Situado en el patio de su casa, Dean escucha de lejos el tren de las tres y cuarto. Sin embargo, un ruido más cercano llama su completa atención.
—Oye... ten cuidado, Cas.
Dean sostiene la escalera por temor a que Castiel se caiga.
El hombre esta recolectando las manzanas del árbol de manzano que había cultivado el año anterior. Después de unos minutos, Cas baja con un canasto repleto del fruto rojo. Su rostro muestra una sonrisa de satisfaccion y le ofrece una manzana de buen tamaño.
—¿Qué te parece, Dean?
Dean da una mordida y asiente con aprobación.
—Bueno, Cas... creo que deberíamos empezar hacer el postre para esta noche.