Los sayayines emprendieron su viaje, sin antes destruir por completo el planeta de Freezer, atrás quedaba el sufrimiento que pasaron, la pérdida inesperada y solo quedaba el futuro incierto pero con ganas vivirlo a pesar de todo lo que paso.
Nappa: Cuando regresemos, se que el planeta estará en ruinas, habrá que levantarlo y Vegeta será nombrado nuestro rey.
Raditz: No creo que este en las condiciones para hacerlo.
Broly: ¿Lo dices por su pérdida?
Kakaroto: Tienes razón hermano, Vegeta es muy orgulloso, siempre se muestra fuerte, pero al perder a nuestros hijos y sobre todo cuando sepa lo del rey, no creo que regrese rápidamente a la normalidad. Necesitara de nuestra ayuda.
Nappa: Muy cierto, tenemos que apoyarlo aunque él no quiera.
Los días y semanas pasaban, Vegeta miraba por la ventana, llevaba días sin ver a nadie, no quería saber del mundo, de sus compañeros ni de Kakaroto. Su dolor aun estaba presente, sobre todo cuando al entrar a la órbita y aterrizar en el planeta Vejita, este se encontraba en ruinas, personas recogiendo personas muertas, otros reconstruyendo lo que podían, prácticamente el planeta había sido casi exterminado, pero el rey junto con sus soldados lograron salvar a las futuras generaciones a cambio de su vida.
Vegeta fue así, deduciendo que su padre había muerto, el emblema a media asta lo confirmaba, el rey había muerto a manos de Cooler, una gran tumba yacía muy cerca del palacio de la familia real.
El príncipe junto con sus compañeros de batalla era recibidos por el pueblo, estaban agradecidos que acabaran con los seres de hielo, ya que se habían vengado de todos aquellos que fueron asesinados a manos de los hermanos del hielo. El consejo de ancianos junto con Vegeta se encerraron en el gran salón para tomar decisiones sobre lo que sería del planeta.
Vegeta tenía que ser coronado rey y levantar a su pueblo entre los escombros. Y fue así como el tiempo paso y sin mucha pompa y algarabía por el duelo de su pueblo, Vegeta se convirtió en rey y reconstruyo de nuevo el imperio que una vez formo parte de su historia y que muchas otras razas conocían acerca de los grandes guerreros sayayines.
El príncipe se había exiliado en su propio mundo, se había vuelto más frio y solo se dedicaba a entrenar y a sacar adelante a su pueblo y de otras responsabilidades de su cargo. Kakaroto noto eso de parte del otro sayayin, su amor había quedado roto, cada vez que este lo tocaba o le quería robar un beso, el príncipe lo evadía, había sepultado ese amor, el dolor de perder a sus hijos y a su padre, le dio a entender que el solo traía muerte a sus seres queridos y que lo mejor era no demostrar su amor, ya que este lo hacía débil, algo que su mente le recordaba cuando Freezer se lo dijo. Su corazón aun amaba a Kakaroto pero no podía sacrificar mas, que tal si otro enemigo atacaba y cobraba venganza de lo que más ama, no se lo perdonaría si se lo arrebatan de nuevo.
Sus responsabilidades como rey, lo habían vuelto duro, el tiempo seguía corriendo, el planeta con su gente, continuo con sus vidas, el imperio sayayin siguió extendiéndose a muchas galaxias y eran aun más respetados por eliminar al imperio de Freezer y su familia.
Kakaroto siempre pasaba la mayor parte del tiempo entrenando y en batallas fuera de Vejita, la lejanía que el príncipe le había impuesto le dolía mucho, pero un guerrero lleva sus heridas bien guardadas para seguir combatiendo. Todos habían visto ver esa relación ir cayendo pero sabían que un verdadero amor jamás se rompe.
Nappa: Majestad, el grupo más joven de la armada está listo para la misión.
Vegeta: Muy bien, dile a Broly que no haga locuras con ellos.
Nappa: muy bien, por cierto, la nave de Kakaroto acaba de aterrizar.
Vegeta miraba por una de las ventanas, escuchaba atento a lo que le decía Nappa, cuando escucho el nombre del otro sayayin su corazón palpito más rápido de lo normal, le alegraba que regresara pero no lo demostraría.
Vegeta: Esta bien que regrese, dile que tome un par de días de descanso.
Nappa: ¿Por qué no se lo dices tú?, Sabes que se pondrá muy feliz de que tú se lo digas.
