Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

Aires del tiempo por RyuStark

[Reviews - 170]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Notas del capitulo:

Hola bebés <3

Como siempre gracias por el cariño y apoyo que me han estado brindando, me hace feliz saber que disfrutan esta historia tan boba y adorable. Por ahora les dejo un capítulo más que espero sea de su agrado :3

------Ukitake J.-------

Han pasado dieciocho años desde la última vez que estuve en este lugar. Y aunque siempre supe que algún día tendría que volver, muy dentro de mí esperaba que jamás llegara ese momento. Pero para mi mala suerte ha sucedido. Por fin he vuelto a Karakura.

No es que odie el lugar ni nada de eso, al contrario, me gusta mucho. Aquí nací, pasé mi niñez y parte de mi adolescencia. Este es el lugar al que llamo hogar y en el que prosperó mi familia. Un pueblito, o bueno, ciudad pequeña que tiene de todo y a la vez de nada.

No sé cómo definirlo. Después de haber salido de aquí y conocer el mundo, sinceramente este lugar me parece como quedarse en un diminuto cuarto, caminando en círculos mientras te asomas de vez en cuando por la ventana sabiendo que allá afuera hay cosas grandiosas.

Tampoco es que me haga el interesante, pero debo mencionar que he hecho cosas que muchos jamás siquiera han soñado o imaginado posibles. Aunque eso sí, a lo largo de mi vida también he tomado muchas, muchas malas decisiones

Empecemos con que tengo seis hermanos, así es, ya saben lo que dicen de los pueblos ‘No hay televisión’ y yo era el menor de todos, el séptimo. Mis hermanos eran…¿Cómo definirlos?

Bribones, ruidosos y precoces. Como buenos sureños. En el buen sentido claro.

Ellos muy rápido tomaron su camino, mis tres hermanas se casaron apenas tuvieron edad y se fueron a vivir lejos con sus maridos y mis dos hermanos se unieron y formaron un rancho a las afueras del estado, con el cual ganan mucho dinero hasta la fecha.

Y ya que yo fui el único ‘inteligente’ —según papá— él y mamá depositaron toda su paciencia, amor y sobre todo dinero en mí.  Así que cuando tenía quince años me mandaron a estudiar al extranjero y rápidamente me acoplé.

Un par de años después me gradué con honores en Cambridge, también curse una maestría y me conseguí una plaza como profesor titular en nada menos que Oxford y todo era fabuloso. Mi vida de ensueño como catedrático y científico de renombre eran lo mejor.

Pero aquí vienen las malas decisiones. En esa época creí conocer al que era mi ‘alma gemela’ y apenas tronó los dedos me casé con él, dejé mi trabajo y me mudé con él a Londres en donde decidimos formar una familia.

Oh sorpresa, tres años después de matrimonio —y sin familia—todo se fue al carajo. No quiero entrar en detalles, pero terminó terrible. Y eso no es todo, porque cuando creí que no podía ser peor  —créanme un divorcio es agotador— mi padre me llamó para decirme que ya me había dejado hacer y deshacer, pero que por fin era hora de que volviera a casa a hacerme cargo del negocio familiar porque él ya se quería retirar.

¿Cómo decirle que no al hombre que me lo dio todo? Además de que no me apetecía ser un divorciado más en Londres. Solo que al parecer mi intelecto se esfumó igual que mi matrimonio y olvidé recordar que en Karakura de eso viven. Del chisme. Ahora no solo seré un divorciado más, sino que seré el solterón, dejado y sin trabajo que regresó con la cola entre las patas a vivir del negocio de sus padres en un pequeño pueblo.

Sencillamente maravilloso.

¿Cómo debería presentarme? Ukitake Jushiro, 33 años, me gusta el café y las tardes de lluvia y soy adicto a las comedias románticas. Tanto que las aplico a mi vida y termino jodido por siempre enamorarme de puros idiotas. Ah sí y me gustan los pasteles y los perritos.

