Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

Entre cielo y tormenta por Joker96

[Reviews - 34]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Notas del capitulo:

Regrese, pero no por mucho tiempo, desafortunadamente llego la época de exámenes y trabajos finales y necesito enfocarme en la escuela este mes. Así que no habrá actualización hasta diciembre (y eso si es que sobrevivo), así que lo siento.  

Pero espero y les guste el capítulo.

Camila POV

 

Estaba consciente de que esto sería incómodo, y que Avery muy probablemente actuaría de manera defensiva. No podía esperar nada más, yo hice que las cosas fueran de este modo y por lo mismo tenía que hacer algo para arreglarlo.

 

Avery miraba hacia todos lados menos hacia mí y parecía estar pensando en cómo salir de aquí, pero yo no podía dejar que eso pasara o al menos no hasta que pudiera hablar con ella. Solté un suspiro llamando su atención y la miré a los ojos lo más que pude hasta que volvió a apartar la mirada.

 

— Amanda me llamó diciendo que te habían golpeado en la cabeza y que te desmayaste. Sé que odias los hospitales, así que creí que sería mejor que te trajeran aquí.

 

— ¿Dónde está Sam? — preguntó sin mirarme.

 

— Se acaba de ir, le prometí que te cuidaría.

 

— No necesito que me cuides. — soltó con acidez tratando de incorporarse.

 

— No puedes culparme por preocuparme por ti.

 

— Es tarde para eso. Dejaste muy en claro que tan poco importante soy para ti cuando se trata de vivir en tu cuento de hadas perfecto.

 

— Por favor Avery. Sé que fui egoísta, una completa idiota. Pero he estado mal, no puedo dormir, se me va el hambre, Antonio no me habla y siento tu ausencia a cada maldito segundo. Soy un desastre. — dije con la voz cortada. No quería llorar, pero el solo pensar que se iría otra vez se sentía como una daga en el pecho.  

 

— ¿Y es mi culpa? — preguntó mirándome con los ojos entrecerrados. Se había puesto de pie y ahora estaba frente a frente conmigo. — Tú fuiste la que empezó a alejarse, yo solo termine lo que empezaste. Era eso o seguir preguntándome qué tan insignificante me estaba volviendo, a un grado que ni siquiera una disculpa en persona me merecía. — acusó y con razón de sobra.

 

— Sé que estás molesta, pero…

 

— ¿Molesta? — preguntó, sonando casi indignada. — Decepcionada sería la palabra que estás buscando, mi supuesta mejor amiga no ha estado ni se ha preocupado por mi durante casi un mes. Tu ausencia ha llegado a tal grado, que incluso Hannah, esa chica que conocí apenas en el campamento de verano ha estado mucho más presente. Ella al menos intentó ir a verme después de que mis abuelos se fueron. — intenté decir algo, cualquier cosa que pudiera expresar lo mucho que lo sentía, pero nada salía. — ¿No dirás nada?

 

— No sé qué decirte, todo lo que dijiste es verdad… no sé cómo arreglar esto.

 

— En todo caso, si no quieres empeorarlo, solo déjame ir. Ya no quiero estar aquí. — dijo avanzando hacia la puerta.

 

— ¡No! — la detuve tomando su brazo, aferrándome a él. — Tiene que haber algo que pueda hacer, solo dímelo, por favor, esto no puede terminar así. Estaríamos tirando catorce años a la basura, hay tantas cosas, tantas historias… debe haber algo que pueda hacer.

 

— Camila. — dijo volviendo a estar frente a mí, esta vez con una mirada más suave. — ¿Por qué lo hiciste? ¿Es por qué él y yo no congeniamos?  ¿Pensaste que tenías que elegir? — si bien su voz fue clara, su mirada estaba rota y era mi culpa. — ¿Es por qué tu papá si lo acepta?

