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Excusas en tinta por Ilusion-Gris

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Notas del capitulo:

Beta reader: G. Mauvaise

Con pasos tambaleantes Hogun continúa adentrándose al bosque. De la punta de sus dedos cuelga una botella a punto de quedar vacía, pero no la soltará, quiere prolongar la sensación que adormece su cuerpo y beber la última gota cuando sienta que de nuevo la realidad le acecha.

El canto nocturno de la naturaleza le resulta increíble, las hojas siendo acariciadas por el viento, los insectos, las pequeñas y las grandes bestias, el río que parece estar cada vez más cerca, todo le atrae, y evitando tropezar se sostiene de las enormes rocas y de los gruesos troncos. «Allá voy», piensa reiteradamente. «Voy contigo, mi amada».

Se estremece cuando siente su aliento en la nuca y gira tan rápido para tomarla en sus brazos, pero no hay nadie. Está completamente solo, y lo comprende.

No es muy claro lo que hizo para estar allí, ni tampoco el motivo. Solo sabe que estaba en el límite del pueblo conversando con los otros. ¿Qué hablaban? ¿Qué dijeron? Por alguna razón lo olvidó, aunque no importa, ahora lo único en lo que puede pensar es en encontrarla. ¿A quién? «A ella». Por supuesto. La razón de su existencia, la que esperó por tanto tiempo, al motivo por el cuál abría los ojos por la mañana. Todo valió la pena, todo si esa noche podía verla. Estaba en su instinto, estaba escrito en algún lugar, estaba predicho que ese día regresaría a su lado. Nunca debió apartarse, jamás debió permitir que lo separaran de su lado; Asgard era el culpable de que ahora no pueda hallarla, él debió quedarse ahí por siempre, hasta por fin tener la fortuna de mirarla. La amaba, la amaba tan profundamente, tan intensamente que las lágrimas brotaron de sus ojos y solo gritó. Un sonido desgarrador sale de sus labios para llamarla, su pecho quema, su alma entera está bramando, todo el tiempo debió estar con ella. Ahora, el tenerla tan cerca y no poder tocarla le está matando lentamente. Cada una de sus partículas se destruye, están suplicando por ella, porque estuviera ahí con él, porque lo perdonara y lo refugiara en su regazo.

Se tira al suelo al no soportar más y en sus puños toma la tierra en un acto de desesperación. Necesita sacar esa frustración, quiere morir si ella lo rechaza.

Tranquilo —acaricia su cabeza con la dulzura que nunca antes recibió. Hogun intenta arrastrarse para estar más cerca, pero no es necesario, unos brazos delgados rodean su cuello—. Está bien, ahora todo está bien —susurra. Su voz es preciosa, es sublime y él no merece tanto; comienza a golpear el suelo con las palmas de sus manos—. Detente —lo toma de las muñecas y con una fuerza que no aparenta logra elevar sus brazos al cielo—. No lo hagas más, todo está bien.

Sus párpados se vuelven pesados, pero su voluntad le regala unos segundos más para contemplar aquel rostro tan hermoso. Tiene unos ojos rojos que desprenden compasión, son brillantes y cree que está llorando con él. Definitivamente no la merece, pero la necesita tanto que no puede negarse.

Dame tu corazón —alcanza a escuchar cuando está a punto de cerrar los ojos.

—Toma todo lo que quieras de mí —musita en el borde de la realidad y la inconsciencia.

[...]

Los Vanir y los Aesir no siempre fueron razas aliadas. Hubo un tiempo en que lucharon, Hogun incluso tiene hermanos que detestan Asgard; algunos creen que los lazos fueron forzados por Odín. Él no entiende ese odio, para él ambos mundos se necesitan, se complementan. Recuerda cuando conoció a los hermanos Odinson, pensó al instante que jamás le agradarían, que eran unos niños petulantes y engreídos, pero la historia fue diferente, sus ojos se llenaron de admiración y sorprendentemente los de ellos también. Lucharon hombro con hombro, enfrentaron juntos adversarios poderosos, situaciones apremiantes, aventuras inolvidables. Ahora los apreciaba de una forma en que no ocupaba dar un nombre a lo que sentía, claro, seguía con más entusiasmo a Thor, y es que Loki poseía una personalidad extraña que en ocasiones los metía en problemas de la misma forma en que los sacaba de ellos, y eso no terminaba de convencerlo.

