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Suspiro por ti por Kuromiyano

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 –¡Hey! ¡TU! ¡GOLIAT! ¡LEVANTA GILIPOLLAS! –

 –Arg. –

Levanta la cabeza  de la almohada al sentir algo duro golpear contra ella, mirando con cansancio y de mas de sueño  a Bernardo, su compañero de departamento.

 –Cinco minutos más. –dice golpeando su cara con la almohada volviendo a cerrar los ojos.

 –¡Que cinco minutos!, ¡ni que ocho cuartos! ¡LEVANTA JODER! –

Bernardo le da una patada tan fuerte que lo bota de la cama, Ventus ni  siquiera tiene ganas de levantarse del suelo haciéndose un rollo con las sabanas volviéndose a cubrir.

 –¡Serás cabron! –

Bernardo salió del cuarto claramente furioso y Ventus tranquilo había vuelto a sumirse al mundo de los sueño hasta que después de unos minutos sintió como un fuerte chorro de agua haciéndole levantarse abruptamente del piso quitándose las sabanas de encima.

 –Pero…que. –miró en un rápido giro de su cuello al hombre de negro cabello súper corto estilo militar y ojos de un azul tan oscuro como la noche. –¡Bernardo! ¡La cuenta del agua! ¡No la agrandes! – grita desesperado.

 –No tendría que agrandarla si te espabilaras como deberías, imbécil. –

 –Mi hora de despertar es hasta las siente, ¡NO A LAS 5 DE LA MAÑANA! –renegó parándose y sacudiéndose el agua del cabello como si fuera un perro.

 –Ja, como si me importara, ¡Vístete! Me ayudaras en el festival de mi Universidad. –

 –¡Claaro! Y como la gente por lo general se levanta bien tempranito para ir a un jodido festival, ¡No jodas! – pasó de Bernardo encerrándose en el baño.

 –¡Tienes diez minutos para vestirte! –Gritó enojado saliendo de la habitación azotando la puerta detrás de él-

 -¡Friégate! –sisea revolviéndose el cabello con las manos y suspirando para tratar de  controlarse. –¡¿Es que no ve que tengo mala ostia cuando me levantan temprano?! –bufa rendido cerrando y abriendo los ojos para despertarse  un poco más.

Salió del baño después de meterse un rato a la regadera yendo directamente hacia el armario más tranquilo y relajado volviendo a su carácter normal. Tomo unos simples vaqueros negros y una camisa gris oscuro, colocándose nada mas unas sandalias para salir a la sala principal del departamento en donde Bernardo lo estaba esperando con los brazos cruzados vestido con unos pantalones blancos ajustados y una camisa rosada.

Ventus lo vio con incredulidad, conociendo a su amigo esa manera de vestir era más improbable que el Armagedón, parpadeo un par de veces para estar seguro de lo que veía antes de esbozar una pequeña sonrisa burlona que solo duro un par de segundos en sus labios antes de preguntar.

 –¿Y eso? ¿Es que estas chalado o qué? –

 –No imbécil, es lo que tengo que utilizar en la feria de la universidad. –

Ventus camino hacia la cocina sacando una caja de cereales de la alacena y sirviéndose en un tazón sin hacer caso al insulto de Bernardo.

 –Mmm. –

 –Apresúrate, un amigo nos está esperando.-

 –Pues espérate. –susurró caminando con su plato de cereales hacia una mesa redonda con total tranquilidad importándole poco la impaciencia del otro. Bernardo al ver que no valía la pena estar ahí parado esperando se fue a sentar con él, saco su celular y se puso a revisar su correo mientras le empezaba a hablar sobre su reciente amistad.

 –Charles, el amigo del que te acabo de hablar, lo conocí la semana pasada tal parece que es el hermano del presidente del consejo estudiantil de la universidad, termino su carrera de diseño y vino a ayudar en el manejo de la decoración y venta de materiales a la universidad. –tomó un poco del jugo de Ventus antes e hizo una pausa para ver si Ventus le prestaba atención, una mirada del castaño se lo afirmó. –Es un poco excéntrico, pero tiene buen gusto, cuando hablamos congeniamos de inmediato, así que en vista de que nos llevamos bien me pidió un poco de ayuda para su propio puesto de venta en la universidad, pero para tener las cosas listas a tiempo también me pidió que fuera temprano. –

A Ventus siempre le impresionaba la seriedad con la que Bernardo le decía todo, y era cómico viendo la ropa que llevaba, si él fuera un poco más despierto probablemente le hubiera hecho algún comentario un poco más pesado y molesto, pero sus ganas se reducían increíblemente cuando tan siquiera tenía que abrir la boca. El al menos hablar como una persona normal con sus amigos era un alivio para él.

