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Notas del capitulo:

Bueno... Este capítulo lleva escrito bastante tiempo, lo escribí el mismo día que el anterior pero decidí que era mejor publicarlo con un margen de tiempo.

Ha sido una semana dificil, creo que por ese motivo voy a tardar un poco más con el capítulo cuatro. Mi Isla ha pasado por un incendio bastante horrible, han muerto muchos animales, hemos perdido mucha vegetación, ha muerto una señora, se han perdido casas... El mundo está complicado, teniendo en cuenta la gran tragedia que aconteció en México. 

 

Este mensaje es en especial para las personas de allí: Sois valientes, sois fuertes. México no va a caer. Espero de corazón, que esta pesadilla acabe pronto. Y mi más sentido pésame a todas esas personas que perdieron familiares y/o amigos. Fuerza México. 

Aún no entendía muy bien cómo, pero ahí estaban los dos, en un ambiente de fiesta tratando de disfrutar de una noche inolvidable. Al menos aquella era la intención de Namjoon, disfrutar todo lo que pudiera de aquel sueño.

Era un lugar grande, de dos pisos, la decoración era de colores negros y violetas. En la zona baja, dónde actualmente se encontraban, había una gran pista de baile acompañada por música de toda clase, tanto de su propio país como del extranjero. Una barra lo bastante larga decorada con taburetes a los pies. Mesa disponible para varias personas y lo asientos, sofás. Ellos habían optado por ocupar uno de aquellos cómodos asientos, al menos por el momento, esperando poder tomar algo con tranquilidad antes de comenzar a mover ambos cuerpos al ritmo de la música que tan esmeradamente añadía el DJ al ambiente.

Estaban sentados, uno al lado del otro, eligiendo que preferían tomar y hablando de temas casuales. Por su parte, el más alto sin poder evitarlo, perdía su mirada en aquel abdomen, aunque estuviera cubierto por aquella camisa blanca, ceñía sus perfecciones. Jimin, muchas veces lo miraba de reojo y sonreía, tal vez pendiente de aquellas atenciones más su ajeno no parecía darse cuenta.

 

- ¿Qué tomarás? – Habló finalmente el pelirrosa, volviendo a apartar la mirada del líder, volviendo a repasar la carta de bebidas. - Yo quiero uno de estos. – Señaló en aquel papel una especie de coctel de color azul oscuro, decorado con una rodaja de limón.

- ¿Seguro? Es bastante fuerte. – Respondió el otro, observando con una de sus cejas ligeramente arqueadas al más pequeño. Sabía el aguante al alcohol que tenía el más joven, sin duda, era aún mayor que su propio aguante, pero nunca estaba de más burlarse un poco de él.

- ¿Me lo dices tú? Seguro que una de estas te tumba. – Le devolvió aquella broma en forma de reto, esperando que esto lo animara a pedir otra bebida igual a la suya, para él, era divertido ver al moreno ebrio.

- Quiero una de estas también. – Contestó al reto tal y como lo hubiera esperado su interlocutor. El mayor sabía perfectamente que era un juego, pero extrañamente le apetecía jugar y estaba seguro que con dos bebidas como aquellas, no recordaría nada de lo que hiciera y si hacía algo de lo que pudiera arrepentirse, siempre podría echarle la culpa al alcohol, aquella era la ventaja de salir a tomar.

 

Sin debatirlo dos veces, hicieron su pedido a la camarera que se paseaba de una mesa a otra con bandejas de bebidas, la mayoría de ellas con alcohol y algún que otro aperitivo. No era la primera vez que Namjoon asistía a aquel lugar a pasar la noche, era bastante cómodo, sobre todo ya que la parte de la pista de baile y la de servicio de bebidas estaban separadas por un cristal, por tanto, era mucho más fácil hablar con su acompañante sin que tuvieras que repetir mil veces lo que decía o evitaban el tener que gritar.