—Ukitake, tanto tiempo sin vernos.

Salgo de mis ensoñaciones, quitándome los lentes de sol y mirando hacia arriba a la que si no me equivoco es Yoruichi junto a su novia, que me saludan y abren la puerta de una camioneta pick up. Sonrío para ellas, poniéndome de pie y arreglándome la ropa y el cabello.

—Soi Fon ayúdale.

—Permítame… —Me dice la novia de Yoruichi, que sin cuidado alguno toma mis maletas y las arroja a la cajuela.

—¡Cuidado son Louis Vuitt…!Le digo simplemente suspirando al verlas azotarse. —¿Sabes qué? No importa, son un regalo de mi ex marido, arrójalas más fuerte.

—Que bien. —Sonríe arrebatándome la que traigo en la mano para también aventarla con saña.

—¡Excepto esa! ¡Ahí van unos regalos y mis…cosas! Agh...Tampoco importa ya, qué más da. Solo…solo…hay que irnos. —Digo mientras me subo al asiento frontal, que es de esos grandes donde caben tres personas. Así que una vez apretados, Yoruichi arranca y yo suspiro derrotado.

—Así que divorciado. —Directo al grano. Pienso mientras le sonrío a Yoruichi, que masca su goma de mascar y es abrazada celosamente por su pequeña novia.

—Así es, divorciado. —Contesto.

—Que se joda, seguro que era uno de esos ingleses estirados.

—Era checoslovaco.

—Eso suena aun peor. Pero te apuesto a que en menos de lo que canta un gallo dejará a su amante y vendrá a rogarte que vuelvas con él. Así son esos tipos.

Sonrío por la tontería, porque en primera no nos divorciamos por eso y en segunda es más probable que los cerdos vuelen a que él venga a este pueblo.  Eso y que no quiero volver a verlo jamás, estoy harto de los hombres. No más para mí. Ya lo decidí.

—La fiesta de tu padre estuvo fenomenal, es una lástima que no hayas llegado a tiempo. Kurosaki’s surtió la comida y la bebida, nosotros los postres y el café y el festejo duró tres días. Simplemente de otro mundo. Aun no puedo creer que se haya retirado. Supongo que ahora tú eres el jefe huh.

—No te preocupes. Intentaré que todo sea igual que con mi padre a cargo. No quiero que nada cambie.

—Eso me gusta. En ese caso, ¿Quieres que te pase a dejar al negocio de una vez? Soi Fon y yo podemos dejar tus maletas en tu casa. Aunque seguramente tu viaje desde Londres fue muy pesado y querrás empezar mañana.

Supongo que fue mala idea decir que no quiero que nada cambie, con eso de que mi padre trabajaba día y noche sin descanso. Pero si soy el nuevo jefe, supongo que no puedo quedar mal. —Uh, sí, está bien. Me daré una vuelta y veré que tal marcha todo.

Yoruichi simplemente sonríe y asiente, manejando por un largo rato después de haberme ido a recoger al aeropuerto de Hueco Mundo. Al poco rato entramos a Karakura y todo está casi tal y como lo recuerdo. Mismas calles, mismos lugares, todo idéntico.

¿Por qué no me cae un asteroide de una vez?

—Hemos llegado, ya tienes mi número por si necesitas algo jefe. De todas formas a esta hora ya pasó el almuerzo, así que estará más relajado.

—Gracias por traerme Yoruichi, sé que es tu día libre.

—No te preocupes, somos amigos. Le hablaré a Kisuke y le diré que tenemos que juntarnos los tres para ponernos al día, fuera del plan trabajo.

Asiento para ella, bajándome y cerrando para verla partir. Suspiro a mitad de la calle, girando y topándome con mí ahora negocio “Café du temps”. Fundado por mis padres hace más de cincuenta años y ahora totalmente de mi propiedad para hacer y deshacer a mi antojo.

