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El hombre de mis sueños por darkmiss

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Edén Lakis era tal vez, el integrante más joven de toda la unidad policiaca, a sus 17 años había logrado la infiltración de diversas organizaciones delictivas, principalmente, de narcomenudeo y trata infantil; aun con la apariencia jovial de su cuerpo, la mentalidad del muchacho superaba en madurez a más de la mitad de sus compañeros, principalmente a cierto sujeto que suele revolver sus cabellos platinados cada vez que  cruzan caminos; a pesar de que su anexión a la unidad no fue de la forma más legitima, luego de que la unidad cibernética lo detuviera a sus 15 años, justo cuando iba a desviar una carga de animales con destino a un laboratorio de investigación, tenía que confesar que si no hubiera sido con el capitán Lina, ahora mismo estaría cumpliendo la condena de 20 años en prisión, y no en esta unidad que lo hacían sentir muy a gusto en lograr hacer el bien a la comunidad. 

Toda el cuarto, o como él suele llamar, su fortaleza, estaba decorada con figuras de migajón, entre las más significativas como la familia Simpson en su sillón, Elmo o un Mickey mouse, como las nuevas figuras de plástico japonesas para hacer ese espacio más conforme, todas estas adornaban la parte superior del computador, siendo lo primero que podía ver luego de pasar casi 12 horas viendo tanto informes periciales y actividades delictivas; no recuerda en donde lo escucho, si fue en la tele o con algún amigo, pero …“el espacio de trabajo es tu espacio personal y tú puedes adornarlo como tu gustes para hacer más amena el lugar en donde ejercerás toda tu vida”,  y esas figurillas hacían un buen trabajo en hacerle recordar que ese mundo, no solo era oscuridad, sino todavía podía haber algo de luz en la vida.

Luego de que el capitán Lina le pidiera la investigación de Milo Krakov, con el movimiento de sus dedos sobre el teclado de su máquina, logró dar con todo el registro que tenía el gobierno de la víctima, desde su acta de nacimiento, el nombre de sus padres, registro de escolarización antes de su desaparición; sin embargo un documento que se muestra en la pantalla de la máquina, lo hizo detenerse cuidadosamente, amplio la imagen de la pantalla para tener mayor facilidad de lectura. 

-¿pero que tenemos aquí-se dijo a si mismo mientras jugaba con los labios la perforación de su labio, leyó con cuidado antes de mandarlo a imprimir una hoja y colocarla aparte para mostrársela a su jefe. 

Mientras tanto, el capitán Lina termina de llamar por teléfono, Camus le había dicho que ambos iban a regresar a la comisaria, sin embargo alguien tenían que quedarse con el chico por si acaso despertaba y  hablaba, por lo que Kardia iría a la comisaria, pues el peliazul todavía tenía que hablar con el testigo que  había recogido al chico, ahora mismo tenían que esperar a que Elsetetra llegara y que Lakis le pudiera dar toda la información sobre Milo Krakov, alguien toca la puerta de la oficina y él la el permiso para ingresar, ve a Clare Trisk ingresar, quedándose no muy lejos de la puerta.

-¿Qué pasa Trisk?

-ya está la sala para trabajar el caso señor, todos los archivos  fueron trasladados a la sala, solo falta que lleguen los chicos para comenzar, por cierto acaba de llegar el señor que encontró y traslado al hospital a un chico, dijo que Elsetetra le pidió que fuera a la comisaria para tomar su testimonio.

-bien oficial, vaya adelantándose y tomo el testimonio del señor, y si  ve a Lakis, dígale que me espera que todavía tengo que pedirle que busque algunas cosas.

-si señor.- se retira de la oficia a señor las ordenes, ve al señor que llego hacia unos momentos y ella sentó en el escritorio de Keplers.

-señor- se dirige al hombre- por favor sígame, por aquí se tomara su testimonio.

-¿después de eso, me podre ir a casa?


-si, acaso pasa algo señor.- Clare queda desconcertada.