Los Aesir son una raza hermana para él, y sabe que para la gran mayoría de ellos también. Por eso está ahí, por ese motivo se encuentra ante Atali. Sus ojos carmín solo le revelan su destino, en realidad, su inexistente futuro. Debió ser más inteligente, más audaz y más fuerte. Está atado e incluso de no estarlo no podría moverse, porque sabe que está drogado, no es capaz siquiera de levantar un dedo. Pronto su corazón será arrancado de su pecho y entregado a un ser que desconoce. Su alma quedará a la deriva si tiene suerte; sino, probablemente esté con un cruel ser supremo. Lamenta ser tan débil, creyó que podría y la verdad es que perdió en el instante en que puso un pie en el bosque. Quizá había alguna clase de hechizo, ese tipo de hechizos que practican los que aborrecen al rey de Asgard y a su pueblo, es una pena que se aliaran a semejante criatura infernal.

Permitió que la duda se colara por los resquicios de su voluntad. Falló, le falló a sus compañeros, a sus amigos, a su familia.

Aún con los ojos cerrados cree ver todo rojo, se imagina que es su propia sangre inundando su cuerpo. Solo escucha como Atali prepara una especie de ritual, al menos eso cree que hace. Una secuencia de sonidos muy bajos, casi lejanos, y su respiración le parece más ruidosa en comparación.

—¿Todavía quieres darme tu corazón? —se burla.

Es extraño, debe odiarla, pero su voz es como la de una niña, carente de fuerza.

—No te dolerá mucho, dolerá más cuando vuelvas a despertar —dice con fingida pena.

Creyó que Atali sería una criatura repulsiva, de cierta forma lo eran sus acciones, pero cuando entreabre los ojos continúa siendo de apariencia hermosa para él. Antes escuchó de seres que tomaban forma femenina para atraer a guerreros y así devorarlos, seres que una vez conseguían a su presa regresaban a su forma original. Normalmente se trataban de criaturas que casi podrían considerarse demonios. Pero Atali era diferente, su piel azul delataba su origen Jotun, sus ojos escarlata recordaban su descendencia. Para ser un gigante de hielo era muy pequeña, tanto que estaba seguro que él incluso le ganaba por unas cuantas pulgadas.

—Me alegra que ya puedas observar la función —sonríe y tiene la impresión que es muy inocente como para causarle algún daño—. Tus amigos no te salvarán, no se pueden comparar a mí. Deberían saber cuándo rendirse.

Ella está equivocada, Thor, Loki, Fandral y Volstagg jamás se darían por vencidos, las miles hazañas que vivieron juntos le enseñaron que la victoria consistía en intentarlo o morir. Y él lo intentó, solo deseaba que Atali se conformara con él y dejara a los otros en paz. No se rendirían, pero podían conseguir más tiempo y armar un plan. «Un plan», recuerda, claro, ellos tienen ya un plan.

[...]

De ellos cinco, Loki era el único que utilizaba magia; gracias a su madre conocía perfectamente el poder de los Vanir, pero con todo, no lograba descifrar el hechizo que prevalecía en el bosque. Fue necesario que permanecieran dos semanas ahí para que el menor se familiarizara con esa fuerza astral. Estaba desesperado, el tiempo transcurría como agua y él no lograba comprender la magia que reinaba, veía el rostro de los demás y no podía más que presionarse, pero no funcionaba, entonces dejó de analizarla y simplemente permitió que aquel hechizo se apoderara de él. Entonces muy lentamente fue cobrando sentido.

Magia negra.

Fue necesario que Loki rompiera un par de reglas, habló con Thor y acordaron que no había remedio, debía mancharse las manos para combatirlos.

Por su parte Thor, Volstagg y Fandral pintaron en su piel diferentes runas que los protegerían del poder de cualquier Jotun, ellos se encargarían de luchar y capturar a cualquier ser que estuviera detrás de los asesinatos. El rubio había encontrado poderosos símbolos que servirían para resguardarlos. No todo era seguro, la información de Atali era escasa, debían estar preparados para cualquier sorpresa.

Hogun fue otro caso, si él era la presa debía ser totalmente una. Cuando el día llegó lo dejaron a merced de Atali, desde la distancia observaron cómo era arrastrado por un poder descomunal, incluso Loki tuvo problemas para contener la magia que los incitaba a buscarla con demencia. Se encontraban a una distancia prudente, sin perder de vista a su amigo y a aquella hermosa criatura. Vieron a dos Jotuns llegar por Hogun y a uno de ellos cargarlo en su hombro. No eran tan grandes, pero poseían un porte ancestral que delataba los siglos de vida, quizá milenios, que llevaban de existencia. No era coherente pensar que sería fácil, pero ellos estaban tan preparados cómo fue posible, y no había marcha atrás.

[...]

Los vieron entrar a una pequeña fortaleza escondida entre las hojas de miles de plantas que trepaban por las paredes. Esperaron hasta encontrar la oportunidad de atacar.

