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Excusas en tinta por Ilusion-Gris

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Una gran parte de Thor se infló de orgullo, lo logró, se enfrentó contra enemigos poderosos y salió victorioso, pero otra pequeña parte de él temía por lo mucho que ahora le debía a su hermano. No solo lo ayudó a entrar a un mundo al que no estaba permitido, también utilizó magia negra por su causa.

[...]

El ambiente de regreso a Asgard no era de celebración, lo hicieron, pero el rostro de Hogun y Loki les recordaba lo cerca que estuvieron de fracasar. El primero parece desorientado a un nivel que incluso le cuesta evocar la razón de su existencia, el segundo va perdido en sus pensamientos, con el rostro demacrado y exhausto.

—¿Qué ocurrió con Atali? —susurró Fandral, consciente que no es el mejor momento para hablar, pero necesitaba saber qué pasó.

—Escapó —espetó Thor.

Quiso decir que eso lo tenía muy claro, que él se refería a cómo es que sucedió, pero en cambio preguntó: 

—Loki, ¿él está bien?

—Lo está, solo necesita descansar.

—Su magia es muy poderosa, siempre supe que era astuto y un gran hechicero, pero esta ocasión fue diferente, si lo que dijo es cierto, derrotó a varios Vanir expertos en artes oscuras. —No era fan del menor, pero jamás lo había visto actuar con tanta entrega en una misión, y a una especialmente difícil, eso le dejó sorprendido, y preocupado por lo mucho que debió exigirse.

—Fue una prueba para todos —no quería admitir frente a él que Loki la pasó mal, quería protegerlo y tenía que medir sus palabras si quería mantener oculto el hecho de que rompió un par de reglas—; lo importante es que no habrá más guerreros desapareciendo misteriosamente.

—Pero ella sigue por allí en alguna parte, ¿cómo estás tan seguro de que no lo volverá a intentar? —Esperó atento su reacción.

—Atali no es fuerte —dijo y luego se arrepintió—, tuvo la suerte de que Loki quedara inconsciente antes de poder atraparla —se apresuró a explicar. No era bueno mintiendo, más cuando entendía que decir una pequeña acarreaba una montaña de ellas.

Fandral que hasta el momento estaba al lado de Thor, que iba dirigiendo la nave, buscó con la mirada al menor de los Odinson.

—¿Crees que el rey nos recrimine por no capturar a la primogénita de Ymir?

—Créeme, mi padre será el primero en reconocer que hicimos más de lo que debíamos. Él nunca nos dio las armas necesarias para enfrentarla.

El espadachín meditó sus palabras y después dando razón a lo dicho asintió, no preguntó más al notar que Thor parecía incómodo, sabía que algo lo molestaba, sospechaba que tenía que ver con Loki, pero no tenía la certeza más que una corazonada.

—Fandral, al llegar dile a Volstagg que lleve a Hogun con los curanderos. —Le pidió con voz menos autoritaria de lo normal.

—Yo puedo hacerlo. —Se ofreció enseguida.

—No, quiero que tú te encargues de Loki, asegúrate de que vaya a su habitación a descansar —habló muy suave, al tanto que le pedía aquel favor como su amigo.

—¿Tú irás con Odín? —No quería dejarlo solo, todavía preocupado por la reacción del rey.

—Sí, cuando termine yo me encargaré de cuidar de Loki.

—Oye, también necesitas reposar —tocó su hombro en un acto más íntimo—, tu hermano actuó increíble, pero tú también lo hiciste, siempre lo has hecho, eso no significa que tu cuerpo no ocupe...

—Yo estoy bien —le dedicó una sonrisa, pero lucía desgastada a comparación de otras—, ya llegará la hora de que yo tome un descanso.

Suspiró. ¿Por qué Loki siempre tenía que ser el principal problema de Thor? Era normal que estuviera preocupado por lo mucho que se expuso ante los gigantes de hielo, pero ¿qué no veía que él mismo estaba en su límite?

—Está bien, solo asegúrate de no olvidarlo.

[...]

Siguió de cerca al de ojos verdes, esperaba que se girara y le gritara que no era un niño de brazos para que estuviera pendiente de él, pero en cambio se mantuvo en silencio, ajeno a su presencia.

—Quizá sea mejor que también te revisen para asegurarnos que estás bien —dijo cuándo decidió colocarse junto a él.

Loki se detuvo y el otro lo imitó.

—Fandral —habló con aquella elocuencia que solo él poseía—, ellos nunca han podido curar mi cabeza, no tendría caso intentarlo ahora.

—Sabes a qué me refiero —dijo evitando sonar ofensivo.

—Lo sé, y es mejor que uses aquella preocupación en ti mismo, yo en tu lugar estaría muy inquieto. —Sus esmeraldas parecieron cobrar vida—. Ninguna de todas con las que juegas es suficiente, ¿cierto? Por eso mueves el rabo como un perro fiel cada vez que Thor te dice que hagas algo, ¿estás seguro de que solo lo ves como un amigo?

