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Once Again (JaeYong) por TaeRaw

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La espera por la tan ansiada noche había terminado más rápido de lo que pensaba. Había pasado todo ese tiempo meditando, llorando y meditando, hasta que llegó toda su familia con la cual habló animadamente y después se encerró en su habitación con la supuesta excusa de querer leer un libro tranquilo pero en realidad era para continuar llorando en silencio hasta que notó el horario. Eran pasadas las ocho y se encontraba en frente del espejo acomodándose sus cabellos. Solo lo hacía como costumbre, no es que se hubiese tomado en serio lo que su amigo le había dicho de ponerse bonito para él pero según su hermana luego de lo que haya visto preparado, lucía como si fuera una cita y no a la casa de Johnny. De todas formas no le hizo caso a su risita no muy disimulada y sus comentarios con su tía respecto a que parecía como si fuera a la casa de su novio. Ellas aún no sabían que había terminado con Yuta, pues él estaba al tanto de que por más que su ex novio no conociera a su familia esta le tenía mucho cariño al japonés tan solo por el hecho de hacer feliz a TaeYong. Por lo que él no podía darse el lujo de que sintieran su misma tristeza y decepción al enterarse, no ese día.

Se sabía de memoria los horarios de Johnny, cuando salía del trabajo, cuando entraba y las veces que se quedaba extra para ayudar a su padre, pues donde trabajaba era justamente en la empresa de este último. Toda la familia de su amigo lo adoraba y mantenían buena relación al punto que hasta incluso el señor Seo le había ofrecido un trabajo en su empresa, propuesta que seguía vigente hasta que TaeYong decidiera si debía darle más importancia al estudio como continuaba haciendo o dejarlo de lado y comenzar a hacer su propio dinero. Su tía, quien era la que pagaba sus estudios, le insistía en que se concentrara en su carrera, pero él no quería ser una molestia por eso mantenía aquella propuesta de trabajo en suspenso hasta que se decidiera.

Miró el reloj y justo cuando dieron las ocho y treinta escuchó la conocida bocina de un auto afuera de su casa. Tomó su teléfono y se despidió de las dos mujeres en la casa quienes le gritaron que saludara a Johnny de su parte. Al salir fue directo a aquel auto en el que tantas veces había subido, y sumando otra a la cuenta abrió la puerta del copiloto sin antes escuchar cómo se destrababa. Entró y se encontró con un sonriente chico alto de cabello ridículamente sedoso y castaño claro.

-Así que me hiciste caso -fue lo primero que escuchó antes de ser envuelto por un abrazo que acaparó por completo el pequeño cuerpo de TaeYong quedando con la cara enterrada en el pecho del más alto- Estas muy lindo Tae -le dijo al soltarlo y mirarlo a los ojos.

-No digas esas cosas -lo empujó lejos y se cubrió la cara mientras reía por su intento de parecer una chica avergonzada.

Johnny rió antes de poner en marcha el auto y salir en dirección contraria, dirigiéndose a su casa.

-Mi familia te manda saludos -dijo el peligris mirando hacia la ventana la oscura noche que cubría la ciudad y las luces de la calle que alumbraban su rostro.

-Que dulce -respondió el más alto con la mirada clavada en el camino- Deberías invitarme más seguido a comer

-La primera vez que lo hice ellas creyeron que eras Yuta -decía entre risas recordando que Johnny se había presentado tan formal y se había puesto tan nervioso al ver a su familia que ellas creyeron se trataba de su pareja- Te pones muy tenso cuando estás en mi casa.

-No quiero ser irrespetuoso -alegó riendo, queriendo dejar ese tema allí pues se ponía un poco nervioso frente a personas mayores pero con la familia de TaeYong era incluso peor- Oye, sonabas mal por teléfono, ¿sucedió algo? -cambió de tema y miró de reojo por unos segundos al peligris, pudiendo admirar el momento justo en que este cambiaba de expresión. Ya sabía que algo malo había pasado.

-No es nada -respondió bajando la ventana para sentir el frió viento de la noche. Le encantaba sentirse así, libre, despreocupado por unos instantes. Respiró hondo y dejó salir todo mientras cerraba los ojos, la sensación era única y aunque estuviera sufriendo por dentro, esos pequeños detalles lo hacían sentir bien.