-bueno- el hombre juega con los dedos, como si fuera un niño pequeño a punto de confesar una travesura- el oficial que hablo conmigo en el hospital, me dijo que si no iba y daba mi testimonio, haría un infierno el resto de mi vida, que me seguía como mi propia sombra hasta que pudiera hablar de lo que hice, y que ni todas las manzanas del mundo podrían salvarme de su persecución. 

-típico de Kardia-murmura la rubia.

-¿disculpa?

-nada señor, no me haga caso, sígame por favor.

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La suave melodía  le ofrece un ambiente de tranquilidad en habitación, mientras los ligeros rayos solares comienzan a salir por el horizonte, la noche anterior le había traído una serie de imágenes que hace mucho tiempo que no pensaba, ni tenía idea que aun conservase esos recuerdo de su pre adolescencia y lo más extraño es que estoy salieran al aire después de mucho tiempo. El olor a café recién hecho lo traen de regreso del mundo de subconsciente que él mismo se transportó, niega ligeramente con la cabeza antes de resignarse, como si ese movimiento le pudiera borrar esos pensamientos.

Camina y va al escritorio, observa la máquina de escribir que unos instantes atrás tenía trabajando, apenas tenía unas cuantas líneas sin concluir en una hoja blanca, tiene que terminar ese reportes antes del medio día; sin embargo las imágenes de un pasado lejano no lo dejaron continuar, ni se atreven a retirarse de su mente para lograr nuevamente la tan amada concentración; bufa molesto y de un jalón retira la página trabajada, y de un arranque de ira  la toma con las dos manos antes de que cayera destrozada al suelo de la sala. Toma asiento al frente de la máquina, se  flota la puente de la nariz queriendo tranquilizar todo las visiones que tenía siendo en balde toda las escasas fuerzas de meditación.

Habían pasado 10 años cuando su vida dio un giro de 180 grados, el misterio y la tragedia lo marcaron cuando tenía 15 años, los gritos de las únicas personas que le importaron las tenía muy bien grabadas como si fueran tatuajes que le dejaron muy profundas marcas. Toma un par de lentes que posaban a un costado de la máquina de escribir, se incorpora nuevamente  y estira los músculos de los brazos al aire sin importarle que se descubriera parte de su abdomen debajo de la playera holgada, su estómago le pedía algo para desayunar y el café le sería insuficiente.

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Fue la segunda vez que abrió los ojos en el día, el sol iluminaba completamente la habitación, por instinto se levanta estando muy nervioso, sin embargo la gentil sonrisa de la enfermera le dio la confianza necesaria para sentirse a salvo en el cuarto blanco, ve un par de cables conectados por su brazo, está a punto de arrancárselos pero las delgadas manos de la señorita se lo impide, por un instante piensa “¿acaso así era el tacto de una mujer?, es muy suave a comparación del otro hombre.” 

-querido, ¿tiene hambre, te traigo algo de comer o tomar? – Milo ignora la pregunta y se le queda viendo. La enfermera vuelve a preguntar, por lo que Milo le respondió que solo tenía mucho sueño.

-¿Dónde está?, ¿Dónde está?- ahora le pregunta Milo.

-¿Dónde esta quien?, ¿De quien hablar?  

-él… él estará muy enojado porque me salí, pero…

-no te esfuerces.- le interrumpe la enfermera, no quería nuevamente llamar a los enférmenos, ni inyectarle un sedante, estaba muy drogado, y todavía tenía que comenzar a ingerir alimentos, aunque sean líquidos.-ahora tienes que descansar, muy pronto volverá a hablar contigo, así que necesito que tengas las fuerzas necesarias. 

-¿los dos hombres, enfermera?- ella asiente, le ayuda a Milo a acostarse nuevamente, no tarda en caer sobre la cama, la señorita de blanco le acomoda los cortos mechos, así como los tubos para que no se enredaran entre ellos.

-todavía tienes que responder sus preguntas, así que duerme y cuando abras los ojos ellos estarán ahí para hablar contigo. 

