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El hombre de mis sueños por darkmiss

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Notas del capitulo:

capitulo cinco y seis, para ser subidos. 

Camus saca de la chamarra una pequeña grabadora, la deposita a un costado de Milo que no se atrevía a separarse de su hermano, pero que captó rápidamente su atención el aparato.

-Degel, sería un descuido mío que saquemos a Milo en su condición, por lo que se le tomara su declaración aquí, Milo- se dirige al mencionado- quiero que este lo más tranquilo posible, y mencione todo lo que usted recuerde del día de tu… desaparición.

-fueron muchas cosas- murmura el moreno.

-lo que usted solo recuerde-le insiste Camus- no tiene que hacer un gran esfuerzo, solo lo que le venga a la cabeza. 

-pero él….

-él no le hará ningún daño, se lo prometo.

Milo asiente aceptando las palabras de Camus, ve la grabadora antes de tomarla y examinarla. Camus y Degel miraron como el moreno inspecciona el aparato. Finalmente Milo deja a un lado la curiosidad por la máquina,  coloca los dedos sobre los botones de la grabadora. Camus se acerca y le acomoda cada dedo sobre cada botón, como también le aproxima  la boca lo más cerca posible la bocina. 

-cuando estés listo- habla Camus- solo apriete el botón del en medio- le señala, Milo afirma y enciende la grabadora.

------Flashback-----

Las pupilas semi dilatadas no perdían detalle alguno de lo que las páginas del libro le podía ofrecer, a pesar de no ser tan ameno a los libros con ilustraciones, las viejas impresiones que tenía el ejemplar como imágenes, le daban la idea de cómo el ilustrador se lo imaginaba en el momento en que se lo describían. Voltea la siguiente página y continúa con la lectura. Eso era todo lo que él podía pedir para ser feliz, un poco de paz y tiempo suficiente para poder pasar unos minutos con su tan adictiva adición a las grandes obras literarias que el hombre ha hecho a través del tiempo. 

Toda la paz y tranquilidad que tenía la habitación fue irrumpida al escucharse un golpe contra las paredes, el movimiento brusco de los estantes, así como las pisadas bruscas de alguien entrando al cuarto. Frunce el ceño al escuchar la risa infantil de aquel intruso, levanta ligeramente la cabeza, dejando apenas que sus ojos se asomaran sobre el lomo del libro para ver  una maraña de pelos rubios corría por detrás de una pelota de plástico y golpeaba debes en cuando las paredes de la habitación que hacían que los estantes de madera se movieran y los libros estuvieran a punto de caer de su sitio.  

Murmura unas palabras, sin que el infante se percatara de la maldición lanzaba en su contra, y continua con su lectura, invoca toda la paciencia posible como si el escándalo que hacía el niño no le molestaba, aun cuando él sabía que eso era una vil mentira y terminaría levantándose bruscamente para encerrar a Milo a su cuarto solo porque él no podía concentrarse en su lectura.

-¿Degel?

El mencionado oculta más la cabeza detrás de libro, deseando que no lo vuelva a mencionar, sin embargo el niño lo vuelve a mencionar, despega la cabeza del libro para ver al pequeño infante que lo llamaba, un joven Milo que tal vez no pasaba de los 10 años, lo observa intrigado sin tener la menor idea que su sola presencia molestaba a su hermano, llevaba vestido unos pantalones colores que combinaban con un par de tenis y una playera color acre. 

-¿Qué pasa milo?

-estoy aburrido, vamos al parque. 

Degel bofa, y vuelve a su lectura.

-más tarde, deja que termine este capítulo y te llevo. 

-pero- Degel despega la vista de la lectura.-siempre me dices eso y nunca vamos.

-es porque tengo cosas que hacer Milo.

-pero yo quiero ir al parque, la señora Mary siempre me lleva.

-pero la señora Mary no está, además de que no podemos salir.- le miente. 

Degel no quería salir porque eso implicaba el tener que dejar su lectura para cuidar a su hermano, y no es que no quisiera a Milo, pero algunas veces el menor era insoportable con sus preguntas y él no tenía paciencia para responderle. ¿Cómo era posible que su madre le pida que se quedara con Milo, cuando él ya había hecho planes de ir a la biblioteca de la ciudad y poder sacar unos volúmenes de Dumas que hace tiempo ha querido leer?, maldice profundamente que su hermano no haya tenido clases y se tuviera que quedar con él todo el día, además estaban a pocos minutos para la hora de la comida y Milo se había negado a desayunar, solo porque él no le había servido a señor bigotes, un peluche de forma de conejo, su cereal favorito.  

