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La marca del lobo por Kuroyami Mirai

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Notas del capitulo:

Gracias por los comentarios del capi anterior. Tan lindos. Me hacen de mantequilla con sus palabras, en serio.

Aquí les traigo la actu, espero que la disfruten. Nos vemos en las notas del final.

Nota:

Para aquellos que se vieron afectados por el terremoto que azotó Mexico, les deseo lo mejor. Ojalá se puedan reestablecer y espero de corazón que no hayan sido muy afectados. Yo me enteré en mi país por las naticias casi de inmediato, y sabiendo que muchos de los que siguen esta página son de allá, pues se me apretó el pecho.

No sé que decir, no tengo ningún poder para ayudar, pero quiero que sepan que les doy mi apoyo. (No es que sirva de mucho) Pero lo hago de corazón.

 

Sasuke aún observaba la marca de su mano cuando Shikamaru le dedicó una mirada dura.- Cielos, Sasuke. Ni siquiera tienes que fingir que te caigo bien. Sé que los Ántrophus no son de tu agrado, pero haré esto por ti. Te cubriré en la barra, tú ve a ver a tu pareja.

-No necesito que…

-Deja de ser tan estúpidamente obstinado- le riñó Shikamaru con los dientes apretados.- Tienes un compañero allá afuera, Sasuke. Ya seas lykos o ántropo, conoces la única ley que nos gobierna a todos por igual: La seguridad de tu pareja está por encima de todo.

Shikamaru tenía razón y Sasuke lo sabía. El animal dentro de él ya tironeaba de su parte humana. Quería a su pareja. La exigía.

Normalmente su parte humana y animal coexistían en un delicado equilibrio. Las hormonas y la tensión fácilmente podían perturbar dicho equilibrio y entonces él se volvería realmente peligroso. Si el animal tomaba el mando de él, no podría atender a razones.

Muchos de los de su clase se dejaban llevar por el gobierno animal y cedían por completo ante él, volviéndose locos y seres peligrosos con una sed de sangre bestial.

-Vamos, Sasuke- insistió Shikamaru, impulsándolo hacia la puerta.

Sasuke era consciente de que era inútil luchar contra su naturaleza. Shikamaru estaba en lo cierto. Era una batalla que jamás podría ganar. Así que tirando la toalla sobre el hombro del joven, se dirigió a toda velocidad hacia la salida.

Fuera, en la calle, Sasuke se zambulló en la oscuridad de un callejón y se aseguró de que nadie podía verlo. Un destello púrpura lo envolvió, como una neblina semitransparente, y luego calló al suelo en sus cuatro patas. En su forma de lobo, a diferencia de Rasuke, su pelo era completamente negro y espeso. Sus ojos rojos, con la sensibilidad suficiente para permitirle una excelente vista en la oscuridad. También era más grande. Pesaba alrededor de unos sesenta y tres kilos.

Por eso sus compañeros en la manada le habían temido más en su forma de lobo, además de que él no respetaba la jerarquía como los otros lo hacían. Podría ser un animal, pero al final del día tenía tanto de humano en él que se rehusaba a seguir a nadie de manera dócil.

Había nacido Alfa y todos a su alrededor lo sabían.

Sasuke corrió a gran velocidad por las calles de Konoha, cuidando de mantenerse siempre entre las sombras. Hacía mucho tiempo que había aprendido que la gente tendía a confundirlo con un perro muy grande, pero de todos modos era mejor evitar que un tipo de la perrera lo persiguiera por toda la ciudad.

No le tomó mucho tiempo llegar al restaurante donde había dejado a Naruto. Elevándose sobre sus patas traseras, pegó las delanteras al cristal mientras alzaba la cabeza para ver el interior. Entrecerró los ojos cuando la intensa luz le encandiló las pupilas. Entonces pudo verlo, sentado con sus amigos en una mesa no muy lejos del ventanal.

La única chica en la mesa tenía el cabello oscuro amarrado en una coleta alta, dejando que a los lados de su pálido rostro cayeran delgados mechones. Los ojos eran de un delicado color perla, la nariz pequeña y la boca bonita.