-¿usted se quedara a mi lado? Tengo miedo de es

La enfermera queda desconcertada por la petición de su paciente, ella solo afirma, dejando que nuevamente el chico cayera dormido, salió de la habitación donde la esperaba Camus, desde el otro lado de la puerta vio toda la conversación.

-¿ qué piensa señorita?, ¿Cuánto cree que podamos hablar con el chico?

-no lo sé- se podía escuchar la duda en la voz.- ahora está más tranquilo, puede que ya se esté adaptando a un nuevo espacio, sin embargo recomiendo que no se le presione nada y que solo comiencen a ingresar personas que él pueda reconocer, pero no se preocupe- haciendo una suposición a lo que Camus podía preguntarle- al parecer el paciente ya puede reconocerlo a usted y su compañero así que cuando vea conveniente, puede hablar con él.

-¿y usted cree que podamos hablar con él, la próxima vez que despierte?

-tal vez, sin embargo es  recomendable que esté presente algún familiar y alguien de su confianza para estar con el chico, mi turno está por terminar y no regreso hasta el día siguiente.

“si solo hubiera alguien esperando por el chico” piensa Camus a causa de la afirmación de la señorita, la deja ir a terminar sus rondas, asoma la cabeza y  ve a Milo dormir tranquilamente carente del daño que corre detrás de él. Le suena el teléfono y Camus responde, se aleja un poco del cuarto sin perder contacto visual con la misma, tenía que hablar con el chico, ¿Pero cómo hablar con alguien que no ha visto a otra persona, más que su captor, por 10 años?
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El capitán Lina esperaba a que llegara Kardia lo más pronto posible, Clare hacia unos momentos  tomó el testimonio del hombre que llevó a Milo al hospital, logrando despedir al hombre al tiempo que Kardia llegaba a la comisaria, el peliazul saludo a la rubia y fue hacia a la sala que el jefe mando a colocar para el pequeño grupo a cargo del caso, Elsetetra termino juntándose con él narrándole todo lo que habían pasado y las observaciones que pudo hacer en el corto lapso.

-entonces, ¿Es imposible lograr un testimonio por parte del chico, Kardia?

-por ahora está muy nervioso, el chico apenas puede tener unos segundos de lucidez antes que comenzar a gritar como demente, por ahora  no se sabe si se podrá, sin embargo el hospital quiere que busquemos alguien de sangre para que lo vea y lo acom…

-Eso no será gran problema señores- irrumpe Edén que llevaba consigo varios papeles.- disculpe por la interrupción señores, capitán.

-enano- menciono Kardia intercediéndolo, lo toma del cuello y revolverle el cabello, el platinado le lanza manotadas al policía para separarlo de él.

- deja al joven Lakis, Elsetetra- le recrimino Lina, Kardia regresa a su asiente.–¿que tienes para nosotros?

-algo muy interesante capital- le extiende una hoja impresa, el mayor la lee con interés antes de irla pasando al resto del equipo, mientras Clare abre la boca sorprendida,  a Kardia abrió los ojos sorprendido por lo que leía. 

-si eso es una broma Edén, te juro que…

-acaso crees que mentiría con algo así, les estoy mostrando lo que descubrí, estaba muy oculto como para ser detectado con facilidad, no tengo idea quien habrá hecho eso, pero eso puede traer de regreso a alguien desaparecido. 

-esto- finalmente habla el capitán Lina.- resuelve muchas cosas que años atrás no se puso hacer. 
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Cuelga el teléfono, luego de  hablar con su jefe, apenas termino de realizar su reporte, justo a tiempo pues había llegado el asistente del editor para llevarse el documento, ahora tenía un par de semanas libres para descansar su mente y una nueva idea se pudiera ir desarrollando en ese lapso de tiempo. El teléfono del departamento sonó, le pareció muy extraño pues a excepción de la oficina donde trabaja, nadie más sabio su teléfono, contesta la llamada antes de que se perdiera. 

- ¿bueno?

-buenas tardes- era la voz de una mujer del otro lado de la línea- con el señor Salge.

-habla con él, ¿En qué puedo servir?- un poco más tranquilo.