-pero quiero salir, por favor, prometo obedecerte, pero quiero salir.

-no Milo, es mi última palabra.

-¿pero?

-¡te dije que no, ahora ve a tu cuarto!- grita Degel, el menor retrocede unos pasos asustado por la reacción.

-¡Malo!- le responde gritando Milo, sale del cuarto, azotando la puerta de la sala, Degel se entierra más en el sillón y vuelve a su lectura.

Milo fue a su cuarto, la habitación era un poco infantil pero acorde a su edad, un mueble de noche a un lado de su cama con una pequeña lámpara de noche, un estante con varios libros de cuentos que su mamá le suele contar antes de dormir, una cama individual vestidas con un conjunto de fundas y cobertor para las noches frías varios juguetes regados en el suelo símbolo de que hacía unos minutos atrás estuvo jugando con ellos, pero el puesto principal sobre la cama era para un pequeño conejo de franja muy gastado por el tiempo, pero que aún se  conservaba en buen estado. Camina hacia la cama, se sube y toma al conejo, encarándolo.

-Malo Degel, yo solo quiero salir al parque, solo quiero ir a ver a mi amigo, seguro que debe estar muy molesto verdad – se dirige al conejo, como si el conejo le pudiera contestar, le mueve la cabeza afirmando la pregunta. Lo  toma entre los brazos y se abraza al muñeco.

- ¿Por qué Degel es así?, ¿porque ya no quiere jugar conmigo?, ¿Acaso soy un niño malo?

Milo se aferra al muñeco, en la mente del infante solo busca un poco de consuelo, siempre que se  tiene esa clase de sentimientos, toma su muñeco, lo abraza hasta que se siente mejor. No logra entender ¿Cómo es que de un momento para otro la actitud de su hermano cambio tan drásticamente?, ¿porque le duele mucho esa indiferencia que tiene el mayor hacia él?, ¿porque no le permite ver más allá que el cuarto y de la casa?, ¿porque no le permite ir más allá? 

-tu si me haces sentí mejor señor bigotes. – le dice al conejo, lo vuelve a colocar en su lugar y  comienza a jugar con sus figuras de acción.

La puerta de su habitación, dice un adelante y Degel aparece. Milo mira al mayor, y frunce el ceño, le da la espalda y continúa jugando sus figuras de acción.

-vamos a comer, la comida ya está servida.- le dice Degel con voz seria

-¿puedo llevar al señor bigotes conmigo?- responde con voz serena

Degel rueda la vista, eta por mencionar algo pero lo omite rápidamente.

-si, puedes llegar al señor bigotes.

Milo se alegra, deja a un lado el juego, toma su conejo  y  sale a dirección del comedor. Toma asiento al frente de un tazón de sopa de tomate, y espero a que el mayor tome asiento, mientras Degel comía en silencio, Milo le hablaba sobre su día como lo que haría a su conejo, toma el tazón y se lo empina en la boca.

-no sorbes Milo, toma con la cuchara.

El niño obedece y continua comienzo hasta terminar, ve a su hermano que tenía un libro a un lado de su plato, siempre le parecía muy extraño el hábito de su hermano, por la lectura, algunas veces lo había visto leer aquellos grandes libros sin dibujos, a esos le aburrían sin embargo a Degel lo tenían entretenido que siempre lo deja sumergido en un mundo donde él no podía llegar. Si a él lo dieran esa clase de libros, él se aburriría y lo dejaría a un lado para seguir con sus juegos Infantiles, como el suele decirle.

Milo termina de comer y se queda en el comedor mirando a Degel que continua comiendo y leía el libro, finalmente el hermano mayor termina de comer, toma el plato y el libro para dejarlos

-Degel- menciona Milo-¿podemos salir por favor? 

Degel está por pedirle que vuelve a su cuarto, cuando Milo lo mira suplicando, el menor esperaba que esta vez fueran al parque, él quería salir a jugar con su amigo, el mayor suspira cansado, se levanta en silencio, sale de la habitación, Milo agacha la cabeza, toma a su conejo. 

-ve señor bigotes, Degel me odio, el ya no quiere jugar conmigo. 

