Sam salió a investigar como siempre, dejando a Dean y a Cas en la habitación del motel. A su regreso estaba a punto de entrar cuando escuchó sonidos extraños en el interior.
"Vamos, Cas..."
"Dean... es muy grande, no va a entrar".
"Claro que sí, Cas. Confía en mí. Ahora, abre tu boca".
"Pero Dean... esta chorreando mucho..."
"¡Oh! Así es más sabroso".
¡DIOS! ¿Acaso su hermano y Cas...? Sam se sonrojó al oír los gemidos de Dean. Él sabía de la mutua atracción de su hermano y el ex-ángel, pero esto era demasiado.
"Vaya, aprendes rápido, Cas. Sabes... Sam lo hace todo el tiempo".
Al escuchar tal afirmación, Sam entró indignado.
—¿Qué te pasa, Dean? ¿Cómo te atreves a...?
Pero sus ojos se posaron en los dos hombres almorzando.
—Sam—saludó Cas.
—¿Algún problema, Sammy? No te preocupes, te compré el vegetariano—dijo Dean señalando la bolsa de la famosa tienda de sandwiches.
—E-Entonces era eso... y no ESO... —murmuró aliviado.
Cas inclinó la cabeza confuso mientras que Dean lo miraba desconcertado.
—¿Estás bien, amigo?
Sam asintió y aclaró su garganta.
—Yo... um, sí. Es sólo que... fue una larga mañana.
Eso es todo. Sólo una falsa alarma...
Por ahora.