 

- ¿Sabes? – La espalda del más bajo se apoyó en el respaldo del sofá mientras miraba a su compañero con cierta curiosidad algo que hizo que el aludido lo viera con una expresión de cierta sorpresa. – No sueles hablar mucho de ti, incluso cuando todos hablamos tú evades muchas preguntas o temas, especialmente si estos son amorosos. – Al escuchar aquel detalle que no había pasado inadvertido por su platónico, como muchos otros fragmentos de su comportamiento que tampoco lo pasaban, no pudo evitar dejar escapar una pequeña risa nerviosa y seguidamente apartar su mirada de él.- ¿Ves? – Continuó. - ¿Te sucede algo? – Volvió a acercarse, mirándolo con cierta preocupación, algo que volvió a atraer la mirada del chico de cabello violeta.

Le gustaba que se preocupara por él, para qué negarlo, pero esa pregunta no era algo que pudiera explicar tan fácilmente. No estaba seguro de qué responder, no quería mentirle, pero la verdad era demasiado arriesgada. Sin darse cuenta, su vocalista, le había metido entre la espada y la pared.

 

- No es algo de lo que me guste hablar. – Se sinceró como pudo, tratando de evadir la continuación del tema. – No es momento para hablar de cosas tristes, ¿verdad? – Añadió restando importancia, sonriendo con apacibilidad.

- ¿Te hace triste? – Aquellos ojos nunca lo habían mirado de aquella manera, lo hizo sentir tan nervioso que pensó que su mente podía estallar en cualquier momento. ¿Tan empático era Jimin? Si era así, era una parte de él que estaba conociendo ahora.

- Verás… - El cuestionado tragó saliva antes de hablar, notaba como si algo se atorara en su garganta, impidiéndole articular palabra. Su pecho comenzaba a doler. – Es que yo…

Antes de que pudiera terminar la frase, aquella impuntual camarera trajo la comanda que habían solicitado unos minutos antes de aquella conversación. ¿Iba a declararse? ¿Se había vuelto loco? No era algo que pudiera decir tan fácilmente, sin embargo, se sintió tan atraído, como si su cercano fuera un imán, se sintió, después de mucho tiempo, valiente.

Namjoon tomó un trago de aquel líquido azul, el cual recorrió su garganta como si fuera fuego amargo con resto dulce al final, tenía un toque de sabor a regaliz negro con algo de vainilla. Era de las mejores bebidas que había tomado, así que continuó bebiendo de aquella hasta tomarla por la mitad. Quizás, estando ebrio, todo sería más sencillo. Su compañero no quiso ser menos y como si fuera una batalla, bebió casi todo aquel vaso de golpe, de una sola vez. Incluso siendo él, sus mejillas se había colorado, detalle el cual, lo hacía ver aún más lindo.

El tema de conversación cambió, para su suerte, se habían vuelto conversaciones menos intimas incluso más divertidas, era mejor si él no sabía nada, si nadie sabía nada. Si se hubiera declarado cabía la probabilidad de que el más joven se asustara y decidiera incluso terminar su amistad con él, algo que por supuesto, perjudicaría no solo a él si no al grupo y al resto de integrantes. El silencio era su mejor opción. Las palabras seguían surgiendo así como las bebidas comenzaban a llegar a la mesa que compartía con aquel chico, nunca había bebido tanto como aquel día, incluso su visión comenzaba a ser borrosa. Sin previo aviso, su “cita” se levantó del sofá donde estaba y tomó su mano con la propia bajo la mirada expectante del más alto.

 

- Vamos a bailar. – Dijo con seguridad propia, como si Namjoon fuera incapaz de rechazarle, algo que era cierto del todo ya que nada más mencionarlo este se levantó del lugar y acompañó al más joven hasta la pista de baile donde ahora sí, la música era ensordecedora.

