A la mañana siguiente, Namjoon cumplió su rutina diaria; se despertó con cierta pereza ya que seguía cansado debido al día tan agotador que había tenido ayer, por supuesto, no salió del cuarto sin antes romper una pequeña decoración que adornaba su mesilla auxiliar. Se percató de que la mayoría de sus compañeros ya se encontraban despiertos, eso lo apreció al escuchar las voces de estos en la sala de estar. Se preguntaba si el incómodo encuentro con el más pequeño habría resultado en una conversación entre Jimin y él, ¿lo habría notado? Era bastante probable que así fuera. No se preocupó, si lo tenía que saber estaba bien, no podían ocultar toda la vida lo que sentían en uno por el otro especialmente si aún vivían con sus compañeros. Salió de la habitación, con su usual aura motivadora dando los buenos días de manera general mientras tomaba camino al frigorífico a por su zumo de naranja matutino. Vio a su hermoso vocalista cerca de él y revolvió el cabello de este, tratando de molestarle como solía hacer, pero la respuesta ajena fue un brusco movimiento con su mano, apartándole. En principio, le impresionó, pero después recordó que normalmente no tenía un buen despertar, así que trató de entender.
- Buenos días. – Le dijo con una voz tierna, sonriéndole de una manera dulce pero el oyente le ignoró por completo, ni siquiera le miró o respondió aquel saludo.
¿Qué habría sucedido? No entendía nada pero sentía como si de pronto mil estacas se hubieran enterrado en él, ¿estaría solo de mal humor? ¿O habría sucedido algo ayer cuando se fue del dormitorio? Quizás hizo algo mal. Se dio cuenta de que el pelirosa se dirigía a su dormitorio, seguramente a cambiarse de ropa para ir a ensayar, por lo que le siguió con intenciones de hablar con él, por muy mal sueño que hubiera tenido, era injusto aquella manera álgida de tratarle después de lo que había sucedido entre ellos.
- Jiminnie. – Volvió a insistir, pero este cerró la puerta de un golpe en su cara, dejándolo con la palabra en la boca. Definitivamente, esto era realmente extraño. Le gustaría poder hablar con Jungkook sobre lo sucedido anoche pero él ya se había ido, así que no podría ser en aquel momento.
Lo mejor, de momento, pensó que sería dejar pasar unas horas antes de intentar hablar nuevamente con el menor, quizás solamente había tenido una mala noche y más tarde quisiera hablar con él. No pensaba agobiarse rápido, no iba a dudar de él. Le dijo que le quería y Jimin no era una persona capaz de mentir de aquella manera, así que todo estaría bien.
Fueron a los ensayos, duros, pero consiguieron grandes avances, pronto podrían grabar los nuevos MV, estaba muy orgulloso de aquel proceso. Durante toda la mañana, su compañero se mostró frío y distante, como si el moreno sobrara, como si le molestara el simple hecho de estar cerca de él. Pero no iba a rendirse, así que esperó a que el maknae saliera de la sala para seguirle y sin pensarlo dos veces tomar su hombro para detenerlo.
- Jungkook. – El nombrado reaccionó volteándose a mirarle, con serenidad. – Te detuve de pronto, lo siento. – Dijo manteniendo una sonrisa tranquila. - ¿Jimin está bien?
El cuestionado se quedó un momento en silencio mientras le apartaba la vista, como pensando su respuesta.
- No lo sé, anoche tampoco quiso hablar. – En parte, era un alivio, puesto que no solo estaba así con él. Pero por otra parte, no había descubierto nada.
- Entiendo, está bien. Gracias. – Respondió con amabilidad, dejando que el joven siguiera su camino, no quería molestarle más.
Miró el paisaje de la poblada calle por la ventana, quedando perdido en sus propios pensamientos, no podía evitar tener miedo y tampoco podía parar de preguntarse qué había hecho mal ahora. Quizás algo que hizo ayer le enfadó de verdad, aunque no le venía a la cabeza nada. ¿Y si se sintió presionado a acostarse con él? No era muy probable, ya que, no se sintió como si su ajeno no quisiera, al contrario, parecía completamente entregado.
Prefirió dejar que el día pasara, dejarle tiempo de que fuera el más joven el que decidiera hablar, así que con aquella prolongada espera, llegó la noche. Namjoon se encontraba sentado en la sala de estar, viendo la televisión, esperando a que el pelirosa decidiera volver a casa. Aunque estaban dando un programa de variedades bastante interesante, no era capaz de prestar atención a este. Por fin se abrió la puerta y su mirada se desvió hasta encontrarse con la de aquel chico, el cual, la apartó con rapidez y se dispuso a alejarse nuevamente, pero no, no lo iba a permitir. Se levantó rápido, de un solo movimiento y agarró del brazo al más joven, obligándole a acceder al dormitorio del moreno, sin dejarle oportunidad de evadir la situación. Cerró la puerta tras de ellos y ahora miraba a un Jimin completamente diferentes al de hacía apenas una noche atrás; su forma de mirar era fría, violenta,… Como si de verdad odiara está allí.
