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Excusas en tinta por Ilusion-Gris

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Era una promesa. Irían juntos a Svartalfheim y no habría fuerza astral capaz de impedirlo.

[...]

—Vamos, estás muy distraído —dijo blandiendo su espada. Un resoplido involuntario salió de los labios ajenos al esquivar justo a tiempo un golpe certero que le habría supuesto más que una molestia—. Pensé jamás lo diría. —Una de sus finas cejas se alzó con altivez—: Creo que extraño tus comentarios mordaces.

—No insistas, o ya no tendré clemencia y después querrás encontrar la manera de hacer que calle. —Sonrió con arrogancia, pero al final la curva de sus labios cedió y formó una expresión más suave.

—Siempre existe una forma.

Thor se concentró en la chica que tenía enfrente, conocía sus movimientos y sabía mejor que nadie la habilidad que poseía. Era una feroz guerrera. No la subestimaba, él admiraba su destreza y la consideraba una valiosa compañera en combate.

—Demuéstralo —le retó, animado por el brillo en los ojos de Sif.

Sus armas se alzaron apuntando al contrario, buscando puntos débiles y defendiendo los propios. En más de una ocasión tuvieron el filo de la hoja cerca de la piel, pero no temían al saber que el oponente no tenía intenciones de herir.

—¿Estás cansado? —preguntó ocultando cualquier signo de agitación en su propia voz.

Del fondo de su garganta nació un gruñido y sintió fluir la adrenalina por sus venas. Thor podía luchar con un poder colosal y nada le estimulaba más que sentirse desafiado.

—No —le aseguró conteniendo una sonrisa.

Su postura cambió al instante y con pasos ágiles se aproximó hasta Sif. Ya no hubo más espacios para dialogar, ni siquiera para tomar aire. Se enfrascaron en aquella batalla formidable que exponía la capacidad de ambos para mantener un ritmo tan alto.

No había un ganador o un perdedor, de existir, Thor siempre sería el vencedor, pero más que buscar una victoria, ellos querían explotar sus habilidades hasta agotar la última gota de energía.

Cuando quedaron satisfechos y completamente empapados en sudor, con un acuerdo tácito, ambos se dejaron caer al suelo.

—Definitivamente es mejor entrenar contigo que con Fandral —dijo de repente y Thor la observó con curiosidad—: A veces me trata como una damisela en apuros.

—Al final su lado romántico reluce en los momentos menos oportunos.

—Lo sé, pero ya debería acostumbrarse. —Flexionó las piernas para poder apoyar los brazos encima de sus rodillas—. Al menos nunca fui como Loki.

—Siempre ha tenido un cuerpo débil —le concedió—, pero halló una fuerza extraordinaria.

—Si tan solo la utilizara para ayudarnos —suspiró, ya bastante relajada—. Él prefiere jugarnos bromas pesadas.

No dijo nada, y en cambio soltó una ligera risa. Thor no pedía que cambiara algo en su hermano, Loki se enfrentó a diferentes obstáculos y de alguna forma entendía aquel extraño carácter que poseía.

—Aunque... —Pensó por un par de segundos y el rubio fue paciente y no la interrumpió—. ¿No crees que los últimos días ha actuado raro?

—Me parece que está algo estresado con un par de hechizos. —Trató de transmitirle que no había nada por lo cual preocuparse.

—Bien. —Se levantó con pesar, estaba oscureciendo y necesitaba tomar un baño—. Príncipe, es un placer patearle el trasero.

—Lo mismo digo, diosa de la guerra.

La observó marcharse, pero él no hizo amago de hacer lo mismo.

Su cabeza era un caos, y aunque por un momento mientras estaba con Sif olvidó aquello, ahora regresaba como si nunca se hubiera esfumado.

Lo que estaba a punto de hacer era algo prohibido, no tenía el derecho ni la autoridad de salir a ese mundo sin el consentimiento de Odín, y sabía que, aún Loki con toda su capacidad para hablar y confundir, jamás lograría convencerle de dejarlos partir.

Las estrellas comenzaron a brillar y las miró con tristeza, al lugar donde se dirigía ni siquiera ellas podrían acompañarle.

[...]