Inhalo con mucha fuerza, sabiendo que cuando cruce esas puertas todo estará decidido. Y ya que no puedo echarme para atrás, simplemente entro. De inmediato todas las miradas se posan sobre mí haciéndome tragar saliva de lleno. ¡Oh por dios, que hago aquí!

¡No! ¡No! Componte, ya no eres un crío de quince años con las rodillas raspadas, eres un maldito profesor de Oxford por todos los cielos, no dejes que te intimide nadie. Así que compongo mi postura y simplemente avanzo hacia las cajas.

—Hey Ukitake, por aquí.Miro directamente hacia la caja, dónde un chico muy, muy alto de blanco cabello y ojos verdes me saluda. Se me hace conocido, ¿De dónde? No importa. Simplemente avanzo hacia él y le sonrío.

—Hola…—Hago una clara pausa ya que no sé su nombre. Lo cual nota, levantando una ceja y sonriendo.

—¿Toshiro? ¿Tu sobrino?

—Claro Toshiro…¡¿Toshiro?! —Pregunto alterado. ¡No hay manera de que este ‘hombre’ sea mi sobrinito bebé! Pienso mientras abro la boca hasta el piso porque es sencillamente imposible, ¿Cierto? —¿Tú eres Shiro-chan? ¿Mi Shiro-chan? —Hago gestos pequeños con las manos recordando que era bastante ’compacto’ de estatura cuando niño.

—¡No era tan enano! Y sí soy yo.

—Pero…pero, te vi apenas hace…hace como uhm. No tiene tanto, creo.

—Fue hace tres años, en tu boda. Tenía catorce, pero en estos tres años supongo que uhm…crecí.

—Estoy muy sorprendido Shiro-chan, no sé qué decir.

—No digas nada y solo pon atención. El abuelo ya te nombró el jefe, así que se supone que debemos obedecerte. Pero como seguramente no sabes hacer nada, ¿Por qué no solo te sientas mientras hago que te lleven algo de comer?

—Esa es…una excelente idea Shiro-chan, muchas gracias. —Digo sonriente, porque me ha ahorrado la vergüenza de seguir luciendo como un completo tonto. Así que simplemente me siento en una mesa vacía donde en algunos minutos una mesera me trae un café y nuestros tan especiales pastelillos que me hacen salivar de más.

Están calientitos signos de que son recién hechos. Y lo compruebo al morder uno que cruje magnifico y termina derritiéndose extra cremoso en mi boca. Juro que tengo que agarrarme del asiento por lo buenos que están. Todo gracias a la receta secreta de mi madre. Me lleno la boca de ellos, porque una vez que inicias no puedes parar.

—Ah, Jushiro ya estás aquí.

La comida se me atora en la garganta, por lo que empiezo a toser a la vez que me levanto a prisa y me arreglo la ropa. —Padre, no sabía que vendrías. —Digo terminando de tragar y abrazándolo un poco. Genial, ha visto que en mi primer día ya me estoy comiendo todo más que ayudando.

—Sí, sí, quería dar unas últimas instrucciones antes de irme a casa. Y por dios Jushiro, ¿Qué son esas ropas? Mañana cuando vengas a trabajar, asegúrate de vestirte para ello y no para modelar. Luces ridículo. —Menciona mi padre. Mis mejillas arden a la vez que escucho la pequeña risa de Shiro-chan a mi espalda.

—Yama-ji aquí estás, te perdí en el estacionamiento.

En cuanto miro quién se encuentra entrando y ha llamado a mi padre, me quedo pasmado porque aunque los años han pasado estoy seguro que es él. Kyoraku Shunsui. Un hombre al que por lo visto los años le han caído de maravilla. Es alto, bastante fornido seguramente por trabajo físico y con un rostro bastante varonil, atractivo y acentuado. Espero no estarme sonrojando.

—Kyoraku acércate, él es Jushiro mi hijo. ¿Lo recuerdas?

—Puede que no. —Contesta el hombre.

—Solía correr desnudo por tu jardín cuando era un niño. ¿Ya lo recuerdas?

