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La marca del lobo por Kuroyami Mirai

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Notas del capitulo:

Ojalá pueda seguir con este ritmo, casi no me creo que pueda actualizar así de bien. Gracias por los comentarios, me encanta leer vuestras opiniones. Por favor, pasen a leer. Nos vemos al final.

PS: He subido un vídeo para que el cumpleaños de Naruto. Podrían pasarse por mi canal y mirarlo si quieren. Espero les guste.

Sasuke estaba de pie en su forma humana fuera del cuarto de baño, mientras Naruto tomaba una ducha. Hinata se había marchado hacía poco, después de amenazar por enésima vez al ex de Naruto y sobre la manera en que lo dejaría sin pene.

Honestamente, si Sasuke lograba alguna vez ponerle las manos encima a ese bastardo, no dejaría demasiado de él para que Hinata se entretenga.

No.

Él no debería sentirse de esa manera. Después de todo, si Naruto no hubiera estado desechado por ese sujeto, no habría sido suyo esa noche.

Y nunca habría sabido que era su compañero.

Pero este era el razonamiento humano, y éste no tenía mucha cavidad en su mundo animal.

-No soy humano- suspiró, sintiendo el profundo dolor de aquella aclaración. Al menos no era totalmente humano. Nadie, ni siquiera él, estaba realmente seguro de lo que era.

Era un maldito híbrido que no pertenecía a ningún verdadero grupo. Mitad ántropo y mitad lykos, Sasuke había nacido en la forma natural de un cachorro de lobo, encontrando su forma de humano sólo después de alcanzar la pubertad.

Se estremeció al recordar el día que cambió de forma por primera vez. El terror de ello. El miedo. La turbación. Toda su vida había existido únicamente como lobo, y luego, durante unos meses contra su voluntad, había estado encerrado dentro de un cuerpo humano, incapaz de transformarse otra vez

Su nuevo cuerpo le había sido ajeno. No sabía cómo comer como un hombre, cómo sobrevivir o adaptarse. Incluso caminar había sido un castigo. Sus piernas no estaban acostumbradas a soportar todo su peso y su columna tendía a inclinarlo hacia delante. Perdiendo el equilibrio y cayendo un sinfín de veces, Sasuke tardó semanas en aprender a caminar correctamente. Además, había sido atacado por emociones y sentimientos humanos. Sensaciones humanas. Desconocidas.

Y lo peor de todo. Se había vuelto débil. Vulnerable.

Nada le había sido más desagradable que comprender que era incapaz de defenderse. Que era absolutamente dependiente de su hermano para sobrevivir.

Cada noche había rezado para que al llegar la mañana pudiera ser un animal otra vez. Y cada mañana despertaba horrorizado, comprobando que seguía siendo un hombre.

De no ser por Itachi y Rasuke, su manada lo habría matado. Por suerte, sus hermanos lo habían protegido de los demás y lo habían ayudado a ocultar el hecho de que ya no era un lobo puro. Durante siglos mantuvo en secreto el hecho de que, tras la pubertad, había adoptado un corazón humano.

Y ahora estaba liado con un humano común y corriente. La vida podía ser aterradora algunas veces.

Sasuke apretó su mano marcada. La vida como híbrido era bastante difícil. La última cosa que quería era engendrar niños que serían aún más parias de lo que él era.

¿Serían humanos, o cambia-formas?

¿Ántrophus, o Lykos?

Lo peor de todo era que todos esos argumentos no podían hacer entrar en razón a ninguna de sus dos naturalezas. Tanto el humano como el animal ansiaban tener al chico al otro lado de esa puerta.

Incluso podía imaginar cómo luciría allí, desnudo. El agua deslizándose contra su piel morena, sus manos deslizándose sobre su cuerpo, enjabonando su vientre, sus muslos…

El lobo en él exigía que pateara la puerta y lo reclamara.

El hombre, en cambio, sólo deseaba mantenerlo cerca y abrazarlo…, protegerlo.

Nunca había estado tan dividido. Tan confuso.

¡Tan condenadamente caliente!

Sasuke arrastró su mano sobre el adorable pijama que Naruto había sacado de una de sus cajas y dejado sobre una de ellas, cerca de la puerta del baño. La sedosa tela mantenía su característico aroma de girasoles y arándanos. Levantó la parte superior del conjunto e inhaló la riqueza del joven mientras su ingle ardía y se tensaba.