Loki se encargó de ocultar de Heimdall sus intenciones de escapar, de esa forma se aseguró de que nadie los descubriría, al menos no antes de abandonar su mundo.

La inseguridad le embargaba en breves momentos, en esos instantes pensaba en desistir del trono y continuar siendo el hermano de Thor e hijo de Odín y Frigga; al final no le interesaba gobernar Asgard, lo que él quería era demostrar que podía, que Thor era su igual. No compartía un lazo sanguíneo con el rubio, pero quería dejar en claro, que ambos tenían algo en común y así ganarse el lugar que ahora poseía.

El primer rayo de luz apareció y esa fue la señal para salir al encuentro con Thor.

[...]

Cuando el menor llegó a la bóveda donde guardaban las naves, el otro ya le estaba esperando. Ambos vestían sus trajes de combate.

—¿Alguien te descubrió cuando venías aquí? —preguntó antes de acercarse.

—Me crucé con un par de guardias, pero alcancé a ocultarme en las sombras.

Sus pasos eran inaudibles, probablemente estaba utilizando algún hechizo y no hizo falta cuestionarle a su hermano si él había sido sorprendido, porque conocía ya la respuesta.

—Te privaré de la vista —le informó cuando lo tuvo enfrente.

—No es necesario, no revelaré tus secretos.

—¿Confías en mí? —Sonrió con burla.

No intentó oponerse, sabía que no lograría nada. Eran sus reglas y él tenía que acatarlas.

Cerró los ojos.

—Buen chico.

Sintió un cosquilleo recorrer todo su rostro y de pronto un terrible mareo le atacó.

—Sostente en mí. —Se metió bajo su brazo y le ayudó a apoyarse en sus hombros.

—Loki, si me dejas caer...

—Por esta ocasión no lo haré, así que deja de quejarte —le interrumpió.

Avanzaron con cuidado, sus corazones latían con rapidez, nerviosos de ser atrapados. Subieron a una nave, la más cercana a ellos y Loki le ordenó a Thor mantenerse sentado.

La nave se elevó, tenían treinta segundos hasta que el guardia más cercano les escuchara y el menor no lo dudó más y con una extraña sensación de emoción apoderándose de su autocontrol, se apresuró a salir del castillo.

Había una abertura en el fondo de la bóveda, por ahí se escabulleron, enseguida el escenario cambió, ahora ya no había muros imponentes y dorados, ahora el cielo y el agua les rodeaba.

Loki se dirigió al lugar donde sabía estaría el portal, nunca lo había atravesado antes y se alegró de que Thor permaneciera en silencio, aquel pasadizo era uno especialmente complicado y de no ser por la adrenalina que recorría sus venas, se habría acobardado y regresado a la comodidad que le ofrecía el castillo de Asgard.

Al atravesarlo las alas que estaban a los costados en forma vertical, chocaron con la dura roca del pasadizo que se formaba entre las montañas. La fricción combinada con la velocidad provocó unas chispas de fuego que se fundieron con las diferentes luces de colores que se formaron en el túnel.

El portal les dirigió a un mundo alejado del suyo, el tiempo se volvió incierto y Loki logró estabilizar la nave antes de estrellarse.

Le regresó la vista a Thor y este se asombró al ver aquel mundo destruido. Había buques de guerra amontonados formando altas montañas junto con construcciones demolidas. Avanzaron hasta encontrar un lugar despejado donde aterrizar.

Svartalfheim era conocido como Mundo Oscuro, y vaya que hacía honor a ese nombre. La única fuente de luz era una masa en forma de estrella que asemejaba un agujero negro.

—Deprimente —comentó Loki en voz alta como adivinando los pensamientos del otro.

Asintió.

—No será sencillo buscar lo que te prometí. —Frunció el ceño un poco abrumado por aquel lugar.

—Lo supuse —respondió.

Gungnir es una lanza especial, fue fabricada por los Elfos Oscuros y está escondida en alguna cueva...

—No sabes exactamente donde, ¿verdad?

—No. —Se sintió apenado. Él habría preferido primero investigar a fondo por su cuenta, pero la ansiedad del momento le llevó a actuar tan impulsivamente.