Abro la boca indignado, avergonzado, ofendido y apenado, escuchando ahora si una tremenda carcajada de Shiro-chan a mi espalda mientras Kyoraku simplemente sonríe como intentando mantener la compostura.

—Pa…padre, ¡¿Qué cosas dices?!

—¿Qué? Es verdad. Somos vecinos y en ese entonces los padres de Kyoraku tenían en su jardín una pequeña alberca inflable en la que tú siempre te metías a escondidas.

—Oh, claro. Ya lo recuerdo. Solías tener el cabello largo ¿Cierto? —Pregunta Kyoraku.

Inconscientemente me acaricio mi cabello ahora corto y hasta los hombros. Y es que los cortes ‘bob’ están muy de moda en Londres. Aunque supongo que aquí no. —Sí, solía tenerlo largo.

—Te ves lindo también así. Luces joven y ¿Cómo dicen los de la ciudad?…¡Sofisticado! Sí, esa es la palabra. Eres un hombre elegante y sofisticado. —Me dice Kyoraku amable.

—Gracias.

—¡No venimos a hablar sobre eso! Jushiro trabajarás con Kyoraku, él se encarga de surtirnos la materia prima una vez por semana y de llevar los lotes grandes a Hueco Mundo. Él te puede ayudar con todo sobre la administración y para las cuentas estoy seguro que entre tú y Toshiro podrán llevarlas bien. Si necesitas algo o tienes una duda pregúntale a alguno de los dos. Eres un hombre inteligente y sé que podrás hacerte cargo. Ahora me voy y no olvides llegar temprano a cenar, tu madre hará algo especial. Tú también Toshiro.

Shiro-chan se limita a asentir mientras mi padre se va dejándome solo con Kyoraku. Ambos permanecemos en silencio hasta verlo salir del local y aun después de ello. Oh cielos, ¿Qué se supone que diga después de esa introducción del carajo?

—Así que vivías en Londres ¿No es así? Yamaji siempre me habla de ti todo el tiempo. Aunque admito que soy de los que olvidan los detalles pequeños. Supongo que debe ser un lugar muy bonito y grande a comparación de Karakura. —Kyoraku corta el silencio por fin.

—Sí, es una ciudad muy grande, aunque en clima nada se compara con el sol de Karakura. Allá siempre está un tanto nublado y lloviendo.

—Ya veo…y ¿A qué te dedicabas allá?

—Bueno, hace unos años era un catedrático y también me dedicaba al campo de investigación.

—Oh, así que aparte de elegante y sofisticado eres un hombre inteligente. No se ven muchos como tú por aquí. Seguro que no querías regresar ¿No es así? Solo que Yamaji puede llegar a ser muy insistente.Le sonrío porque ha dado en el clavo, aparte del agradable cumplido.

—Hola a todos. Kyoraku, llevo buscándote toda la bendita mañana. ¿Dónde has estado?—Dice un hombre que ha entrado y ahora toma a Kyoraku del hombro como si nada.

—Lo siento, salí todo el día. Por cierto Soujun te presento a Jushiro el hijo menor de Yamaji y el que se hará cargo del café. Jushiro él es Kuchiki Soujun, también es un hombre preparado como tú, un abogado de prestigio. Y aquí Jushiro trabajaba como catedrático en Inglaterra y solía jugar desnudo en mi alberca inflable.

Una vez más abro la boca hasta el piso a la vez que miro de reojo a Shiro-chan morir lentamente de la risa mientras cobra en la caja.

—Oh vaya, que presentación tan buena, es un gusto Jushiro. Cualquier persona que disfrute jugar desnudo en piscinas sin duda es mi amigo. —Me dice el hombre estrechando mi mano y sonriendo.

—Uh…el gusto es mío. Y quiero aclarar que cuando hacía eso era un niño.

—Oh vaya, que aburrido en ese caso. Pero bueno, Kyoraku ve a mi casa más al rato, tengo trabajo para ti. —Dice el hombre yéndose tan rápido como llegó.