El otro chico era bastante parecido a ella, pero los ojos, aunque igual de grandes, eran de un atractivo color avellana oscuro. Un rostro ovalado y un largo cabello recogido en un moño alto, lo hacían sin dudas algo deseable.

Sin embargo, era sólo Naruto quien despertaba su lívido. Su cabello rubio y puntiagudo caía en ritmos desiguales sobre sus hombros. Los ojos inexpertos y soñadores de un azul tan profundo como el mismo mar. De no ser porque lo había tocado con sus propias manos, pensaría que se trataba de un ser etéreo e invaluable, como un ángel.

La imagen de Naruto lo conmovió al punto que dolía de necesidad. Y podía ser un pequeño e insignificante humano, pero había más magia en su sonrisa que la que poseía toda su manada junta. Era increíblemente seductor y la curvatura de sus labios provocó en su cuerpo cosas asombrosas.

A su corazón.

Los tres hablaban y se reían mientras cenaban en paz una fuente de ostras y un plato de sopa cada uno. Ninguno parecía notar algo distinto en Naruto. Aun cabía la posibilidad de que él no fuera su compañero después de todo.

Resopló. Aquello era un pensamiento utópico y estúpido. La marca sólo aparecía después de que los dos en cuestión hayan tenido sexo, y por lo general, dentro de un plazo de tiempo relativamente corto.

Sasuke no había estado con nadie desde que fue exiliado de la manada y se volvió un renegado. No podía ser nadie más.

Pero, y si… al tratarse de un humano, las cosas eran diferentes… Tal vez la marca no aparecería en su mano.

Se congeló ante esa posibilidad. Estaría bien jodido. La única esperanza que jamás tendría de una familia, descansaba en su capacidad de reclamar a su compañero.

Pero Naruto tendría que estar dispuesto.

Naruto y sus amigos se levantaron y salieron del restaurante. Sasuke se agachó mientras intentaba decidir qué hacer.

-Lo estoy diciendo en serio, Naruto- decía la chica mientras iniciaba el camino hacia la calle- las serpientes de colección de Anko-sensei son las mejores para lanzar maldiciones. Leí sobre eso en internet. Di la palabra y dejaremos a Nii-san como todo un eunuco.

Naruto se rió en voz alta- no me tientes, Hina.

La ojiperla se detuvo en la acera y lo vio entre las sombras.- Hola, muchachote- dijo con voz de niña, presentándole la mano para que la oliera- ¿quieres que tu amiga Hina te rasque detrás de las orejas?

-¡Hinata!- chilló el doncel de ojos avellana- ¡Deja a ese animal tranquilo! Mira su tamaño, te puede arrancar la mano si se molesta. ¿Qué tal si tiene la rabia?

-Él no tiene la rabia- dijo Naruto, mirándolo. Luego se agachó un poco y le presentó la mano.

Sasuke fue hacia él inmediatamente y lo olfateó. Su olor le recorrió el cuerpo, penetrándolo y excitándolo, con las imágenes de cómo se veía el rubio completamente rendido ante él. Los sonidos de su placer.

Restregando su nariz contra los dedos de Naruto, lo obligó a abrirlos para poder ver sus peores miedos confirmados.

Estaba marcado.

Maldición.

-Le gustas, enano.

Hinata no tenía ni idea de lo verdaderas que eran esas palabras.

-Creo que le gusta el olor de la carne de res que aun debe estar impregnado en tu mano- se rió Haku.

Naruto se arrodilló mientras acariciaba sus orejas. Tomó entre sus manos la perruna cabeza y lo examinó con cuidado.- Creo que es un lobo.

-¿Un lobo?- preguntó Hinata.- ¿Estás de broma? ¿Cómo hizo un lobo para llegar a la ciudad? Además, es demasiado grande para ser un lobo.

-Si. ¿Eres un tipo grande, verdad?- decía Naruto mientras Sasuke olisqueaba su cara. El blondo alzó la vista a su amiga.- Por si no lo sabías, Hina. Los lobos son los más grandes de los caninos. Pero creo que él podría tener alguna especie de sangre mixta.