Johnny lo sabía, por eso no decía nada mientras TaeYong disfrutaba de la naturaleza y su aire fresco. La mayoría del tiempo su amigo lo iba a buscar para pasar el rato pero cuando TaeYong lo necesitaba de verdad él solo dejaba que su compañía sirviera de distracción ya que lo conocía tan bien que sabía cuánto le costaba al de cabellos grises hablar de sus sentimientos.

De alguna manera Johnny sabía que su amigo necesitaba aquello, sentir el aire de la noche golpeándolo en la cara, sentir que en ese ínterin no había nada más que lo molestara, que no tenía nada de que preocuparse y que todos sus problemas se resolverían con respirar hondo y dejarlo salir como suspiro ruidoso que luego lo haría sonreír, como si fuera lo único que faltara. Sí, él sabía todo eso, lo había visto haciéndolo por muchos días en todos los cuatro años que lo conocía. Y aunque no pudiera decircelo, le gustaba ser conocedor de todo eso.

Se quedaron en un silencio acogedor en lo que duró el viaje, pues Johnny entendió que lo que sea que haya sucedido con TaeYong era un asunto muy delicado en el momento que le contestó con un simple "No es nada". Otra cosa que sabía de él era que cuando le pasaba algo no muy grabe él respondía con pedazos de oraciones que luego unía para completar el rompecabezas, pero esta vez ni siquiera le había dado una pista. Estaba incluso con temor a preguntar.

Un sonido interrumpió esa paz en la que estaban inmersos. Johnny miró con rapidez la pantalla del teléfono de Tae que se iluminó con un nuevo mensaje. Entonces frunció el ceño sin darse cuenta siquiera.

-¿Ese chico sigue hablándote? -cuestionó con un tono que realmente sonó molesto sin quererlo. Y sus manos apretaron con más fuerza el volante. Sabía quién era la persona del mensaje, nunca le habló pero no tenía la necesidad de hacerlo siquiera, con solo haber visto el rostro dolido de TaeYong había sido suficiente para querer arrancarle las tripas.

-¿Celoso? -le contestó riendo y viendo el mensaje de JaeHyun, mas Johnny nunca le dio una respuesta. No le dio importancia a la broma y se concentró en leer el mensaje de su amigo.

JaeHyun:

"Te extraño, ¿qué haces?"

TaeYong:

"Estoy yendo a la casa de Johnny, luego hablamos"

JaeHyun:

"Tu amigo me pone celoso... Dejaré de molestarte si me prometes que mañana serás todo mio"

-Nada de teléfono conmigo -espetó arrebatandole el aparato de las manos a un sorprendido peligris mientras lo observaba directo a los ojos.

TaeYong no se dio cuenta que estaba sonrojado hasta que Johnny lo miró profundamente, ni siquiera se había enterado en qué momento el auto había frenado y ellos ya se encontraban afuera de la gigante casa de su amigo. ¿Todo había sido por lo que JaeHyun le había mandado?.

-Tienes razón -respondió aún aturdido tratando de recomponerse. Bloqueó su teléfono una vez que Johnny se lo regresó y lo guardo en su bolsillo sin importarle que no le había dado respuesta a JaeHyun. Luego se ocuparía de eso, por ahora quería pasar el tiempo que su amigo le estaba regalando.

Ambos bajaron del auto y se dirigieron a la entrada de la casa. Johnny abrió la puerta, dejando pasar primero a TaeYong para luego entrar y prender las luces de la sala.

-¿No hay nadie? -preguntó el peligris sentándose en un sillón, amaba los sillones de la casa del castaño, era tan cómodos que juraba que podría quedarse dormido allí los días que fueran.

-Mi padre salió con su nueva novia y no vuelve hasta dentro de dos días -dijo sencillo, encogiendo los hombros sin darle importancia, se acercó a TaeYong y se acomodó a un lado suyo, aunque bastante cerca para tener un espacio tan grande que elegir- Él sigue preguntándome cuándo es que me casaré contigo -rió pasando un brazo detrás del cuerpo del menor, atrayendolo a su pecho- Le agradas tanto, incluso más que cualquier otra novia que he traído.

