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El vibrar de Aquellas Cuerdas por Aome1565

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Notas del capitulo: Pido mil y un disculpas por haberme retrasado tanto en la actualización, pero tuve ciertos problemas... pero aquí está el segundo capi... y el lemon... espero les guste, aunque no me quedó tan apasionado como en otros fics...

 

 

El vibrar de aquellas Cuerdas 

 

 

*Capítulo 2: Tus cuerdas... y las mías...

 

 

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Estábamos en la sala, frente a la mesa, tapizada de libros de historia y apuntes sobre el famoso Antonio Vivaldi.

 

De repente Uryuu se puso de pie y se alejó por un pasillo, regresó al rato con el violín entre sus manos.

 

-Luego de mencionar su obra más famosa, es decir, las cuatro estaciones, yo interpreto el primer movimiento de la sonata “primavera”... y continuamos con la exposición -dijo mientras revisaba las cuerdas del instrumento.

 

-Y después de ello entra Bach a escena, es decir, una interpretación tuya como Vivaldi en el violín, y yo transformo la sonata en el piano -fue lo que le contesté sin dejar de escribir en una hoja completamente borroneada y llena de manchones.

 

-¿Pero tú crees que entre Bach y Vivaldi pudo haber algún amor prohibido? -me preguntó dejando el violín sobre el viejo piano de cola que en la sala había, luego se sentó junto a mí.

 

-¿Cómo eres capaz de preguntar algo así?, es obvio que no pudo ser posible -le dije sin quitar la vista de lo que acababa de escribir.

 

-Sólo preguntaba... ya que soy “la reencarnación” de Antonio Vivaldi... y Bach a mí me atrae mucho... -empezó a decir. Me quitó la lapicera de la mano, entrelazó sus dedos con los míos, me tomó de la nuca con la mano libre y me besó.

 

Al principio fue un beso como el que me dio en la sala de música, exquisito, pero luego fue aumentando la profundidad, haciéndolo cada vez más desenfrenado. Uryuu me tomó de la cintura con ambas manos, haciendo que nuestros cuerpos aumentaran el contacto, yo rodeé su cuello con mis brazos. Nos separamos un poco por falta de aire, y aunque tuviéramos los labios colorados por la fricción del beso, volvimos a hacerlo, cada vez más locamente. Él, con una de sus manos desabotonó mi camisa y empezó a acariciarme el pecho completamente; yo no pude evitar enterrar mis dedos entre sus cabellos y soltar un suspiro cuando empezó a besarme el cuello.

 

Nuevamente nos besamos con frenesí, mientras las caricias aumentaban, y caímos al piso alfombrado de la sala. Uryuu quedó sobre mí.

 

-Vamos, dilo... quiero oírte... vamos... -empezó a decirme mientras besaba mi torso ya desnudo, luego introdujo una de sus manos en mis pantalones y acariciaba mi erguido miembro.

 

-No... Uryuu, bas-ah-ta... deten...ah...detente-mh -empecé a suplicarle, pero algo en mí deseaba dejar mi cuerpo a su merced. -Ah, Uryuu... -le dije y le quité la camisa, los pantalones y le besé el cuello.

 

-Sé que te mueres por decírmelo... vamos, Shinji, dime... -volvió a decir y me quitó los pantalones.

 

-No voy ah-a suplicarte que mh-me hagas tu-tuyo... -dejó de juguetear con mi miembro y fijó sus ojos en los míos. Yo recuperé el aliento. -Tú... eres virgen, querido Vivaldi... -le dije respirando agitado aún.

 

-Cómo... lo notaste... -dijo ocultando su rostro ya sonrojado.

 

-Es algo obvio, tu inexperiencia se nota... -le dije sonriéndole pícaramente.

 

Inmediatamente se puso de pie y desapareció nuevamente por el corredor. Aproveché su ausencia para vestirme; cuando él regresó yo ya estaba sentado a la mesa, sumido en la lección para la clase de música.

 

-¡Terminé! -exclamé y lo miré. Él estaba de pie al final del pasillo, recostado por la pared, con una camisa blanca semiabierta y unos pantalones negros ajustados. -¿sólo te quedarás allí, observándome?

 

-Por si no lo notaste, me gusta observarte... me gusta sentirte cerca... me gusta besarte... me gusta verte sudar al notar sobre tu piel mi mirada... me gustas, Shinji... -me dijo viéndome fijo a los ojos, completamente sonrojado, caminando hacia mí-... ¿y tú qué dices?

 

Me sonrojé completamente. Uryuu estaba tan cerca de mi rostro. Quería decirle que... que...

 

-... a mí también... me gustas Uryuu... me encanta que me observes de arriba hacia abajo... me gusta sudar en tu presencia... y como si me disgustara que me beses -terminé de decirle y lo besé.

 

Sin cortar el beso nos desvestimos mutuamente, nos acariciamos completamente hasta quedar desnudos...

 

-Ahora sí... Uryuu, quiero sentirte... ah... dentro... mío... quiero... ser... tuyo... -le dije finalmente y volví a besarlo.

