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Entre cielo y tormenta por Joker96

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Notas del capitulo:

Okay, sorry por la demora, pero me sobreexplotan en el trabajo :´v y antes de que empiecen la lectura del penúltimo capítulo se tiene que aclarar una cosa, y es que va a haber saltos en el tiempo, estarán marcados y en itálica pero también se tiene que entender que no son recuerdos o ilusiones…son hechos que pasaran a futuro.

Sin más espero que disfruten la lectura y pues supongo que la despedida la guardare para el próximo capítulo :3

Avery POV 

 

Para sorpresa mía y de Camila, nuestras familias habían acordado celebrar juntos la noche buena y la navidad. Y sin mentir, fue una de las mejores experiencias que había tenido en la vida. Por primera vez fui testigo de una familia grande y ruidosa llena de cariño y emoción sentados todos en una sola habitación. 

 

Siendo que ya conocía a la familia de Camila, fue bastante sencillo adaptarme a su ritmo y a sus costumbres navideñas. A diferencia de a lo que estaba normalmente acostumbrada, ellos abrían los regalos después de las 12 de la madrugada y no a la mañana siguiente. Pero fue un cambio agradable. Y otro cambio, aún más agradable fue el comportamiento de Roberto hacia mi. No era que me amaba ahora ni nada de eso, simplemente ya no me amenazaba de muerte al entrar a su casa, ni mucho menos me vigilaba constantemente. 

 

La familia de Camila no tuvo ningún problema hacia nosotras en cuanto a nuestra relación se refería, incluso algunos parientes habían hecho apuestas al respecto. Sandra, la prima favorita de Camila había ganado 200 dólares esa noche. Y mis abuelos maternos, que habían regresado por las festividades, parecían muy felices por la noticia. Especialmente mi abuela, ella adoraba a Camila. 

 

Pero ahora, estábamos a solo algunas horas de año nuevo. Y en acuerdo con mi novia, decidimos pasar la noche con nuestros amigos. A Roberto no le gustaba mucho esa idea, pero tuvo que aceptar debido a la presión por parte de su esposa y su hija. Aunque me compadecí un poco del pobre hombre, y le dije a Camila que le prometiera que se quedaría a dormir en casa de Amanda. Obviamente era mentira, pero eso lo dejaría más tranquilo.

 

— ¿Crees que vaya a llover? — preguntó Camila mirando por la ventana del auto, cuando ambas ya estábamos en camino hacia la casa de Hanna, donde sería la fiesta.  

 

— Probablemente. Ya sabes cómo es el clima en invierno. — contesté sin apartar mi mirada del camino. 

 

— ¿Tienes alguna sombrilla? 

 

Negué riendo. 

 

— Solo es agua cariño. — respondí restándole importancia. 

 

— Si y mi cabello quedará arruinado si se moja. — se quejó ella. 

 

— Entonces te prestaré mi chaqueta para que te cubras. 

 

— Podrías pescar un resfriado. 

 

— Tranquila mujer. Sabes que mis defensas son de hierro. Además, es solo cuestión de mantenerme caliente, y tú eres excelente para eso. — solté de manera sugestiva. 

 

Sentí el golpe en mi hombro lo que me provocó a reírme. 

 

— Comportarte. — me advirtió. 

 

Me encogí de hombros y resoplé al ver la primera gota de agua chocar con el espejo frontal de mi auto. Por ser responsable no aparté mi mirada del camino y active el parabrisas, pero igual podía sentir la penetrante mirada de la latina, esa que podía decir sin hablar: "te lo dije".  



Para cuando finalmente llegamos, era notable que la fiesta ya había llegado a tomar forma. No me importó el hecho de que estaba un poco mojada por la leve lluvia de afuera, en cuanto entramos a la casa nos pegó el calor que se deslumbraba de la masa de cuerpos que estaban presentes. Camila tomó mi mano y ambas caminamos, saludando a alguno que otro conocido. Sabíamos que las bebidas se encontrarían en la cocina, como normalmente solía ser, así que ese era nuestro destino. Una vez estando ahí, la morena empezó a prepararnos unas bebidas, no sabía bien que era, solo que contenía tequila. Por mi parte, le envié un mensaje a Sam y a Jax, con la esperanza de que ya estuvieran aquí.  

 

— Es bueno verte Preston. — escuché a alguien decir. Cuando enfoque mi vista, pude distinguir a la anfitriona aparecer con un vaso en la mano. 