—Aunque no lo creas, eso también lo intuí.

—Claro. —Lo observó aún avergonzado.

—Bien, en algún momento padre vendrá a buscarnos y ese será nuestro límite de tiempo —le informó y comenzó a rebuscar en sus bolsillos.

—¿No podemos regresar antes de que él venga? —Aquella situación era más disparatada de lo que supuso.

—Eso nos llevaría una eternidad sin Heimdall para abrir el puente Bifrost, y obviamente, él desconoce que estamos aquí. —Extendió un mapa encima de una roca lo bastante alta para no agacharse.

—¿Estás diciendo que no podemos regresar por dónde entramos? —Comenzaba a enfadarse, y no sabía hacia dónde o hacia quién dirigir toda esa rabia.

—En teoría sí, pero aún no estoy del todo familiarizado con este mundo. —Se giró para encararlo—. Disculpa por no saberlo todo, hermano. —Escupió la palabra con desprecio.

Thor se alejó para no soltar algo imprudente, realmente no meditó muy bien lo que estaba haciendo y justo ahora se fue a preocupar por ello. Loki no tenía la culpa, él fue quien lo propuso y al final le dejó toda la responsabilidad. Odiaba esa situación, en donde no tenía más que fuerza bruta para salir de allí.

El hechicero ignoró por completo su drama, había sido muy estúpido si creyó que podrían salir de Asgard y regresar como si nada. «El próximo rey es todo un genio», pensó con ironía.

Enfocó su vista en aquel desgastado mapa, lo había encontrado metido entre las hojas de un libro de historias de los Vaettir, y trataba de descifrar un par de símbolos que recordaba haber visto antes, pero justo en ese momento olvidó su significado.

—Ese parece el lugar idóneo para guardar una lanza —dijo a su espalda.

Loki sintió un escalofrío estremecerle por completo, había bajado la guardia y Thor le tomó por sorpresa.

—Puede ser. —Observó lo que el rubio apuntaba con el dedo y cuando volteó para mirarlo descubrió una sonrisa satisfecha en su rostro.

—Bien, entonces podemos ir hasta allí.

Loki pareció vacilar antes de decidirse a responder:

—No estoy tan seguro de lo que podamos encontrar en el camino, no sé si estamos preparados —declaró por fin.

—Este mundo lleva siglos desierto —dijo con convicción.

Algo que entendió al tocar El Cofre de los Antiguos Inviernos, fue que no pertenecía a Asgard. Desconocía cómo es que Odín le llevó consigo, o por qué lo hizo. Y aún menos sabía cómo es que su apariencia no encajaba en ninguna parte de todo Yggdrasil. Por primera vez en mucho tiempo se sentía atado de brazos y piernas, incapaz e impotente ante las preguntas que día a día le embargaban. Lo único de lo que tenía certeza era que, fuera del mundo que fuera, quería estar a la par de Thor. Y la única manera de demostrarlo era arrebatarle el trono que por herencia le correspondía. Pero no quería matarlo, o morir él en una situación tan absurda como aquella, y haciendo una excepción, ya que no tenía otra opción, fue honesto y le confesó sus dudas.

—Thor, hay muchas cosas que Odín no ha compartido con nosotros.

—¿Estás hablando en serio? —No creía lo que escuchaba.

—Portales, reliquias, hechizos... Secretos. —Su voz se fue apagando al estar acostumbrado a guardar todo lo que aprendía.

Por un momento se sintió tentado a reclamarle, pero calló; Loki podía gastar bromas pesadas, pero reconoció un atisbo de miedo en su propia voz y aún creía había algo del hermano en el cual podía confiar ciegamente.

—Quizá, ¿hay Elfos Oscuros? —Se atrevió a cuestionar.

—No, no lo sé. Me refería a otro tipo de criaturas.

—No tienes que preocuparte, he enfrentado bestias. —Apoyó la mano en su hombro y le dio un apretón amistoso.

—En compañía de otros guerreros, ahora solo estamos los dos y solo Odín tiene el poder para enfrentar criaturas sobrenaturales, oscuras y siniestras. —Rodó los ojos ante la arrogancia del otro.

—Ya es tarde para dar marcha atrás, hemos llegado tan lejos para detenernos aquí.