- ¿Qué hice? – Preguntó directamente el chico de cabello violeta, mirando con atención la gesticulación del otro, la cual, era de una resignada molestia. – No entiendo nada Jimin, cambiaste de un día a otro, creo que merezco una explicación. – Continuó hablando ya que el interlocutor no tenía planes de contestar, o eso parecía. – Por favor, respóndeme. – Continuaba insistiendo.
Se produjo un incómodo silencio, solamente interrumpido por un chasquido de lengua proveniente del contrario, el cual, estaba empezando a cansarse de la situación cuando realmente quién debía mostrarse molesto era el otro. El rapero sabía que no debía insistir de aquella manera, pero necesitaba urgentemente una explicación, un motivo de aquel repentino cambio.
- ¿Sabes? – Cortó el silencio una voz tosca, rígida, proveniente del más joven. Una forma de hablar que nunca antes había escuchado venir de él. – He estado pensando en que no vamos a funcionar. – Aquel comentario afirmando ese hecho rompió el esquema del más alto, el cual se quedó atónito, sin saber que decir. – En resumen, hemos terminado.
Tan frío… ¿Cómo podía hablar de aquella manera? No solamente habían compartido cama, habían estado juntos por tantos años como buenos amigos y era capaz de mostrarse así de grosero. Le había dicho que le quería, ¿cómo era posible aquel cambio de opinión tan drástico en tan poco tiempo? Tantos pensamientos tratando de buscar un “por qué” no empezaban a ser buenos, tendría que haber una coherencia para esto. ¿Alguien le habría dicho algo malo sobre él? Pero… ¿En qué momento? ¿Quizás le dio miedo que el maknae los viera juntos? Sería lo suficientemente injusto para que fuera él quién se enfadara.
- Me dijiste que me querías. – Consiguió pronunciar, tratando que su voz no sonara rota, no podía mostrar debilidad ante aquello. Si se veía como un ser débil, que es lo que era al menos con aquel chico, estaría ganando el otro.
Ante las últimas palabras que había dicho el mayor, el otro, río por lo bajo mostrando una enorme intolerancia, impropia de él. << ¿Por qué se ríe?>>.
- Lo he pensado. – Continuó. - ¿Quién iba a quererte a ti? – Empezaba a doler. <<No sigas. >> - ¿Quién querría tener una relación contigo, Namjoon? - << ¿Qué?>>
El pecho del aludido comenzaba a doler más que nunca, empezaba a costarle respirar como si de pronto una bolsa de plástico cubriera todo su rostro, impidiéndole hacerlo. Su visión volvía a tornarse borrosa. No iba a llorar, no iba a darle ese gusto. <<No vas a ganar. >>
- Es decir… - La mente del más alto suplicaba que parara, aunque de su voz ya no podía salir ni una sola palabra, aunque quisiera hablar, un nudo se había atorado en su garganta.- Mírate y mírame… ¿Entiendes la diferencia? Tienes mal gusto, no eres talentoso y tu físico deja que desear. – El pelirosa sabía que el otro no estaba defendiéndose, no iba a ocasionar una pelea puesto que después de aquellas desgarradoras palabras, su único aliciente se había hundido por completo. – Así que terminamos, si es que pensaste que algo empezó.
¿Cómo pudo? ¿De verdad era tan divertido jugar con él? Después de aquellas palabras finales, el vocalista salió de la habitación, dejando a un completamente destruido Namjoon. Este, se quedó quieto en el sitio, paralizado, su cuerpo no le respondía. Él nunca había sido del tipo de persona a las que era fácil romperle el corazón, no era fácil hacerle llorar pero ahora estaba llorando, aunque no lo sabía, no sentía nada. Sin darse cuenta, perdió sus fuerzas y sus rodillas chocaron contra el suelo de forma violenta mientras su respiración era cada vez más rápida e incontrolada así como los latidos de su corazón. Comenzó a sudar y temblar, como nunca antes le había sucedido, se asfixiaba en su propio aire, pensó que iba a morir. Apretó con fuerzas sus propios brazos, hiriéndose a sí mismo, aunque sin ser consciente de ello. Levantó su cabeza, intentando no morir ahogado, se vio a sí mismo de frente en el espejo de la habitación, se sentía patético, se daba asco. Aunque miraba su rostro, no lo reconocía, no era él quién estaba allí. Cerró su puño derecho, con fuerza que desconocía tener, golpeó su reflejo destrozando aquel cristal, sangró pero no sintió dolor. La locura se apoderó de él, no sabía lo que hacía, su cuerpo se movía solo golpeando una y otra vez los cristales del espejo que él mismo había roto sin tener conocimiento de ello; cortes y más sangre, sin dolor. Algo le detuvo, otra fuerza que lo agarraba, pero él por algún motivo no podía parar, no quería detenerse. Aquella fuerza aumentaba hasta lograr detenerle. Miró hacia atrás, se encontró con un rostro conocido; Taehyun. De pronto, todo se volcó negro.