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La marca del lobo por Kuroyami Mirai

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Notas del capitulo:

Hola! Estoy de vuelta con la continuación de la historia, espero les agrade. Se nos une al reparto uno de mis personajes favoritos. Espero que la disfruten!

 

La noche se había vuelto húmeda y silenciosa. El único sonido que se escuchaba con claridad, era el de la risa de Naruto. Y mientras reía sin parar, Sasuke lo observaba extrañado.- ¿Qué es tan gracioso?

-Lo siento, sólo que un estúpido cliché invadió mi cabeza. Ya sabes: “¿si digo que sí, me respetará por la mañana?”

Sasuke lo miró aún más confundido- ¿la gente no se respeta después de tener sexo?

-¿Sabes que cuando dices esas cosas pareces un extraterrestre?

-Así me siento la mayor parte del tiempo- admitió.

Que declaración más extraña- ¿Cuánto tiempo viviste en esa comunidad?

-Toda mi vida, hasta hace ocho meses.

Naruto abrió los ojos con sorpresa- ¿me estás jodiendo?

Sasuke lo miró con seriedad. El rubio entendió que no estaba bromeando.

-Dijiste que en esas comunidad no tenían citas- pensó el rubio en voz alta- ¿qué hacías cuando encontrabas a alguien que te gustara?

El lobo le pasó un poderoso brazo sobre los hombros, tal vez en un acto de posesividad, pero no le importaba. Tomó una respiración antes de responder- gustar no tiene el mismo significado de donde yo vengo. No nos gustaba nadie. Si te atraía alguien, duermes con él y luego sigues adelante. No dejamos que nuestras emociones nos confundan como ustedes lo hacen.

-¿Cómo es eso posible? Es la naturaleza humana.

Sasuke suspiró. No sabía cómo explicar que él no era exactamente un humano.-  Sólo pensamos de forma diferente, eso es todo.

Naruto se puso rígido, con la furia bañando sus ojos- ¿entonces sólo tienes pensado dormir conmigo y luego seguir adelante con la siguiente víctima?

¡Mierda!

-No. No es lo que quise decir- se detuvo enfrente de él, tomando cada hombro con sus manos- quiero estar contigo, cachorro. Sólo contigo.

-¿Por qué?

-Porque te necesito.

-¿Por qué?

Ok, esta conversación no estaba hiendo a ninguna parte.

Sasuke rechinó los dientes. ¿Cómo le explicaba a su compañero el anhelo salvaje que lo obligaba a reclamarlo tarde o temprano? Esa locura infecciosa que no cesaría hasta que se hubieran unido. Él nunca había entendido qué había llevado a su padre a atacar a su madre. Pero ahora lo hacía. Cada parte de él ardía a fuego lento por aquel pequeño humano. Era febril y crudo y no estaba seguro de cómo controlarlo. Deseaba mimarlo con amor en un lecho de flores, pero al mismo tiempo, quería atarlo con cadenas y espinas a su lado.

Lo peor de todo, es que estaba empezando a dudar si realmente no lo haría de llegar a ser necesario. No se había detenido a pensar en cómo reaccionaría su lado salvaje si Naruto lo rechazaba.

-Te estoy asustando- susurró mientras olía su miedo- lo siento. Te dejaré solo.

Comenzó a alejarse, pero Naruto lo detuvo tomándole la mano. Era estúpido y lo sabía. Sasuke no había hecho nada malo. Al contrario. Era amable y considerado. Entonces, ¿de qué tenía miedo?

Antes de tener tiempo de analizar sus acciones, alzó un brazo a la nuca de Sasuke y lo jaló para unir sus labios en un beso profundo. Cada hormona de su cuerpo chisporroteó ante el sabor de él. Sasuke en cambio, lo aplastó contra su pecho, sosteniéndolo con sus poderosos brazos.

Era abrumadoramente masculino.

Con la respiración desigual, Sasuke se apartó- dime que me quede, Naruto. Y lo haré.

El rubio lo miró por debajo de sus pestañas, sus cristalinos ojos llenos de luz lunar, analizaron toda la sinceridad que desprendían los escarlatas.- Quédate conmigo, Sasuke.

 

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-Tenías razón, ellos no están muertos.

Uchiha Fugaku alzó la vista de la hoguera donde su manada estaba reunida. La furia se adueñaba de él. Durante los meses pasados los lobos se habían estado moviendo entre los bosques del norte del País del Fuego, cuidando de las crías hasta que fueran capaces de controlar sus poderes. En ese tiempo, Fugaku había tenido sospechas y presentimientos que no lo dejaban tranquilo.