-Tu padre sabe elegir bien un yerno -bromeó TaeYong usando el pecho de Johnny como almohada, cerró los ojos y sintió la calidez de su amigo, escuchó cómo aquel corazón comenzó a latir más fuerte que antes y se preguntó la razón de aquello, mas le pareció lindo de sentir, era la primera vez que hacían eso. Yuta era tan celoso que le daba miedo incluso abrazar a alguien aunque este no estuviera presente por temor a que se apareciera de la nada. Ahora podía ser un poco más suelto y demostrar más afecto a sus amigos, como hacía antes de salir con él- Hablando de eso... ¿y tu novia?

-Terminamos -respondió sin un rastro de tristeza, como si fuera algo que hasta él estaba esperando.

-Oh... ¿y cómo te sientes? -dudó en preguntar, su mirada se mantenía en la mano del castaño que subía y bajaba por su propio brazo, acariciándolo lentamente, sin preocupación alguna sin demostrar ningún sentmiento más allá de esa cálida caricia.

-Bien, creo que simplemente salía con ella porque me sentía solo pero ahora que terminamos me di cuenta que ella me hacía sentir más solo -decía tranquilo, sin dejar de acariciar el hombro de TaeYong.

-¿Por qué te sientes solo? Me tienes a mi -dijo haciendo un puchero aferrándose a la cintura del más alto.

-Tú tienes a Yuta, todos mis amigos tienen pareja... Yo quiero lo mismo, llego aquí y nunca hay nadie... siento que me falta algo pero no puedo tenerlo -aún sin perder el tono de paz en su voz decía todo aquello haciéndole entender su punto a TaeYong de inmediato.

El menor se lamentó al escucharlo decir eso, pero más le dolió escucharlo hablar como si aún Yuta estuviera a su lado. Optó por no decir nada acerca de su relación y se concentró en Johnny. Lo abrazó más fuerte con intenciones de consolarlo en silencio. Johnny era una persona parecida a él, cuando le pasaba algo a veces solo le gustaba que lo escucharan sin tratar de subirle el ánimo mediante palabras. Para él funcionaban más las acciones, las muestras de cariño e importancia hacia las personas, aunque fuera pequeños gestos, eso le encantaba. Por lo que se limitó a estar ahí para él en silencio, que sintiera el calor de su cuerpo abrazándolo y las cosquillas que su mano le provocaban en su espalda y cintura.

-De todas formas ella no era mi tipo -cortando el silencio habló en forma de broma para hacer saber que no estaba para nada dolido por haber terminado una relación de a penas unos meses

-¿Y cuál sería tu tipo exactamente? -dijo gracioso levantando una ceja, apoyándose en el hombro del más alto, mirándolo con intriga pero divertido a la vez.

-Mmh veamos -lo observó detenidamente, sus rostros estaban muy cerca pero para nada se sentía raro o incómodo, entonces sonrió por esto y sin dejar de verlo comenzó a responder.- Primero y principal debe ser más baja que yo.

-Johnny, medio mundo es más bajo que tú -reía mientras se separaba del cuerpo de su amigo y se recostaba entre las suaves y acolchonadas almohadas del extenso sofá.

-Callate, a lo que me refiero es que debe encajar en mis brazos perfectamente ¿entiendes? -se abalanzó hacia TaeYong y lo rodeó con sus brazos dejando la cabeza del menor prácticamente enterrada en su pecho- Cuando la abrazo debe sentirse así de bien ¿me explico?

-Fuera -le dijo empujándolo a lo que Johnny reaccionó exageradamente cayendo del otro extremo del sofá. Ambos sin dejar de reír en ningún momento- ¿Qué más?

-Debe saber cocinar -contestaba relajándose en la cantidad de almohadas que su padre tenía por fetiche comprar y dejar desparramadas en los sofás- Mi familia la tiene que amar. Tiene que estar disponible para mi siempre que lo necesite pero respetar mi espacio también, debe saber mis horarios y saber escucharme.

-Es decir, quieres una chica que sea exactamente media cabeza más baja que tú, que te cocine, que esté libre siempre que tú quieras y que sepa pasar el tiempo contigo pero sin abusar demasiado, además de escuchar todos tus problemas sin chistar. ¡Ah! Y que sepa todos tus horarios. -alzó aún más su ceja con incredulidad mientras Johnny asentía frenéticamente como si en cualquier momento fuera a decirle que conoce exactamente a una persona así, casi echando la carcajada por la ridiculez de persona que buscaba su amigo

-Extra, también puede tener habilidades artísticas, como bailar por ejemplo. De preferencia que no tenga miedo de mostrarse como es a mi lado pero se muestre diferente con los demás, me gusta la exclusividad ya sabes. Y que le caiga bien a mis amigos. Eso es todo -hizo una gesto como si no estuviera pidiendo nada y de un segundo a otro un almohadón se vio estrellado en su cara.