Ambos comenzaron a bailar, con un baile improvisado aunque rítmico, como si sus cuerpos supieran a la perfección lo que debían hacer. Eso era algo normal en el más joven, era un auténtico genio del baile pero viniendo del otro, era algo más raro.

 

- Bailas mejor borracho, estoy sorprendido. – Le dijo Jimin, casi  gritando para intentar hacerse oír, con una sonrisa burlona aunque pícara en su rostro. El aludido no dio respuesta y simplemente sacó su lengua devolviendo aquella broma de algún modo continuando con su baile, tratando de no caer al suelo debido a la cantidad de alcohol que debía llevar en sangre en aquel momento.

 

En un principio, el moreno pensó que se debía a la aglomeración de gente que su ahora pareja de baile estuviera cada vez más apegado a su cuerpo, ese pensamiento duró hasta que este último rodeó con sus brazos su cuello y comenzó a mirarle muy de cerca, si su vista no le engañaba, miraba sus labios. ¿Cómo habían terminado de aquella manera? Su sueño nunca había durado tanto, ¿y si de verdad no era un sueño? ¿Qué debía hacer? Ante aquellos interrogantes que su mente progresaba, sin darse cuenta, la pierna del chico se coló lentamente entre las propias, rozando con su muslo su intimidad, de una forma sensual y apetecible, como si estuviera buscándole. Antes de darse cuenta, ambos cuerpos estaban completamente pegados el uno con el otro y ante las insinuaciones ajenas, el más alto tomó valor y rodeo por la cintura al otro chico con sus brazos, este sonrió ladino ante ese gesto. Debido a las atenciones que el vocalista le prestaba con su pierna, su cuerpo comenzaba a reaccionar más rápido de lo esperado, quizás se debía al tiempo que llevaba sin ningún tipo de atención sexual por otra persona o tal vez se debiera a que era ese hombre quién le sometía aquel tipo de interés. Los ojos de Namjoon imitaban a los de su compañero, observando los carnosos labios de este, con un antojo inaguantable de devorarlos. Llegados a este punto, no había nada que le impidiera hacerlo, pero su cuerpo no reaccionaba ante la orden de hacer realidad aquel deseo, aún tan ebrio como se encontraba, las dudas y miedos asaltaban su mente incapacitándolo a continuar. Él no había comenzado aquella situación, por supuesto, no había obligado a su compañero a nada, pero, ¿y si al día siguiente todo cambiaba? ¿Y si esto generaba desagrado a Jimin cuando lo recordara? ¿Sería capaz de volver a mirarlo? Tras aquellas cuestiones que su mente le obligaba a tener, trató de separarse poco a poco de aquella calidez corporal que ansiaba seguir notando más fue el otro quién, de manera insistente, volvió a apegarse al moreno, en esta ocasión, atrapó a su presa tomándolo de la corbata y le forzó a inclinarse hacia adelante con un movimiento rápido atrapando los labios de su líder con los propios mientras su diestra obligaba al mismo, sostenido por su nuca, a corresponder aquel beso. El apremiado abrió mucho sus ojos debido a aquel factor sorpresa pero, poco a poco, su cordura fue perdiéndose a lo largo de aquel beso, dejó de intentar forzar una separación y comenzó a dejarse llevar. El primer roce de sus labios fue largo, intenso aunque estático, sin embargo, aquel contacto se tornó en la lascivia cuando los húmedos músculos de sus bocas iniciaron movimientos libidinosos, como si se tratara de una batalla. El inquebrantable  sentido de la razón del más alto ya no existía, su cuerpo controló a su mente y las dudas desaparecieron como humo entre el viento. Los labios del pelirrosa recorrieron un pequeño camino entre los ya poseídos labios ajenos hasta el oído de este.

- ¿Y si pasamos la noche fuera? – Cómo resistirse a tal sugerencia. 

Notas finales:

¡Espero que les haya gustado! Estoy poniendo todas mis ganas en esta historia. Muchas gracias por leer ^w^ 


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