Lo observó sin rebatir nada, sabía que no había nadie más cruel que el menor de los Odinson para decir las cosas, él sabía que Loki no era alguien de quién esperar diplomacia o delicadeza, por ello es que no reaccionó violento ni intentó lastimarlo de igual forma; después de todo el hermano de Thor era muy bueno encontrando el punto débil, y sí, era consciente que la admiración y cariño que le profesaba al rubio podría no ser igual que la de Volstagg o Hogun sentían, quizá hasta podría compararse a la de Sif.

—¿Qué harás? ¿Quieres seguir siendo el que obedece ciegamente a su querida estrella? —habló con sarcasmo.

—Vamos, dejemos de perder el tiempo —con su mano le indicó el camino—, debes estar muy turbado por todo lo que enfrentaste, es mejor tomar un respiro.

—Bien dicho, como se espera del devoto seguidor del futuro rey de Asgard. —Sonrió, estirando al máximo la poca cordura que le restaba.

—No dejes que los celos hablen por ti, también tienes cosas buenas, diferentes a las de Thor, no por eso despreciables —dio media vuelta—, no lo arruines —dijo antes de marcharse.

No podía soportar un segundo más ser herido por Loki, más cuando el menor parecía que luchaba contra sí mismo, no se quedaría ahí de pie recibiendo tanto veneno cuando podía alejarse y así evitar un daño mayor. Luego se disculparía con Thor por no poder cuidar de su hermano, él lo entendería.

[...]

—Tardaste —dijo al advertir su presencia.

—¿Qué haces aquí? —preguntó confundido—. Te busqué por todas partes.

—Debes aprender a leer entre líneas, tenemos asuntos pendientes por arreglar y te estaría esperando aquí —habló con simpleza.

Trató de ignorar el hecho de que lo buscó por todo el castillo y que al final resignado regresó a su habitación para calmar sus nervios.

—¿Qué pendientes? Ya le mentí a Odín y a cualquiera que pregunte le diré lo mismo.

—¿En serio? ¿Qué les dirás? —Parecía que se divertía y eso molestó a Thor.

—Que descubrimos el plan de Atali y logramos matar a sus hermanos.

—Yo no veo la mentira allí, solo estás omitiendo ciertas partes —señaló con expresión serena.

—Es lo mismo —rebatió.

—No, la mentira es muy distinta. —Se levantó de la silla donde antes esperó—. Tú afirmas y defiendes lo que sabes no es verdad, pero te metes en el papel al punto que lo aceptas y dejas que aquella mentira se vuelva tu realidad.

—¿Eso es lo que quieres? Sabes muy bien que jamás aceptaría... —Se calló al escucharlo reír.

—Está en tu sangre, hermano —dijo con convicción—, yo solo soy un bufón a comparación de padre.

—Basta, deja de decir tonterías —lo tomó por las solapas—, ¿qué está pasando contigo? ¿Desde cuándo te convertiste en un ser detestable que solo sabe escupir veneno y utiliza su ingenio para lastimar?

—¡Desde el momento en que descubrí la mentira que es mi realidad! —exclamó al borde de la desesperación. Creyó que podría manejarlo—. ¡Justo en el momento en que vi con mis propios ojos la verdad! ¡Él es el maestro de la mentira y de no ser porque lo comprobé de todas las formas posibles todavía no podría creerlo! —Lo empujó para apartarse.

Su respiración se volvió errática y el solo pensamiento de que podría hacer pagar a Odín lo mantuvo cuerdo.

—Loki... —Le asustó la forma en que veía al menor cambiar de un estado a otro.

—Te dije que podías hacerlo y no estaba bromeando.

—¡¿Qué es lo que quieres?! —Insistió confundido.

—No... No solo yo lo quiero —contestó en voz baja.

Nunca fue justo, nunca lo hizo por el bien de Thor y nunca le preocupó si resultaba bien o mal, solo quería desesperadamente una sola cosa que le revelara que no era un gigante de hielo, que al final podría pertenecer a Asgard, pero el destino era cruel y se empeñaba en demostrarle una y otra vez que aquello que lo forjó era mentira. Él se aprovecharía de la debilidad de Thor, de la suya propia, de la lascivia que acompañaba los últimos roces que tuvieron, que ambos estaban confundidos y que ya no le importaba ensuciar al hijo de su verdadero enemigo. Todo el tiempo pensó en Thor y olvidó lo que estaba frente a sus ojos y que era el verdadero problema, Odín.

—Está bien, pero ahora lo mejor es descansar. —Se acercó para llevarlo a su habitación.

Loki aprovechó y se colgó de su cuello.

—Estoy mal y el único que puede ayudarme eres tú —susurró contra su piel.

—¿Qué quieres que haga? —repitió con miedo de sí mismo, desconcertado por el impulso que se apoderó de él.

Haría cualquier cosa que le pidiera.

—Solo miente en mi lugar, yo estoy cansado de hacerlo —respondió y de un movimiento suave deslizó sus manos hasta sus mejillas.