Odiaba admitirlo, pero tenía razón.

—Vamos. —Volvió a doblar el mapa y caminó en dirección a la nave.

[...]

—¿Qué haremos cuando padre nos pregunte por qué venimos aquí?

—Podemos ofrecerle la lanza, estoy seguro que nos perdonará si se la entregamos —contestó Loki con indiferencia.

—Pensé que querrías conservarla. —Ya se estaba acostumbrando a no entender lo que su hermano pretendía.

—Me basta con estudiarla el tiempo que duremos aquí. —Volaban sobre el planetoide desolado—. Los elfos oscuros eran diestros en crear objetos mágicos para los dioses.

—Pero su ambición les destruyó. —No le gustaba la forma en que Loki hablaba de ellos, de alguna manera parecía que los admiraba.

Sus ojos se encontraron, opuestos en todos los sentidos. Uno creía que la ambición desmedida que afectaba a seres inocentes era maligna; y el otro pensaba que era el deber de cada ser mantenerse fuerte para no ser afectado y si no lograba protegerse con su propio poder, entonces no era digno de vivir.

—Claro —contestó y se encogió de hombros.

Faltaba poco para llegar, hasta el momento no se habían topado con ninguna criatura extraña y eso no les tranquilizaba mucho, sus sentidos estaban alerta y cualquier susurro del viento ya les ponía los nervios de punta.

La cueva que encontraron en el mapa, estaba en la parte más oscura de Svartalfheim y la luz de la nave les permitía esquivar los buques, rocas y montañas que se interponían en su camino.

Distinguieron la cueva a la distancia y se observaron con complicidad mientras involuntariamente esbozaban una sonrisa de alivio. Pero en un instante estaban cayendo. Algo golpeó un costado de la nave con tanta fuerza que se fueron a estrellar contra el suelo.

[...]

Su cabeza daba vueltas, la oscuridad reinaba majestuosamente y le envolvía con sus finas garras. Solo escuchaba el latido de su corazón fuerte en sus propios oídos.

—Loki —susurró Thor, aterrado mientras trataba de concentrarse y adivinar qué estaba pasando.

Jamás había sentido tanto miedo, era incapaz de saber dónde estaba, quizá salió volando de la nave y se encontraba a varios metros, o quizá estaba muy cerca y Loki era el que salió disparado a otra parte. Con sus manos tanteó el terreno, solo había polvo y rocas. Su hermano no estaba ahí, comenzó a desesperarse, inútil ante la situación, rogaba porque estuviera a salvo y aquello que les derrumbó no le encontrara primero.

Quería gritar, pero logró contenerse, aquello sería como ponerse él mismo la soga al cuello.

Se puso de pie, mareado y ciego. Recordó cuando llegaron a ese lugar, tampoco podía ver, pero sentía a su hermano cerca, ahora no lo sentía por ninguna parte, y cualquier dirección en la que dirigía sus pasos le hacía creer que le alejaba más.

Trató de apartar sus temores y poco a poco se fue estabilizando, adaptándose a aquel ambiente sofocante y en tinieblas.

Lo escuchó, eran sonidos guturales. Se sintió aterrado, cada vez los percibía con mayor claridad. Se acercaba, aquella criatura se acercaba y la tierra tembló bajo sus pies en respuesta.

Tomó su espada con fuerza y la elevó en el aire, dispuesto a luchar hasta morir. «Thor», le pareció que le llamaba una voz que más parecía estar en su cabeza que fuera. «Aléjate».

Notas finales:

¿Alguien más está emocionado, ansioso y paranoico por ver la película de Thor 3: Ragnarok? No me digan que soy la única ;u;


Por cierto en este capítulo investigué tanto que terminé en una página gótica del 2007 y me enteré que una chica había adquirido un elfo y se le estaba muriendo .-.


Me gustaría saber sino está muy confusa la historia, según yo, no mucho, pero me ha pasado que cuando alguien más lo lee me entero que hay partes que no logro plasmar apropiadamente y doy pie a malinterpretaciones ;n;


Siempre estaré agradecida a los que le dan una oportunidad al fanfic y aún más si me cuentan que les pareció :3


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