Gakupo se encontraba confundido a veces su dueño lo dejaba de esa manera, siempre solía pensar en lamentaciones que él no sabía porque era así.
Y ahora más desde que se habían mudado de ciudad y ya no vivían con el hermano de él como bono extra del rubio al que tanto despreciaba.
A él no le interesaban muchas cosas, como el color de la sala, las cosas que debían de tener o las rosas que plantaría en el jardín, al parecer su dueño quería que todo absolutamente todo fuera bonito y perfecto.
Lo cual para él ya lo era siendo que estaban juntos.
-entonces ¿qué piensas? –aquellos ojos mares se enfocaron en lo suyo –
-Que está bien –Respondió –
-¿lo está? no será muy excesivo, es que desde que. . . –Suspiro –No sé yo no tengo gusto para esta cosas Meiko era la que hacía eso
-Gakupo hizo una mueca, el nombre de esa mujer no le agradaba en lo más mínimo, no fue bastante que durante el divorcio le quitara todo a su dueño, sino que también quería seguir arrebatándole, queriendo aprovecharse de él con lágrimas de cocodrilo y es que ahora el macho que tenía no la mantenía como su dueño, pero ella era una gran tonta, porque su dueño era perfecto –
-No pienses en ella –le gruño y Kaito soltó una risa –
-Lo siento a veces no lo hago de manera intencional –El perro solo bufo por esto –
-No entiendo porque te preocupas tanto, realmente a mí lo único que me interesa es estar contigo –Respondió –
-Ya sé, debajo de un puente, en una cueva o en la casa más pequeña tu serías feliz si solo me tienes a mí –Gakupo se dejó caer apoyando la cabeza en el regazo de su acompañante quien comenzó a acariciar aquellas características orejas negras que le quedaban luego de su transformación –
-Entonces no deberías preocuparte tanto, ni siquiera por lo que piensan los demás –sonrió –Solo se feliz, se feliz conmigo.
-¿no importa lo demás? –Gakupo negó –
-Ni nadie más –Kaito río, si tan solo fuera tan fácil para él –
-mis preocupaciones solo son naturales supongo –se encogió de hombros –Eso es solo cosas de humanos –Gakupo hizo una mueca –
Si eran cosas de humanos y él no podía entenderlas porque por más que quisiera siempre sería no más que un hibrido, un hibrido de un perro y un lobo que podía tomar una apariencia semejante a la de un humano pero jamás lo sería, esas orejas y esa cola le impedían ser uno, su corazón se lo impedía y su manera simplista de ver la vida por igual.
Él se preocuparía de cosas como la comida o mantener a Kaito, pero era un perro hogareño no podía hacer esas cosas porque era mantenido por él, cosa que en esos momentos realmente le molestaba, pero no podía cambiarlas porque él vivía en el mundo humano.
Sonrió, miro la confusión en los ojos de su dueño y le beso intentado borrarlas al menos intentaría borrar todas sus preocupaciones, todos esos pensamientos que eran humanos y que él no podía comprender.
Él no entendía las cosas de humanos.
Pero para Kaito estaba bien.
Porque él le hacía olvidar esas cosas y sentirse mucho mejor.