 

— No, no, no. — antes de que siquiera pudiera pensar en otra cosa la abrace enrollando mis brazos en su cuello. Sentía las lágrimas brotar sin permiso, y escuchaba la respiración entrecortada de Avery, quien se contenía a corresponder el abrazo. Pero yo no la solté, ya por nada del mundo lo haría. — Nada de eso, fui yo, yo fui la que no supo lo que estaba haciendo. Estaban pasando muchas cosas nuevas, estaba conociendo un mundo nuevo, gente con un estilo de vida diferente… gente con dinero. Sé que suena mal. — dije separándome un poco, mirando a Avery a los ojos. — Pero era como estar en una película, muchos lujos, todo se estaba volviendo demasiado bueno para ser verdad. Por primera vez mi padre estaba feliz con mi elección de pareja, mi relación era estable y la familia de mi novio era perfecta. No mentiré, quería que los conocieras, pero tenía miedo de lo que pensarías de ellos, así como lo que piensas de Brody. Y no quería más problemas. Supongo que solo me deje llevar por todas esas cosas nuevas, y olvide eso bueno que yo ya tenía. — Avery no apartaba la mirada de mí, y me encantaba. Por qué ahí estaba ella, con esa mirada que expresaba tantas cosas a la vez.

 

— Entonces si era un cuento de hadas perfecto. — dijo ella con una mueca.

 

— No, porque no estabas tú y ya con eso falta todo. — dije pasando mi mano por su mejilla. — Es verdad cuando dicen que no sabes lo que tienes hasta que lo pierdes. No pensé ni por un segundo en lo que estaba haciendo, y es que antes no me imaginaba el hecho de que tu podrías alejarte de mí por nada del mundo, te veía como algo seguro, como que por mucho que yo hiciera o no hiciera tú de todas formas estarías ahí. Y fue un gran error, por qué nadie debe pensar eso sobre otra persona, nadie debe asumir que por muy mal que hagan las cosas siempre habrá alguien que esté ahí para ellos, por qué si de verdad queremos a alguien en nuestra vida debemos darles el lugar que se merecen, el tiempo que se merecen, el cariño y la atención. Y es exactamente lo contrario a lo que yo hice. Y lo siento, no sabes cuánto.

 

Sin esperarlo, Avery tomo mi mano que aún estaba en su mejilla y la apretó levemente.

 

— Hubo un momento en que creí que solo yo la estaba pasando mal, creí que tu estabas viviendo tu vida ocupada con tus prácticas, tus otros amigos y tu novio. En parte lo hacía por qué de lo contrario, sabiendo cómo realmente te estabas sintiendo, yo no sería capaz de alejarme, y tal vez por eso en parte decidí pensar eso. Y es que pensarte mal, sin ánimos, me rompe y en más de una manera.

 

— ¿Qué es lo que tengo que hacer para arreglarlo? Lo que sea, solo dilo.

 

Avery suspiro y se alejó por completo, pero sin apartar la mirada.

 

— No lo sé. Siento que por más que quiera no puedo perdonarte, quiero hacerlo, pero siento que no me haría bien.


Avery POV

 

Camila asentía a lo que le decía y parecía entenderlo, cosa que agradecí por qué no quería empeorar las cosas.

 

— Lo único que quiero es que no te alejes de mí. Quiero que las cosas vuelvan a ser como antes y entiendo que no es así de fácil, que hay muchas cosas que se tienen que hacer antes de llegar a eso, pero solo quiero que sepas que haré cualquier cosa. Por qué se lo mucho que te importa la presencia de las personas en tu vida, se el miedo que sientes por perder a alguien y que lo hayas pensado conmigo es algo que nunca debí permitir.

 

Por todo lo que decía Camila sentía como ese peso que tenía en el pecho se hacía más ligero, por qué si, no podía negar que el miedo de perderla simplemente había estado presente estos últimos días. Y Camila, como por arte de magia, aparecía y decía las palabras exactas. Pero como dije antes, siento que no puedo perdonarla del todo, o al menos no aún.

 

— Necesito tiempo. — dije finalmente.

 

Camila me miró con miedo en la cara y empezó a negar.

 

— No, espera…

 

— Lo necesito Camila. — fue lo que tuve que decir para que ella se detuviera y terminará asintiendo. — Ven aquí. — dije extendiendo los brazos y sintiendo en un instante cómo su cuerpo chocaba con el mío, y se aferraba a mí, así como yo lo hacía.

