PRIMER SEMANA DE DANTE
Dante se consideraba una persona llena de defectos pero entre ellos no estaba el de ser estúpido, durante los tres años de relación con Bernardo siempre supo que era altamente probable que algún día se hartara de todo y decidiera huir, por eso durante todo ese tiempo abrió una cuenta bancaria secreta en la cual fue desviando fondos de Bernardo paulatinamente. En cuanto fue al banco para retirar el dinero que había guardado el banco le otorgó cuarenta mil pesos en efectivo (2105 USD), eso le bastó para hospedarse cuatro días en un hotel, durante ese tiempo buscó arduamente un trabajo y un departamento.
El trabajo llegó primero, dos días después lo consiguió en una entrevista, no era nada grandioso para Dante pues era en un Mcdonald’s que había encontrado al límite del norte de la ciudad, pero para él eso ya representaba seguridad económica en algún sentido. Dos días después encontró a una pareja que tenía un cuarto de sobra en su departamento y lo rentaban por mil pesos mensuales (52 USD), Dante lo visitó y le pareció un muy buen precio para un espacio grande y bastante cómodo, sin contar que le permitirían usar el wi fi sin costo adicional pues la pareja no pasaba mucho tiempo en casa, sin dudarlo dio los primeros dos meses por adelantado y se instaló.
Dante sabía que le esperaba una vida dura, llena de sacrificios y trabajo excesivo en su camino a terminar el bachillerato, comenzar la universidad y perseguir sus sueños pero estaba dispuesto a vivirla porque por primera vez después de tres años recordaba lo que era ser libre, era sufrir pero tener la satisfacción de saber que tú lo decidiste y nadie más lo hizo por ti.
LA PRIMER SEMANA DE ARIEL
Isabel tenía que volver a casa, ya había pasado dos días enteros con su hermano apoyándolo en todo lo que pudo.
Le sorprendió conocer aspectos nuevos de su hermano durante su visita, uno bastante peculiar fue descubrir que un vecino bastante senil lo veía cada jueves en la lavandería del edificio, ella creía que su hermano odiaba relacionarse con los vecinos, otro que le sorprendió de igual modo fue encontrar pornografía de mujeres en la computadora de Ariel, al parecer tenía tendencias bisexuales.
Pero ya era el momento de partir, antes de irse planchó la ropa de su hermano, sacudió su casa y ordenó la sala tan bien como pudo, era su manera de sentirse segura al salir por la puerta y pensar que Ariel estaría bien.
—Estarás bien ¿Verdad? —preguntó Isabel despidiéndose de su hermano en la puerta.
—Claro hermana, lo prometo —respondió Ariel sonriendo y mostrando confianza a su hermana.
—¿El restaurante te devolvió el dinero de las reservaciones?
—Sí, cancelé a muy buen tiempo.
—De acuerdo, estamos en contacto, no hagas tonterías —pidió mientras caminaba por el pasillo que conducía a las escaleras de salida.
—No te preocupes, ve con cuidado.
Ariel vio a su hermana bajar las escaleras del edificio y en toda la vecindad se escuchó el retumbar de las puertas las cuales indicaron que Isabel había abandonado el edificio, Ariel se sintió libre cuando su hermana se hubo alejado, tomó camino hacia un pequeño cajón en el que guardaba discos, lo abrió, al tomar la primer botella de licor agradeció que su hermana y él no compartieran ningún gusto musical.
“Crucé los dedos al hacerle la promesa ¿O no? Y si no lo hice esto hará que me olvidé de ello así que salud, César” pensó Ariel, impulsado por el dolor que había ocultado de los ojos de su hermana abrió la botella y bebió directamente de la boquilla, dio la bienvenida a la perdición con los brazos abiertos.