Era todo lo que podía hacer para no meterse en la ducha y tomarlo otra vez. A lo salvaje. Presionarlo contra las lozas de la ducha. Dios. Contenerse para no hacerlo era un martirio. Pero debía, o de lo contrario lo aterrorizaría.

Naruto era un humano y no sabía nada de su mundo. No sabía nada de él.

Dejarlo ir era lo más sensato que podía hacer. Según las leyes de su naturaleza, no podía obligarlo a terminar el ritual y convertirlo en su compañero. Naruto tendría que hacerlo a voluntad. Sus propios padres eran la prueba de ello. Durante semanas su padre había mantenido a su madre encadenada. Brutalmente había tratado de obligarla a que aceptara a un macho Lykos como su compañero.

Y a pesar de que antes de que apareciera la marca, ellos se habían amado, ninguna cantidad de violencia había funcionado para convencerla.

Su madre ántropa le había rechazado, hasta después de saber que estaba embarazada. Para ella, todos los lykos eran animales que deberían ser extirpados sin compasión.

Por otra parte, su padre nunca había tenido un lado sensible para mostrar. Fugaku era violento la mayor parte del tiempo, mortal en el peor de los casos. Sasuke y Rasuke tenían bastantes cicatrices internas y externas para demostrarlo.

Entonces la ventana de las tres semanas se había cerrado para sus padres. A pesar de que llevaban años viviendo como pareja, la marca había aparecido poco después de que Itachi cumpliese los cinco años. La cuenta regresiva había comenzado junto con el odio que había despertado en ambos.

Mikoto, al percatarse del lazo que estaban por formar, intentó escapar. Jamás se enlazaría con un lykos. Era lo que pensaba. Fugaku no tardó en atraparla y ahí había comenzado todo. Para el nacimiento de la camada, sus padres ya se odiaban tanto que se veían como enemigos mortales.

Desde entonces había comenzado la guerra abierta contra la gente de cada uno.

Incluyendo sus propios hijos.

-No me mires con los mismos ojos que esa puta, cachorro. Te arrancaré la garganta.

Sasuke aún podía escuchar el desprecio en la voz de su padre. El mismo que había escuchado en la voz de su madre cuando se hubo reencontrado con ella años atrás.

-A diferencia de tu padre, yo soy una humana. Y mi corazón es humano. Es sólo por eso que tú y tu hermano siguen vivos. Yo no podría haberlos matado cuando eran unos cachorros desvalidos, aún cuando debí haberlo hecho. Pero ahora que has crecido, no tengo ningún remordimiento. Todos ustedes no son más que animales salvajes, y si vuelvo a verte otra vez, te mataré como tal.

Francamente, él no podía culparla por eso, considerando lo que su padre le había hecho. Nunca había esperado bondad de otros y hasta ahora no había sido decepcionado.

A excepción del clan oso.

Sasuke soltó un profundo suspiro como si la realidad cayera de golpe sobre él. Había estado viviendo bajo pena de muerte sin una manada que lo ayudase o protegiese. Ninguna manada lo ayudaría a proteger a su compañero. Él no podría exponer a Naruto al peligro que acarreaba su vida diaria.

No importaba lo que el destino haya querido, no podía tener un compañero humano. Naruto nunca lo aceptaría a él o a su mundo. No pertenecía a él más de que lo que su madre había pertenecido a su padre.

Su misión era protegerlo hasta que la marca desaparezca. Dejarlo libre y después…

-Seré un eunuco de mierda- gruñó insatisfecho, odiando la idea.

¿Pero qué más podía hacer? ¿Encadenarlo como su padre había hecho con su madre? ¿Golpeándolo para que se sometiera?

Definitivamente no podía imaginarse lastimando a Naruto de alguna manera.

Escuchó que se cerraba la llave del agua. La neblina púrpura lo envolvió un segundo antes de que cayera en su forma de lobo. Naruto salió unos segundos después con la cintura envuelta en una toalla y el torso desnudo.

Sasuke apretó sus dientes ante la imagen de Naruto parado allí, con la piel húmeda y la toalla apenas cubriendo su desnudez. La suculenta carne desnuda, expuesta a su mirada.

Naruto dejó caer la toalla al suelo.

Tuvo que hacer un esfuerzo para no aullar, especialmente cuando el rubio se inclinó para revisar una bolsa de plástico que contenía toda su ropa interior.

Al menos la que había podido comprar una hora antes, en su propia tienda. Después de todo, sus maletas aún estaban en casa de Neji.

Naruto comenzó escuchar un extraño sonido viniendo de su nueva mascota. Dándose la vuelta, notó que el lobo lo observaba fijamente con una intensidad que era sumamente salvaje e inquietante.