 

— Amanda puede llevarte a casa, creo que está abajo con mi mamá.

 

— Puedo pedir un taxi.

 

— No. Es eso o no te suelto. — dijo aferrándose aún más a mi cuerpo.

 

— Está bien.

 

Nos separamos después de unos segundos y justo cuando abrimos la puerta, tanto Amanda como la mamá de Camila cayeron al suelo. Camila y yo nos miramos para luego mirar a las dos mujeres que empezaron a incorporarse del suelo.

 

— Venía para decir que hice sopa de tomate, muy buena, por cierto. — dijo la mamá de Camila sacudiéndose la ropa.

 

— Esto debe ser una broma. — murmuró Camila sobándose la sien.

 

— Buenas noches Mariana. — dije tratando de mantener en calma la situación.

 

— Mucho tiempo sin verte cariño, aunque espero que eso cambie muy pronto. — dijo dándole una mirada significaba a su hija.

 

— ¡Mamá! — exclamó Camila avergonzada.

 

Yo sonreí negando.

 

— Eso ya lo veremos más adelante. Por el momento, me temo que debo de irme. Se está haciendo tarde.

 

— Podrías quedarte. — sugirió Mariana con un tono casual.

 

— No es el momento mamá. — interrumpió Camila, cosa que agradecí.

 

— Ustedes solo quieren perder el tiempo. — dijo ella saliendo de la habitación. — ¡No seré paciente por mucho! — advirtió ya fuera de la habitación.  

 

— Creo que tu mama también me ha extrañado. — dije con una sonrisa.

 

— Ni que lo digas, fue su idea que nos quedáramos a escuchar por detrás de la puerta. — dijo Amanda hablando por primera vez desde que entró.

 

— Y tu siguiéndole el juego. — acusó Camila.  

 

— Después de todo lo que hice por ti, no puedes reclamarme nada. — se defendió.

 

Camila iba a decir algo, pero al final se quedó en silencio.

 

— Bueno, ha sido un día largo. Ya podemos darlo por terminado. — dije acercándome a Amanda. — Tienes que llevarme a casa, Camila no me deja pedir un taxi.

 

— Normalmente me negaría, pero después de la paliza que te dieron como que siento cierto grado de lástima por ti.

 

— Es lo más hermoso que me has dicho. — dije tocándome el pecho, con fingida alegría.

 

— No me hagas cambiar de opinión. — dijo dando media vuelta, saliendo de la habitación.

 

Miré a Camila una vez más y le sonreí levemente.

 

— Buenas noches Camila.

 

— Buenas noches Avery.  

 

— Por cierto. — dije antes de salir. — No sé qué tengas en mente, pero sí en serio quieres arreglar esto, te sugiero que tengas un buen plan. No soy una chica fácil.

 

Ante eso la morena sonrió negando.

 

— Sacaré mis mejores cartas entonces. — respondió sin borrar su sonrisa, pero con seguridad.

 

Asentí y salí finalmente. Al bajar por las escaleras me encontré con Amanda esperándome y ambas salimos de la casa.

 

— Nunca podría adivinar que mi noche terminaría así. — dijo Amanda cuando ya estábamos en el auto.

 

— Ni que lo digas.



--



— … fue cuando salí de la casa y Amanda me llevo a mi departamento.

 

Amelia me veía con atención y asintió quedándose en silencio por unos segundos.

 

— Me alegra que Camila y tú estén tratando de arreglar las cosas… pero no aprecio el hecho de recién enterarme que te golpearon en la cabeza dejándote inconsciente.

 

Me reí un poco de manera nerviosa y empecé a jugar con mis manos.

 

— No quería preocuparlos. — me excuse pobremente.

 

Amelia cerró los ojos y se tocó el puente de la nariz. Parecía con la intención de obtener algo de paciencia.

 

— Es algo así como nuestro trabajo Avery, eres nuestra hija. — dijo.

 

Si bien nuestra relación era cercana, nunca me había llamado de esa forma; pero no me molestó, para nada.  

 

— Lo siento. Trataré de ser más consciente… ¿Entiendes? Me dejaron inconsciente. — dije tratando de aligerar el asunto.