Vegeta: No quiero hacerlo, así que por favor sigue mi orden.
Nappa: Bien Vegeta, me retiro, pero recuerda que el te ama y tu a él. Te he visto crecer y llegar hasta donde estas y sé que ese sentimiento aun esta allí, lo quieres guardar pero no soportara salir a la luz.
Vegeta, guardo silencio, no quería discutir con Nappa, su fiel soldado que siempre estuvo a su lado, sabía que tenía razón pero no daría marcha atrás a lo que su mente le decía.
En una pista de aterrizaje, Kakaroto junto a su escuadrón bajaban de la nave, una voz a lo lejos le llamo la atención, era Nappa que venía a comunicarle lo que le había dicho Vegeta. El sayayin tenía la esperanza que apareciera detrás del, pero no vino a recibirlo.
Nappa: Se que esperabas a alguien más, pero no quiso venir, solo me dijo que tomes un descanso.
Kakaroto: Gracias Nappa, no sabes lo mal que me pone que no quiera estar conmigo. Lo extraño.
Nappa: Lo sé, pero no dejes de acercarte a él. Lo conozco, aunque lo niegue, siempre está pendiente de ti.
Kakaroto: No dejare de buscarlo, te lo prometo Nappa.
En algún lado del palacio sayayin:
Vegeta siempre mantenía la cabeza ocupada, y su mente lo hacía ver a dos pequeños sayayines corriendo por los pasillos del palacio, una lagrima caía de su mejía, su dolor aun estaba presente, si vivieran, ellos tendrían 10 años. Pero el destino no le permitió formar una familia con Kakaroto, o simplemente no era el momento.
Salió del salón donde se encontraba, necesitaba sacar ese dolor y entrenar un poco, el príncipe caminaba por uno de los pasillos del palacio cuando una voz detrás de el detuvo sus pasos.
Kakaroto: Pensé que me vendrías a recibir.
Vegeta: Kakaro..to.
El príncipe decidió seguir caminando, pero el sayayin de cabellos alborotados no se quedaría así, y apareció muy cerca de el, casi sus labios se tocaban, esto provoco que Vegeta retrocediera pero la mano del otro sayayin evito que lo hiciera aun mas.
Kakaroto: ¿Qué paso con nosotros? ¿Acaso ya no me amas?
Vegeta: No me preguntes esas tonterías, no quiero hablar de eso. ¡Suéltame!
Kakaroto: ¡No quiero! ¿Dime que ya no me amas?
Vegeta se zafo del agarre y siguió su paso, pero Kakaroto nuevamente insistió.
Kakaroto: No tienes la culpa que hayan muerto nuestros hijos, se que aun te duele pero paso porque tenía que pasar y aun así mi amor sigue intacto, eres el amor de mi vida, ¿Acaso no lo entiendes?
Vegeta: Kakaroto, el amor por ti casi también me hace perderte, no quiero sufrir mas, déjame solo.
Kakaroto: No me importa, yo moriría por ti si fuera necesario.
Vegeta: ¡Basta Kakaroto, suéltame! No digas tonterías, sé muy bien que es probable que no pueda tener más hijos.
Kakaroto: No me importa, solo quiero estar contigo.
El sayayin mas alto, sin permiso, sin reparos, tomo con una de sus manos el rostro de Vegeta y sin aviso lo beso. Un beso después de tanto tiempo separados, dos almas que no se quieren separar.
Su corazón latía fuerte, sabía que Vegeta se molestaría después de esto, pero no importaba, era el ahora y quería de nuevo sentir su esencia, que un día fue tan suya y de nadie más.
El tiempo se detuvo, y el beso detuvo a los dos sayayines, donde su pasión se demostraba con cada roce que sus bocas tenían, se amaban demasiado para estar separados tanto tiempo.
La mano de Kakaroto comenzó a bajar a la cintura de Vegeta, este sintió como esa fuertes manos lo acariciaban, el beso continuo, sus deseos volvieron, pero algo paró en seco al sayayin más bajo, su mente le dijo que el amor lo hacía débil, y fue así como se separo de Kakaroto.
Vegeta: Lo siento, no puedo continuar con esto.
Fue así como Kakaroto vio como desaparecía el otro sayayin del pasillo. Pero con ese beso confirmo que Vegeta aun lo amaba.
Kakaroto: No me rendiré y te devolveré las ganas de amarme como lo hacías antes.
Continuara…….