 –Ya, ¿Y a mí porque me paras en esto?. –preguntó levantándose para dejar el plato en el fregadero.

 –Porque eres útil. –

Ventus arqueo una de sus cejas ante las palabras de su amigo sonriendo levemente ante lo que estaba a punto de decir.

 –Y tu un inútil, supongo. –dijo bufando divertido y caminando hacia la puerta.

 –No te pases. –

 –¿Cómo crees? –abrió la puerta dandole paso a su amigo de manera burlesca obviamente tomándole el pelo, Bernardo hizo una mueca e hizo lo que Ventus esperaba.

Ventus antes de salir tomo sus lentes de la encimera al lado de la puerta y cerró la puerta con llave tras de él. Miro el cielo donde a penas y se estaba empezando a iluminar, era demasiado temprano para él.

El resto del camino Bernardo se la pasó hablando sobre una y mil cosas sobre la universidad, Ventus aparentaba oírle ocultando con su cabello el audífono que tenía en una oreja escuchando  la música instrumental que el tanto amaba.

Bernardo iba a la universidad del este, y el a la del norte, quedaban separadas de sí, pero como él tenía pasadas varias de sus asignaturas por créditos y varios exámenes pasados solía tener mucho tiempo libre y días en los que ni siquiera iba a clases como ese día. Bernardo en cambio se involucraba de lleno en cualquier actividad cultural de la universidad, como era el Vicepresidente se la pasaba metido en el campus haciendo de todo. Ventus a penas y destacaba en su universidad como un raro antisocial al que era mejor no acercarse, de ahí era prácticamente invisible, por lo único que destacaba era por su altura.

 –Por eso vas a tener que servir a los clientes. –concluyó Bernardo lo que sea que le estaba contando en lo que Ventus sobre llego a entender la parte en la que dijo “Serás mesero”.

 –Te ayudare solo en los arreglos antes de que empiece a venir la multitud, lo demás tendrás que arreglártelas tu solo. –dijo de manera sencilla negándose a servir y ser el centro de atención, vio que Bernardo iba a protestar así que antes de que dijese cualquier otra cosas le planto un libro en la cara. –No me harás hacer más que eso, tengo cosas que hacer. –

. –Si claro, cosas que hacer. –masculló Bernardo guardando el libro en su bolsón. –Siempre es lo mismo cuando te pido algo. –Ventus le miro de reojo abriendo la boca momentáneamente para responder “Y yo nunca te pido nada” pero la cerro para no pasar un mal rato.

 Llegaron a la universidad de Bernardo encontrándose en la entrada al hermano de este, Leonardo quien les saludaba desde su lugar. Leonardo era igual a Bernardo en cuanto a físico con la única diferencia de que era más alto y su cabello era totalmente rebelde y desarreglado.

 –Hey, tiempo de no verte Ventus. –saludó Leonardo sonriéndoles simpático. En apariencia Leonardo y Bernardo se pueden parecer mucho pero en personalidad se podría decir que Leonardo era mucho más accesible que Bernardo, su personalidad era más social y llevadera, Bernardo era alguien que en una sola palabra se podría definir como huraño. Como el día y la noche.

Ventus asintió con la cabeza gacha, cuando salía era costumbre para el siempre andar con la cabeza agachada y un poco curvado, por algo le decían sus amigos que ante la mayoría parecía alma en pena.

 –¿Qué haces aquí Leonardo? –preguntó de una manera un poco grosera Bernardo.

 –¿No puedo venir a visitar a mi querido hermanito? –le engancho el cuello haciéndole enfurruñarse y soltarse inútilmente.

 –¡No! ¡Suéltame! –

 –Sigues siendo un mocoso. –rio apartándose. –por eso es que a la gente no le gustas hermanito, eres demasiado tosco. –volteó a ver Ventus. –Te compadezco amigo, que vivir con una fiera como esta es técnicamente un gran logro. –

 -¡Cállate! Mejor dime a que has venido para terminar con todo esto. –hizo una mueca de desagrado. –Realmente eres una molestia. –

 –Yo también te quiero. –dijo Leonardo con una risa contenida. –Y he venido a visitar a Charles. –

Bernardo le miro con cara de no entender haciéndole reír, Ventus observaba todo sin poder evitar salir un suspiro.

 –¿Le conoces? –preguntó Bernardo con extrañeza.

