El timbre del receso se escucha en toda la escuela, desde donde estaba sentada, bajo la sombra de un gran muro y entre medio de unas enormes macetas, me sentía en paz.
-¡Aquí estas!... ¿Te estás escondiendo o algo así?- pregunta divertido Marcos.
-Muy gracioso- dije antes de volver a sumergirme en mi lectura.
-¿Que sucedió anoche?- escucho la voz de Marcos casi ansiosa.
-¿Disculpa?- le pregunto con un tono que al menos a él le resulto gracioso. Porque sonrío.
-Bueno te fuiste sin decir nada, y quería saber si había sucedido algo?- pregunta acercandose.
-Uhm-
-Vamos puedes hablar conmigo-dice abrazandome.
-Marcos hace menos de 4 meses que nos conocemos, no es por ofender pero…- el levanta su mano derecha y se queda en silencio, pero no se marcho de mi lado.
-Entiendo no te presionare...
-Ayer no fue mi mejor día la verdad- dije despues de un largo silencio incomodo.
-¿Tiene que ver a lo idiota que me vuelvo cuando tomo?- pregunta preocupado.
-No, es solo que no junto el coraje necesario a veces…- digo mientras aprieto mis manos.
-Sucedió algo con Rebeca ¿Verdad?- pregunta con una la mirada clavada en el suelo.
-¿Prometes no abrir la boca?- pregunto mientras me acerco.
-Lo prometo- lo miro fijamente. –Lo prometo, lo juro- adquiero el aire suficiente en mi pulmones y suspiro.
- Estoy enamorada de ella- Marcos sonríe, pero su sonrisa se borra.
-¿Pero?
-¡Soy asexual!- Tengo que confesar que en un principio pensé que se pasaría, al coquetear o ligar por montones como hacia; creía que alguno encendería esa llama de la pasión, pero parecía que jamás podíamos salir de la zona de la amistad. Claro que tuve sexo con muchos de los “amantes” con los que me relacione en mi adolescencia, pero no sentía esa ansia o ese “cosquilleo”.
Marcos rasca su cabeza y me pregunta – ¿Y eso es malo?
-¡Marcos!…- me levanto de un salto, iba a continuar hablando, pero me cubro la boca- Bueno No lo sé- susurro.
-Bueno, eso ya es otra cosa. Que seas asexual no significa que puedas compartir con tu pareja momentos inolvidables, que puedas divertirte o que puedan ser felices…
-Ya
Mi cuerpo estaba jodido. Esa era la verdad, no importa cuánto lo intentara, no respondería. Si rebeca quería acostarse conmigo, solo debía aceptar. Pero ¿qué sucedería cuando me vea sin una expresión de goce? ¿O sin poder agradecerle lo que tanto se esfuerza en hacerme sentir? ¿Qué haría al verme abrazar su cuerpo fríamente? Rebeca se merecía alguien mucho mejor que yo. Esa es la verdad.
-¡¿Es que acaso en todas las relaciones debe haber sexo?!...- Yo asiento- ¿No puedes ser feliz sin sexo me estás diciendo? ¿O me estás diciendo que le tienes miedo que Rebeca no esté a tu lado sin sexo?- vuelvo a asentir.
-Escúchame, Rebeca es una gran chica, es inteligente y demasiado comprensiva… intenta hablar con ella. Sin miedo, y si ella no lo entiende alguien lo hará, pero debes romper ese caparazón que tienes chica arisca.-
-Tienes razón- ambos nos ponemos de pie y salimos del espacio verde para volver a nuestro salón.
…
De paso hacia la salida me cruce a María quien caminaba rápidamente con una bolsa.
-¿Y eso?- le pregunto. Llamando su atención. –Ah ¿Esto?- me muestra la botella de agua y unas pastillas- Es para Rebeca. Recién me mando un mensaje diciéndome que se ha sentido muy mareada, así que trate de comprarle algo… pero como vez. Al no venir debería llevárselo a su casa… - María sonríe al ver mi expresión de preocupación. –Tranquila no es nada grave… pero si quieres quitarte la duda, le diré que estas preocupada por ella y podrás acompañarme luego de la escuela… Te pasare a recoger a las 3…- dice antes de apuntarme con su dedo índice.
-¿Qué? No, no, no… ¡María!- pero ya era tarde había salido corriendo hacia el aula.
- ¿Acaso no escucho el timbre señorita? ¡A su salón ahora!- grita una profesora desde la ventana del segundo piso.
-¡Ya lo escuche!- le grito a aquella vieja amargada.