Toma su plato y el conejo, se dirige al fregadero y deja el plato, todavía no alcanzaba las llaves para poderlos lavar, está por regresar  a su cuarto cuando ve a su hermano bajar de las escaleras, ambos hermanos se miran buscando alguna respuesta.

-ven vamos a salir, toma- le extiende una chamarra color azul- póntela.

Milo no puede ocultar la alegría al escuchar a Degel que saldrían, obedece y se coloca al prenda, toma su muñeco y camina a la salida, Degel lo sigue por detrás. Ambos hermanos salieron de la casa a dirección de un parque no más a cinco cuadras de la casa.

Al llegar al parque, Milo corrió hacia un grupo de columpios, ignorando el grito de Degel a que lo esperaran, eso no le tenía mucha importancia, después de todo el mayor siempre toma asiento y continua leyendo sus libros, mientras él juega en los aparatos infantiles. Corrió hacia un par de columpios libre, deja en uno a su conejo, mientras toma asiento en el otro, comienza a balancearse de un lado a otro. Disfruta el moverse, sentir la brisa tomando el rostro y los cabellos volando contra el aire, ríe con alegría sintiéndose libre con ese simple balanceo. 

-Milo.- habla una voz a su espalda, volvía y ve a su amigo a su espalda.

El rubio le sonríe y detiene el columpio, toma el peluche y le ofrece el asiento a su acompañante.

-hola.

-llegas tarde.- le recrimina la otra persona.

-es que no me quería dejar salir mi hermano.

-¡tu hermano está aquí¡ 

-si- lo mira extrañado- la señora Mary no pudo y Degel no tuvo clases, odio estar encerrado en la casa, y quería salir, pero Degel no quería pero ahora estoy aquí.

-entiendo, ¿Dónde está Degel?

- debe estar sentado por ahí, las veces que me trae, él se queda sentado a la sombra de los árboles y me deja jugando… ven, te llevo para que lo conozcas.

-no, déjalo así luego me lo presentas, vamos a jugar un poco. 

-si.
 
Ambas personas  juegan en el columpio, Milo se levantaba, riéndose por la altura que tomaba, su acompañante no se quedaba atrás y trataba se alcanzar la misma altura que el rubio alcanzaba, las risas de ambas personas se escuchaba. Como había dicho su hermano, Degel estaba sentado no muy lejos de donde estaban los columpios, al momento de escuchar las risas de su hermano, tomo asiento en la fresca hierba y continúo leyendo.

Milo continua balanceándose, aun cuando su compañero se había detenido, lo mira  y lo ve como si pensara en algo, se detiene y lo observa.

-¿pasa algo, amigo?

-no, bueno si, pero no sé cómo decirlo.

-pues dilo, tal vez te pueda ayudar.

-pues, no lo sé Milo, pero ¿quieres ver algo?, mientras te esperaba, encontré algo fabuloso, tal vez…

-¡es una sorpresa!- le interrumpe emocionado Milo.

-sí, una sorpresa.-le responde la otra persona. 

-me gustaría verlo.-murmura Milo con vergüenza a lo pensara su amigo, él sabía que era un chico muy curioso y que esa misma curiosidad le había traído problemas en la escuela, en la casa, con sus padres y su hermano, además no quería hacer enojar a su amigo, era la única persona que lo estaba soportando en los últimos meses que se veían en el parque.

-si quieres te llevo- nuevamente habla su amigo- no está muy lejos de aquí, sé que te gustara milo.

-tú lo crees.

-claro, ven vamos rápido.

-entonces vamos- le extiende la mano su acompañante, Milo la toma  y deja su conejo,  sigue a su amigo a dirección de un grupo de árboles lejos de los columpios y de la atención de Degel.

Las risas se habían detenido hacia un buen tiempo, aquello le extraño a Degel, corrió hacia los columpios, ve en el suelo el conejo de Milo, grita el nombre del menor por todos lados, pero no recibe respuesta, Milo lo escucha pero sigue a la persona, le había prometido una sorpresa y él quería saber que le podía dar su nuevo amigo, se dirigen a un par de árboles que las ramas ocultaban algo, la segunda persona se adelanta y deja ver un camino oculto. 

-es por aquí Milo, estoy seguro que te va a gustar.- la segunda persona extiende su mano al frente de él y Milo la toma, se introducen, el menor ve un camino de tierra, la voz de Degel había desaparecido hacia unos minutos.