El rubio observó sus bellas esmeraldas, no había truco ni engaño, eran los ojos del ser que se escabullía con él para pasar tiempo a solas, donde podían hablar de mil cosas por mil años y jamás decepcionarse. «Puedo hacerlo», pensó. Cerró los ojos y permitió que su cuerpo hiciera el resto.

Aquel día que inició en la nave de regreso a Asgard, con aquel problema resuelto a medias, con el pulso latiendo y con la sensación que ganaron una batalla destinada a destruirlos, ahí con la luz extinguiéndose en el cielo y permitiendo a las estrellas lejanas alumbrar con su luz de otro tiempo, aquella luz que quizá alargaba su vida en el infinito espacio. Cansados en todos los sentidos, con el desencanto de un futuro próximo y desconectados por lo que parecía un instante, ahí Thor besó a Loki y no le importó si llegaba más lejos, de hecho, su cuerpo aceptó con gusto el del menor. Y ¿qué importaba si era su hermano o no?, porque no lo sentía como uno y ahora no lo podía ver como uno.

Cuando sus labios se movieron contra los suyos y sus manos ya se estaban aferrando a su espalda para acercarlo, fue ahí cuando supo que podría ser bueno mintiendo. Con pasos lentos lo condujo a su cama y se arrojó a ella con Loki encima.

—Quítame la ropa. —Le ordenó desesperado por llegar a la cúspide.

Thor acarició la dura piel de su traje y con cuidado abrió la parte que cubría su torso, encontrándose con la figura más hermosa y deseable que hayan visto sus ojos. El pantalón ajustado que ocultaba muy bien su largo abrigo ahora estaba al descubierto, la tela negra contorneaba muy bien sus muslos. Con la cara contra su estómago y dejando suaves besos deslizó la prenda de sus piernas. Estaba muy cerca, quería estarlo más, y con eficaz rapidez quitó su capa y su pesada armadura, retiró de su cuerpo todo lo que se pudiera interponer entre la piel de Loki y la suya.

Ambos de constitución similar, al ser varones, pero el menor era más delgado y comprendió la marcada diferencia que por tanto tiempo le atormentó, pero si este era el resultado, entonces no era tan malo.

Sus manos buscaron la calidez en su piel, no la encontró, era tan frío como siempre creyó y con una sonrisa en el rostro, tomó su nuca y unió de nuevos sus bocas, esta vez disfrutaron la sensación al rozarse desnudos.

Sin un poco de timidez, Loki pasó los dedos por su esculpido abdomen, alguna vez lo observó con envidia; ni con todo el entrenamiento de mil años lograría tener los músculos tan firmes y duros. Por primera vez en mucho tiempo se alegró de no poseerlos, así podría gozar mejor el tacto, era algo nuevo para él.

—Puedes entrar en mí —dijo arriba de él. Y como demostrándole que hablaba en serio se acostó a su lado y abrió las piernas.

Jamás imaginó lo mucho que le alivió escuchar esas cuatro palabras. Sin esperar más permitió a la curiosidad insana que nacía y a su más bajo instinto tomar el control.

Apresó sus muñecas con una mano y las subió por sobre sus cabezas, «no me iré a ningún lado», le prometió, pero tenía que asegurarse que al final no decidiera hacer una broma. No había espacio para juegos, quizá después podrían, pero ahora no.

Con los labios delineó su barbilla y el taco húmedo y descarado de la lengua de Loki contra su mejilla le recordó que no tenía que ser dulce, que no tenía que contenerse y que ambos soportarían los caprichos del otro. Metió los dedos en su boca y después fue tanteando hasta escabullirse entre los muslos del menor.

—Vamos, ¿eres serio? No necesito que me prepares, estoy listo para recibirte —dijo con sus esmeraldas brillando de deseo.

Thor curvó la comisura de sus labios.

—No es por ti, la expresión que tienes ahora mismo me gusta, deja que la observe antes de que mi vista se nuble...

—No —se removió y acercó sus suaves glúteos a su miembro—, hazlo ahora.

Tal vez esperó mucho por esas líneas y la excitación era tan grande que no tuvo otra opción, igual no deseaba encontrar una, más que obedecer a Loki y también a su frenético deseo.

—Intenta no desmayarte. —Le advirtió cuando creía que él mismo podría hacerlo.

—Intenta no hacerte adicto.

Detalló su rostro por última vez y cerró los ojos. No diría que lo amaba porque ya lo sabían ambos, solo que ese amor quizá podría mutar.

Sus manos se cerraron en sus muñecas, definitivamente no permitiría que escapara y de un brusco movimiento entró en Loki. «Puedes gritar, puedes hundirlo en la cama, puedes alcanzar el placer todas las veces que quieras». Se repitió en su mente.

Su concentró en dos cosas, en prolongar la sensación y en no dejar de escuchar al de ojos esmeraldas gemir su nombre.

Mentiría a todos, incluso a él mismo, al decir que Loki era su hermano.

Notas finales:

Espero que disfruten este capítulo, tanto como yo al escribir (no diré más porque me siento un poco tímida, tenía tanto que no escribía un lemon). ¡Gracias por leer! 


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