—Él estará bien —dice Fandral tomando del hombro a Thor. Podía percibir su desesperación por rescatar al Vanir.

Continúan escondidos a los ojos y sentidos de los gigantes. Loki mantiene arriba todas las barreras de magia para defenderlos del poder que sería capaz de delatar hasta el latir de su corazón. La luz comienza a inundar el bosque y aprovechan la debilidad al calor de los Jotuns para enfrentarlos.

Volstagg sale de la protección de la magia de Loki y corre en sentido contrario a la fortaleza. Enseguida es perseguido por los dos gigantes, al ver que Atali permanece custodiando a Hogun, el menor de los Odinson no se aparta de ahí, mientras Thor y Fandral van tras ellos; Loki expande el hechizo para que aún no descubran la presencia de los tres.

Utilizar magia negra es más sencillo, pero mantenerla conllevaba corromper el alma lentamente, era un sacrificio que podría no valer la pena.

El de ojos esmeraldas siente cuando atacan a los gigantes y libera el hechizo. Ahora Atali y sus hermanos saben que son cuatro. Confiando en que los otros tres se encargarán de acabar con los Jotuns, se apresura a ayudar a Hogun.

Aquella preciosa criatura solo tenía un poder, ser hermosa y atraer con ello a los guerreros, su fuerza era promedio entre los demás gigantes, los realmente fuertes eran sus hermanos, en cambio ella sola y ante Loki, que no caía con sus encantos, estaba perdida.

Cuando la tuvo de frente hizo falta controlar los latidos de su corazón, era muy bella, quizá lo más bello que sus ojos vieron en todo Yggdrasil, pero no había ni una sola fisura donde infiltrarse, porque para él solo un ser es capaz de confundirlo. Ve al Vanir arriba de una mesa donde está sujeto, la observa mientras se acerca a desatarlo por si intenta enfrentarlo.

—Hermano, ¿por qué les ayudas?

Y solo basta lo primero para que sienta que todo a su alrededor da vueltas.

—¡No! —grita turbado—. ¡No tengo nada que ver con ustedes!

Ella lo observa con lástima, como si viera al niño en busca de aprobación que fue antes.

—Somos mejores que ellos —se acerca un poco insegura, sabe que Loki es especial—, Ymir estará feliz si le entregas el corazón del hijo de Odín.

—¿Qué está diciendo? —escuchan una voz muy baja salir de los labios del Vanir.

Loki coloca la mano en su rostro y lo duerme.

—Yo también soy hijo de Odín —le asegura.

Por un instante su rostro fue de asombro al creer que él no era consciente de su origen, pero descubre en sus turbadas esmeraldas que está mintiendo. Se está mintiendo.

—Ya lo sabes —musita—. ¿Qué es lo que pretendes hacer?

—Destruir lo que sea que se interponga contra Asgard, mi pueblo.

—¡No es tu pueblo! —su expresión se contrae y toma con brusquedad el brazo de Loki—. Ahora lo ves —farfulla.

La piel pálida que posee se torna de un azul claro y unas marcas surcan su cuerpo. Retrocede y con horror mira sus manos, siente el frío surgir de su interior.

—¡¿Qué me has hecho?! —exclama asustado.

—Ese eres tú, así somos nosotros —cuando capta la mirada de Loki extiende sus brazos para que la aprecie con detalle—. Somos gigantes de hielo, descendientes del poderoso Ymir... Y tú y yo tenemos la cualidad de ser pequeños. Somos iguales, hermano.

Cae al suelo de rodillas y comienza a llorar. Ahora Thor jamás lo verá como su igual.

—Vete... —susurra—, ¡largo! —grita.

Atali sabe que no puede convencerlo de ayudarla, por eso sin pensarlo dos veces se aleja de allí.

[...]

Derrotaron a los gigantes y cortaron sus cabezas, no fue posible capturarlos, de hacerlo habrían escapado y no tuvieron más opción. Volstagg se encargó de cargar sus cabezas y se apresuraron a regresar con Loki, esperaban encontrarlo combatiendo a Atali, pero cuando entraron solo vieron a Hogun recargado en la pared, inconsciente.

Thor se acerca a él y con unas palmadas en sus mejillas logra hacerlo reaccionar.

—¿Estás bien? ¿Dónde está Loki?

El Vanir luce desorientado y niega con la cabeza varias veces, no logra recordar nada.

—Es mejor que vayas a buscarlo —le recomienda Fandral—, quizá subestimamos los poderes de Atali. Que Volstagg vaya contigo y yo me quedo aquí para intentar hablar con Hogun...