-Estamos muy lejos, sería mejor…-no termina la oración cuando la persona toma por los hombros a Milo y lo empuja contra el tronco de un árbol, el menor se golpea la nuca y cae inconsciente.

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Cuando recupera la razón, se levanta del suelo, ya no estaba en el parque, mira su alrededor, era una habitación oscura con una puerta siendo la única entrada y salida, se levanta y escucha un ruido, siente algo pesado y ve una cadena atada a su pie, grita llamando a su amigo pero nadie le responde, la entrada se abre dejando ver una silueta oscura, se cubre los ojos por causa de la luz del otro lado de la habitación. 

-¿quien eres?- colocando una mano delante de los ojos

-callate si no quieres que le haga daño a tu familia. –Dice la voz con rudeza, Milo tiembla de miedo-ahora serás un niño bueno y quítate la ropa.

Milo se despojó de toda la ropa, quedando en calzoncillos, la persona del frente tomo las pequeñas prensas y le arroja una camisa muy grande para la edad de milo así como un viejo cobertor, el menor las toma cubriéndose con ellas.

-te quedaran un tiempo aquí, no te preocupes por la comida, te la traerle cada dos días, así que trata de racionarla, solo tienes prohibido salir de este cuarto.

El hombre va a la salida, Milo mira al hombre antes que este cierre la puerta, dejándolo en la completa oscuridad.

---------------Fin del flashback.

-eso es todo lo que recuerdo oficial.- termina Milo de hablar, corta el rollo y le entrega el aparato a Camus

Camus toma la grabación y la guarda en sus ropas.

-¿Después de eso que paso?

- ya no recuerdo muy bien… algunas veces solo hablábamos… otras solo se me quedaba viendo mientras me pedía que bailara…, siempre en la oscuridad, y si pasaba a la luz, siempre tenía algo en la cabeza.

-¿un pasa montañas?

-creo que así lo llamaba, se traía comida y si me portaba bien, me traída un dulce, no me dejaba salir a no ser que necesitaba ir al baño, cuando pasaba, me cubría los ojos y me llevaba, siempre me bañaba una vez al vez, no me dejaba salir a no ser que él lo ordenara, todo era muy bien.

Esas palabras desconcertaron a Camus y a Degel, Milo entrelaza los dedos, las coloca sobre su pecho, cierra los ojos.

-pero luego paso algo y cuando regreso, se volvió más violento, se la pasaba gritándome, me jalaba el cabello, me dejaba encadenado todo el tiempo, debes en cuando me traía comida ya no me permitía bañarme ni ir al baño, algunas veces fumaba y cuando quería apagarlos, me quemaba, me cortaba el cabello cuando lo veía muy largo, ya no me dejaba moverme del cuarto.

-¿y cuando paso eso?

-tendría como 13 años.

-¿despues de eso?

Por instinto Milo se acurruco con Degel, el mayor lo abrazo Camus se quedó en silencio analizando las palabras del rubio.

-me tengo que retirar, pero no se preocupe, vendrá mi compañero para cuidarlo, tenga la libertad de quedarse señor Degel.

-si oficial.

-que tengan buenas noches 

-Buenas noches- corresponde la despedida Degel, Milo guardo silencio, seguía sin abrir los ojos, el sonido de la puerta abierte y cerrarse le indico que el oficial se había ido, Degel no se movia de la cama, paso el brazo por encima de los hombros, estaba agotado pero no quería dormirse aun cuando había sido un día muy largo para los dos.

-¿tienes sueño?- el rubio asiente

-Milo, duerme, necesitas descansar.- El rubio obedeció y queda dormido al instante.
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Había visto salir al oficial del cuarto de Milo hace una hora, y hubiera hecho el siguiente movimiento, si no fuera porque estaba ese otro sujeto a un lado del moreno no se iba del cuarto, llevaba varias veces recorriendo el pasillo y simplemente no veía que se alejara de Milo. 

Eso le frustraba, que tanto le costaba a ese hombre salir y dejar solo unos minutos a Milo, para que él pudiera terminar su trabajo. Por un momento apretó el puño sin importarle que los papeles que tenía en la mano se arrugaran, se aleja del pasillo donde tenía internado Milo, tenía que pensar rápidamente un plan para eliminar a Milo y de paso a aquellos que conocen de su existencia.   