-soy de la comisaria de la ciudad de Morsko, tengo la obligación de solicitar si presencia lo más pronto posible, ya que es un asunto un poco complicado como para ser tratado por una simple llamada. 

-bueno señorita, creo que será complicado, pues como ve en el lada, no estoy en el país señorita, además hace mucho tiempo que no voy a esa región, no hay nada que me ata a ese lugar. 

-en eso se equivoca señor, hace unas horas encontramos a un joven, se identificó como Milo Krakov.

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Cinco horas había durado su vuelo, y gracias  al cambio de horario le indicaba que el sol no pasaba de las 4 de la tarde, cuando apenas en donde vivía iban a dar el medio día. Lo primero que siente después de bajar del avión fue la fría temperatura de la región, se acomoda lo mejor posible la chaqueta que tenía junto con la bufanda para evitar la baja temperatura. Luego de estar más de una hora el teléfono pegado a la oreja, apenas y había tenido tiempo para empacado un par de prendas para los días que iba a estar, y no es que quisiera estar en la ciudad, pero la mención de ese nombre le causaba mucho desconcierto, hace varios años que no lo escuchaba y que mejor ahora para cerrar ese capítulo de su pasado para ir adelante el enfrentar lo que le tendrían que decir sobre Milo Krakov. 

Se había puesto de acuerdo con la mujer de la línea en tomar el primer vuelo que encontraría para regresar al país del norte, mientras tanto enviarían a alguien para recogerlo y poder ir a la ciudad, tuvo que sentirse afortunado al momento de llegar al aeropuerto internacional y ver que todavía tenían vuelos internacionales pues no quería esperar ocho horas más antes de que se reanudaran los vuelos hacia el sitio, era mejor terminar esto lo más pronto posible. Fue a revisar los papeles en la aduanas, y al estar todos sus papeles en ley, recoger la pequeña valija que trajo consigo. Al tener consigo sus pertenencias va buscar a la persona que lo recogería.    
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Kardia llegó al aeropuerto, luego de que Clare le pidiera a recoger ve a una persona  que rápidamente lo identificaría pues sería la única persona diferente a la que él suele ver, no sabía si tomarse aquello como una ofensa o que la chica lo conocía muy bien por sus gustos “vulgares”, sin embargo rápidamente le proporcionaron el nombre del joven a buscar pues no sabía que tan rápido se moviera, rápido saldría el testimonio del moreno.

Mira el reloj de la muñeca había pasado tres horas esperando a la misteriosa persona pero nada. Ve sin mucho interés caminar o correr a la gente, había otras que  esperan sus vuelos y unas cuantas otras dirigiéndose hacia la salida. Observa como un grupo de turistas iban saliendo, todos ellos guiados por el encargado, a punto de voltear por otro lado ve a un joven ambos intercambian pero la separan, sin embargo siente la mirada del hombre sobre su persona que lo obligan a volver a encarar. 

Podía jurar que aquellos segundos se asemejaban a un duelo de miradas si no fuera porque ese joven parecía que buscaba algo y él tenía que buscar a alguien, por instinto más que nada deja ver ligeramente la placa y el arma que suele colocar en la cintura del pantalón. Ve como relaja los músculos y se dirige hacia él. No perdió detalles en el joven que tenía al frente de él, era casi tan alto como el,  con una  piel tan blanca como la nieve, que lo hizo dudar que ese hombre fuera hermano de Milo, pues además de la piel, el color de los ojos (ocultas bajo unas gafas metálicas), y el cabello eran diferente al joven moreno, era ver una alegoría entre el invierno y el verano en Milo y el joven al frente. 

-¿Usted es Degel Krakov?

-deje de usar el apellido Krakov-el joven menciona como su lo susurrara- luego de la muerte de mis padres, ahora me llamo Salge por parte de mis abuelos que me criaron.

Kardia se siente afortunado de encontrar a Degel  Salge o Krakov, él era la pista para lograr hablar con Milo, pero entraba la cuestión de que si él quería ver al herido , después de todo había pasado diez años sin saber nada de cada uno, además todavía entraba la cuestión de que si Milo todavía lo recordara.

