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Maldita vida de perros. por Eliann

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Ladrón.

Esa mañana Kaito había salido a trabajar como todos los días dejando esa sensación de vacío e inquietud que siempre pasaba cuando él se retiraba, por más que no quisiera que eso ocurriera, sentía muchas cosas cuando Kaito se despedía de él, como ganas de no dejarlo marchar mantenerlo en la cama, oler su cabello, besar su rostro y decirle lo importante que era para su vida.

Pero no, Kaito tenía que retirarse todas las mañanas dejando esa sensación de malestar y sinsabor aun estando al tanto de que regresaría puntualmente a casa, se dejó caer cerca de la puerta a su espera pero sabía que aún faltaba mucho rato para que regresara, decidió entonces buscar la forma en la cual entretenerse, primero fue con la T.V aunque en realidad para él muchas de las cosas que hacían los humanos en esa cajita pequeña y cuadrada eran de lo más absurdas, los documentales de animales no le parecían tan interesantes como deberían.

Más por el hecho de que él entendía lo que estaban diciendo los animales y los humanos solo interpretaban de alguna manera lo que pasaba en realidad cosa que le resultaba hilarante, luego de un rato se aburrió de estar viendo ese programa sobre leones para ir a la cama que compartía con su dueño la almohada mantenía su olor y eso era algo que le calmaba.

 

Por más que intentara apaciguar a su corazón, tenía esa sensación de pérdida que solo le hacía desear salir de la casa, correr hacia donde su dueño trabajaba y marcarlo.

 

Pero no podía según las palabras de Kaito; era impropio.

En algún punto se había quedado dormido pero su perfecta audición le hizo despertar, algo estaba pasando, se levantó aún adormilado el sonido de algo quebrándose causo que espabilara colocándose alerta, voces venían de abajo y estaba seguro que no era su dueño, estando en su forma animal se asomó notando a dos personas desconocidas dentro de su casa tomando las cosas y hablándose entre ellos.

Palabras como; llévate todo, hazlo rápido, no hagas tanto ruido y el dueño no se encuentra en casa era la que más podía entender, lo había visto en la T.V ellos eran ladrones, aun que estando en esa forma no podía ladrar y siendo transformado en humano solo imitar un ladrido para aquellos hombres la intimidante presencia de un gran perro negro similar a un lobo fue más que suficiente, el primero salió corriendo tirando las cosas que llevaba y rompiendo una de las ventana, el segundo no tuvo tanta suerte Gakupo se había lanzado hacia él, el hombre asustado se encerró en uno de los armarios temiendo por su vida.

Gakupo se quedó mirando aquello recostándose en el suelo vigilante, miro el reloj notando que faltaba mucho para que su dueño regresara, hizo una mueca no podía dejar escapar a ese hombre, así que esperaría lo que tuviera que esperar allí soltando gruñidos cuando aquel hombre pensaba en abrir la puerta y haciendo que se encerrara de nuevo.

Cuando el hombre nuevamente tomó la iniciativa de escapar golpeándolo con un palo de escobas lo rompió entre sus potentes incisivos haciéndole saber que no podía hacer nada al respecto estaba atrapado y solo, había pasado una hora con treinta minutos para que Gakupo recordara algo que le había dicho su dueño si cosas malas ocurrían en la casa así que levándose y atravesando una silla en la perrilla decidió hacerlo, primero su dueño le había enseñado a hacer diversas cosas desde un desayuno sencillo hasta cómo usar el teléfono, miro el número de la compañía donde su dueño trabajaba y que tenía allí en caso de que cosas malas ocurrieran interpretaba esto como una cosa mala aunque todo estuviera dentro de sus parámetros de control.

 

-Buenas tardes ¿En qué puedo ayudarle? –menciono la voz de una mujer a través de la línea telefónica –

 

-Necesito comunicarme con Kaito Shion algo importante a ocurrido –Respondió casi en automático según lo que su dueño le había dicho que dijera la mujer respondió un; en un momento se lo paso para esperar –

 

-¿Alo? –La voz de su pareja hizo que su corazón diera un vuelco y sonriera, más no podía detenerse en ello –

 

-Kaito. . . este. . . Entraron unos hombres encapuchados a la casa intentado llevarse tus cosas –Respondió –

 

-¡¿Qué?! –El grito que dio su pareja hizo que sus orejas se agacharan por un ligero daño a su agudo oído – ¡¿Estás bien?! ¡¿No te hicieron nada?!

 

-No, para nada yo estoy bien, incluso tengo a uno encerrado en el armario no sé qué hacer con él, pero rompieron algunas de tus cosas –menciono con total calma aun no entendía la magnitud de aquello ni la preocupación de su pareja –

 

-Voy para allá inmediatamente, llamaré también a la policía mantén vigilado a ese hombre –Su voz sonaba bastante perturbada más afirmo aquello diciendo que haría lo mejor, el hecho de ver a su dueño horas antes de lo acordado lo hacía sumamente feliz –

 

Tomó nuevamente su forma animal vigilando a aquel hombre que había intentado escapar durante su llamada el constante sonido que hacía la puerta intentando ser abierta era uno de los mayores indicadores de ello, gruñó haciendo que el movimiento de la puerta se detuviera, no falto mucho para que su dueño llegara y otros hombres, pero su emoción fue tan grande al verlo y lanzarse para lamerle el rostro que ignoro completamente a los otros hombres, llegaron hasta el armario sacando al ladrón del lugar.

Los policías estaban sorprendidos por el enorme perro era obvio que se sintiera intimidado aunque estando con su dueño mostraba un temperamento muy dulce a pesar de la apariencia intimidante del animal, se llevaron al ladrón quien recibió un gruñido haciéndole soltar un quejido de miedo, Kaito suspiro luego de lo ocurrido dejándose caer en el sofá, la casa estaba echa un desastre su televisor estaba roto, además de otra cosas como su reproductor de D.V.D por haber sido tirados al suelo al momento de que Gakupo bajo a asustarlos.

 

-¿lo hice bien? –Pregunto luego de tomar aquella forma humana a la que ya estaba acostumbrándose –

 

-Lo hiciste muy bien –menciono acariciando su cabeza –Eres un muy buen chico –la cola de Gakupo comenzó a moverse por la felicidad haciendo sonreír a Kaito –


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