—Eso fue terrible de tu parte. —Le digo a Kyoraku que sonríe de lado.

—Si bueno, con algo se tiene que romper el hielo. Digamos que eres algo intimidante.

—¿Perdón? —Pregunto con una ceja levantada.

—Ya sabes, así…con tu aspecto de chico rico de la ciudad. Intimidante.

—¿Yo soy intimidante? ¿Ya te viste en el espejo? Pareces salido de una película de Rambo en drogas. —Le digo señalando su aspecto bohemio y despreocupado. 

—¿Lo dices por el cabello y la barba? Sí supongo que no estoy a la última moda, pero no me importa. Y si fuera tú te recomendaría que dejaras de usar esa ropa y zapatos de muñeca si no quieres que te coman vivo aquí.

—¡No es ropa de muñeca! ¡Tú…bárbaro! —Digo exasperado y sacándole una carcajada.

—No lo digo por molestarte Jushiro, bueno quizás un poco. Pero con esos zapatos tan bonitos no aguantarás a caminar por toda la ciudad ni un día entero conmigo.

—¿Y quién te dijo que quiero caminar contigo por la ciudad?

—Auch. Golpe directo. Supongo que lo que tienes de guapo lo tienes de estirado.

—Estirado tú, grosero, mal educado…uh, ¡Despeinado! Y además no hables como si estuvieras coqueteando conmigo. Espera, ¿Estás coqueteando conmigo? —Pregunto incrédulo y una vez más sacándole una carcajada que me avergüenza.

—No lo sé, depende…¿Está funcionando? —Me pregunta curioso y haciéndome abrir la boca.

—¡Por supuesto que no! —Le grito muy apenado.

—Supongo que tendré que intentarlo mejor la próxima vez.

—¡No habrá próxima vez! Solo trabajamos juntos es todo.

—Sí, sí, sí…Hablemos de trabajo mañana en Kurosaki’s a la hora del desayuno, ¿Qué te parece eso?

—No iré. Todo el trabajo se discutirá aquí. —Digo firme y cruzándome de brazos.

—Pues yo no discuto con nadie y menos con el estómago vacío. —Me contesta también cruzándose de brazos y sosteniéndome la mirada. ¿Pero quién se ha creído que es este macho de la selva?

—Eres un ordinario y un salvaje. —Le digo, mirándolo abrir los ojos de la sorpresa al igual que la boca, solo para volver a cerrarla y finalmente observarme muy entretenido.

—Y tú eres muy guapo, pero un estirado al fin y al cabo. Y eso sí, me han dicho muchas cosas en mi vida, pero jamás esas palabras. Dios…¿De dónde saliste? ¿Sabes qué? Definitivamente debemos tener ese desayuno. Así que te espero mañana ahí a las nueve de la mañana. ¿Está claro? —Me dice mientras comienza a alejarse. —Adiós Shiro-chan. —Se despide de mi sobrino que mueve su mano restándole importancia.

—¡Ya te dije que no iré! ¡Y no le digas Shiro-chan, solo yo le puedo decir así! ¿Me escuchaste Kyoraku? ¡Kyoraku!

—Sí, sí… —Menciona ya de espaldas, deteniéndose y mirándome una vez más con su mueca más picara. —Por cierto puedes ir desnudo, digo, por si tienes ganas de volver a jugar en mi piscina, la inflaré especialmente para ti.

—¡Fuera de aquí! —Grito arrojándole una servilleta que no le da mientras él se ríe hasta que se pierde de mi vista. ¿Pero qué le pasa a ese hombre? ¡Es un total y completo lunático! ¡Y uno muy despreciable! ¡Mentí cuando dije que era atractivo! ¡Es un rufián!

—¿En serio? ¿Coqueteando con Kyoraku apenas llegas? —Me dice Shiro-chan que ha sido relevado por otro chico en la caja.

—¡No estábamos coqueteando! Ese hombre es un…grosero, vulgar y patán.