El segundo al mando hizo una reverencia en frente de él, pidiendo permiso para hablar.- Sus sentidos estaban en lo correcto sobre sus hijos gemelos. Fui a La Guarida a por medicina para los heridos, y vi al menor. Rasuke.

La hoguera provocaba juegos de luces y sombras en el rostro de Fugaku. El torbellino de emociones reflejándose en sus ardientes ojos carmines.- ¿Por qué no lo mataste?

-Disculpe, Alfa. Él no estaba solo. Parece que los Akimichi le han dado la bienvenida. No puedo atacar mientras esté protegido por el clan oso. A menos que nos dé permiso para abrir fuego contra el tratado de paz.

El Alfa  hizo una mueca ante las noticias. Era tentador. Pero lobos y osos…

No. Atacar a los Akimichi, que eran renombrados por mantener uno de los pocos refugios de Lycants, era un suicidio. Si los osos no los eliminaban, lo harían los otros clanes. La Guarida era un santuario respetado por todos.

-Has mostrado buen juicio- le dijo a su segundo. Aunque necesitaba a esos dos muertos, debía mantener la calma.- Este es el plan. Ellos deberán ser emboscados en cuanto estén fuera de los perímetros de La Guarida. Toma una patrulla y cumple con su sentencia de muerte. Mata al que intente detenerte, y tráeme buenas noticias.

-¿Y los Akimichi?

-Sólo si es necesario, y nunca en su casa. Si matas a alguno, lo ocultas, pero no vaciles en cumplir tu misión, Kiba.

Kiba respondió con un asentimiento antes de desaparecer en una neblina roja.

Fugaku suspiró, pero ni así pudo relajarse. Cada instinto animal en su cuerpo le decía que tarde o temprano Sasuke volvería para exigir venganza sobre todos ellos. Él era, después de todo, hijo de su madre.

 

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Sasuke lo puso con cuidado sobre la cama. Naruto le quitó su chaqueta y la dejó caer al suelo. El lobo contuvo el aliento bruscamente mientras el placer lo inundaba, deseando en ese momento tener control de la situación, usar sus poderes y dejarlos a desnudos a ambos para sentir cada centímetro de su humano. Piel a piel.

Pero esto de seguro lo aterrorizaría.

Como guerrero Lycant, cada vez que usaba sus poderes de Alfa, un tribal con forma de fuego negro tapizaba su piel casi por completo. En el mundo donde vivía, esto era un gran orgullo. Pero con Naruto, no quería ser un lobo o un guerrero. Era sólo Sasuke. Así que al igual que la primera vez que estuvieron, suprimió sus poderes y ocultó cada marca de su cuerpo, incluyendo la de su mano.

Esa noche, sería simplemente un hombre.

Y esa noche Naruto se sintió estupendo. Cada beso de Sasuke y cada caricia fue una muestra de amor para él. Se preguntaba, ¿cómo alguien así de perfecto podía estar interesado en él? Una parte de sí mismo le decía que debía tener más confianza en sí mismo, pero él era una persona realista. Nadie es tan perfecto. Él sabía que una persona, mientras más brillaba, más oscura era su sombra.

Y sin quererlo, recordó el ejemplo de Neji. Había sido tan magnífico al comienzo, y al final resultó que el príncipe se trasformó en sapo. Neji sólo lo utilizó a su antojo y no quería salir herido de nuevo.

Relájate, Naruto.

-¿Estás bien?- preguntó Sasuke, observándolo desde su lado de la cama.

Naruto lo observó de vuelta, sonrojándose- sólo intento entender lo que ves en mí.

-Veo a un chico hermoso- dijo con seriedad, acercándose para mordisquearle la zona sensible de su cuello- tu corazón bondadoso brilla en tus ojos, sin embargo tienes el espíritu de un guerrero. El modo en que hiciste frente a Neji esta tarde… Jamás dejarías que la gente te humille, ¿verdad?

-Hago lo que puedo- respondió con una media sonrisa.

Sasuke rodó por la cama, llevándose a Naruto consigo hasta dejarlo acostado sobre él. La oscura ternura en sus ojos hizo que el corazón del áureo se acelerara.