Si él supiera…

Naruto se levantó y empezó a caminar con sus amigos.

Sasuke lo siguió. En forma de lobo, esto era compulsivo. La mitad humana tenía muy poco control en esos momentos. Todavía podía entender y escuchar, pero era el animal quien gobernaba sus acciones. Mientras permaneciera en su actual forma, era algo salvaje y mortal.

Naruto sintió una sensación por demás extraña bajando por su columna. Hizo una pausa y miró sobre su hombro para encontrar al lobo negro a sus espaldas. Podía jurar que esas pupilas rubíes eran del tono exacto que las de Sasuke, y esa forma en que lo miraba…

Era como si entendiera exactamente qué estaban haciendo y diciendo los tres. Era realmente extraño.

-¿Estás seguro de que no quieres pasar la noche en mi casa?- la preocupación en la voz de Haku sonaba sincera.

-O en mi departamento- se ofreció Hinata.- Mi compañera de cuarto decidió mudarse con alguien más cuerdo que yo, así que tengo espacio.

Naruto sonrió ante la bondad de sus amigos.- Está bien, chicos. Tengo que acostumbrarme a estar solo otra vez. En serio.

Y lo que más le sorprendía era que sólo debía pensar en Sasuke y todos los recuerdos sobre Neji se esfumaban de su mente. Tal vez su “encuentro” con él no había sido algo malo al final.

-¡Hey! Solo sigue soñando con el tipo que conociste- le dijo una animada Hinata, dándole fuertes palmadas en la espalda.

Naruto hizo una mueca por el dolor de su hombro y la horrible coincidencia. Desde luego, Hinata afirmaba a toda voz que podía leer mentes. En esos momentos, Naruto casi podía creerlo.

-Sí- coincidió Haku- incluso podría volver a pasar.

Naruto soltó una risita nerviosa- en realidad… creo que no lo volveré a ver.

Sasuke resopló al escucharlo.

Haku se acercó y le dio un abrazo de hermanos- llámame si me necesitas.

-Lo haré, gracias.

Hinata también lo abrazó, acariciándole la espalda- lo mismo digo, enano. Y recuerda, si todavía quieres que lo rompa las piernas, aún soy buena con mi bate de beisbol y no le diré a los medios de comunicación quién me lo pidió.

Naruto negó con la cabeza- estás loca.

-Lo digo en serio. Si cambias de parecer, ahí tienes mi número. Estaré aquí en quince minutos.

-¡Ja!- se burló Haku- Con tu forma de conducir, estarías aquí en cinco minutos, y eso que estoy pensando en un neumático pinchado y una carrera contra el tráfico.

Hinata le sacó la lengua.

Naruto sacudió la cabeza mientras sacaba las llaves de su bolsillo y abría la puerta de al lado del edificio de su tienda y la reja de hierro forjado en la parte de atrás. Su tienda ocupaba la planta baja del edificio, pero los tres pisos superiores habían sido convertidos en departamentos por su abuela. La escalera trasera conducía a cada uno de ellos.

Había uno diminuto en la parte de atrás, cerca de la cochera, que solía usarse como granero en aquellos días antes de que Konoha fuese pavimentada.

Hasta que Neji le pidió que se mudara con él, Naruto había vivido en el departamento más grande del último piso. Ahora todos los departamentos estaban alquilados excepto el estudio de atrás. Era tan pequeño, que él nunca se había sentido bien si lo alquilaba. En cambio, lo usaba como almacén.

Iba a ser su hogar dulce hogar por el momento.

Cuando se vio en el lugar, quiso llorar de rabia. Pero se negó. Si la peor cosa que le había pasado en mucho tiempo, era que Neji lo abandonara, entonces estaba realmente bendito.

El lobo avanzó para mirarlo fijamente.- ¿Eres obstinado, verdad?- le preguntó al  canino, acariciándole las orejas otra vez.

Como respuesta, el lobo le lamió la mano antes de restregarse por sus piernas como lo haría un felino.

-Vamos- dijo, indicando el patio con la cabeza.- Realmente no quiero estar solo esta noche y tú luces como si pudieras apreciar un lugar seco y cálido para dormir.