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Llegó a la comisaría,fue directo hacia donde Kardia así como el resto del equipo lo esperan en la sala del caso, Camus saluda a sus compañeros en un movimiento de la cabeza, toma asiento en el único lugar disponible. Era una mesa redonda por lo que hacía más fácil ver a todos los integrantes de caso, al frente de ellos había un pizarro, que mostraba una serie de fotos antiguas, así como hojas y recortes de periódicos colgados, Clare estaba leyendo un par de hojas que tenía en la manao, el capitán intercambiaba unas palabras con Kardia y Eden se retiraba a su oficina, dejando solo a las cuatro personas presentes. Cuando todos están sentados y en silencio, el capitán Lina se le levanta, va al frente del pizarrón señala la serie de fotos, muestra la primera foto la más vieja de todas.

-El caso el hombre de mis sueños, paso hace 10 años, un total de 5 víctimas, 4 asesinadas y la última recién encontrada, perfil de las victimas niños caucásicos entre los 9 y 12 años de edad, provenientes de familias de clase media trabajadoras.

-la primera víctima Yukio Tears, niño de 11 años, desapareció luego de salir de la escuela, sus padres lo reportan al no aparecer al día siguiente a  y a los 3 días, fue encontrado muerto a  dos cuatros de la escuela donde estudiaba - habla Clare-la segunda víctima Lian Bower, 12  años, desapareció luego de salir de entrenamiento de hockey, no se hizo reporte de desaparición porque apareció en menos de 24 horas, al frente de la pista de hielo donde entrenaba todas las tardes.

 -la tercera víctima- toma la palabra Kardia- Hin Lug, 10 años, desapareció, cuando su madre lo mando a comprar unos víveres, no regreso, los padres lo reportaron de inmediato, una semana después fue encontrado en uno de los puestos donde suele comprar sus viveres.

-la cuarta víctima,  Rould Lupin, 11 años, desapareció saliendo de la casa, no paso menos de 12 horas cuando fue encontrado muerto el frente de la casa, en todos los casos nunca se vio cuando los sustraían ni cuando dejaba los cuerpos

-por lo que dice los reportes, ninguna víctima presento heridas mortales, por lo que se intuyó que murieron con alguna sustancia.- menciona Kardia luego de ver los reportes postmorte. 

-la última víctima, Milo Krakov, despareció cuando su hermano Degel y él  salieron al parque ubicado a unas cuadras de su casa, en algún momento este- señalan a la foto de Degel- se descuidó, por lo que se llevaron a Milo 

–no esta muy equivocado señor, pero lo último- recuerda las palabras de Milo. 

-tiene algo que decir Camus- menciona el capital Lina.

-si, bueno, tuve la oportunidad de hablar con Milo, menciono algunas cosas que nos pueden ayudar capitán.

-por lo que tengo enterado, lograste sacarle su testimonio Camus.

-así es capital- saca la grabado entre la ropa

-aquí  está el testimonio de Milo, me gustaría que escuchen con atención-Camus  corre la cinta, todos los presentes escuchan con atención el testimonio de Milo, Lina y Clare no hacen ingnpin gesto solo escuchar son comentary hacen algunas anotaciones, mientras Kardia y Camus esperan a que termine la cinta.

-por lo que describe, su relación con su hermano no era tan buena en ese tiempo.
-además de que  Milo tiene un serio caso de depedencia, no dudo que sea los primero síntomas de Estocolmo sin embargo no ha mostrado ningún sentimiento a su captor.- inquiere Kardia.

-tal vez sea el miedo que le tiene al sujeto en cuestión capitán, 10 años en cautiverio podrían haber creado alguna relación con su captor, sin embargo lo que muestras es un claro que tiene mucho miedo y se aferra a lo que tiene a la mano. 

-tal vez Saga pueda ayudarlo-habla Lina- tenemos que saber qué grado de dominio tiene el ignoto con Milo, además quiero un testimonio del hermano de Milo.

-¿De Degel?- cuestiona Camus. –no creo que sea necesario.

-al contrario, por lo escuchado, Degel fue la última persona que lo vio, tenemos que hablar con los hermanos y resolver este caso lo más rápido posible, entre más lejos este Milo de ese criminal, más violento se pondrá, por lo que quiero que alguno de los presentes vaya a hacer guardia en el hospital, hasta que den de alta a Milo.

