamente, ellos les temían mucho más ahora, que antes. –

-T-Tienes razón, Azumane san.... Lo llevare al cielo, en cuanto él pueda ponerse en pie. –El ángel asintió en silencio, sabiendo de antemano que aquello era mentira. Keiji era muy malo mintiendo, pues siempre mordía su labio inferior, lo cual lo delataba inmediatamente. –

-Sabes que eso es lo correcto...

 

¨*¨Fin del flash back¨*¨

 

-Azumane san, ¿Estas bien?... Tu rostro se ha puesto de nuevo bastante pálido. Creo que debería llevarte al hospital.

-No es necesario – Dijo, palpando su herida que aún no cerraba. – Estaré bien.

-Mientes – El joven doncel tomó su mano, la cual era pequeña y cálida. Lo miró fijamente a los ojos, esos ojos que lo miraban llenos de curiosidad y sin poder evitarlo se preguntó qué era lo que Akaashi veía en ese "humano".... ¿Qué era lo que los ojos de Bokuto Koutaro le decía al verlos?... ¿Acaso era lo mismo que los ojos de Nishinoya Yuu le decía a él en ese momento? – 

 
Notas finales:

En fin, que ya estoy de vuelta. Espero que les guste este capítulo y por favor, como siempre les digo, no se olviden de dejarme sus comentarios. Bye, bye!!!


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