Soltó un suspiro de alivio —Gracias por recogerme justo a tiempo, Zabuza-san.
—No puedo creer que no lo dejen tranquilo.
—Ni yo. Mañana son dos semanas— dijo, cansado.
Los reporteros lo seguían para todos lados. Incluso esperaban a que saliera de la cafetería para abordarlo, pero Zabuza lo recogía a tiempo.
—Pronto se van a rendir.
—No entiendo que quieren. Padre ya hablo con ellos.
Minato Namikaze había dado la versión de la familia. Ocultando que Kushina Uzumaki tuvo que ver... Su padre doncel está enojado con él por haber pedido que no la nombran ante los medios de comunicación.
—Hablar con Naruto-sama. Es normal que quieran escuchar su versión.
—Pero es lo mismo.
—Aun así. Ellos quieren que usted hablé.
—ughhh— se alboroto el cabello — Sólo quiero que me dejen tranquilo.
—Se cansaran tarde o temprano.
—¿Y sí no lo hacen?
—Tendrá que rendirse y hablar con ellos, Naruto-sama.
—...— no dijo nada. Zabuza tenía razón.
Al llegar a la mansión, reporteros esperaban en la asera. Zabuza entró tranquilamente gracias a la seguridad de había contratado su abuelo.
—Ya llegué— anunció, escuchó las voces en la sala. Se asomó y vio a sus padres besándose. Sonrió, y se dió la vuelta. Se daría una ducha, bajaría por algo que comer y subiría hacer la tarea.
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Se observó detenidamente en el espejo del baño. Era muy diferente: delgado, cintura pequeña y cadera algo pronunciada, y sus piernas delgadas. No había rastro de Narucerdo, apodo le decían en Alemania.
Acarició su marca ¿Por qué la tenía? No le había preguntado a su padre doncel, tendría que preguntarle.
—Naruto. La cena es en 10 minutos.
—Ahora voy, Dei-nii. Gracias— gritó para que su hermano mayor lo escuchará.
—Esta bien. Te esperamos.
Se apresuró a ducharse y vestirse. Bajó y todos esperaban a él y que sirvieran la cena.
—¿Naruto, ya hiciste tu tarea?
—No. Acabo de llegar, Iruka— sonrió al castaño. Por el horario casi no se veía con su amigo. A veces en la cena o el desayuno. Iruka trabajaba en un consultorio privado por las mañanas, y en una cafetería cercana a la universidad por las tardes.
Haku les sirvió la cena, y comieron tranquilamente. Al final, Naruto se dirigió a su habitación e hizo su tarea.
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—Naru— Deidara se colgó de su hermano. Era la hora libre, y vio a su hermano y Sasuke dirigirse a la cafetería.
—Dei-nii no puedo respirar.
—Lo siento.
—¿Itachi-senpai?
—Ya vienen. Uno de sus maestros lo llamó a la sala de profesores.
—¿Desayunamos o lo esperamos?
—Iremos desayunando. Hoy tienen un postre especial.
Entraron a la cafetería, y lo primero que vieron fue a Sakura Haruno sentada al lado de su hermana. Se quedaron mirando y la peli chicle desvío la mirada.
—Vamos, Naruto— Sasuke sujetó la mano del rubio y caminaron a la mesa desocupada.
Los rubios se quedaron sentados mientras que los pelinegros fueron por el almuerzo.
—¿Es Gaara?— preguntó a su hermano mayor.
—Sí— mintió, sonrió al leer la respuesta.
Los Uchiha regresaron a con los almuerzos, y comieron tranquilamente. Pronto, Hinata e Ino se les unieron.
Estuvieron platicando hasta que un ruido en la televisión de anuncios llamó la atención de todos. Miraron hacia ellas...
Los murmuros se desataron rápidamente, y señalamientos y risas no se hicieron esperar.
Las hermanas Haruno salieron huyendo al ver que eran las protagonistas de un vídeo pornográfico.