 

Empezó lento. Se alejó de mi boca y relamió mi cuello, descendió hacia mi pecho, jugueteando con cada una de mis tetillas, succionándolas mientras yo gemía del placer. Se corrió hacia mi ombligo, introduciendo en él su lengua. Luego sentí su tibia respiración sobre mi parte baja, resbalando lentamente, hasta sentirla sobre mi miembro, excitándome cada vez más. Empezó a lamer primero la parte superior, haciéndome retorcer de placer, suplicando por más; lo introdujo en su boca poco a poco, haciendo que sufriese de excitación. Sólo duró allí abajo un par de segundos más, al instante me separó las piernas e introdujo tres de sus dedos en mi boca, yo los ensalivé completamente. Pude sentir, al principio, sus dedos en mi recto; reservé los gritos para lo que seguía. Y por fin lo sentí dentro mío, penetrándome totalmente; grité con todas mis fuerzas y me aferré a su nuca, atrayéndolo hacia mi boca para besarlo; cuando me relajé arqueé la espalda y eché hacia atrás mi cabeza. Uryuu pareció notar mi inquietud y empezó a entrar y salir de mi cuerpo.

 

-Ah, Uryuu, dame... ah, más... ah-ah-ah-Uryuu.

 

-Quieres más... pues-ah... ten... mh-más -me decía y empezaba a masturbarme deliciosamente.

 

-Ah-sí... más... ¡Uryuu!-ah-mh... más... -le suplicaba gustosamente mientras sentía aumentar la velocidad con que él me embestía.

 

-Ah, Shinji, eres-ah... tan-mh... estre-eh-cho... mh-me en-en-encan-ah-tas -sus cuerdas vocales vibraban entrecortadamente para mí mientras me besaba.

 

Con una mano me masturbaba deliciosamente, y con la otra me acariciaba e pecho, pellizcaba mis tetillas, y yo gritaba placenteramente.

 

Yo introduje dos dedos en su recto y lo oí gemir febrilmente.

 

Debía de aceptarlo, él había logrado embelesarme completamente. Me atraía todo de él. Desde aquel momento, en que noté que lo mío era más que una afición por esa ígnea mirada, deseaba estar así con él, quemar mi piel con más que sus ojos, arder al sentir sus manos recorrerme y sus labios unidos con los míos en vehementes besos. Podía admitirlo, lo amaba...

 

Sentía el golpear de nuestras caderas en frenéticas embestidas. Nuestras pieles se cubrían de sudor y nuestros cuerpos vibraban acaloradamente con cada caricia, cada beso...

 

Sólo un par de minutos más sobre el piso alfombrado de la sala bastaron para que el orgasmo llegara en ambos a la vez.

 

-Sabes... ya es... algo tarde... y estamos agotados... como para... echarnos en la cama y... dormir... pero... sólo tengo una... -me decía el rubio con la respiración agitada. Yo sentía su pecho subir y bajar sobre el mío.

 

-Tendremos que... dormir en una... sola... cama -le respondí acariciando su cabello.

 

///

 

Sentí el sol de la mañana sobre mi rostro, luego una dulce y lenta vibración cerca... Abrí los ojos. Uryuu había corrido las cortinas, y de pie frente a la ventana hacía oscilar las dulces cuerdas de su violín en una suave melodía. Cuando traté de hablar noté que apenas podía decir algo entendible, todos los gritos y gemidos de la noche anterior habían dañado mis cuerdas vocales.

 

-Si te apresuras podrás... desayunar... y llegaremos a tiempo... -me dijo el rubio con la voz entrecortada también.

 

///

 

Para suerte de los dos, llegamos más temprano que los demás y nos instalamos en la sala de música, yo al piano y él en el marco de la ventana con su violín; ambos interpretábamos la misma sonata.

 

Continuamos con nuestra música hasta que sonó la campana que indicaba el comienzo del día.

 

///

 

Inmediatamente después de que Uryuu y yo llegamos al aula entró el profesor, seguido de un alumno nuevo. Al principio, mientras él observaba el resto del salón, yo no podía dejar de verlo fijo, me pareció haberlo conocido desde antes; desvié la mirada al notar sus ojos posarse en mí.

 

-Clase, les presento a su nuevo compañero, Eiji Iku. Espero puedan ayudarlo a integrarse antes de las evaluaciones -dijo el profesor dirigiéndose a la clase en general, luego se giró hacia él. -Ubícate detrás de Akira, por favor.

 

Después de eso empezó la clase, y durante la misma Eiji no dejó de levantar la mano y responder a las preguntas del profesor.

 

///

 

En el receso me dirigí hacia la sala de música, esperando encontrar allí a Uryuu, pero no fue así. En la sala y sentado al piano encontré a alguien, alguien de cabellos extrañamente colorados, y simpáticos ojos azules interpretando (mi corazón se aceleró):... la Sonata nº 2... en do sostenido menor... para piano..., opus 27... de Beethoven... ahora la recordaba, fue la primera sonata que interpreté completamente en el piano... y pude hacerlo gracias a...

 

*flash back*

 

-Vamos, mi ojidorado bonito, tú puedes hacerlo... yo sé que sí -me dijo su tierna y suave voz al oído mientras acariciaba mi cabello castaño cariñosamente.

 

Me sentó sobre sus piernas y colocó sus manos sobre las mías, moviendo sus dedos junto con los míos, logrando que las cuerdas del piano vibrasen interpretando aquella dulce sonata, hasta que terminó.

 

Lo miré fijo, me sonrió dulcemente entrecerrando sus azules y profundos ojos, se me acercó quedamente y me besó...

 

*fin del flash back*

 

-Eiji... -dije apenas haciendo vibrar mis cuerdas vocales.

 

-Hola, mi ojidorado bonito -me dijo sonriendo simpáticamente-... ¿la recuerdas, verdad?... “claro de luna”... te gustaba tanto...

 

...Continuará...

 


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