Un temblor de miedo lo atravesó- ¿no vas a atacarme, verdad?

Sasuke se le acercó meneando su cola. Se levantó de un salto en sus patas traseras y lo lanzó de espaldas al suelo para lamerle la mejilla, apoyando su peso en el torso del menor.

-¡Hey, me aplastas!

Sasuke apoyó las patas delanteras en los hombros de Naruto, dejándolo inmovilizado mientras lamía su cara y su cuello. Cuando la lengua pasó accidentalmente por sus labios dio un salto hacia atrás y atravesó el cuarto corriendo, alejándose tanto como pudo.

Bien, eso fue extraño.

Frunciendo el ceño, Naruto se incorporó.- Cuando te pregunté si me atacarías, no me refería a esto, perro pervertido.

Sasuke resopló desde el otro extremo del cuarto.

Naruto agarró su ropa y se la puso, acomodándose dentro de su pijama. Le quedaban un poco grandes, era por eso que estaban guardados. Tenía la tendencia de adelgazar con facilidad y desde que estaba con Neji había perdido doce kilos, por lo que su madre le había obsequiado un guardarropas nuevo con una talla más pequeña.

Suspiró. Que se joda Neji y sus estúpidas dietas.

Se acercó al sofá para dormir.

Ciertamente, su ex había tratado por todos los medios de controlar su vida, y no se había dado cuenta de ello hasta que fue demasiado tarde. Su vestuario, su peso, su cabello, hasta el nivel de bronceado que debía tener su piel. Recordó aquellos días en que Neji le había sugerido que se protegiera del sol con una sombrilla, con el fin de que poco a poco su piel se aclarara.

Neji era controlador en todos los aspectos, y ahora que estaba lejos de sus gráficas de perfección, apreciaba lo mucho que en verdad le molestaba todo eso. Era un auténtico idiota.

El lobo se le acercó y pegó su nariz cerca de la suya.

-Lo siento, chico.- Dijo, acariciando su cabeza- no hay espacio para ti esta noche. Mañana conseguiré una cama de verdad, ¿está bien?

El lobo olfateó su cara.

Naruto se rió- deja de hacer eso, me haces cosquillas- entonces dejó de tocarle la cabeza y acarició su barbilla. Parecía que al lobo le gustaba más que lo tocaran allí. Cerró sus ojos y meneó la cola mientras era rascado deliciosamente en esa zona- Veamos, ¿cómo voy a llamarte?

Lo meditó un segundo, pero sólo un nombre apareció en su mente.

-No seas estúpido- se dijo a sí mismo.- Sería ridículo llamarlo como él.

Y aun así…

-¿Te importaría si te llamo Sasuke?

El lobo abrió los ojos ante eso y le lamió la mejilla.

-Bien, entonces serás Sasuke Dos. Sasuke para abreviar- dijo mientras le acariciaba la cabeza con las dos manos, sacudiéndole todo el pelo. Entonces se estiró por encima del lobo hacia la mesita al lado del sofá para apagar la lámpara, luego se acurrucó para dormir.

Sasuke se sentó en la oscuridad, mirándolo silenciosamente. Él no podía creer que Naruto lo llamara por su nombre, aún estando en su forma de lobo.

Esperó a que quedara profundamente dormido antes de cambiar a su forma humana y asegurarse que todas las puertas y ventanas estuvieran bien cerradas. Una vez asegurado todo, destelló en la neblina púrpura, desapareciendo del departamento para aparecer en su habitación en La Guarida.

También estaba oscuro allí.

Su cuarto era limpio en todos los sentidos. Las paredes desnudas, las sábanas blancas, una pequeña alfombra color café a los pies de la cama y una lámpara sobre la mesita. En el armario tenía su ropa perfectamente acomodada, y en uno de los cajones guardaba algunos viejos tomos de Mark Twain.

No había nada personal en el lugar. Nada que demostrara que era verdaderamente suyo.

Abrió la puerta y se dirigió al cuarto siguiente, donde estaba Rasuke. Como había estado desde la forma en que habían llegado, Rasuke permanecía en su forma de lobo, yaciendo en estado comatoso sobre la cama.

Sasuke suspiró fatigado mientras cruzaba el cuarto.

-Vamos, hermano- dijo, moviéndose hacia la cama- Espabila. Te echo de menos, imbécil, y yo realmente necesito a alguien con quien hablar ahora mismo. Tengo un serio problema entre manos.

