—Oh, ¡No lo harás, Cas!—Dean retrocedió un paso, alejándose de su novio.
—¿Hacer qué, Dean?
—Acercarte con tus manos frías.
Castiel sonrió como El gato de Cheshire mientras seguía con su cometido.
—Sólo quiero abrazarte.
—Cas...—suplicó.
—Dean...
—No... no te atrevas hacerlo, Ca- ¡Aaaaaaaaah!
—Atrapado.