—Es eso y más, pero no olvides que trabajará contigo. Así que asegúrate de no hacerlo el divorcio número dos, que además de incómodo sería malo para el negocio.

—¡¿Quién eres?! ¡¿A dónde se fue mi adorable, dulce y tierno Shiro-chan?! —Pregunto fingiendo indignación.

—Se fue con tu exmarido. Ahora concéntrate que tienes trabajo que hacer.

—¡Toshiro-chan vine por ti!Un chiquillo de rebelde cabello castaño y enormes ojos azules entra energético y dando brincos muy feliz, llamando a mi sobrino y salvándolo de la reprimenda que le iba a dar.

—¿Qué haces aquí Tensa? Te dije que yo pasaría por ti.

—Tu abuelito pidió costillas e Ichigo se las trajo y como quedaba de paso le dije que me dejara aquí.

—Me suena a que te volviste a escapar de tus padres.

—Quizás. —Dice el tal Tensa, sacándole la lengua juguetón a mi sobrino, hasta que su mirada se posa sobre mí y sus ojos se abren con mucha ilusión.

—Ah sí, él es Ukitake mi tío. Viene de Londres y se hará cargo del negocio.

—¡Ay dios mío que hombre tan elegante! Buenas tardes señor.

—Buenas tardes. —Le contesto sonriente.

—Últimamente ha llegado pura gente refinada a este feo pueblo, de Francia, Australia y ahora de Londres. Y yo me siento tan feo…

—Es que eres feo. —Le contesta Shiro-chan.

—¡Toshiro idiota! —Sonrío en cuanto Tensa finge que le pega en el pecho a mi sobrino, el cual sonríe entretenido y de lado simplemente apartándolo de la cabeza porque es más alto que su amigo.

—Ya, ya, es broma, es broma. No eres feo...eres horrible. —Le suelta burlón.

—¡Te odio, tonto Toshiro! ¡Ahora por eso me pediré todo en la tienda y diré que lo pongan en tu cuenta! —Le dice Tensa inflando las mejillas, dándole una patada y huyendo a toda prisa.

—¡Vuelve aquí! Ugh, Ukitake tengo que irme. Quedas a cargo, después de todo es tu negocio. Así que no lo incendies, no coquetees con Kyoraku o algún cliente y llega temprano a la cena, que sino  el abuelo nos dará una de sus pláticas. Ah sí, y límpiate el rostro, estás sucio. Adiós.

Miro a mi sobrino salir corriendo tras su amigo pensando que absolutamente todos y cada una de las personas en este pueblo están chiflados. Para luego mirar mi reflejo en las puertas de cristal notando que tengo azúcar y chocolate en el rostro. ¡Qué vergüenza! Y así estuve hablando con Kyoraku todo el rato, seguro que soné muy convincente.

Y todo esto en mi primer día, ¿Cómo se supone que sobreviviré en esta jungla? No me doy ni una semana antes de tomar un vuelo de regreso a Londres.

¡No! ¡No! No puedo darme por vencido tan rápido, es solo que…mi padre, el negocio, ¡El loco de Kyoraku! ¡En especial ese tipo! Hmp. Patán grosero. Mañana lo dejaré plantado para que aprenda su lugar. O quizás podría llegar muy tarde, eso sería aún más rudo. Así podría ver su cara de molestia.

Si…es una buena idea. ¿Qué debería ponerme para verlo? ¡No! ¡¿Qué cosas pienso?! ¡Lo odio! ¡Lo detesto! ¡No me arreglaré en lo más mínimo para él! ¡Ugh! Que alguien por favor me diga, ¿Cómo vivir aquí y no volverme loco en el proceso?

-----Grimmjow J.-------

Al parecer no estoy muerto ni estoy soñando. Y con ello la vida es de buena lo que le sigue. Llevo casi tres semanas viviendo en Karakura y no podría estar más contento. Los primeros días Kurosaki y yo nos la pasamos perdidos en nuestro pequeño mundo de romance y placer y el resto…también. Y aunque creo  —no estoy seguro — que sus padres aún no saben sobre nosotros sus tíos me han aceptado.