-iré yo- se adelante Kardia.-Camus tiene mejor relación con Saga, y será más fácil, además de que Degel ya sabe reconocerme.

-muy bien Kardia, ve al hospital.
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Degel dejo que nuevamente Milo se durmiera luego de hablar con Camus, el oficial parecía muy atento a lo que ambos requerían y eso agradecia, baja la mirada hacia el menor que dormía aferrado a su camisa, pasa la mano revolviendo algunos cabellos de la frente, durante la confesión de Milo, él solo escuchaba sin mencionar nada, sabía que le era muy difícil a Milo rememorar ese día. Luego de que su no tan pequeño hermano finalmente lo soltara, tomo asiento en la silla al frente de la camilla y poder apreciar con mayor atención la situación en la que se encontraba.

Era una situación muy delicada para él, siempre trataba de seguir adelante luego de que su hermano desapareció, se obligaba a pensar que todo estaba muy bien y que solo eran tres personas en su familia, su mamá, su papá y él. Sin embargo su mente se encargaba a recordarle que eso era una gran mentira que había alguien más y por su culpa no estaba, y finalmente entro en un colapso y sentía que todo eso era una pesadilla, y por eso razón nunca regreso cuando cumplió la mayoría de edad, para que su dulce pesadilla nunca terminara, pero ahora despertaba a no más de 10 años de diferencia, con un joven entre los 19 y 20 años que se hacía llamar su hermano, que lo tenía al frente, que lo miraba con esas pupilas cristalinas como lo hacía hace diez años. Todo eso era inútil y necesitaba descansar ahora.

El sonido de la puerta abrirse lo saca de sus pensamientos, levanta la mirada y ve ingresar al oficial que lo había dejado en el hospital en la tarde, no sabía o más bien no recordaba que este lugar se podían mover con rapidez, pero desecho esa idea al ver el exterior de la ventana y la oscuridad de la noche ya los envolvía, “Tal rápido había pasado el día” piensa el hermano mayor.

-buenas noches oficial Kardia 

-buenas noches 

-¿acaso el oficial camus, no vendrá?

-no, nuestro jefe quiso dejarlo descansar, después de todo hoy era su día libre, es lo menos que puede hacer el capital.

-entiendo, es una lástima- Degel regresa a un lado de su hermano, toma asiente a un costado de Milo, le acomoda el flequillo. 

-supo que tiene alguna relación con la victima señor. 

-si, es mi hermano, adoptivo, pero mi hermano. 

-por lo que escuche de la confesión de su hermano nunca tuvo una muy buena relación con él señor Degel. – le habla directo sin titubeo, Degel mira a Kardia sorprendido pero luego huye de la dura mirada del oficial.

-si, bueno digamos que buena, buena, no tanto, cuando Milo llegó a casa cuando era un bebe, mi madre solía decir que no me atrevía a que nadie se le acercara a él, que él era el nuevo integrante de familia y así lo hice, ambos éramos muy unidos, pero conforme iba creciendo, nuestra relación fue cambiando, Milo era cinco años menor que yo, cuando él desapareció tenía  quince años de edad.
- la edad de la “rebeldía”.- dice Kardia

-así es, tal vez el ambiente o porque tenía otras responsabilidades me hicieron cambiar, primero era yo antes que cualquier cosa, Milo era un niño que buscaba la atención y yo solo quería estar solo, en parte fue mi culpa, estaba enfrascado en mi mundo cuando Milo buscaba ser parte de este, es día en que  desapareció Milo, él buscaba jugar pero en lugar de eso solo le gritaba nunca se me ocurrió que alguien se lo llevaría. Mis padres me odiaron por eso, mi madre no paraba de llorar, mientras mi padre no dejaba de restregarme  en la cara el rapto de Milo, algunas veces- levanta la manga del brazo, muestra varios cortes de forma horizontal en todo lo largo del brazo– me mutilaba por la culpa e incluso llegue a pensar en suicidarme, pero mi madre me curaba porque no quería perder a otro hijo, aun así la culpa ya estaba.

Kardia escucha con atención a Degel, al parecer la culpa por el secuestro de Milo seguía persiguiendo al mayor. No tenía idea porque le decía todo eso, sin embargo por el tono de voz y los gestos, el hombre al frente de él cargaba su propia cruz durante los últimos diez años, a pesar de aquella falta de gestualidad en el rostro.