Sasuke atravesó la puerta del almacén/departamento antes de que Naruto pasara el cerrojo. Notando que, con el corazón hecho un puño, el chico estaba agradecido de al menos tener ese reducido espacio para dormir. De lo contrario, tendría que conformarse con un cuarto de hotel. O peor, la casa de sus padres donde tendría que aguantar sus miradas de pena.

Al menos allí, en su propio lugar, podría tener un poco de paz.

Tal vez.

Encendió las luces. Por suerte, el agua y la electricidad del almacén estaban conectados a las mismas líneas que las de su tienda. Un problema menos de qué preocuparse.

El lobo vaciló mientras observaba los treinta metros cuadrados de cajas, papeles e ilustraciones.

Naruto lo miró y casi apreció una mueca en su hocico.- Oh, no seas quisquilloso. Es… acogedor. Estoy seguro de que pronto nos acostumbraremos, de veras.

Si no supiera que es imposible, Naruto casi juraría que el lobo le había entendido. Lo vio sacudir la cabeza y luego caminar olfateando el lugar y sus cosas. Sin darle más importancia, dejó las llaves en el polvoriento escritorio y quitó la lona que cubría el sofá. Tosió cuando una mota de polvo casi lo atraganta.

-Realmente te odio, Neji- gimió silenciosamente mientras se enjugaba las lágrimas que salían por la alergia.- Espero que te ahogues en las tiras de la tanga de tu gorda y asquerosa novia nueva.

Como si pudiera sentir su tristeza, el lobo se acercó y se frotó contra su costado. Naruto se dejó caer en el suelo para agarrarlo en un apretado abrazo. El animal no se quejó mientras el chico dejaba caer las lágrimas en su oscuro pelaje. Él simplemente se quedó quieto, con la cabeza apoyada en el hombro de Naruto mientras éste se desahogaba

-¿Acaso es tan malo desear que alguien te quiera de verdad? ¿Cómo pude ser tan estúpido como para pensar que él me amaba? Soy un idiota.

Sasuke no podía respirar mientras interiorizaba las palabras de Naruto. Peor. Entendía perfectamente lo que quería decir.

Rechazado por todos menos por sus hermanos, él sabía que la única cosa que lo había salvado de ser el lobo Omega, había sido su disposición para matar a cualquiera que osara tomarlo a él o a Rasuke de chivo expiatorio. Con la madurez, había alcanzado tal tamaño que nadie siquiera se atrevía a desafiarlo.

Ni siquiera su padre.

Y la misma sed de sangre que sentía el lobo hacia la manada que los traicionó, ahora hervía en su pecho por el hombre que había hecho llorar a Naruto. No comprendía cómo alguien podía dejarlo ir voluntariamente. Una vez que los de su especie se emparejaba, era un lazo eterno. Irrompible. Ahora que sabía que era su compañero, estaba obligado por la sangre a protegerlo hasta que Naruto terminara por sí mismo el ritual que marcaría el inicio de sus vidas… o la total separación.

Para Sasuke, esto era verdaderamente inquietante.

¿Cómo un humano podía aceptar a un animal como su compañero?

Ni siquiera él estaba seguro de poder lograrlo. Es decir, siempre había sido demasiado impulsivo y de mal temperamento. No había ninguna garantía de que un día no atacaría a Naruto si éste llegaba a molestarlo. Y prefería arrancarse las extremidades que lastimarlo, pero su lado salvaje era demasiado inestable. Parecía aceptar bastante bien que Naruto fuese su compañero, a pesar de que era un simple humano. Pero… ¿las cosas serían igual de pacíficas cuando lo reclamara?

Había escuchado rumores de lobos que se habían vuelto tan posesivos con sus parejas, que las habían lastimado en contra de su voluntad. Su mismo padre, estoico y orgulloso, había sido tan cruel con su madre que ella no lo pudo soportar y nada más dar a luz a su segunda camada, tomó a la mitad de los cachorros y huyó hasta que desapareció de la faz de la tierra.