 

Sonreí y extendí los brazos, recibiendola con un abrazo. 

 

— Lo mismo digo. — nos separamos y fue el turno de Camila de saludar. Opté por tomar de mi bebida ya preparada y le di un sorbo. Fruncí el ceño al detectar la casi inexistente cantidad de alcohol pero no dije nada, recordando que yo iba a ser la conductora designada. 

 

— Chicas solo les digo que si por cualquier cosa pasa, pueden dormir aquí. La habitación de invitados estará disponible. — ofreció la rubia. 

 

— Muchas gracias Hanna. — respondí, apreciando el gesto. 

 

— Todo por la futura capitana del equipo. 

 

Me habían otorgado el puesto hace unos días, ya que la antigua capitana, Jessica, se había graduado a principios de este mes. 

 

— No intentes sobornarme Foster. — le advertí a modo de broma. 

 

La rubia elevó las manos en señal de paz. Después de eso se tuvo que retirar para seguir atendiendo a todos sus invitados. Camila y yo seguiamos en la cocina, comiendo de la comida chatarra que había ahí y bebiendo de nuestros vasos. No me pude resistir más y tome a la latina de la cintura, acercándola hacia mí. Camila sonrió, colocando sus manos en mis hombros y justo cuando sentí el roce de sus labios sentí un jalón que me apartó de golpe de mi novia. 

 

— Cuidado con las demostraciones de afecto en público, señoritas. — dijo Sam, que todavía me tenía sujetada. Me solté de golpe y la miré frunciendo el ceño. 

 

— La que debería de tener cuidado eres tú Bushnell, sin contar que cierto nivel de respeto hacia tu futura capitana. 

 

Sam sonrió sin parecer afectada por mis palabras y Madeleine paso sobre nosotras, abrazando a Camila. 

 

— ¿Que están haciendo aquí? Mad y yo estábamos bailando hasta que recibí tu mensaje. Vamos a bailar, es una fiesta. 

 

Mire hacia Camila, que ya estaba siendo arrastrada por la pelirroja y asentí ya sin poder negarme. Sam tomó mi mano y juntas seguimos a nuestras novias a la improvisada pista de baile que se encontraba en la sala de estar. 

 

Bailamos por casi una hora sin parar, pero llegó un momento en que todas optamos por tomar un descanso. Decidimos salir al patio trasero una vez que descubrimos que la lluvia había cesado y ahí fue donde encontré a Jax, quién para mí sorpresa estaba en compañía de una chica que compartía algunas clases con nosotros. Lo único que sabía de ella era que se llamaba Nadia. 

 

Descubrimos que el clima ya no iba a estar tan mal, así que con ayuda de la anfitriona creamos una pequeña fogata. Formamos un pequeño círculo alrededor del fuego y nos dispusimos a beber y a platicar. De vez en cuando Camila me llevaba con ella a la pista de baile, y de vez en cuando yo la llevaba conmigo a la habitación de invitados para pasar un momento a solas con ella. Durante ese transcurso Amanda también había llegado, acompañada de su "amigo" Trevor. 

 

Al faltar solo una hora para año nuevo, todos en el grupo comenzaron a hablar sobre sus planes a futuro. O al menos los que tenían para el año que venía. Jax, por ejemplo, quería buscar un trabajo de medio tiempo para poder comprarse un auto. Nadia, su acompañante, dijo que ella solo quería madurar un poco más y conseguir una relación seria (esto último lo dijo mirando a Jax solamente). Sam y Madeleine querían mudarse juntas y lo único que me preocupaba de eso era que Sam insistía en que podíamos llegar a ser vecinas. Amanda tenía la idea de seguir sus prácticas en el zoológico junto a Camila y el tal Trevor se conformaba con ir finalmente a Las Vegas. Camila se limitó simplemente a decir que tenía las intenciones de ir al gimnasio (cosa que yo sabía no iba a durar) y yo solo dije que no podía esperar para conocer a mi hermana. Tenía grandes metas para el futuro, pero era algo que no me sentía cómoda compartiendo entre tanta gente. 

 

Cuando empezó la cuenta regresiva todos empezaron a gritar, ansiosos por la llegada del nuevo año. Yo en cambio me mantuve tranquila, abrazando a Camila quien contaba en voz baja muy cerca de mi oído. Justo antes de que ella pudiera decir uno, tome su rostro y la bese. Se escuchaban los fuego artificiales, las personas gritando y nada de eso me importó más que la mujer que tenía entre mis brazos. Quién diría que de esta manera iba a comenzar el año nuevo. 



