···Beta···
—Aún no estoy de acuerdo con tus ideas— reprochaba insatisfecho.
—Vuelve a tu tarea— fue la tranquila respuesta que le dio mientras movía un par de cosas y preparaba otras más.
Desde luego no tardó en escuchar un bufido inconforme, lo cual le hizo dejar en segundo plano el ordenar aquel sitio para así darle su atención a su rebelde pareja adolescente.
—¡Tienes que dejar de convertir personas! ¡Jackson, Isaac, Erica y Boyd!— recriminó intentando ocultar su molestia.
¿Cómo no estar molesto? Su novio hizo todo eso a espaldas suyas sólo porque él no aceptó la idea. Comenzaba a creer que para Derek no era importante su opinión ni sus sentimientos. Estos últimos se vieron lastimados cuando el alfa desapareció por todo un día de su vista, volviendo con la noticia de que Erica era ahora parte de la manada. Temía lo peor sobre ese día de desaparición con la rubia.
Sin darse cuenta había dejado abandonados sus cuadernos y libros en la vieja mesa de madera en la cual había estado sentado desde que llegó a ese sitio, para encarar a su novio con más que notable enojo, sí, ese que había intentado ocultar fallidamente.
—Hay un motivo para eso —pensó en zanjar ahí el tema; la expresión de molestia de Scott le hizo replantearse esa idea— Necesito tener más betas. Se… se acerca algo— sin más alternativa decidió contarle la verdad.
Los próximos minutos se la pasó explicándole a Scott el peligro en que se hallaban, siendo este el motivo de que buscara más poder reclutando nuevos betas.
—¿Cómo pudiste ocultarme algo así? —Murmuró con una mezcla de ofensa y dolor en su voz— ¿No confías en mí? ¿Es eso?— no conseguía entender cómo su pareja le ocultaba todo, por ende llegaba a la conclusión de que sencillamente no confiaba en él, eso sumado a que no le importaba ni su opinión ni sus sentimientos.
—Scott… —lo tomó con suavidad pero firmeza por los hombros— Tú eres la única persona que tiene toda mi confianza— declaró, pasando sus manos al rostro de su pareja, acunándolo entre ellas antes de darle un corto beso en los labios.
En ese momento Derek no se tomó la molestia de ocultar sus emociones, con Scott nunca era necesario eso, mucho menos en la situación en la que estaba. Le había hecho daño ocultándole tantas cosas, pero incluso para eso había una razón.
—No te lo dije para protegerte. Tienes tus estudios, el lacrosse, tu trabajo en la veterinaria —enlistó mirando con un ligero temor palpable al muchacho. Temía echar su relación a perder— No quería añadirte más cargas— advirtió que sus palabras dejaron dubitativo al joven.
Scott agradecía no ser impulsivo o de ser el caso ya habría salido huyendo enojado de ahí sin escuchar a su novio, entonces se habría perdido de aquella mirada que le daba y de la explicación que le recordó brevemente al momento que vivió en la escuela cuando Peter los persiguió e intentó obligarlo a asesinar a todos. Él había cerrado la puerta con llave para protegerlos a todos, en especial a Allison, aunque ella no lo había comprendido.
Respiró profundamente, relajándose de poco en poco. Las palabras de Derek eran sinceras, estaba seguro de ello, aun así…
—No es la forma correcta de protegerme —aclaró con apacibilidad— Quiero siempre la verdad, Derek; no importa lo difícil, extraña o complicada que sea. Quiero que siempre seas honesto conmigo— pidió seria aunque amablemente, notando que su respuesta calmaba la preocupación y el temor en esas preciosas pupilas verdes.
—De acuerdo— debido a todo lo ocurrido aceptó sin más protestas. No estaba dispuesto a hacer o decir algo que pusiera en peligro su relación, aquello que tanto había deseado.
Sus manos bajaron a las caderas de McCall, apretándolas y atrayéndolas para acercarlo a él. Quedó en camino de besarlo, siendo interrumpido sólo por el mismo adolescente.
—Espera. ¿Puedo…? ¿Puedo hacerte una pregunta? —dudó, continuando al ver una tenue expresión de diversión en el rostro del alfa. Seguro iba a decirle algo como ‘¿no lo estás haciendo ya?’— Cuando convertiste a Erica… ¿Qué… qué hiciste con ella todo ese día?— interrogó con notable desconfianza.
A Hale no le sorprendió la interrogante, no, le sorprendió que Scott no hubiera dicho nada ese día que mencionaba. En cierta forma supuso que no era normal que no objetara nada, sólo el hecho de haber convertido a la chica y no más.
—No pasé todo el día con ella. Después de transformarla fue a su casa y yo a investigar sobre los Argent. Mientras me dirigía hacia aquí la encontré en el camino y no quiso separarse de mí hasta no conocer el lugar en el que entrenaríamos y en el que estaría amarrada cuando fuera luna llena— en su explicación se estaba omitiendo un detalle importante, no porque pensara en ocultárselo al beta, sino porque pensaba en cómo decirle.