Pero era inútil. Rasuke no tenía espíritu.

Y lo comprendía.

Comprendía el miedo que debía de estar sintiendo.

La primera vez que se hubo convertido en humano, estuvo metido en medio de una lucha con un jabalí. La bestia lo había embestido de tal forma que le había roto un par de costillas y el hueso del antebrazo derecho. En un minuto, había sido un lobo, y en el siguiente estaba de espaldas en el suelo mientras el jabalí lo mordía y lo rasguñaba.

Si Rasuke no hubiese llegado…

-Levántate, hermano. Por favor. No puedes seguir viviendo así.

Rasuke no lo reconocía en lo absoluto.

Sasuke deslizó su mano sobre el pelaje marrón oscuro de su hermano, pero ni así reaccionó. A pesar de que estaba despierto, se mantenía ajeno a todo lo exterior a su trauma. Sasuke se volvió para dejarlo allí.

Afuera en el pasillo, pasó de largo a Karin. En su forma humana, ella sostenía un tazón de sopa de ternera mientras iba en dirección a las escaleras.

Al igual que Shikamaru y muchos otros, ella fue criada en el clan oso desde pequeña. Pelirroja, alta, delgada y con fracciones excepcionalmente elegantes. Con unos finos lentes reposando sobre su pequeña nariz, tenía la apariencia de alguien débil y frágil. Muchos llegaban a subestimarla, lamentándolo después. Siendo una tigresa muy capacitada y hermosa, Karin triunfaba allá donde iba.

-¿Está comiendo?- le preguntó Sasuke.

-A veces- dijo tranquilamente.- Conseguí darle un poco de sopa en el almuerzo, esperaba que pudiera tomar un poco más esta noche.

Ella había sido un don del cielo para Sasuke. Solo Karin parecía ser capaz de llegar a Rasuke. Su hermano parecía de algún modo más alerta siempre que ella estaba cerca.

-Gracias, realmente aprecio que lo cuides por mí.- De hecho, ella pasaba mucho tiempo con Rasuke. Era suficiente para hacerlo extrañarse, pero Rasuke no se había movido de su cama ni una sola vez desde que Sasuke le había traído.

La pelirroja asintió.

-¿Karin?- preguntó mientras ella pasaba frente a él.

Ella se volvió.

-Nada, era un pensamiento estúpido- no podía haber nada entre su hermano y la tigresa. ¿Cómo podía haberlo?

Sasuke siguió caminando por el pasillo hacia la escalera. Cruzó el vestíbulo hasta la pequeña oficina que antecedía la entrada del bar. Allí estaba Papá Oso, organizando un montón de papeles.

Sasuke tocó en el marco con los nudillos- ¿puedo pasar?

Choza hizo un gesto para que lo acompañara. Sasuke tomó una silla y la acomodó frente al buró donde Choza trabajaba.

-¿Qué sucede, muchacho?

Sasuke dudó un momento antes de levantar su mano y mostrarle a Choza su palma.

Choza miró su mano, luego frunció el ceño.- ¿Estás emparejado?

Sasuke cerró su mano en un puño.- Fue esta misma noche, hace algunas horas.

La mandíbula del hombre se aflojó- ¿Quién?

-Un humano.

El oso maldijo por lo bajo- ¿qué vas a hacer?

Sasuke se encogió- no hay nada para hacer, supongo. Lo protegeré hasta que se acabe el tiempo, luego lo dejaré hacer su vida.

Choza lo miró perplejo- ¿por qué te condenarías a ti mismo a vivir el resto de tus días sin una pareja? Si lo dejas ir, es probable que no te emparejes otra vez. ¿Sabes lo que eso significa?

Sasuke asintió

El hombre oso no hizo más que suspirar agotado.- Veo que no has venido a pedirme consejo. ¿Qué quieres, muchacho?

-En realidad, no sé qué debería hacer. Soy un ejemplo vivo de por qué tenemos que reproducirnos dentro de nuestra propia especie. La última cosa que quiero es extender mi enfermedad a otra generación.

Choza lo fulminó con la mirada y golpeó con su pesado puño en la mesa- no vuelvas a decir algo como eso. Tú no estás enfermo.

-¿No? ¿Entonces cómo lo llamarías?

-Estás bendito, al igual que Shikamaru.

Sasuke lo miró boquiabierto, incrédulo por sus palabras- ¿bendito?

-Por supuesto que sí. A diferencia del resto de nosotros, tú sabes cómo se siente el otro lado. Has sido tanto animal como humano. Nunca sabré lo que es tener un corazón humano. Pero tú sí.