 –¡Claro! Es quien diseña los trajes exclusivos para los ejecutivos, Mafiosos, Presidentes, y demás, mi compañero de clases, de copas, y sobre todo un amigo del alma y un excelente Sex friend. –

Ante lo último tanto Bernardo como Ventus abrieron los ojos por la sorpresa, Bernardo se quedó bien calladito algo raro en él, viendo que probablemente estaba más que impactado Ventus siguió la plática, no era muy cercano a Leonardo pero podía llevar una charla tranquila con él.

 –Eres Bi entonces, no me extraña. –

 –Uff, al fin alguien que le atina a la primera sin decir homo de un solo. –le sonrió. –Sabes, es bueno que Berna no tenga solo amigos sosos y estirados, eres muy bueno Ventus a pesar de lo que aparentas. –Ventus noto un extraño brillo en los ojos de Leonardo y el cómo sus labios se tornaban en una media sonrisa insinuante. –En muchos aspectos. –

 -¡Alto ahí!  ¡Me confiesas que te interesa encamarte con hombres, y encima te le insinúas a mi mejor amigo! ¡Cuando vas a parar de fastidiarme la existencia! –exigió enojado, Ventus podía notar que esto iba a poder llegar a mas, la cara roja de Bernardo se lo decía. – ¡Puto Bastardo!

 –Basta. –dijo en voz baja poniendo una mano sobre el hombro de Bernardo. –Te retrasas Bernardo, sigue después. –

 –Tch, Patán. –murmuró refiriéndose a su hermano. Ventus miro fijamente a Leonardo quitándose los lentes por unos momentos.

 –Sera mejor que veas a tu amigo otro día. –relajo su mirada dejando salir aire suavemente de su boca. –Ahora no es el momento de estar cerca, sabes cómo es Bernardo, algunas cosas deberías de medir como decirlas. –

 –Como dije, eres más de lo que aparentas Ventus. –dijo Bernardo sacando su celular y texteando algo en él. –Te hare caso por ahora, Chau. –Leonardo se subió a su camioneta y se fue.

Ventus miro a Bernardo sabiendo que estaba abatido, esa personalidad tan voluble de su amigo siempre le delataba cuando se alteraba.

 –No te tomes las palabras de tu hermano tan a pecho, tienes cosas mejores que hacer. –dijo soltando el hombro de su amigo para revolverle el cabello sonriendo levemente al sentir la rigidez de ese pelo similar a un cepillo de dientes.

 –Tienes razón. –sacudió la cabeza mirando a Ventus con un poco de molestia por tratarle como un niño. –¡Vamos! –

Las próximas tres horas consistieron en trabajar, pintar, y acomodar, conoció a Charles el sujeto del que hablaba Bernardo, más alto que su amigo y más bajo que él. Como dijo Bernardo el hombre era excéntrico aunque desde su punto de vista tal vez la definición correcta seria “elegante”. Vestía un traje elegante de gala, algo que dejo atontado a ambos hombres pues no sabían que había que vestir tan…sofisticado. En cuanto Bernardo se reunió con Charles y lo presentara se puso a trabajar sin entablar si quiera una conversación con el tipo, en cuanto a apariencia, tenía el peinado con todo el cabello marrón hacia atrás, y era atractivo eso no lo negaba.

Cuando recordó lo que había dicho Leonardo sobre su relación con Charles puso especial atención en Bernardo, parecía comportarse normal y no menciono a su hermano en ningún momento, y conociéndolo si no lo había dicho en un principio, no lo haría después hasta que el tema volviera a salir pero no de su boca.

 –Gracias por la ayuda Ventus, Bernardo me hablo mucho de ti. –dijo Charles al haberse acercado, le veía con curiosidad, a Ventus se le hacía común ver muchos ojos azules pero los de Charles eran de un tono más oscuro dando la impresión de tener verde en ellos.

Ventus asintió cortes manteniendo la cabeza gacha, tenía sus lentes que opacaban el color de sus ojos, eran de su abuelo, el aro era muy grande como los que usaban en la época de los 80.

 –Has sido de gran ayuda, gracias a ti nos ahorramos de traer la escalera del segundo piso. –comentó, quería sacarle platica, Ventus a penas y había abierto la boca para decirle “Mucho gusto” de ahí se limitó a trabajar y hablar en murmullos con Bernardo.  –Tu no estudias aquí ¿verdad? Eres un buen amigo, se nota que te llevas bien con Bernardo. –

Ventus negó con la cabeza antes de volver su mirada a la pared en donde estaba martillando un pedazo de madera como arco alrededor de la puerta subido  en un banco. Era una charla superficial que no le llamaba la atención, se notaba mucho el esfuerzo que el hombre hacía para sacarle una palabra.