Bueno Kaien lo ha hecho junto al chico francés —Tensa —. Urahara sigue dándome sus miraditas raras y me dice cada que puede que me está “vigilando”. Pero fuera de eso la vida me trata bien, jamás en mis veinticinco años había tenido tanto tiempo libre y estado tan tranquilo.

Por las mañanas preparo el desayuno en casa, que se convierte en algo así cómo bola de pelos atragantándose en su tazón de croquetas y sobras, justo como su dueño con el tarro de chocolate. Luego de eso paso a dejar a Kurosaki al restaurante, para después irme a mi trabajo de ayudante en una tienda de ferretería. 

Lo sé, lo sé, ¿Cómo pasé de ser un CEO multibillonario, a un tipo con chaleco amarillo que pone precios con una pistola defectuosa e indica donde está la pintura naranja salmón? Bueno, la respuesta es: ‘Es lo mejor que encontré para mi currículum inventado’.

Y no quiero decirlo, pero lo haré. Es mi tercer trabajo en el tiempo que llevo aquí, pero estoy seguro de que este es el bueno. Digo, solo llevo trabajando una semana, pero es mucho más de lo que duré en el anterior después de haber golpeado a mi estúpido jefe por ser un idiota. No entraré en detalles, pero se lo merecía.

Así que después de mi turno iré a recoger a Kurosaki y comeremos juntos, me quedaré un rato en el restaurante y luego regresaremos a casa a donde le prepararé de cenar y de paso me lo cenaré a él por el resto de la noche. Vaya buena vida. Pienso sonriente mientras cambio de página en la revista que estoy leyendo.

Mierda, según esta basura aquí aún no se muere el tipo de ‘Queen’, debo llevar a Kurosaki a un concierto cuanto antes. Oh claro…si tuviera dinero. En el ‘futuro’ pude haber comprado un jet privado y de súper lujo solo para los dos que nos llevara por el mundo; y ahora todo mi dinero lo tengo contado, con eso de que Kurosaki traga como pozo sin fondo y me gusta consentirlo comprándole sus porquerías engordantes.

Es gracioso, yo le compro chocolates y él me compra overoles. ¿Por qué? Supongo que al pequeño pervertido le gusta verme enseñando piel. Así que ya tengo una colección de unos ocho de distintos colores que componen mi guarda-ropa. Justo como hoy que traigo uno de mezclilla negra; lamentablemente en mi trabajo no puedo estar medio desnudo, así que debajo del overol traigo una camiseta blanca y de manga corta que  —según Kurosaki — también levanta suspiros.

—Hola…Me saluda una mujer que ha entrado a la tienda.

—Bienvenida. —Menciono ignorándola y continuando mi lectura.

—Estoy buscando un papel translucido y grueso, de ese que se pone frente a los refrigeradores.

—No vendemos eso aquí, pero puede intentar en el Home Depot de Hueco Mundo.

—¡Ya fui ahí y ellos me mandaron aquí!

—Qué pena. —Digo fingiendo preocupación.

—No puedo creer que no tengan ese papel. ¡Dios ni siquiera sé cómo se llama!

—Lo lamento.

—¡Pero se supone que ustedes deben tenerlo todo! —Me dice exasperada, haciéndome bajar mi revista y encararla.

—Pues no tenemos esa cosa, que usted ni siquiera sabe cómo se llama. —Menciono con un poco de malicia.

—¡En sus comerciales dicen que son la tienda con mejor surtido de todo el estado! ¡Manejé una hora desde Seireitei para venir aquí! —Me grita molesta. ¿Por qué Dios? ¿Por qué me mandas a los más idiotas justo a mí? Pienso desesperado mientras me levanto para mirarla de frente.

—A ver señora, ¿Nuestros comerciales no tenían un teléfono al que llamar? —Pregunto ansioso.