-Por esto mismo estas soltero -exclamó tirándole otro almohadón que su amigo esquivó hábilmente- Avísame si encuentras a una persona así

-Ya lo encontré -casi al instante su expresión cambió por una más seria, miraba al peligris tan fijo que notó cada segundo en el que también cambiaba sus gestos, dejando un ambiente extraño para lo que estaban hablando hace poco. No quería alargar más los minutos que se mantenía con los ojos clavados en el rostro ajeno, pero no podía evitarlo. Con todo el silencio hasta escuchaba cuando TaeYong tragaba duramente, probablemente algo nervioso. Sabía que le afectaba que lo miraran tan fijo a los ojos, pero seguro era porque todavía no se daba cuenta lo que eso grandes y oscuros ojos provocaban en la gente. Le sonrió finalmente luego, con un suspiro desvió la mirada, dispuesto a continuar la conversación- Pero ya sabes... me va mal en el amor

-Johnny...

-Así que ¿por qué no me cocinas algo rico para consolarme? -lo interrumpió con un puchero que aún en la distancia se veía adorable para los ojos contrarios.

-Está bien

Y Johnny no negó que la sonrisa que recibió podría haber matado a cualquiera, lo dejó atontado por los siguientes instantes que se dedicaba a contemplar la figura de TaeYong moverse, dejando el sofá para ir a la cocina que tan bien conocía. Siempre que iba a su casa el menor prácticamente se adueñaba de su cocina y hacía con ella maravillas con las el que castaño se sentía tan afortunado de existir y tener un amigo como aquel, tan talentoso.

Ya era la hora de la cena por lo que disfrutaron de la comida que el peligris había preparado con especial cuidado y dedicación para subirle el animo a Johnny quien no dejaba de gemir de felicidad en cada bocado que daba.

Una hora y media pasó entre que comían todo lo que el menor había preparado (lo cual era bastante), hablaban, reían y disfrutaban el momento uno al lado del otro. Al finalizar TaeYong ordenó todo como si se tratase de su propia casa, dejándole en claro a su amigo que no dejaría que moviera ni un solo dedo.

En la siguiente hora se dedicó a preparar palomitas de maíz con caramelo, mucha cantidad pues tenían pensado ver al menos dos películas seguidas. En el intervalo en que se encargaba de la comida, mientras Johnny acostado en el sofá elegía las películas que verían, escuchó su teléfono sonar en la mesada de la cocina. Echó un vistazo en la pantalla prendida donde se podía leer apenas la primera oración de dos mensajes que JaeHyun le había mandado e irónicamente también había un mensaje de DoYoung debajo de este.

Una pequeña risa sarcástica se escapó de sus labios antes de desbloquear la pantalla y leer ambos mensajes.

JaeHyun:

"En serio, no te dejaré en paz hasta que me respondas."

"¿Sé mio por favor?"

Rodó los ojos con gracia y sus dedos se movieron expertos sobre su teclado respondiéndole rápido casi sin pensar.

TaeYong:

"Esta bien, mañana a las 12 ven a buscarme a mi casa y salgamos a comer. Yo invito"

Luego de responder aquello, miró el otro mensaje de remitente distinto.

DoYoung:

"¡Hola! Disculpa la hora, sé que es muy pronto para esto, pero ¿te parece salir conmigo en estos días? Cualquiera está bien para mi"

Suspiró, casi se había olvidado de DoYoung, además el estar con Johnny sin hablar de todo lo que había pasado significaba un gran alivio para él. Intentó pensar una respuesta rápida que darle para poder olvidarse por un rato más de ese asunto sin dejar que se arruinara su noche.

Johnny lo llamó a penas había terminado de mandar el mensaje; no tardó en correr con los tarros llenos hasta el tope en palomitas, dejándolas cuidadosamente en el pequeño mueble frente a ellos y apagando las luces dejando que solo la televisión alumbrara sus siluetas. Se tiró sobre el sofá al lado del más alto quien prácticamente estaba acostado. El castaño lo atrajo hacia él con un brazo mientras en el otro sostenía uno de los tarros que TaeYong había llevado. Le dio play a la película sin decir nada más, y ambos dedicaron dos horas en ver la pantalla plana de Johnny.