-Eso explica porque cuando tratamos de buscar alguien de la familia Krakov, no salía nada del registro, por cierto soy Kardia  Elsetetra, soy uno de los encarados que llevan el caso de Milo Krakov.

- es un gusto conocerlo oficial, y no me extraña que no me encontraran, mis abuelos nunca tuvieron una buena relación con mis padres, principalmente con mi madre, se sintieron muy decepcionados que mi madre  se fue del país en sus tiempos de juventud, y haya manchado la familia con sangre Cosaca, y luego lo de Milo, nunca pudieron perdonarla, ya se imagina la alegría que tuvieron cuando mis padres murieron y el que yo me haya ido con ellos, a pesar de mi sangre cosaca, procuraron darme la mejor educación posible lejos de las nativas creencias de mi padre.

-entiendo joven, por cierto tome, los encontró nuestro agente cibernético, y nuestro jefe quiso que se le entregara una copia.- le entrega un folder que contenía algunas hojas que Edén les había entregado antes de salir, ahí se observaba un acta de adopción de un bebe a un matrimonio local junto con algunas fotos, Kardia supuso que el infante era Milo siento cargado por la mujer que a su vez era abrazado por un hombre y al frente de él, un infante que no pasaba de los cinco años de edad, el bebe de unas facciones muy características de la gente del mediterráneo a excepción del tono del cabello  que era lo único que rompía la armonía de la foto al ser completamente diferente.  Degel tomo la foto, así como los documentos, los puso por debajo de la axila  mientras examina nuevamente la foto, delineo con los dedos de la mano libre la figura de los padres, como si pudiera darle una caricia en el rostro, guardo la foto. Kardia podía intuir que algo pasaba por la cabeza del joven, aunque le era un poco difícil intuir en la mente de la gente, eso le quedaba mejor a Camus y Clare.
 
-¿cree que podría ver a milo?- la voz de Degel lo saca de sus pensamientos.

-si señor, después de todo tiene que hacerlo, lo dejare en el hospital tengo que regresar a la comisaría, pero no se preocupe, hay un compañero cuidándolo y que lo acompañara todo el tiempo- Degel asiente, ambos se dirigen a la salida del hospital.

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El camino hacia el hospital fue silencioso, Kardia mirada debes en cuando al joven sentado en el asiente del copiloto, desde que había ingresado al carro no habían intercambiado palabra alguna, como le gustaría tener un dólar para saber los pensamientos del hombre, no veía que mostrara algún gesto e incluso se sorprendió cuando le entrego y solo ver un gesto monótono por parte de él, acaso ocultaba algo, tenía curiosidad el saber, sin embargo años de labor y práctica, le daban el auto control para no preguntar de más, pero algo ocultaba el joven, ya luego lo averiguaría. 

No esperaron mucho para llegar al hospital y despedirse, Kardia se llevó los documentos mientras Degel va a hablar con el doctor a cargo de Milo, ya luego se volverían a encontrar, Degel  va la recepción, y pregunta por la habitación de Milo, luego de que le dicen va hacia allá. 

Camus sentado afuera de la habitación, quedo sorprendido por la presencia del joven peli azul, ambos se presentaron, Camus como el oficial a cargo del caso, y Degel como el hermano del chico, Degel hablo de aspectos generales ante la sorpresa  del policía, ahora Camus entiende porque nadie podía encontrar familiar vivo de Milo.

-¿no ha dicho nada, oficial?- Camus niega. Degel baja la mirada antes de preguntarle en donde lo habían encontrado y las condiciones que fue encontrado, Camus trata de responder lo poco que sabe, viendo como lentamente aquella mirada fría carente de emoción, comenzaba a tener un brillo melancólico.  Camus esta por reconfortarlo pero Degel se retira los lentes  y se frota los ojos, aquello hizo que el brillo desapareciera y volviera a tener esa mirada fría

-¿Acaso le pasa algo joven?- le pregunta Camus.