 

Amelia puso cara seria, pero solo por unos segundos antes de terminar sonriendo.

 

— Eres todo un caso.

 

— Es tarde para que te deshagas de mí ahora. Ya no estoy en edad de que me envíes a un internado. — me defendí recargándome más en el sillón donde estaba sentada.

 

— Pero parece que aún tengo que estar cuidándote… y pronto no serás solo tú. — dijo esto último casi con timidez. Su mano lentamente se posó en su vientre.

 

Sentí un ligero golpe en el pecho.

 

— No me digas que… ¿Tú estás… ¿Es lo que creo qué es? — dije levantándome y señalando su estómago.

 

— ¿Qué no notaste qué subí de peso?

 

— Si, pero no quería molestarte. Creí que solamente estabas comiendo de más. — dije acercándome hacia ella, sin apartar la vista de ese pequeño pero notorio bulto en su vientre.

 

— Acabo de cumplir diez semanas. — dijo con una enorme sonrisa.

 

— Sé que es muy pronto, pero, ¿Puedo? — pedí casi en susurro apunto de ponerme de rodillas frente a ella.

 

— Adelante cariño.

 

Ya con su aprobación, mi mano rápidamente se posó sobre su estómago. No sé movía, y tampoco sentí nada en concreto, pero aun así mi corazón dio un brinco. Si lo hubiera sabido antes, me habría ahorrado tantas horas pasadas en pena, porque aquí tenía una buena razón para alegrarme. Para saber que no todo podía ser tan malo.

 

— Quiero que en cuanto pueda oírme lo primero que sepa de mí es que lo voy a amar, y mucho. — susurré sin poder contener mis ansias.  

 

— Estoy segura que él o ella sentirá lo mismo. — dijo Amelia pasando una de sus manos por mi cabello. — Vas a ser una gran hermana mayor.

 

Y no estaba segura de eso, pero lo intentaría. Como nadie.




--



Hoy iba a tener un día largo, tenía clases de las siete hasta las dos de la tarde, y a las tres tenía entrenamiento. Desde que empezó el torneo nos explotan el doble.

 

Caminé casi con pesar hasta mi salón y cuando entré noté que Jax ya estaba ahí y me había apartado un lugar atrás de él. Me parecía perfecto ya que él podía cubrirme en caso de que me quedara dormida.

 

— Te trajeron algo. — dijo casi sin ánimo debido a que seguía medio dormido.

 

Fruncí el ceño y él señaló una pequeña cajita envuelta que estaba sobre mi mesa banco.

 

— Vaya, ¿Tendré una admiradora? — dije con curiosidad tomando la caja entre mis manos y sacudiéndola un poco.

 

— No exactamente. — dijo Jax bostezando.

 

Decidí abrir la caja y dentro venía una bolsa llena de caramelos y una nota. Claro, solo Camila sabía que eran mis favoritos. Aunque la nota solo decía buenos días firmada solo por la letra C.

 

— Creo que alguien quiere ser perdonada. — comentó Jax mirándome con una sonrisa.

 

— Lo está intentando. — dije tomando asiento y empecé a abrir la bolsa.

 

— Conociéndote, no le va a tomar mucho tiempo. — me encogí de hombros.

 

— No es como que me moleste, sé que no es bueno guardar rencores.

 

— ¿Y desde cuándo desbordas tanta madurez? — preguntó volteando hacia mí.

 

— ¿Qué tipo de hermana mayor sería si no lo hiciera? — le respondí con otra pregunta.

 

— ¿Vas a tener un hermano? — asentí y con una sonrisa me metí un caramelo a la boca. — Dios se apiade de esa pobre criatura, la vas a corromper.

 

— Me tienes muy poca fe. — lo acuse.

 

— Crearás al anticristo. — replicó.

 

— Solo si todo sale acorde al plan. — dije guiñándole el ojo.

 

Poco después el profesor hizo acto de presencia así que decidí que era el momento perfecto para tomar una siesta.

 

 

 

 

Notas finales:

Para qué mentir, Avery no tardará mucho en perdonarla, está en su naturaleza de dominada ;v


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).