TaeYong se sentía bien, sin poder dejar de pensar que esa situación parecía de pareja, se podía imaginar lo lindo que hubiera sido que Yuta y él estuvieran de esa manera, acurrucados, comiendo, viendo películas. Sacudió su cabeza mientras veían la segunda ronda de películas, no quería que su cabeza se hundiera en pensamientos como aquellos. Ya todo había terminado y él debía seguir adelante por sí mismo.

Estaban a mitad de la película cuando el peligris escuchó un prominente ronquido. Se sobresaltó antes de reír bajito y miró al dueño de esa profunda respiración, encontrando a Johnny con la cabeza hacia atrás y la boca abierta. Le dio ternura verlo así, pero más ternura le dio el pensar que a pensar que él estaba así de cansado lo había llevado hasta su casa sin dudarlo cuando lo escuchó mal por teléfono. Solo con haberle dicho que había tenido un día horrible hizo que su amigo quisiera regalarle las horas más agradables a su lado sin importarle lo exhausto que estaba. Se sintió tremendamente feliz. Pero dormir en esa posición en el sofá lo haría despertarse adolorido. Sin más apagó la televisión, volteándose hacia Johnny.

-Ey, despierta -le susurró suavemente, lo sacudió un poco, pero Johnny continuaba roncando como si no hubiera un mañana- Vamos a la cama... -insistía moviéndolo un poco más.

-Tae... -musitó entreabriendo un ojo. Como si viera por primera vez al menor lo tomó por la cintura rodeándola fácilmente con sus brazos y lo empujó hasta que ambos quedaron completamente acostados. Sus piernas buscaron refugio en las contrarias, quedando enredadas, sonrió aún con los ojos cerrados cuando sintió las manos de TaeYong en su pecho. Estaba aferrado a él como un pequeño peluche- No me has dicho por qué sonabas tan mal cuando te llamé... -decía despacio, sin abrir los ojos pero aún así sus palabras sonaban serias.

-Descuida, tú duerme -respondió más que feliz por que Johnny no abriera los ojos, pues estaba notoriamente sonrojado. Jamás había estado de esa manera con otro chico, ni siquiera con Yuta o con JaeHyun a pesar de pasar la mayoría del tiempo en la casa de este último.

-No podré dormir hasta que me lo digas -movió una de sus manos desde la cintura de TaeYong hasta debajo del cuello de este, estiró un poco la mano y le acarició los cabellos con una tranquilidad que hacía derretir al menor.- Por favor... tú siempre me escuchas... deja que me sienta útil también.

-Eres un gran amigo, mejor de lo que yo podría ser así que no digas eso -contestó con el mismo tono bajo que Johnny, jugueteando con sus manos, estaban tan cerca que podía sentir la respiración caliente del mayor.

-Tú eres más que un gran amigo para mi... Por eso me preocupo mucho por ti. Si no me dices nada voy a estar peor ¿tú quieres eso?

-No... -respondió bajando la cabeza para acercarse más al pecho del contrario, respiró su aroma que ya sabía de memoria. Sintió el brazo en su cintura moverse y acariciarlo por encima de la ropa, incitándolo a que le contara lo sucedido. Se mordió el labio inferior, con la esperanza de que de esa manera no rompería en llanto al decir aquello que lo acongojaba- Yuta... y yo... terminamos

Todo quedo en silencio por unos segundos. TaeYong creía que Johnny había vuelto a quedarse dormido, pues no respondía nada. Suspiró pensando que haberle dicho eso a su mejor amigo había sido más fácil de lo que creía, inclusive había aguantado sus lágrimas. Casi estuvo a punto de dormirse cuando sintió que el castaño se movía rápidamente y lo dejaba debajo suyo de un momento para otro. Su respiración se hizo más pesada al tenerlo sobre él, estaban en la oscuridad pero podía sentir la potente mirada del mayor posada sobre él mientras mantenía su peso con sus brazos apoyados a cada costado suyo.

-¿Por qué no me lo dijiste antes? -escuchó que la voz cansada y tranquila de Johnny había cambiado por una más angustiada y agitada- Estuve todo este tiempo hablando de... -aún sin ver pudo percibir el movimiento de cabeza que hacía el más alto, lamentándose de hablar de sus problemas de amor cuando el menor la estaba pasando peor- Tae... -susurró antes de perderse en el cuello del peligris y dejar que sus manos encontraran el camino hacia la cintura de este, rodeándolo con sus brazos.

