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Notas del capitulo:

¡Nuevo capítulo! Lleva casi una semana escrito pero la verdad, olvidé subirlo. xD Espero que les guste ~ 

Abrió los ojos lentamente, su cabeza dolía, su mente había asimilado toda la situación con un terrible sueño, se negaba a creer que lo que sucedió fuera real. Estaba en su dormitorio, el de siempre, solo. Miró a su lado, Taehyun no estaba durmiendo. Miró el reloj, ya era más de medio día. ¿Y el ensayo? Se incorporó con prisas pero solamente consiguió que su cabeza retumbara como si un fuerte sonido se hubiera incrustado en sus oídos estos comenzaron a pitar, volvió a dejarse caer en la comodidad de sus sábanas. Ahora también le dolían sus manos, las dos. Imaginó que lo sucedido no había sido un sueño y de pronto su pecho volvió a doler, respiró hondo y se armó de valor para mirar sus manos, estaban vendadas, como si tuviera heridas. ¿Por qué estaban así? Sólo recordaba que en su sueño, aquel amor fugaz con el que tanto había soñado, le dejó. Pero eso no era posible, ¿verdad? No tendría ningún sentido. Cerró los ojos. De pronto, todos los recuerdos atravesaron su mente como una poderosa flecha; aquellas palabras, aquella frialdad. Volvió a abrir los ojos para atreverse a mirar el espejo que recordó que él mismo había roto, más no lo sabía con certeza pues lo recordaba de manera terciaria, como si él nunca hubiera hecho nada. Ese espejo no estaba, pero tampoco estaban los cristales rotos, no estaba la sangre, no había nada. Un sentimiento de miedo y culpa invadió su cuerpo, comenzó a temblar como había hecho la noche anterior o eso creía recordar. ¿Qué había hecho? ¿Se estaba volviendo loco? Antes de que empezara a perder el control sobre su propio aire, el pomo de la puerta se giró, dejando paso a un preocupado joven, el cual, le había ayudado la noche anterior. Tenía que calmarse, no podía dejar que aquellos sentimientos volvieran a agruparse de aquella manera hasta el punto de hacerle perder el control. Taehyun, sin decir ninguna palabra, se sentó a su lado y se volcó sobre él en un sorpresivo abrazo. Era extrañamente cálido, incluso le ayudó en cierta manera a reconfortarse un poco más y sin darse cuenta su respiración volvía a ser normal.

 

-          Me asustaste. – Habló el joven en un tono bajo, inquieto aunque tranquilizador. Se moría de ganas por preguntarle a su líder que había sucedido exactamente, más se abstuvo debido a su estado mental, quizás sería demasiada presión repentina.

 

Aunque le hubiera gustado responder, decirle lo mucho que lo sentía por mostrar aquella agonizante actitud frente a él, no pudo hablar. Su voz seguía perdida en algún lugar desconocido, temió incluso haberla perdido para siempre. Se asustó; ¿qué haría si no era capaz de rapear nunca más? La música era lo único que conseguía hacerle sobrevivir a aquel abismo de vida que le tocaba vivir. Se estaba volviendo paranoico, obseso, demente. ¿Qué le estaba pasando? Su corazón había permanecido intacto tantos años, incluso cuando ocultaba su auténtico “yo” a todos, nunca se había sentido de aquella manera. Nunca ha sido el tipo de enfadarse y llorar, nunca había abierto su corazón así que,… ¿Por qué lo hizo con alguien tan lastimero y cruel? ¿Por qué tuvo una imagen tan afable e indulgente sobre él? Nunca se había entregado al amor, pero desde la mínima oportunidad que tuvo para hacerlo con él, lo hizo. Se sentía como la víctima y eso le causaba un auténtico y sombrío odio hacia sí mismo. Quería ahogarse en sus propias lágrimas, incluso dormir y no volverse a despertar. ¿Cómo es que alguien como él podía pensar de aquella manera? Necesitaba salir, buscar un refugio. Pero ese “refugio” no podía ser “alguien”, no iba a salir lastimado de nuevo. Nadie volvería a hacerle daño, incluso si tenía que encerrarse en él mismo. Nunca más le verían llorar. Recordaba aquellos besos, aquellas palabras de amor que se le enterraban ahora como un cuchillo al pensar en la enorme falsedad en cada uno de estos gestos.