-Sobre todo, me gusta la forma en que te abres conmigo. Que no tengo que demostrarte mi fuerza. Que no tengo que lastimar o salir lastimado para estar contigo.

Naruto se sintió extrañado. Algo en las palabras del moreno lo hacían sonar como que eso era algo realmente importante para él. Y se inquietó al recordar su historia. De seguro la comunidad a la que pertenecía era de esas que hacía que la gente hiciera toda clase de cosas repulsivas y extrañas para pertenecer.

Deslizó su mano por la suavidad de la mejilla del lobo.- Hay algo dentro de ti que me asusta, Sasuke. ¿Estás seguro que no eres un extraterrestre?

El lobo rió ligeramente- no sé si lo soy, pero te aseguro que nunca te haría daño.

Sus labios se unieron en un cálido beso y permanecieron abrazados por el resto de la noche. Sasuke apenas podía respirar por las emociones que luchaban en su interior. Debería dejarlo ir, y sin embargo no podía. En el fondo de su mente, podía imaginarse a Naruto con un bebé en sus brazos, observándolo con el amor en sus ojos.

¿Cómo podría dejarlo ir?

Había pasado su vida entera luchando. ¿Por qué no lucharía por esto?

Pero… ¿Y si Naruto lo odiaba tal como su madre odió a su padre?

¿Qué sucedería cuando se cumpliera el plazo de las tres semanas?

Perderlo no era una opción, ya estaba convencido de esto. Y muy a su pesar, en el fondo de su mente sabía… que cada vez se parecía más a su padre.

 

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Sasuke yació silenciosamente mientras escuchaba el agua cayendo en el cuarto de baño. Su cuerpo entero dolía por los esfuerzos de la noche pasada, pero definitivamente valió la pena. Hizo una mueca ante el resplandor de la luz que entraba por entre las cortinas. Odiaba madrugar.

Forzándose a levantarse, se puso sus pantalones y cerró la cremallera, pero dejó el botón desabrochado. En su camino hacia la cocina emitió un colosal bostezo. A Naruto le gustaba comer tostadas con mermelada y un vaso de leche en el desayuno.

Mientras el pan se tostaba, cortó un plátano en rodajas, una naranja y un melocotón y los roció con una cucharada de azúcar. Luego sirvió el vaso con la leche. Estaba esparciendo la mermelada sobre las tostadas cuando Naruto salió del cuarto de baño y se paró para mirarlo fijamente.

-¿Qué?- preguntó perplejo por el profundo ceño entre las cejas rubias.

-Ese es tu desayuno, ¿verdad?

Sasuke miró la fruta picada e hizo una mueca- para nada. Iba a freír un tocino para mí.

-¿Entonces cómo sabías que me gustaba desayunar esto?

Sasuke hizo una pausa mientras se daba cuenta que el Sasuke hombre no podía saber lo que el Sasuke lobo sabía. Aclaró su garganta antes de responder- abrí la nevera y vi la mermelada y la leche. La mayoría de la gente desayuna eso con tostadas y asumí que no te importaría.

Alzó una ceja, pero pareció aceptarlo. Se quitó la toalla de la cabeza y la dejó en el respaldo de la silla antes de sentarse- está bien, gracias.

Sasuke le dio un beso en el cabello, dejó la comida en la mesa y volvió a la cocina para freír su tocino.

Naruto no pudo apartar la vista de su cuerpo mientras masticaba una tostada.- Tienes muchas agallas para freír un tocino sin una camisa puesta. ¿No tienes miedo de que te salpique?

Se encogió de hombros- eso realmente no duele.

El rubio frunció las cejas en lo que observaba algunas de las cicatrices en aquella piel- ¿cómo obtuviste todas esas cicatrices?

-No he tenido una vida fácil- dijo.

Recordó todas aquellas batallas, trescientos años de persecución por parte de ántropos e incluso miembros de su antigua manada. Había luchado por él y por su hermano, para mantenerlos a salvo. Algunas marcas eran por lobas y lobos con los que había estado.

Algunas eran latigazos.

-No he tenido nada por lo que no tuviese que pelear. Incluyéndote.

Naruto se sintió pequeño debajo de su mirada. El momento incluso se sentía surrealista. Nunca había conocido a nadie tan genial, tan increíble. Sasuke le demostraba lo que sentía, lo miraba con aquella pasión en la mirada. Era atento y aparentemente sincero, pero…

Esto es demasiado fácil.