-No soy humano.

-No. Eres mejor.

Sasuke seguía aturdido por las palabras de Choza.

-Mira, chico, conozco a algunos ántropos que se han emparejado con humanos. Si quieres, les puedo decir que hablen contigo.

-¿Para qué? ¿Ellos eran de sangre sucia como yo?

-No.

-¿Entonces de qué van a servirme? Si mi compañero tiene hijos, ¿serán humanos o lobos? ¿Cambiarán de forma después de la pubertad? ¿Cómo le explico a él que no sé cómo serán nuestros hijos?

-Pero tú eres ántropo, Sasuke.

Odiaba que Choza y Shikamaru fueran capaces de ver lo que había tratado de ocultar por tanto tiempo. Ni siquiera su padre había sido capaz de descubrirlo. Aunque el hecho de que apenas lo mirara por el desprecio que profesaba, había sido de mucha ayuda.

-¿Soy ántropo?- preguntó con ironía- no siento la humanidad de la misma forma en que Shikamaru lo hace. ¿Cómo es que pude ser un cachorro de lobo y luego transformarme en humano con la pubertad? ¿Cómo es eso posible?

Choza sacudió la cabeza- hay mucho en este mundo que no conocemos, chico.

-Esta es una oportunidad que no puedo tomar- dijo, a pesar de que estaba desesperado por tomarla y aferrarse a ella- me niego a arruinarle la vida de esa manera.

-Muy bien, esa es una decisión exclusivamente tuya. Pero si cambias de parecer…

-No lo haré.

-Bien. ¿Por qué no tomas las próximas semanas y te quedas con tu compañero mientras está marcado? Cuidaremos de tu hermano mientras tanto.

Sasuke lo pensó un momento, mirando al oso directamente a los ojos.- ¿Estás seguro?

-Lo estoy. Puedes confiar en los osos. Te prometo que Rasuke estará a salvo aquí, pero tu compañero…, él no está a salvo con nadie mientras lleve tu marca.

Choza tenía razón. Como sospechaba, su manada estaba detrás de ellos. Los exploradores podrían encontrar su olor cerca de Naruto. Él lo llevaría mientras tuviera su marca, y un Lycant entrenado sería capaz de olfatearlo.

Ni qué decir de lo que sus enemigos podrían hacerle.

-Gracias, Choza. Te debo una.

-Lo sé, chico. Ahora ve con tu humano mientras puedas.

Sasuke asintió. La niebla púrpura la envolvió, destellando antes de volver al lado de Naruto.

Él estaba todavía durmiendo sobre su sofá, yaciendo sobre su espalda, y parecía sumamente incómodo. Sus piernas estaban encogidas y tenía un brazo sobre su cabeza mientras el otro colgaba en el aire.

La ternura lo inundó mientras recordaba la forma en que Naruto lucía cuando sucumbía en el orgasmo. La imagen de su cara en el espejo mientras él lo sostenía. Era un chico en verdad apasionado. Uno que se moría por probar una y otra vez.

Contra su sentido común, él extendió la mano y tocó su suave mejilla con los nudillos.

Sus ojos se abrieron de golpe y jadeó. Naruto se incorporó siseando, creyendo que veía a Sasuke vigilándolo en la oscuridad. Lo sintió. Podía sentir su esencia en la habitación. Su muy poderoso espíritu.

-¿Sasuke?

El lobo anduvo silenciosamente hasta el sofá para sentarse a su lado. Naruto parpadeó, recordando que anteriormente le había dado su nombre. El animal lo observaba fijamente, casi con curiosidad. Confuso, miró alrededor, luego soltó una risita nerviosa.

-¿Estoy alucinando? Tengo que suspender la cafeína. O las películas del DC.

Sacudiendo su cabeza, volvió a acostarse e intentó volver a dormirse, pero en cuanto lo hizo, pudo jurar que olía el aroma de Sasuke sobre su piel.

 

 

Continuará…

Notas finales:

Bueno, espero que hayan entendido algunas cosas. En este capítulo aparecieron datos que estoy segura que aclararon algunas dudas. No obstante, si siguen con ellas, no duden en preguntar en los rews, que yo responderé gustosa.

Habrá que ver cómo le irá a estos dos en las tres semanas prometidas. Con la cabeza de Sasuke con un precio y Naruto con su olor, estoy segura que no serán fresas y flores lo que les espera ajajaja…

Eso es todo por ahora.

Gracias por leer!!


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