 

-          Lo siento mucho, Tae. – Consiguió hablar, no supo cómo. Aun así, hasta él se dio cuenta de que su noto de voz había sido completamente diferente, incluso se preguntó si aquella había sido la suya.

Su oyente volvió a mirarlo, intranquilo, desasosegado, no quería imaginarse lo que tal vez estuviera pensando en aquel momento. Quizás ahora los pensamientos del joven eran que su compañero de grupo era un desequilibrado mental, ¿el problema? Le daba igual.

 

-          No tienes que disculparte, no has hecho nada malo. – Sonrió medianamente forzado, no le hacían falta más falsedades incluso si estas eran con intención de ayudarle. - ¿Quieres comer algo? – Preguntó con una resaltante amabilidad, pero no causó algún tipo de conmoción en el moreno, incluso sabía que su personalidad se había roto, nada sería lo mismo en él a partir de aquel día. En ningún momento fue capaz de mirar el rostro de aquel vocalista, el retraimiento podía con él solamente al pensar que anoche lo había visto de aquella manera tan sumamente patética.

-          No. – Respondió cortante, demostrando seriamente que no estaba para conversaciones. Aunque su intención no era herir los sentimientos ajenos, su oyente transformó su rostro en uno de aflicción, no le quedó muy claro si esta mirada se debió a su extremadamente fría respuesta o a que presentara empatía pero dicho esto, entendió el deseo de su mayor de estar solo y se fue del lugar sin decir palabra respetando aquel capricho.

 

¿Por qué siempre era él quién debía entender las “situaciones ajenas”? Siempre debía mostrarse amable, gentil… ¿Por qué nadie trataba de entenderle a él? Posó su antebrazo sobre su rostro, cubriendo su mirada mientras en su mente divagaban recuerdos, tanto buenos como malos pero se dio cuenta que mientras más medía en la balanza, más negatividad había en su vida. La historia de su vida era “buscar lo correcto”, encontrar lo “fácil” y así evitar dañar a los demás incluso si eso suponía destruirse a sí mismo y lo había conseguido, se había roto por completo. El dolor de su alma le consumía inculcándole, incluso, pensamientos suicidas. ¿Qué importaba si él faltaba? Siempre había sido una carga, por eso siempre lo abandonaban; solamente había que repasar su historia con su familia y, con su amor platónico. ¿BTS? No necesitaban a un miembro poco talentoso y de aspecto desagradable así que,… ¿Qué era lo que lo retenía? Nada. Los monstruos de su interior lo acechaban y cada vez su habitación era más oscura, más cerrada, se asfixiaba. Se levantó de la cama, manteniendo una mirada perdida, al frente, primariamente se encaminó hasta su mesa escritorio buscando un papel en blanco, algo que pudiera utilizar para explicar a sus compañeros su repentina decisión de desaparecer, seguramente, en un principio no lo entenderían, pero poco a poco, lo olvidarían, eso no era algo complicado:

“Anoche pudo haber sido una noche como otra cualquiera, por desgracia, no lo fue. No quería asumir que mi vida fuese tan patética como lo era, así que pido disculpas primero por haceros esto. No voy a culpar a nadie, puesto que el único culpable soy yo y esta ha sido mi manera de redimirme. No es fácil para mí escribiros algo como esto, puesto que, lo que siempre he escrito son canciones y no cartas de despedida, tan sólo hemos de verlo como mi última canción para vosotros. Perdónenme, sé que los decepcioné mucho, sé que no querían esto y seguramente pronto esta será otra historia de frustración por mi parte. El grupo fue mi sostén, mi única razón para mantenerme vivo pero, por circunstancias ajenas a nuestra amistad, entiendo que no soy lo suficientemente bueno para encajar en un proyecto tan mágico como BTS. Lo sucedido fue simplemente el gatillo para hacerme comprender lo que ya sabía, que no era realmente feliz, no era yo mismo. En varios momentos de mi vida pensé, que estaba bien planear toda una vida de hechos “de bien” ya que si era capaz de tomar decisiones que no dañaran a nadie siempre serían las mejores decisiones. Pero la vida está llena de imprevistos y de situaciones que no podemos controlar, por eso, yo no fui capaz de controlar mi corazón. Me encantaría haber sido un soñador de sueños reales, que las promesas fueran algo más que simples promesas y que todas las ilusiones que tenía en mi vida se volvieran perceptibles para lograr saborear la auténtica felicidad. Las personas como yo, personas confusas e hirientes nos dedicamos a vagar en caminos oscuros así que siempre soy capaz de tropezar aunque siempre haya conseguido levantarme hasta ahora. ¿Qué hacer si no puedo ser yo mismo? Me gustaría despertar una mañana completamente cambiado, sin dolor y lágrimas, pero entiendo que el esfuerzo, tristeza son algo necesario. Aun así, día a día me pregunto; ¿esto tiene sentido? ¿Por qué no simplemente desaparezco? Sé que todo este dolor desaparecerá cuando cierre mis ojos por última vez. Hoy desperté con una mentalidad diferente, una mentalidad egoísta; he decidido parar. No quiero nunca más ver pasar segundos vacíos de una vida vacía. Primero os escribo directamente a vosotros por haberme hecho un poco más feliz, gracias por haber hecho de mi vida un poco más importante, gracias por las risas, las lágrimas, los buenos y malos momentos. Por último, te escribo a ti, los dos sabemos quién eres así que los nombres son innecesarios. Quiero que sepas que fuiste y serás para siempre la única persona de mi vida, la persona a la que más he amado. Siempre soñé, hasta el último instante con tus abrazos, tus besos y todo aquel falso amor que prometiste que sería mío. Nunca entenderás cuánto te amé ni el dolor que sentí después de aquella conversación, como anhelaba que  fueras para mí y de nadie más. Espero que sean capaz de perdonar a esta horrible persona que era. Siempre estaré con vosotros.

                              -Kim Namjoon.”

 

 Cuando por fin consiguió expresar debidamente sus sentimientos en aquel papel, se dirigió al cuarto de baño, consciente aunque abstraído. No tropezó con ninguno de sus amigos por el camino y, por suerte, tampoco con “él”. Cerró la puerta del cuarto de baño tras de sí, pasando el fechillo, impidiendo la posible desprovista entrada de cualquier persona. Abrió la llave del agua de la bañera, dejando llenar esta con agua seguramente fría pero no le iba a hacer falta más temperatura que esa. Buscó entre los cajones de los armarios cercanos algún objeto afilado, cualquiera estaba bien, no tardó mucho en hallar una cuchilla sin usar, completamente nueva y, por tanto, más aguzada.

Introdujo un primer pie dentro de la fría bañera, seguidamente el otro y más temprano que tarde se encontraba sentado, con su cuerpo sumergido hasta su cintura en agua frígida. Observó la parte trasera de su muñeca izquierda y posicionó la punzante cuchilla sobre esta, cerró sus ojos. Ahora, se encontraba a punto de morir, por voluntad propia debido a aguantar aquellos nudos en su garganta, aquel peso en su corazón. No iba a llorar, las lágrimas solo eran para días difíciles, aquel no era un día o momento complicado, se sentía bien el hecho de pensar que justo ahí dejaría de sufrir para siempre. Egoísta, sí. Se sintió fuerte.

 

Notas finales:

Voyallorarfuerte ;__; ¿Por qué soy así y hago sufrir a Monnie de esta manera? D: Tachenme de mala persona.

 

¡Nos leemos! 


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