Sasuke sabía que tarde o temprano tenía que contarle toda la verdad. Pensó en esto mientras Naruto se vestía y se preparaba para abrir la tienda. Él le lanzó un beso desde la puerta antes de marcharse y dejarlo solo con sus demonios internos. Al final de la gran lucha de sus emociones, ganó el lado sincero.

-Le diré la verdad.

Después de ducharse.

Y vestirse.

Y limpiar.

 

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Una hora más tarde, mientras Naruto quitaba el polvo en su tienda, sintió que se le erizaban los cabellos de la nuca. Se giró a la espera de ver a alguien allí. Pero no había nadie. Se frotó su cuello y echó un vistazo alrededor. De todos modos el sentimiento estaba allí. Era casi maligno.

Frunció el ceño, fue a mirar a los escaparates. No había nadie ahí.

 

-¿Naruto?

 

El rubio gritó y se dio vuelta para encontrar a Sasuke que venía del cuarto de atrás, acelerando sus pasos para llegar a su lado.

 

-¿Estás bien?

 

Naruto se rió nerviosamente de su infantilismo.- Lo siento. No te oí venir por la puerta de atrás. Solamente me asustaste.

 

-¿Estás seguro que eso es todo?

 

-Sí- dijo, inspirando profundamente.

 

Sasuke estaba vestido con sus pantalones negros y su camisa. Al parecer dejó su chaqueta en su apartamento. Lucía raro y parecía disgustado consigo mismo.

 

Aquí viene...

 

-¿Tienes que regresar a tu vida, eh?- preguntó el blondo, intentando ser valiente, pero por dentro luchaba para no llorar.

 

-¿Qué vida?- lo miró confundido.- ¿De qué hablas?

 

-¿Esta no es la parte dónde me dices que nos hemos divertido y rompes conmigo?

 

Lo miró aún más confundido.- ¿Es eso lo que se supone que debo hacer?

 

-Bien, no. Pienso, no sé ¿No es a eso adonde te dirigías?

 

Sacudió su cabeza.- No. Yo solamente iba a decirte que...- La voz de Sasuke se arrastraba cuando Naruto miró más allá de él, a la puerta.

 

Naruto se dio vuelta para ver a dos mujeres entrar a la tienda. Sasuke se distanció mientras él las saludaba. Ellas comenzaron a mirar, pero sus ojos volvían a Sasuke, quien se movió para pararse cerca de su mostrador.

 

Quería hablar con él, pero cuando las dos clientas se fueron, tres más entraron. Sasuke permaneció quieto mientras Naruto mostraba su mercancía a las mujeres. Él realmente quería terminar con esto, aunque lo último que necesitaba era una audiencia cuando él le dijera que era un hombre lobo.

 

Más clientes entraron.

 

Ah, esto se pone peor.

 

Podría usar sus poderes para hacer que las mujeres se fueran, pero no quería interferir con su negocio.-Voy a esperar afuera- le dijo mientras el rubio llamaba por teléfono por una venta.

 

-¿Estás bien?

 

-Bien- respondió.- Estaré atrás.- Se dirigió al depósito, luego afuera por la puerta trasera que conducía al patio y por último a un callejón.-Está bien- respiró. Él tendría mucho tiempo para hablar con Naruto más tarde. Solamente quería terminar con esto cuanto antes.

 

-Sasuke…

 

Un temblor frío bajó por su espina cuando escuchó una voz baja y grave dentro de su cabeza. Se puso rígido al ver de quién se trataba. Viniendo del norte del país, estaba uno de los últimos animales que él no esperaba ver tan pronto. Era Sai en forma humana.

 

Igual en altura a Sasuke, Sai tenía el cabello negro largo hasta los hombros y los ojos que eran como un par de azabaches. Él llevaba vaqueros negros apretados con una camisa negra de manga larga.

 

El lobo se acercó con un paso mortal y cuidadosamente moderado. Poder y fuerza exudaba de cada molécula de su cuerpo. Este era uno de los pocos lobos con los que Sasuke nunca había buscado luchar.

 

No es que pensara que no podía con Sai. Él estaba seguro que podría, pero Sai no era la clase de lobo que luchaba limpiamente. Era mucho más probable que arrancara tu garganta mientras dormías. Había un destello divertido en los ojos del lobo cuando se paró al lado de Sasuke y echó un vistazo a donde Naruto estaba de pie dentro de su tienda.

 

-Eres descuidado, hermano.

 

-No somos hermanos, Sai. ¿Qué diablos haces aquí?