-no es nada oficial, es solo que… hace mucho tiempo que no veo a Milo, si mis padres estuvieran aquí, podían pero yo… no se cómo sentirme, por un lado me siento feliz, pero por otro lado no puede tener sentimientos hacia alguien  que le hice mucho daño, nunca fui muy expresivo como para saber el como sentirme.

-¿A que se refiere señor Degel.

-no es nada- Degel niega con la cabeza.- es solo una historia de un alma arrepentida, ¿Acaso puedo ingresar- Camus afirma a pesar de no estar muy convencido por la respuesta de Degel


Degel va hacia la puerta, quiso decir algo más viendo la duda en el rostro de Camus, pero ahora tenía que ingresar, toca la perilla pero no se podía mover de la puerta, era como si hubiera perdido sus fuerzas, Camus lo toma del hombro, invitándolo a ingresar, que él se quedaría a su lado; mientras el mayor toma valor para seguir adelante, el sonido de la puerta se le hizo muy estridente que apenas la dejo a medias y baja la mirada, el contacto en el hombro y la mirada determinante de Camus, lo hizo tomar valor para ingresar al cuarto.

La puerta de la habitación se abrió, el sonido de la puerta hace que Milo despierte, ve ansioso a quien pudiera ingresar. Las pupilas se le dilataron y la respiración se le corto, miro a un joven muy apuesto con el  cabello azul marino, un par de gafas que ocultaban los ojos amatistas que poseía y resaltaban contra la piel blanquecina que tenía. 

-De..De..Degel-tartamudeo el nombre 

-Milo…hermano.

Degel se acercó al rubio, tomando asiento a un lado de él, Milo lo siguió con los ojos y se hizo a un lado para que el mayor pudiera sentarse a su lado. Degel miro en silencio cualquier movimiento que pudiera realizar, 

El rubio tenía vergüenza por la posición que lo veía su hermano mayor, movió los labios reprimiendo los gemidos de tristeza y las lágrimas a punto de salían de los ojos, al final fue en balde, pues en unos segundos después todo el rostro estaba en un mar de llanto, llevo las palmas al rostro, no sabía que quitar  primero si las lágrimas de los ojos, el moco liquido o traparse la boca para no interrumpir el silencio en las demás habitaciones.

Degel caminó en automático hasta su hermano, sentándose a su lado, Milo se aferró a él, como su la vida dependiera de él, Milo lloró en el pecho del mayor, Degel acaricio los rubios rizos del.

-¡Degel!, ¡perdóname, no debí haber salido!, ¡todo es mi culpa.

-no Milo, no lo fue, yo tuve que cuidarte, pero ahora estoy contigo.-le dijo con mucha culpa en la voz.

-¡quiero a mamá!

-tenemos mucho que hablar Milo- se separa de él, le toma del rostro y lo mira a los ojos, el mayor se enjuaga las pequeñas lagrimas que continúan saliendo de su no tan pequeño hermano. 

-Degel, ¿porque estas llorando? -Milo le abraza fuertemente, como si eso solo fuera un sueño y todavía estuviera atrapado en ese lugar que consumió la mitad de su vida.- tu nunca llorar, tu odias llorar.

Degel quedo en silencio, pensado en sus años de adolescencia cuando su hermano apenas era un niño y él entrada en aquella difícil etapa, tuvo que pensar en las veces que se peleaba con Milo, a causa de su carácter extrovertido e impulsivo del menor, pero aun así lo quería mucho.

-estoy muy feliz el tenerte otra vez.

-¿porque si tu…

-no hables- lo interrumpe- eso quedo en el pasado, lo que importa es que estamos los dos juntos nuevamente. 

-no quiero interrumpir este encuentro- dice Camus finalmente- pero tengo que hablar con Milo, tengo que hacerle unos preguntas con respecto a su desaparición, ¿podemos hablar Milo?

El rubio son alejarse de su hermano, levanta la cabeza y encara al oficial, voltea el rostro para ver a Degel y este asiente, vuelve a mirar a Camus y afirma con la cabeza.

Continuara.


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