Su padre había estado tan amargado después de eso, que había volteado su ira hacia él y su gemelo. Itachi había sido su único orgullo. Fue el primogénito y el único en presenciar el poco tiempo que sus padres se amaron de verdad.

Pero estaba muerto por su culpa y su padre nunca se lo perdonaría. Itachi era lo único que le quedaba del amor que una vez sintió por su madre.

Agachando las orejas, Sasuke dejó que el calor de Naruto limpiara el odio que crecía en su pecho. No quería convertirse en su padre. No quería parecerse a él. Pero no podía evitarlo. Itachi se lo había dicho una vez. De todos ellos, el que más se parecía a su padre era él. Y el que más se parecía a su madre era Rasuke.

Por supuesto, lo que menos deseaba en el mundo era parecerse a una traidora que había abandonado a sus hijos, solo porque tenían más genes de lobo que de humano. Al ser ella una ántropa, sus hijos lykos no podían ser más que abominaciones.

Pero definitivamente, tampoco quería parecerse a su padre.

El teléfono sonó. Naruto lo soltó y se alejó para contestarlo mientras Sasuke seguía olfateando los alrededores.

-Hola, Hinata- saludó un animado Naruto, aguantando el teléfono en su hombro, quitó una sábana de la mesa e hizo caer una caja.

Sasuke aulló, esquivándola en el último segundo.

Con una mirada apenada, Naruto le acarició la cabeza y luego movió la caja.- No tienes que hacerlo. De veras. Estoy bien, no necesito que… Bueno, de acuerdo. Dame un minuto.

Naruto colgó el teléfono, luego agarró sus llaves y abrió la puerta. Sasuke lo siguió al exterior, hasta la calle. Abrió la reja de hierro para dejar entrar a su amiga alocada, quien estaba de pie frente a un pequeño escarabajo púrpura con neumáticos de cara blanca, rodeado de bolsas de papel.

-¿Hinata? ¿Qué hiciste?- preguntaba un angustiado Naruto mientras miraba las bolsas.

Hinata se encogió de hombros.- El bienestar material que cada soltero debería tener- le dio un paquete con seis cervezas Corona Light a su amigo y luego se metió hasta la cintura en el asiento trasero del auto. Sacó otro paquete de cervezas y las acomodó a sus pies antes de cerrar el coche.

Naruto la ayudó con los paquetes, y la siguió al interior de su casa. Después de cerrar la puerta y asegurarse de que el lobo estaba a su lado, dejó los paquetes en el suelo, cerca de la mesa del centro.

Hinata miró al lobo y le sonrió- Sip, tenía la esperanza de que aún estabas aquí.- Metió la mano en uno de los sacos de papel y sacó un hueso.

Sasuke hizo una mueca en su interior mientras la observaba dejar el aperitivo en el suelo. No había ningún castigo en el infierno que le obligara a masticar eso. Su mirada se dirigió a Naruto. Él era el único juguete masticable que realmente le interesaba. Definitivamente no había nada mejor que hincar los dientes en esa suave piel y saborear en su paladar su maravillosa sangre.

Sólo dios sabía las ganas que tenía de volverlo a tener en sus brazos.

-Hinata…

-No, Naruto. Como miembro reciente del club No-Tengo-Un-Hombre-Y-Nunca-Más-Quiero-Otro, sé que lo último que necesitas es estar solo esta noche- sacó un juego de sábanas de seda de una de las bolsas.

-¿Qué son esas?

-Ya te dije. Bienestar material. Tenemos todo aquí. Donas. Helado. Cerveza. Carne. Frutas secas. Patatas fritas. Salsa BBQ. Tu amado ramen instantáneo. Y suficientes DVDs con tíos tan buenos como quieren.- Hinata alzó las manos como una colegiala histérica en medio de un concierto de rock.- ¡Es hora de un maratón de películas de tíos que no te pueden romper el corazón!

Naruto sacudió su cabeza- Gracias Hina. Realmente aprecio esto.

-No hay problema.

Sasuke dio un pequeño rodeo, esperando llamar la atención del rubio. No lo logró. Frustrado, se sentó cerca de las bolsas observando a Hinata conectar la TV y a Naruto abrir las cajas que tenían los cubiertos y los platos.