-¿y el día en que usted y su familia tuvo el accidente?-le pregunta Kardia

- el viaje era para llevarme a vivir con mis abuelos maternos, mis padres ya tenía suficientes problemas como para enfrentarse a otro chico que se cortaba las venas o se la pasaba paseando en el cuarto de su hermano menor, buscando como su estuvieran jugando a las escondidas, para cuando nuestros padres murieron  yo estuve una semana en coma, al despertar mis abuelos ya estaban solo esperaron a que me dieran de alta para salir del país.

Kardia escucha en silencio las palabras de Degel, aun cuando no soltaba ninguna lágrima, la mirada de Degel delataba una profunda tristeza y culpa, tenía que hablar con Camus para ver si ambos hermanos tienen la oportunidad de hablar con Saga. 

-Milo no tuvo que pasar aquello, fue mi culpa que se lo hayan llevado, si yo hubiera ido con él, nada de esto hubiera pasado, si lo hubiera cuidado y visto hacia donde iban, todo esto no hubiera pasado, todo esto no hubiera pasado y Milo hubiera estaba a salvo. 

-no tiene por qué culparte Degel.

-ese maldito le robo diez años de su vida, diez malditos años, toda su vida se la paso encerrado como un animal….

-no tiene porque preocuparse señor Degel-se adelanta el oficial.- nosotros nos encargaremos y atraparemos a ese maldito que le hizo a su hermano. 

-solo prométame que cuando termine, Milo y yo nos podremos ir, no quiero que  Milo este ni un segundo más en este sitio,  es lo menos que puedo hacer por él, prométamelo oficial, prométame que cuando termine el caso, los dos nos podremos ir de este lugar. 

-se lo prometo. 

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Camus fue a la sección psicología que tenía la comisaría, a comparación de la sección de casos con todo el personal moviéndose de un lado a otro, la sección psicológica estaba en un completo silencio, apenas y se logra escuchar algunos murmullos, toca la puerta antes de ingresar, ve al doctor Saga Lars, psicólogo forense en sección. El doctor levanta la cabeza, Camus esta por hablar pero el doctor se le adelanta, hace un gesto con la mano que lo esperara un momento. El oficial guarda silencio mientras el doctor que está sentado escuchado a la jovencita 

-entonces crees que necesitamos esto señorita Yurik. 

-si doctor, mire usted mismo- le muestra unas manos perfectamente blancas y bien cuidadas.-están callosas, cada vez que las muevo, las escucho tonarse, están rotas doctor.

-oh ya veo, y ¿las pastillas que le di no le han servido?

-al contario doctor cada que las tomo, veo como mis manos se recuperan, vuelven a estar más fuertes y tan hermosas como las recuerdo

-eso me alegra mucho, pero no quiero que sea dependiente de esas pastillas Yurik, así que cambiaremos el tratamiento y va a tomar esas pastillas cada veinticuatro horas, si ve que no hay mejora, llámeme y le recetaré algo más.

-como usted diga doctor. 

-aquí le dejamos por el día de hoy, nos vemos en la siguiente semana, hasta la próxima 

Camus, me alegra verte. 

-igualmente, aunque siempre que nos veamos 

-tal vez una taza de café pueda hacernos ver más seguido –inquirió Saga 

-no lo dudo, pero por ahora el capital Lina quiere que escuches un caso.

Le coloca la cinta, saga desde su lugar escucha el audio. 

-¿Qué piensas- menciona Camus al terminar la cinta, Saga lleva la mano a la barbilla y piensa.

-por lo que presentas, el chico está muy asustado, puede que así lo mejor es que comencemos lo más rápido posible las primeras secciones, además de que hay que ir introduciendo al joven a la sociedad poco a poco, primero con alguien que le tenga mucha confianza y luego con unas pocas personas.
-pues apenas llego su hermano, no tiene menos de cuatro horas y el joven se aferra a él como si fuera su vida. 

-Oh, un caso de dependencia, sin embargo esta muy consciente de su entorno, sin embargo me gustaría comenzar a tratar lo más pronto posible y también con su hermano, puede que no se vea, pero al parecer su hermano fue la última persona que vio a su víctima,  puede estar ocultando algo que no sepamos.

-cuando lo den de alta, lo traeremos contigo, y puedan hablar contigo y podamos ganarnos la confianza de ambos. 

Continuara.

Notas finales:

capitulo seis, por subir. 


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