 

Su risa se convirtió en tortuosa, maligna.- Quería advertirte que tu padre sabe que tú y Rasuke están vivos. Yo era uno de los escogidos para matarlos a los dos.

 

Sasuke se tensó inmediatamente.

 

-Relájate- dijo Sai.- Si te quisiera muerto, ya te habría atacado.

 

-¿Por qué no lo quieres?

 

-¿Te debo una, recuerdas?

 

Eso era verdad. Él había salvado la vida de Sai cuando el lobo se había unido por primera vez a su manada.-Tardaste un poco de tiempo para pagar.

 

Se encogió de hombros.- Sí, pues algunas cosas llevan tiempo.

 

-No entiendo por qué rompes con la manada para ayudarme.

 

Una sonrisa siniestra encorvó sus labios.- Porque me mearía en el viejo. Lo odio, él te odia, entonces creo que eso me hace tu nuevo mejor amigo.

 

Esto era una novedad para Sasuke.- ¿Por qué lo odias?

 

-Tengo mis motivos y no son para consumo público.

 

-¿Entonces por qué te has quedado en la manada todos estos siglos?

 

-Otra vez, tengo mis motivos.

 

Sí, Sai era una criatura extraña.- Si ellos alguna vez averiguan que me lo has dicho, te matarán.

 

Se encogió de hombros despreocupadamente.- Todos moriremos algún día- Sai levantó una ceja mientras Naruto se iba acercando por la esquina, luego regresó porque más clientes se acercaron a su pequeña tienda. Él olisqueó el aire. Sus ojos se ensancharon.- Estás emparejado.

 

Sasuke lo agarró por la garganta y lo empujó contra la pared.

 

-Tranquilo, Sasuke- dijo Sai. No había ningún miedo en la bestia. Sólo entretenimiento y honestidad.- No haré daño a tu pareja, pero Kiba y los demás lo harán.

 

Sasuke no dudaba de ello. Kiba entregaría ambos testículos para tener la oportunidad de hacerle daño.- ¿Quiénes cazan?

 

-Kiba, Kuromaru, Hana y yo.

 

Sasuke maldijo. Cada uno de ellos tenía un motivo personal que resolver con él, sobre todo Hana, quien lo odiaba porque él la había evitado cuando intentó emparejarse con él, y luego cuando se metió entre ella y Rasuke. Si ellos alguna vez supieran de Naruto, lo matarían sin vacilación... Solamente para herirlo. Y eso era si ellos eran amables. Los machos de su manada lo harían mucho peor si lo encontraban. Siempre que un macho emparejado rompía con la manada, la manada devolvía el golpe castigando a su pareja.

 

Sasuke mataría a cualquiera que hiciera eso a Naruto. Cualquiera.

 

-¿Vas a sacar tu mano de mi garganta ahora o tengo que lastimarte primero?

 

Sasuke lo pensó, luego lo liberó.

 

-Gracias- dijo Sai mientras se acomodaba su camisa con un tirón.-Mira- su tono terriblemente serio.- Yo nunca tuve un problema contigo o con Rasuke, sabes eso. Francamente, sé que lo habrán tenido lo suficientemente difícil perdiendo a Itachi. No necesitas esta mierda sólo porque tu padre tiene miedo que vayas a apoderarte de su manada.

 

Sasuke maldijo.- No podría importarme menos la manada.

 

-Lo sé. Créelo o no, odio la injusticia tanto como tú. La última cosa que quiero es ver a los dos únicos lobos decentes en la manada muertos.

 

Esas fueron palabras inesperadas. Por otra parte, Sai se había mantenido a distancia de otros en la manada mucho más de lo que Sasuke lo había hecho. No se había fiado de nadie. Confiado en nadie.

 

Sai comenzada a alejarse de él.- Sai, espera.

 

Él lo miró, su ceja arqueada.

 

-Gracias por decirme.

 

Inclinó su cabeza.

 

En ese momento, sintió una extraña afinidad con el lobo. Para no mencionar el hecho de que ahora estaba en deuda con él, y Sasuke siempre pagaba sus deudas por completo.- ¿Por donde estarás?

 

Sai se encogió de hombros.- No lo sé. Supongo que soy un lobo solitario. ¿Un cliché infernal, verdad?

 

Él realmente estaba loco.

 

Sasuke miró de nuevo a Naruto por las ventanas de su tienda y un pensamiento lo golpeó.-¿Puedo confiar en ti, Sai?