-Me alegro de haber guardado todo esto- suspiró el blondo, aliviado.- Neji no quería que mis cosas estuvieran mezcladas con las suyas. ¿Debería haberlo sabido, no?

Sasuke luchó por permanecer en su forma de lobo. Deseaba tanto reconfortarlo… Pero no podía. Sobre todo si Hinata estaba allí. De no ser por eso, y porque estaba seguro de que Naruto se desmayaría si lo veía transformarse, mandaba al diablo todas las leyes. Bien sabía su manada que él no había sido muy bueno en seguir órdenes.

-No pienses en eso- Hinata destapó una botella con su mano desnuda y se la alcanzó al rubio.- No somos capaces de ver los signos que no queremos ver. Pero mira el lado positivo. Al menos a ti no te abandonaron por estar chiflado.

Naruto le jaló un mechón de cabello de forma cariñosa- no estás chiflada. No digas eso.

Hinata enarcó una ceja.- Si, claro. Dejando de lado al señor perfecto de mi hermano, con su personalidad tipo A, Haku y yo nos llevamos la parte divertida de la familia. Pero no me preocupa. Me gusta ser una chiflada.

El blondo sonrió- ¿sabe Haku que dices eso?

-¿Haku? Él está más loco que yo. ¿Has visto su colección de figurillas de cristal? Parecen cadáveres congelados. Hay uno al que le faltan los ojos. Y a otro se le ven los órganos si lo ves a contraluz. Tétrico. Muy tétrico. ¿Sabes lo que hizo en Navidad? Mientras yo hacía un muñeco de nieve, él esculpió en el hielo una versión miniatura de Alien, saliendo de un estómago y todo. Y le puso la cara de Neji nii-san.

Hinata se metió una dona en la boca y la tragó completa.

Naruto hizo una mueca- por favor dime que no es de la foto que me mostró en año nuevo. Te juro que pensé que era Neji haciendo alguna especie de cosplay.

-Nop. Ese era Haku siendo diabólico… para variar. Nii-san nunca haría algo divertido, mucho menos disfrazarse- hizo una pausa y miró al lobo, que tenía cara de aburrido- ¿algo anda mal, chico?

Sasuke trotó hacia Naruto y se sentó a su lado antes de que Hinata lo tocara. La ojiperla lo miró boquiabierta.

-Bien, acabo de ser rechazada por Colmillo Blanco. Dios, creo que has recogido a un amigo para toda la vida, Naruto. Sólo espera hasta que averigüe que tu papá es el que inventó el eslogan de: “si usted lo ama, cástrelo”.

Sasuke soltó un gruñido entre dientes.

-Hinata, shh… Lo vas a asustar- Naruto bajó su mano y le acarició la barbilla- pero tienes razón. Este amigo no ha sido operado.

Y maldita sea, tampoco lo estaría. Pensaba Sasuke con el pelo erizado.

-Tal vez debería llamar a papá para que lo revise.

Hinata le sonrió- ¿piensas conservarlo?

Naruto miró a Sasuke directamente a los ojos- ¿qué cree usted, Lobo-san? ¿Quiere quedarse conmigo por un tiempo?

Sasuke sonrió para sus adentros. Naruto no tenía ni idea. Si él conseguía lo quería, y casi siempre lo hacía, él se iba a convertir en un guardián permanente.

 

Continuará…

 

 

Notas finales:

Well, hasta aquí el capi. Espero que les haya gustado. Lento pero contento es como avanza esta historia. Para el capi que viene, veremos a un desesperado Sasuke, volviéndose loco por permanecer en su forma de lobo mientras tiene la oportunidad de ver a Naruto en situaciones… comprometedoras jajajajaja… Bueno, no es difícil de imaginar. Si viven juntos, situaciones sobran. Y más si Naruto piensa que vive con su mascota y no le importara andar desnudo de aquí para allá. Pobre. Lo que le espera.

En fin, no más spoiler. Diganme las opiniones en los rews, los estaré esperando con ansias.

Nos leemos.


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