 –Lo conozco…hace mucho. –dijo sin dejar de martillar el último clavo, bajo del banco para dejarlo en su lugar miro a Charles, despidiéndose con un asentimiento de la cabeza y camino hacia Bernardo que estaba revisando los precios de venta.

 –He terminado. – Bernardo le miro haciendo una de sus típicas muecas de inconformidad que Ventus tanto conocía para luego gruñir.

 –Puedes ayudar más haciendo de mesero. –

 –No tengo ganas. –negó con la cabeza. –daré una vuelta por la universidad a ver que hay. –

 –¡Arg! bien, entonces se lo suficientemente bueno como para esperarme  y no tener que irme a casa solo. – Ventus cruzo los brazos y aunque Bernardo no pudiera ver bien el gesto en su cara sabía bien que tenía una ceja arqueada.

 –Aja,¿ quieres que este aquí todo el día? –

 –Sí, ¿algún problema? –pregunto sonriendo de medio lado, Ventus suspiro vencido volteando a ver a Charles que desde hace un buen rato había estado mirando  en su dirección.

 –Vendré a recogerte cuando termines tu turno, estaré muy lejos de aquí hasta entonces. –concluyó dando media vuelta para salir del salón sin cruzar otra palabra con su amigo.

No le resultaba cómodo cuando alguien buscaba su atención, en su corta vida el único que ha hecho un esfuerzo casi violento por llamarle la atención había sido Bernardo, sus demás amigos eran naturales y se sentía cómodo entre ellos, era irónico que de entre todos el único con el que no se llevaba bien al principio hubiese sido Bernardo, y ahora, hasta compartían departamento. El acercamiento de Charles era más que obvio e incluso la cara de decepción cuando se despidió de él lo delataba, le diría a Bernardo que tuviera cuidado con el tipo cuando llegara a su casa.

La universidad de Bernardo realmente lo impresionaba, tenía un campus bien amplio, no sería extraño que alguien se perdiese ahí, la gente de afuera comenzaba a entrar y tanto los pasillos como los patios estaban llenándose de gente. Así que, para no verse implicado en la incomodidad de estar como una sardina enlatada, se fue a uno de los salones en donde se podía ver que era para practicar danza.

El lugar tenia dos pisos, en el de arriba estaba la gente ajena al baile que veía y en la primera los bailarines, Ventus obviamente decidió irse arriba, se apoyó en el barandal de una esquina oscura donde no había ni un alma en pena, ahí no se tenía una vista frontal donde estaba la mayoría de las personas, sino una un poco incomoda donde difícilmente aprecias todo el movimiento, pero el baile era lo que menos le importaba a Ventus, él solo quería estar alejado de la multitud.

Diferentes grupos de bailes daban su coreografía en el centro del salón, un grupo bailaba tap, otro hip hop, otro salsa, y así consecutivamente. Ventus estaba recostado en sus brazos apoyados en el barandal, por un momento pensó si no parecería un fantasma o algo por la poca iluminación. Sonrió ante el pensamiento.

Al terminar el ultimo baile sonó un timbre, Ventus supuso que era el timbre de descanso después de todo llevaban una 4 o 5 horas bailando por turnos, tanto los bailarines como los espectadores salieron del salón, probablemente al sonar el timbre volverían.

Todos los espectadores salieron a excepción de Ventus y solo unos cuantos bailarines quedaron, eran bailarines que Ventus no había notado en ningún grupo.

.–Tal vez, son los que vendrán después. –susurró mirando sin real interés a los bailarines faltantes.

.-¡Hey! ¿Qué hacen aquí? Ustedes aun no salen. –dijo un hombre con prendas bandoleras al grupo de en medio.

 –Salimos después del timbre, eso es lo que acordamos. –respondió una mujer  de cabello largo y castaño. Ventus abrió brevemente los ojos poniendo un poco más de atención a las personas.

 –¿No me digas? –dijo el hombre con sarcasmo.

 –¡ASÍ ES! –se escuchó un grito de la entrada y un hombre de extraña apariencia en opinión de Ventus apareció.

Tenía el cabello largo y ondulado hasta la cintura, de un color azul metálico, era más alto que todos los hombres que estaban ahí abajo y pudo identificar su sexo por la voz profunda, de otro modo hubiera pensado al verlo desde atrás que era una mujer.

 –Simon, ¡Claro! ¡Tenías que ser tú! –

 –Alguna queja a mi hermosa persona, tu… -Simón hizo una pausa viendo al hombre arriba abajo como poca cosa. –quien quiera que seas. –hizo unos gestos con sus manos desde el punto en que pudo verlo Ventus.