 

-No- contestó él francamente.- Soy un lobo y siempre voy a hacer lo que sea mejor para mí. ¿Por qué?

 

Sasuke vaciló, pero al final, no tenía ninguna otra opción excepto hacer un pacto con él.- Necesito ayuda por el próximo par de semanas. No puedo estar en dos sitios a la vez.

 

Sai suspiró con incredulidad.- Nunca pensé que viviría para ver el día en que Uchiha Sasuke pidiera a otra alma viviente ayuda.

 

No hizo caso al sarcasmo.- Si me ayudas hasta que Naruto esté libre o totalmente emparejado conmigo, me aseguraré que nunca tengas que cazar para otra manada jamás.

 

Sai no dijo nada.

 

-Sé que te gusta estar solo- dijo Sasuke, su voz traicionando su propio dolor al haber sido abandonado a su suerte.-Tú me ayudas y te juraré hermandad.

 

Esto no era algo que jamás se tomaría a la ligera. Hacer un juramento de lealtad desangre era casi tan comprometedor como el acoplamiento. Este era un juramento irrompible. Sai no tenía nadie más sobre esta tierra. Su familia estaba toda muerta y había venido a ellos como un joven asustado e inexperto.

 

Sai miró a la distancia antes de asentir.- Bien. Lo haré.

 

Sasuke soltó un lento suspiro mientras presentaba su mano a Sai. Por cualquier razón, se sintió como si acabara de hacer un pacto con Lucifer.

 

Sai vaciló, luego estrechó su mano.- ¿Entonces qué necesitas que haga?

 

Sasuke vio que Naruto se dirigía de nuevo hacia ellos.- Por ahora, necesito que finjas ser yo, como lobo. He estado haciéndome pasar por la mascota de Naruto para protegerlo, y ahora que estoy en forma humana, realmente no podría estar cerca como lobo sin levantar sus sospechas- Sobre todo desde que no se atrevía a decirle la verdad hasta que encontrara algún modo de sacar a los cazadores del camino.

 

Sai se rió de eso.- ¿Que condenada coincidencia que ambos tengamos piel negra, no?

 

-Sí. ¿Ahora podrías tomar tu forma de lobo?

 

Sai se paró fuera de la línea de visión de Naruto y destelló en una neblina azul hasta caer en su forma de lobo. Dos segundos más tarde, levantaba su pata cerca del pie de Sasuke, enviándole pensamientos pervertidos sobre su pareja directamente a su cabeza.

 

-Hazlo, y voy a patear tu fétido culo.

 

Sai se rió entre dientes y luego recordó algo.-Apropósito, olvidé decirte que los demás saben que Rasuke está en La Guarida.

 

Sasuke se quedó helado una vez más.- ¿Qué?

 

-Sí. Tu padre les dijo que no lo atacaran mientras los osos estaban presentes. Pero al minuto que esté solo...

 

-Cuida a Naruto.

 

-¿Qué…?

 

Sasuke se transportó al instante a La Guarida, desapareciendo del callejón. Sai se quedó sentado en la calle, completamente confundido.

 

-¿Sasuke?

 

No hubo respuesta.

 

-¡Ah! mierda.

 

Como lobo él no tenía ningún modo de decir a Naruto dónde había ido Sasuke, yla última cosa que quería era tratar con un humano angustiado que no podía encontrar a su compañero. Eso no estaba bien.

 

Cambiando a su forma humana, Sai rápidamente recogió su ropa de la calle y se vistió. A diferencia de Sasuke, su fuerza era física, no mágica. Él podría manejar la magia, pero ni de cerca con tanta precisión como Sasuke. Si él intentara ponerse su ropa con sus poderes, tendría la mitad correctamente colocada y el resto, por ahí y no sería raro que un calcetín terminara como una camisa, entonces él se apresuró a vestirse mientras rezaba porque nadie lo encontrara con medio trasero desnudo en la esquina de la calle.

 

Cuando Naruto dio la vuelta por la esquina, él tenía todo excepto sus zapatos. Se detuvo de golpe cuando lo vio poniéndose su bota.

 

-Tenía una piedra- explicó sin convicción. La mentira tampoco era su fuerte.

 

Naruto levantó una ceja-¿En ambos zapatos?- preguntó.

 

-Rarísimo, ¿verdad?

 

Él le echó una extraña mirada antes que explorara el patio.