—Quédense aquí ambos —ordena.

Si es que replicaron no alcanza a escucharlos, sale tan rápido de la fortaleza y con desesperación busca un indicio que le dé una pista de la dirección que debe tomar. Alcanza a distinguir unas ramas secas rotas, y sin pensarlo se lanza de lleno. Siente su pulso en los propios oídos y se descubre aterrado de que algo malo le ocurra a Loki.

Se recrimina el haberlo abandonado, creyó que podría contra aquella engañosa criatura, pero sabe, nunca debió dejarlo. Busca por todas partes, atento si ve su figura por algún lugar, pero no está y grita su nombre. «Loki», resuena por todo el bosque.

El viento ruge, todo parece cobrar vida de nuevo, aquel silencio abismal y sobrenatural se esfuma y sabe que Atali ya no estaba allí. «¿Dónde estás?», se pregunta exasperado.

No es la primera vez que lo pierde de vista, no es la primera vez que se mete en problemas, ni la primera en que él cree que el universo se reduce a nada por su ausencia. «Loki, Loki, Loki», lo llama con debilidad, agotado, y perdido.

[...]

Se refugia en las raíces de un gran árbol, avergonzado de su apariencia y asustado porque alguien lo descubra y lo ataque. Tiene el rostro del enemigo, tiene la piel de uno, no es un Aesir.

Con desesperación esconde la cara entre sus rodillas, en un gesto infantil que llegó a practicar hace tantos siglos atrás y que, creyó, jamás volvería a hacer. Su cuerpo tiembla del terror, ¿qué pasará si Thor lo ve?, ¿qué pasará si los Vanir lo encuentran? Está perdido, está acabado. Y llora, llora de impotencia, de odio, porque debió morir en aquel templo, pero en cambio Odín lo tomó y ahora lo deja a su suerte en Yggdrasil. No pertenece a los gigantes, no pertenece a Asgard, ni Vanaheim.

No hay lugar en el universo para él.

Siente los hombros agarrotados y en aquella postura incómoda escucha su nombre. Es Thor, lo está llamando. «¡No, aléjate!» súplica en su mente. De nuevo dice aquella tonta frase, pero en esta ocasión es para protegerse a sí mismo.

—¡Loki! —grita su nombre en cuanto lo ve.

Intenta encogerse, busca desaparecer, pero lleva semanas sin descansar y su magia es muy débil para lograrlo.

—¿Qué te ha pasado? —pregunta asustado cuando lo ve temblando y se tira al suelo para ayudarlo. Forcejea para descubrir su rostro que se empeña en ocultar, y cuando lo logra ve a un Loki totalmente quebrado—. ¿Qué pasó? ¿Qué te hizo? —su voz sale trémula.

—¡¿No lo ves?! —Exclama con impotencia—. ¡¿Qué no lo puedes ver?!

Thor lo observa confundido, buscando alguna herida en su cuerpo, algo que le diga qué ha pasado para encontrarlo de aquella forma. Pero no logra vislumbrar nada y niega con la cabeza.

Entonces el menor observa sus propias manos y ve que el color de su piel ha regresado a la normalidad.

—Lo siento —dice y unas lágrimas escapan furtivas—, la dejé escapar...

No entiende nada de lo que está pasando, pero lo que sí logra comprender es que lo único que le importa es que ahora Loki está a salvo, que está con él.

—Está bien —extiende sus brazos y lo atrapa, con delicadeza acaricia sus cabellos—. Me alegra encontrarte...

Le es imposible ahora frenar el temblor que sacude su cuerpo y se acerca para esconder su rostro en el cuello del rubio. Definitivamente ese el mejor lugar, solo ahí se siente seguro.

Notas finales:

Marzo está a nada de terminar, y ya tengo un par de capítulos adelantados, pero quería esperar hasta tener 5, consejo de la persona que me ayuda.

 

Pasa que estoy escribiendo uno especialmente... Digamos que me salgo un poco de contexto, y por la misma razón que pedí ayuda (inseguridad) es que decidí publicar antes de lo planeado, me gustaría una segunda opinión, y espero que cuando llegue ese capítulo me digan con honestidad sino metí la pata muy feo.

 

Una disculpa por la demora, el siguiente estará por aquí el próximo domingo, el siguiente es especial. ¡Tienen mi agradecimiento infinito por leer!

 

Si la narración es rara, es culpa de los fanfics, estuve leyendo varios escritos de esta forma y me fue difícil regresar a la normalidad, pero en los siguientes lo conseguí, entonces este capítulo es la excepción. Si es muy horrible lo borro 7u7 Ok, no.


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