 –¡Joder! ¡Más marica no podías salir! –

 –Por favor, el único que está actuando como uno eres tú, yo solo soy demasiado perfecto para tus ciegos ojos. No temas, la envidia es normal en los plebeyos. –

Uno de los ojos de Ventus estaba más que abierto que el otro, ¿Había escuchado bien? Ese hombre era un completo narcisista, con un par de oraciones saliendo de su boca podía llegar fácilmente a esa conclusión. 

La disputa no se alargó mucho con la llegada del extraño hombre llamado Simón,  las palabras del hombre simplemente le dejaban totalmente intrigado, no creía que existiese alguien así en el mundo. Al cabo de unos minutos un nuevo grupo de baile llego.

 –Bien, mis queridos pupilos, prepárense, estírense, respiren, griten, hagan lo que sea que los desquiten, no quiero errores, los errores no son permitidos en un grupo que ¡YO! lidero  -

Narcisista, probablemente elitista, no había duda de que era un hombre orgulloso, y sin la menor de las equivocaciones Ventus estaba totalmente convencido de que el hombre se creía el centro del universo, no era alguien con quien Ventus buscase relacionarse.

Cuando Simón dio una voltereta como práctica, por un momento Ventus pensó que vio en su dirección, se encogió más entre sus brazos por instinto, no era que tuviese miedo de que lo vieran, solo era un acto inconsciente. Sin embargo en la práctica de baile antes de que comenzasen ante todos, cada vez que Simón daba un giro en su dirección notaba sus ojos en él, al principio pensó que era su imaginación, pero después, lo sabía, al parecer Simón sabia de su presencia y por alguna razón su mirada le parecía sumamente penetrante aunque no pudiese ver bien sus ojos.

Cuando ya las personas empezaban a entrar al salón Simón pareció prestar más atención al público y sinceramente, lo disfrutaba, el tipo parecía hacer su mejor esfuerzo en cada movimiento para maravillar a los demás, Ventus pudo notar que Simón adoraba ser el centro de atención. Muy raras veces durante la función Simón volteo a verlo a él, para ese entonces Ventus estaba seguro que lo miraba específicamente a él.

Tal vez, su reacción estaba mal o no era algo que normalmente el haría, pero saco su cabeza de entre sus brazos y se enderezo apenas inclinando un poco sus rodillas como apoyo, de esa forma sabía que estaría visible para los demás, pero no le preocupaba, por el momento solo quería observar mejor el baile.

Los pasos estaban bien elaborados y en realidad en general todos lo hacían muy bien casi al nivel de un profesional, pero el que realmente destacaba, no solo por lo extraño de su cabello, sino por la perfección y la espontaneidad, esa sonrisa abierta de disfrute al completo y sensualidad de sus movimientos atrapaban ya fuera a hombres o mujeres,  y Ventus a pesar de su poco interés también fue capturado por el encanto propio del baile de Simón.

No supo cuánto estuvo ahí parado observando atentamente cada uno de los movimientos de aquel bailarín narcisista, pero cuando acabo el turno de ellos de bailar ya estaba anocheciendo y solo estaban las luces del atardecer. Ventus estaba sorprendido de cuan inmerso estaba en el baile, ciertamente todos ellos fueron mejores que el grupo anterior.

La gente empezaba a irse y los bailarines seguían ahí, Ventus que estaba mirando el techo desde que el baile termino bajo la mirada por curiosidad, sus ojos (o sus lentes) se cruzaron con los de Simón, él estaba viéndolo desde abajo y  veía genuina curiosidad en sus ojos. Ventus se sintió incómodo y se apartó del barandal para salir del salón. Al salir sintió la mano de alguien en su hombro haciéndolo voltear con rapidez para encontrar a Bernardo con el ceño fruncido.

 –¡Ventus!  ¡¿Dónde estabas? ¡ -gritó. –¡te estuve buscando durante horas para irnos!¿ Y adivina que? ¡NO TE ENCONTRE! –

 –Perdón me entretuve mucho tiempo. –se disculpó bajando la cabeza. –De verdad lo siento. –se sentía mal, a él no le gustaba incumplir con sus palabras, él podía fácilmente cambiar a una forma completamente sumisa cuando cometía un error.

–Tch, no eres un niño, ¡Vámonos! –

Bernardo se dio la vuelta esperando que su compañero lo siguiera. Ventus no puso contras y lo siguió sin decir nada más.

Notas finales:

 

 

¡¡Gracias por leer!!


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