 

-Si buscas a Sasuke, no está aquí.

 

-¿Lo conoces?

 

-Uh, sí.

 

Él le lanzó una penetrante mirada.- ¿Y tú eres?

 

-Sai.

 

-¿Sai?

 

-Sí, lo sé. Mi mamá estaba metida con crack cuando me puso el nombre.- Por la imagen de su cara él podría entender que probablemente debería mantener su boca cerrada.

 

-Claro- dijo un escéptico Naruto, dando un paso para alejarse.

 

Sai dio un paso hacia adelante. Lo estaba asustando, podía olerlo.- Enserio, está bien. No voy a hacerte daño. Sasuke me dijo que te vigilara hasta que él regresara.

 

-¿Adónde fue?

 

Sai se asustó con la pregunta. Condenados humanos con sus naturalezas inquisitivas. Varias mentiras aparecieron en su cabeza, pero todas ellas probablemente conseguirían meter a Sasuke en un problema; entonces se decidió por la que era menos probable que lo ofendiera.- Fue a mear.

Sí, esto fue estúpido, él se dio cuenta en cuanto su cara se puso roja.-¿De dónde vienes?

¿Cómo podría contestar a eso? Si le dijera que se había tele-transportado desde los bosques del norte a la ciudad de Konoha, correría a llamar a los polis. Señaló calle abajo.- De aquel lado.

 

Naruto estaba aún más nervioso que antes. Sai le ofreció una sonrisa que esperaba que no fuera demasiado siniestra. No estaba acostumbrado a intentar que la gente no le tuviera miedo. Normalmente se deleitaba haciendo que los humanos se mojaran de terror. Nunca había aprendido a socializar con la gente. Esto era un extraño cambio de pautas para él.

 

-En serio- dijo- juro que no te haré daño.

 

-¿Y por qué debería creerte?

 

Hizo una pausa antes de darle una respuesta.- Soy el hermano de Sasuke y él me daría patadas en mi culo si te hiciera daño.

 

Naruto miró fijamente al extraño, y hermoso sujeto. A pesar de sus palabras, había un aire de siniestro peligro en él. Parecía ser la clase de persona que podría cortar la garganta de alguien y luego reírse de ello.

 

-Te pareces a Sasuke.

 

-Lo sé. Yo saqué la gracia de nuestra madre y él el temperamento de nuestro padre.

 

-Vale.

 

Suspiró y dejó sus botas sobre la tierra.- Mira, básicamente me cago en las aptitudes sociales, ¿de acuerdo? Solamente finge que no estoy aquí hasta que Sasuke regrese. Te vigilaré, tú me ignorarás y todos felices. ¿Suena bien para ti?

 

No estaba seguro. Algo sobre Sai lo hacía querer correr dentro y cerrar la puerta. ¿Podría confiar?

 

-¡Hey!, Naruto. ¿Puedes atenderme?

 

Miró hacia la entrada de su tienda donde una de sus clientas regulares estaba parada con un vestido en sus manos.- Seguro, Moegi. Estaré allí- dijo, alejándose del extraño hombre delante de él.

 

Sai se puso sus botas y lo siguió.

 

-¿Qué haces?- Preguntó mientras arrastraba a la clienta dentro de su tienda.

 

-Vigilándote. Sólo no me hagas caso.

 

Era difícil no hacer caso a alguien que era mucho más alto y espeluznante que él.-¿Por cuánto tiempo se ha ido Sasuke?

 

-No lo sé, él debe haber tenido que ir desesperadamente. Podría ser una cosa de la vejiga. No estoy seguro.

 

Naruto se quedó boquiabierto y extrañado.

 

Sai lo miró sumamente incómodo.- Simplemente, voy a callarme y estaré aquí observando. Eso es en lo que soy mejor.

 

Y Naruto deseó que cumpliera con su palabra.

 

 

Continuará…

Notas finales:

Y aquí termina. Gracias por leer y por los comentarios del capítulo pasado. Los estoy respondiendo poco a poco. Esperaré sus opiniones, bye!

Nota: Una última cosa antes de irme. También estoy publicando en wattpad como Mirai97. Me gustaría que también me siguierais ahí. Sobre todo estaría encantada de recibir vuestro apoyo en mi nueva novela de personajes originales. Lycant.

La estoy haciendo con una amiga y queremos presentarla a concurso.

Vuestro apoyo sería de  mucha ayuda!!!

Eso es todo, bye!!


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