-No te preocupes... Estoy bien -decía pasando sus manos por la espalda del castaño, sonriendo en la oscuridad por todo el cariño que le transmitía ese simple abrazo, lo necesitaba.

-Deberías sentirte bien... Digo, mereces alguien mejor -le hablaba al oído, sus manos no dejaban de frotarse en la espalda baja de TaeYong casi por inercia- Eres una persona increíble, -se despegó solo un poco del cuerpo del menor, aunque estuvieran a oscuras supo hallar la cara de su amigo y supo apreciar como incluso en esa espesa noche sin ver nada el rostro de TaeYong era tan distinguible, como si se supiera de memoria cada detalle de él- Tan hermoso por dentro... y por fuera -dijo esto último acariciando con sumo cuidado la mejilla de la persona debajo suyo, deslizando la yema de los dedos por esa tersa piel hasta llegar a su frente dejando que se resbalaran tentativamente por aquellas hebras grises moviéndolas hacia atrás y disfrutando la suavidad de su cabello- No me extrañaría que en unos días la gente haga fila para intentar conquistarte -dijo de broma pero algo en su voz en ese momento sonó demasiado serio, con un sentimiento diferente, y rezó por que TaeYong no se diera cuenta.

Aunque el peligris estaba centrado en una sola cosa y era que otra vez sintió el corazón de Johnny latir con violencia contra su pecho. Eso sumado a las palabras y cómo lo tocaba lo estaban dejando algo confundido. Él era una persona muy ingenua, nunca se daba cuenta lo que pasaba a su al rededor, de hecho si JaeHyun no lo hubiera besado él hubiera creído que el menor seguía sin sentir nada. Pero definitivamente sabía que Johnny jamás diría o haría cosas con otra intención, a él le gustaban las chicas, por lo que hizo esos pensamientos a un lado y disfrutó del aliento que le daba. Por lo menos no estaba llorando, de hecho le había dado gracia lo último que escuchó.

-Qué cosas dices -su voz había salido algo grabe, a penas pudiendo escucharse a sí mismo. Trató de empujar al mayor pero se sorprendió cuando este lo tomó de los brazos e intercambió posiciones, dejándolo ahora sobre él.

-Digo la verdad, ¿debería comenzar a acompañarte a todos lados para protegerte? -continuaba bromeando, sin darse cuenta que sus dedos comenzaban a entrelazarse con los de TaeYong y su otra mano apretaba la cintura de este contra la suya para evitar que intentara apartarse, también como un aviso de que se hiciera la idea de dormir de esa manera.

-No necesito que protejas tonto -reclamó acomodándose en el pecho del mayor, cerró sus ojos un poco más calmado, esperanzado con que el hablar de Yuta ya no le hiciese daño, por lo menos en ese momento no estaba pensando en cuanto lo extrañaba o en lo raro que se le hacía la idea de que ya no lo vería de ahora en más. No, de hecho estaba pensando en que cuando se acostaba sobre JaeHyun, de la manera que ahora lo hacía con Johnny, se sentía diferente. Pero sabía que solo era un truco de su mente para mantenerse distraído. El dolor de no tener a Yuta lo estaba consumiendo de a poco.

-En serio Tae, sé que estás dolido y nada de lo que diga te va a hacer sentir mejor. Pero sabes que si necesitas que te escuche, siempre estaré para ti. Haré lo que sea para que sonrías.

Y TaeYong no lo dudó, Johnny había sido de las pocas personas que se habían quedado en su vida en sus peores momentos, siempre lo aconsejaba y lo hacía sentir bien como en esos momentos. Suspiró de satisfacción cuando sintió una mano acariciar su cabello, tenía el cuero cabelludo tan sensible que con unas simples caricias llegaba a dormirse como si no existiera nada más en el mundo. Johnny lo sabía por eso mismo se encontraba masajeando y acariciando con sus dedos su cabeza, tal como le gustaba y lo suficiente como para que se quedara dormido a los pocos minutos, sin pensar en absolutamente nada antes que sus parpados cayeran presa del cansancio y, a la vez, esa paz que transmitía su amigo, esperando que el mañana le trajera un gran día al despertar.

 


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