…
A las 15:00 p.m.
No me molestaba que María, me recogiera para ir hacia la casa de Rebeca; a decir verdad tampoco me molestaba que ella me invitara sin considerar siquiera mi respuesta; No. Para que escuchar era mucho más fácil obligarme a verla, cuando todo el mundo sabe que aun no estoy preparada. No nada de eso me molestaba. A esta altura.
Lo que si me molestaba era que María, estaba en el auto con una mujer muy parecida a Catherine. La reconocí casi al instante, me enfurecí con la mujer al recordar cada una de los recuerdos de Eva. La mujer con la que estuvo Eva cuando estaba viva, estaba aquí al alcance de mi mano. Y si eso no fue lo suficientemente fuerte, sería el beso que se darían ambas frente a mis ojos. Sintiendo que mi mundo se desvanecía, no pude evitar recordar la triste expresión de Eva en este momento.
Entrar y hablar con Rebeca podia esperar.
Con diez mil preguntas en mi cabeza, solo pude formular una, que salió involuntariamente de mi garganta.
-¿Cómo pudiste hacerme esto?- Catherine se giro al escuchar la pregunta.
-¿Que dijiste?- pregunta.
-Dije ¿Qué como pudiste dejar que muriera Eva?- elevo mi voz enfurecida.
- ¿De qué mierda estás hablando? ¿Quién es Eva?- pregunta María con la voz un tanto temblorosa.
- Ella sabe muy bien de lo que estoy hablando.- dije escupiendo cada una de las palabras. Eva y su rostro dolido era lo único que tenía en mi cabeza. ¿Como podía ser que una mujer que lastimo tanto en el pasado pueda vivir tan en paz como lo hacía ahora?
- ¿Cómo sabes de Eva?- me pregunta a la vez que ignora la pregunta de María.
- Se de ella más de lo que tu supiste en ese momento. Sonrie dolida, me mira por el retrovisor.
- Al parecer te estás equivocando… - dice quitándose sus lentes.
-¿Qué?- pregunto desorientada.
-Ella no murió- sentencia.
-Estas mintiendo- susurro con un nudo en la garganta.
-¿Qué ganaría mintiéndote?
-Entonces habla porque de caso contrario me volveré loca…- dije apretando la cuerina del respaldar de su asiento.
...
Catherine habla:
A mis entrados 15 años me enamore profundamente de ella, ella tenía por detrás un pasado sumamente doloroso. El cual la atormento por años, la reciente muerte de su madre adoptiva la volvió aun más cerrada, aun así permanecí a su lado velando por su felicidad… sin embargo los años pasaban y cada vez se me hacia mas difícil decirle que la amaba. Por temor al rechazo de mis padres y el egoísmo puro. Deje que pasaran los meses y las situación se volvía cada vez peor… aferrándome a la idea de que cuanto más lo negara, pronto se disiparía… no veía que solo la lastimaba mas.
Hasta que un día cuando llego a casa, la encuentro echa un ovillo en el suelo. A su alrededor solo había gran cantidad de pastillas, rápidamente le tome el pulso. Seguía viva. Con el corazón hecho un puño la lleva hacia el hospital de mi familia. Donde le diagnosticaron estado comatoso persistente. Las patillas le habían producido un ACV, lo que le daría paso a su estado en coma, por más de 15 años.
No hubo día en el que no me maldijera por ser la causante de esa desgracia, pero aun sabiendo que tal vez jamás despertara, nunca la desconecte. Mis esperanzas aun están puestas en ella.
María quien estaba escuchando todo dentro del auto y a su lado, cubre su rostro. Mientras suspira.
Catherine le agarra sus manos.
-No quería que te enteraras así pero era tan parte de mí como lo eres tú ahora. No puedo negar parte de mí pasado, mucho menos de mis errores. Lo siento.
- No te disculpes, hiciste todo lo que estuvo en tus manos por más de 15 años.
-No quería que terminara así- Dice Catherine apretando fuertemente el volante, María apoya su cabeza en su hombro.
-Aun no ha terminado- digo llamando la atención de ambas.
-¿Qué?- pregunta Catherine. –No me has escuchado, estuvo así por más de 15 años- dice apretando sus puños.
-Si te escuche, pero también sé que los cuerpos ante los estímulos adecuados. Recuperan parte de su consciencia ¿No es verdad?- dije desafiando su mirada.
- ¿Se te ocurre algo?- dice ella mirándome con los ojos llenos de esperanzas.
-Sí, pero te necesito- dije antes de ponernos en marcha.