Camila POV

 

Algunos minutos después de las 12 abracé a cada uno de mis amigos que estaban presentes. Todos nosotros parecíamos estar emocionados por el comienzo de año y cuando terminé vi a Avery, quien estaba hablando por teléfono y supuse que estaría hablando con sus padres o sus abuelos. Al ver eso decidí hacer lo mismo y llame a mis padres para desearles un buen año. Después de que mi padre finalmente me dejó colgar me volví a acercar a mi novia y la abracé apoyando mi cabeza en su pecho. Sentí sus labios besar mi cabello y sus brazos envolviendo mi espalda. 

 

Aparte mi rostro de su pecho y la mire con una sonrisa, recibiendo una de su parte en respuesta. 

 

— Te amo. — le dije, cruzando mi mirada con la suya. Enfocándome solamente en ese par de ojos azules que tanto me gustaban. 

 

— Te amo, Camila. — respondió apartando un mechón de mi cabello, pasándolo por detrás de mi oreja. — Y me alegra empezar el año nuevo contigo como mi novia. 

 

— Quizás el primero de muchos. — me aventure a decir. 

 

— Quizás. — soltó ella apoyando su frente sobre la mía. 

 

Sin querer decir o hacer nada más, tomé su rostro entre mis manos y besé sus labios sintiendo ese ya tan reconocido cosquilleo en el estómago. 

 

Después de la cuenta regresiva muchos decidieron seguir festejando, todos aquí éramos jóvenes así que la noche apenas estaba empezando. Yo y Avery seguimos bailando y bebiendo, hacíamos pequeñas pausas para hablar con nuestros amigos o encerrarnos en una de las habitaciones para estar solo las dos por unos minutos. Fue así hasta que nos dimos cuenta de la hora; 4:10 de la mañana. 

 

Ambas acordamos que era momento de irnos, aún faltaba poco para el amanecer, pero queríamos verlo juntas. Nos despedimos de nuestros amigos y tomadas de la mano salimos de la casa. Esta vez me había decidido por no tomar mucho, no quería olvidar nada sobre mi inicio de año. 

 

Avery condujo sin prisas, a esta hora de la madrugada no había muchos autos en las carreteras y muy pocas personas presentes en las calles. De hecho, las pocas personas que caminaban por la ciudad eran solamente grupos de jóvenes alcoholizados y una que otra pareja. Después de unos minutos finalmente llegamos al edificio donde vive Avery y la ojiazul estacionó en auto en la acera, en vez de en el estacionamiento. 

 

— ¿Por qué te estacionas aquí? — le pregunté, mirándola. 

 

— Porque aquí también tenemos una buena vista. — respondió señalando el cielo que con cada minuto se aclaraba aún más. 

 

Antes de que yo pudiera decir otra cosa, Avery se desabrochó el cinturón de seguridad y se inclinó hacia el asiento trasero. Una vez de vuelta a su lugar, logré distinguir la botella de vino que tenía en la mano. 

 

— ¿En serio? — cuestione con una sonrisa. 

 

— ¿No quieres? — me respondió con otra pregunta. 

 

Sin borrar mi sonrisa estiré mi mano y Avery me tendió la botella. Ambas sabíamos que yo era la única capaz entre nosotras dos, de abrirla sin un destapador. Logrando mi objetivo le volví a pasar la botella con una sonrisa triunfal. 

 

— Esa es mi chica. — soltó Avery poco antes de darle un trago y hacer un gesto al beber el vino. 

 

Hice lo propio y bebí un poco yo también, reconociendo el sabor amargo pero agradable que empezó a colgarse a mi paladar. Avery, sin decir nada, encendió la radio en la estación donde siempre pasaban música oldie. Durante el momento, sonaba la canción Put your head on my shoulder de Paul Anka y no pude evitar empezar a tararear. 

 

Sentí la mano de la ojiazul por encima de la mía y sin demorarme entrelace nuestros dedos. Ninguna de nosotras dijo nada por un par de minutos, tanto ella como yo posamos nuestras miradas enfrente, observando cómo poco a poco el cielo empezaba a aclarar. 

 

— Un nuevo año. — atiné a decir después de un rato. 

 

Avery rió, asintiendo. 

 

— ¿Algo en especial que esperes para este año? — preguntó girando su rostro para verme. Le tendí la botella y me encogí de hombros. 