—¿Y qué más?— insistió. Comenzaba a percibir cuando su novio le mentía o le ocultaba cosas.
Después de un suspiro el alfa se decidió a hablar.
—Ella me besó —confesó sin demorar más— No le correspondí— tampoco demoró en hacer la aclaración.
La expresión de Scott dejó ver el desconcierto que sintió. No se había equivocado en que algo extraño había sucedido en torno a la conversión de Erica. Una vez asimiló la noticia apretó los puños.
—¿Qué hiciste tú?— sentía que estaba sometiendo a su novio a un interrogatorio, pero simplemente era algo que no podía evitar.
Desde luego que Derek también se sintió bajo interrogatorio, no obstante no se molestó ni objetó nada al respecto, dedicándose únicamente a responder.
—La rechacé —faltó decir que de forma poco amable pues empujó a la chica lanzándola al piso, y es que ella se lo había buscado al lanzarse encima de él y abrazarle por la cintura con las piernas. Mejor omitirse los detalles, no quería enojar más a su beta— Además le conté sobre tú y yo, sobre nosotros—
“Eso explica mucho” fue el pensamiento de Scott. Ahora entendía ciertas miradas raras que su rubia compañera le daba desde aquel día en que fue transformada.
Tuvo que repetirse a sí mismo que lo sucedido no había sido culpa de Derek, tampoco de Erica puesto que ni ella ni nadie sabía sobre su relación con Hale. Aunque le hubiera gustado no tener que ocultarlo, era necesario por varios motivos, entre ellos estaban la diferencia de edades que hacía ilegal su relación sumado a la reacción que su madre podría tener. Melissa era comprensiva, pero decirle de la noche a la mañana que dejó a su novia para tener novio y que encima este era mayor que él, era buscarse una situación muy incómoda y demasiados problemas que por el momento prefería evitar.
Luego de respirar profundamente un par de veces consiguió recuperar la calma que había perdido. Le gustaría poder hablar de su situación con alguien. Lástima que ni siquiera a Stiles le había dicho lo que ocurría, aunque su amigo ya sospechaba.
—Está bien. No necesitábamos una manada, tú y yo podríamos habernos encargado de lo que viniera, pero ya está hecho —dio por terminado aquel tema— Entrenaré contigo y tus betas como me lo has pedido. Y respecto a Erica… mientras no intenté volver a besarte no tendré nada contra ella— finalizó dando un largo, largo suspiro.
—¿Mis betas? Tú también eres uno de ellos, pero más importante— declaró con una sonrisa de orgullo. Sí, estaba orgulloso del modo en que Scott había manejado toda la tensa situación que los rodeaba.
Tal vez no lo diría, pero él también quería ser el orgullo de su joven beta, por eso se prometió el no volver a actuar a sus espaldas.
—Eres mi segundo al mando por muchas razones, la principal… —hizo una pausa y tomó los labios de su pareja en un beso de duración media, diciéndole así lo que sentía por él— Nunca lo olvides— pidió sobre los labios contrarios, mirando directo a los ojos al adolescente.
Ojos chocolate contra ojos esmeralda. De forma silenciosa la joven pareja se dijo todo lo necesario. Scott agradeció con una mirada amorosa y conmovida que le nombrara su segundo al mando por el amor que le tenía, mientras que Derek le agradeció con cariño por su comprensión ante sus egoístas actos.
Con un agradable silencio de por medio los lobos se besaron fogosamente.
El joven beta pasó sus brazos por el cuello de su novio al mismo tiempo en el que saltaba sobre él, enredando sus piernas en su cintura, sintiendo como las fuertes y grandes manos del alfa sujetaban sus caderas.
En pocos minutos Scott yacía acorralado contra una columna de aquella estación abandonada, con Derek mordiéndole los labios y con sus manos recorriendo desde sus costados hasta sus muslos.
—Wow, llegamos en mal momento— una femenina y divertida voz frenó sus movimientos.
—¿Sabes? Si tenías pensado retozar con tu novio mejor no nos hubieras pedido que viniéramos a entrenar hoy— la voz de Isaac también sonaba cargada de diversión.
El tercer nuevo beta simplemente guardó silencio. A diferencia de sus otros dos compañeros él sí sentía cierta incomodidad y pena por haber interrumpido un momento… ‘intimo’ entre su alfa y el otro beta.
Scott solo atinó a esconder su rostro completamente enrojecido en el pecho de Derek conforme bajaba sus piernas de su cintura. Con tan bochornoso momento casi deseaba que se lo tragara la tierra.
A su vez, Derek comenzaba a arrepentirse de no haber escuchado a su joven pareja en lo que a crear nuevos betas respecta, pero tal y como McCall había dicho: Ya estaba hecho. Ahora sólo le quedaba enseñar a sus betas a no interrumpirle cuando estuviera con Scott, y para eso tenía la buena excusa del entrenamiento.