 

La verdad es que tenía muchas respuestas para esa pregunta, el problema era que la mayoría no sólo eran para este año. 

 

— Terminar mis prácticas, supongo. — fue lo primero que me vino ala mente. Era lo más cercano que alcanzaba a ver. 

 

— ¿Eso es todo? — cuestionó Avery, casi burlándose. 

 

— Obviamente no. Solo que son muchas cosas. — me defendí. 

 

— Pues dilas. — animó. — Estamos en un auto estacionado de madrugada y bebiendo vino, ¿No sabes que eso significa una plática larga y profunda? 

 

Bueno, en realidad, no veía fallas en su argumento. 

 

— Tienes razón. — concedi finalmente. Solté un pequeño suspiro y volví a mirar al frente. — Hablemos de todo un futuro entonces, ¿Por qué conformarnos con solo un año? 

 

Avery sonrió de medio lado, aceptando el reto. 

 

— Bien, pero somos jovenes asi que seran muchas cosas... las más cercanas serían las prácticas profesionales, la graduación… pero debería de haber algo más entre esas dos. 

 

— ¿Mudarnos juntas? — pregunté con cautela. 

 

Por el contrario de lo que esperaba, Avery no puso cara de susto o se sobresaltó, simplemente sonrió asintiendo. 

 

— Si, creo que eso era. 

 

[~~~~]

 

Últimamente mi vida universitaria era un asco. Era estudiar, trabajar (sin paga), seguir estudiando y si tenía un poco de tiempo dormía o comía. Cómo en este momento, estos diez minutos gloriosos de descanso donde me escondía en uno de los armarios de escobas para comer algo. Mi ropa tenía un palpable olor a chimpancé, pero ya estaba acostumbrada y poca importancia le daba. Mientras masticaba el sándwich de jamón saque mi celular, notando el mensaje de Avery. 

 

<Bebé <3: Hoy salgo de la estación a las 7, ¿Voy por ti o te veo mañana?>

 

Lo pensé por unos segundos, en parte estaba muy cansada, pero extrañaba a mi novia a horrores y con este serian tres días sin poder verla en persona. 

 

<Te veo a las 7:20 en el estacionamiento del zoológico. Podríamos ir a cenar :3> 

 

<Bebé <3: Hecho.> 

 

Sonreí ante la pronta respuesta, pero el gusto no me duró mucho al oír la voz de la doctora Larson gritar mi nombre. Mi descanso había terminado. 



Faltaban solo 2 minutos para las 7:20 pero aún así, Avery ya estaba en el estacionamiento, recargada sobre su auto, esperando por mi. 

 

Con las pocas fuerzas que me quedaban corrí hacia ella y salté, sabiendo que me atraparía sin dudarlo. La bese por todo su rostro escuchándola reír y viendo como hacía gestos graciosos. Es que la había extrañado tanto. 

 

— Hola princesa. — saludó, dejándome de vuelta en el suelo con delicadeza. 

 

— Hola. ¿Que tal te fue en la estación? 

 

Desde hace poco más de dos meses, Avery empezó a trabajar en la estación de radio de la universidad. Ya que desde el semestre pasado, había empezado a tomar clases de comunicación y medios digitales. 

 

— Todo bien, voy a narrar la competencia de quemados de la fraternidad Kappa el próximo viernes. — anunció. — ¿Y a ti? Oliver dejó de morder tu bata. 

 

Oliver era el pequeño chimpancé que me tocaba cuidar casi todos los días. Yo no le caía muy bien. 

 

— Me temo que no. Pero al menos ya no corrompe la tela, lo tomare como un avance. 

 

— Definitivamente lo es. Vamos a cenar para celebrar. — sugirió ofreciéndome su mano. 

 

— Quiero una hamburguesa. — dije con un puchero. 

 

— Lo que quiera mi futura especialista en fauna silvestre. 

 

[~~~~]

 

Mi padre cargaba una caja del tamaño de la mitad de mi cuerpo y yo simplemente tenía en las manos una pequeña caja donde guardaba mis alajeros y mi maquillaje. Avery se acercó tratando de ayudar a mi padre pero este simplemente negó y siguió caminando con su cara de perro. Mi novia se encogió de hombros y cuando pase por su lado me dio un corto beso en los labios, para después dirigirse a la camioneta familiar de dónde venían las demás cosas.

 

Había sido toda una odisea convencer a mi papá de ayudarnos con la mudanza, ya que por obvias razones no le gustaba mucho la idea de que me fuera de casa para vivir con mi novia. Pero después de un par de días y muchas súplicas finalmente accedió. El pobre se había dado cuenta de que por más que se opusiera, lo íbamos a hacer.  

 

Tardamos poco menos de una hora en bajar todo, de hecho, solo tardamos porque mi papá se tomó una eternidad bajando la última caja, no porque estuviera pesada, sino porque se negaba a soltarla. 

 

Después de una larga despedida con mis padres finalmente Avery y yo pudimos entrar a su departamento...bueno, ahora nuestro. 

 

— ¿Y ahora qué? — cuestioné abrazándome a su cuello. 

 

— Pues tenemos que acomodar tus cosas. — respondió Avery abrazando mi cintura. 

 

Murmure un quejido y le di cortos besos en el cuello, sintiendo como su cuerpo temblaba ligeramente ante mis atenciones.  

 

— Tenía algo más en mente. — admití. 

 

— ¿Qué cosa? — cuestionó ella. Pero en lugar de responder, simplemente la bese de manera profunda. Introduje mi lengua en su boca sacándole un pequeño gemido y cuando me separé le mordí el labio inferior, lanzándole una mirada significativa. — Está bien. — dijo, como si no estuviera del todo convencida, a pesar de que obviamente no era el caso. — Pero después vamos a acomodar tus cosas. 

 

— Y antes vamos a cenar, sabes que siempre me da hambre después de hacerlo. 

 

— Eso sí que lo sé. — dijo, para después tomarme de los muslos y cargarme sin más, a lo que solté un pequeño gritito de sorpresa. 




Después de un baño por separado y de comer una pizza que ordenamos a domicilio, Avery y yo estábamos en nuestra habitación con música de fondo mientras ordenamos mis cosas. Mientras doblaba mi ropa, le deba una mirada a la habitación, pensando en varias formas distintas de decorarla. 

 

— ¿Qué estás pensando? — preguntó ella mientras abría la caja dónde venían algunas mantas y sábanas. 

 

— Que me encanta el color menta. — ante mi respuesta, ella frunció el ceño. 

 

— ¿Para qué? 

 

— Para la habitación. 

 

— Oh. 

 

— También necesitamos un tapete de bienvenida. — añadí.

 

— Supongo. 

 

— Y estaba pensando que para el baño deberíamos…

 

— Mila, para. — pidió riendo de manera nerviosa. — Sé que quieres hacer cambios y te voy a ayudar pero tienes que ir más lento. Tenemos tiempo. 

 

— Lo siento. — me disculpé un tanto avergonzada. Pero no podía evitarlo, era la primera vez de iba a vivir en otro lugar y estaba emocionada, un poco asustada también, pero nada fuera de lo normal.  

 

— Está bien. Podemos dejar esto para mañana, ¿quieres ver una película? 

 

Asentí y me senté al borde de la cama. 

 

— Que sea una de Harry Potter. 

 

— Claro, sabes que me encanta Emma Watson. — ante su comentario le lanze una mirada punzante. — Y la trama. La trama es fantástica. Por cierto, que feo lo que dijo J.K. Rowling, ¿no? — preguntó tratando de cambiar de tema. 

 

Negué con la cabeza y decidí dejárselo pasar. 

 

— Solo pon la película. 

 

— Sus deseos son ordenes su majestad. 


[~~~~]


— Cuando nos mudemos juntas a mi padre le va a dar el patatús. — dije, notando como el amanecer estaba cada vez más cerca. 

 

— Se lo diremos con cautela. Oye, ¿y crees que deberíamos hacer algo especial para nuestra graduación? 

 

— No lo sé. ¿Cómo qué? 

 

Avery se encogió de hombros y le dio un trago a la botella de vino. 

 

— Una fiesta destructiva. — ofreció. 

 

— Sería lo ideal. 

 

Me tendió la botella y bebí un gran trago. 

 

— ¿Es raro que no me asusté hablar de este tipo de cosas contigo? 

 

— No. De hecho se siente de lo más normal. 

 

— Hay muchas cosas que quiero hacer contigo. — confesó después de unos segundos. 

 

— Pues entonces quiero que me las cuentes todas. 

 

Aún teníamos tiempo antes del  amanecer, y la verdad, no me molestaba en la más mínimo hablar sobre toda una vida si es que era con ella. 

 

 

 

 

 

 

Notas finales:

Nos vemos...


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