—Supongo que sí, pero…

—Ah, ¿Y nunca se le ocurrió llamarnos para preguntar si teníamos lo que sea que esté buscando, antes de venir de quién sabe carajos dónde huh? —Suelto con claro sarcasmo, mirando a la mujer enfadarse aún más.

—Pues creo que si un negocio se clasifica como ‘tenemos de todo’ deberían…

—¡¿Por qué sólo no lo busca en otro lado y hace que se lo lleven?! ¡Aquí no lo tenemos, entienda!  O es qué solo estaba buscando un pretexto para sacar a pasear a su mascota. —Digo señalando la cosa enana y fea a su lado rápidamente arrepintiéndome. Oh mierda, lo dije en voz alta.

—¡No es una mascota, es mi esposo! —Aquí vamos otra vez. —Quisiera hablar con tu supervisor.

De inmediato la mato con la mirada a la vez que frunzo el ceño y los labios. Ahí va mi record de una puta semana de trabajo. —Bien…—Hablo molesto. —¡Luppi! —Grito haciendo que resuene por toda la jodida tienda. —¡Pero créame, no va a hacer que me despidan! ¡Yo renuncio! Usted solo fue la gota que derramó el vaso. —Le digo mientras me quito el chaleco y miro a Luppi llegar.

—¡Eres un jovencito muy rudo y grosero!

—Eso no es grosero, ¡Esto es grosero! —Grito mientras le arrojo a Luppi el puto chaleco a la cara. —¡Esto es por tocarme el trasero todos los días bastardo raro! ¡Pero acabo de salir de prisión y voy a traer unos amigos para que te den tu merecido! —Le digo mirando cómo le tiembla la boca del miedo.

—Grimm…Grimmjow yo no…no fue mi intención.

—¡Ay por dios! ¡Nunca estuve en la cárcel! ¡Es mentira tu patético idiota! —La mujer y Luppi se quedan sin saber que decir mientras yo me abro paso entre ellos. —Sé que tienen que ser estúpidos, ¡¿Pero tienen que ser tan estúpidos?! ¡Carajo! ¡A la mierda con este trabajo!

Salgo pateando,  golpeando todo y luciendo absolutamente ridículo y nada convincente al comenzar a alejarme del lugar en mi triciclo para bebé. Ugh. ¿Ahora cómo se supone que le diré a Ichigo que una vez más perdí un empleo? ¡Maldición! Joder Grimmjow, se supone que debes cuidarlo y mostrarle el buen hombre que eres para él.

Pero claro que no. No puedes, porque apenas una estúpida señora, con su estúpida mascota y su estúpido papel que se ponen frente a no sé qué, te dice algo simplemente explotas. ¡Debería regresar y desquitarme con ese idiota de Luppi! No, no, tranquilízate. No puedo dejar que Ichigo me vea así.

Una vez afuera del restaurante, inhalo hondo y exhalo con fuerza sacándolo todo. Bien, a darle. Entro mirando que como siempre el lugar se encuentra lleno por ser la hora de la comida, Urahara está tras la barra atendiendo ebrios y en las mesas comen varias familias y demás.

—Grimmjow que sorpresa. —Me dice Urahara.

—¿Kurosaki?

—Ichigo fue a entregarle unas costillas a Yamamoto-san en su casa y además pasaría a hacer otros mandados. Me pidió que te llamara al trabajo para avistarte que lo vieras en casa. Y pensaba hacerlo más al rato, ¿Qué no sales más tarde?

—Uh…hoy no. —Urahara me levanta una ceja mientras yo evito su mirada.

—Uhm…bien, no importa. Qué bueno que llegaste, ¿Puedo pedirte un favor?

—Qué asco. No me van los viejos decrépitos lo siento.

—¡No es esa clase de favor! ¡¿Y cómo que viejo decrépito?! ¡Todavía no tengo ni cuarenta!

—Bien por ti viejo. ¿Qué quieres?

—No sé qué te ve Ichigo.

—¿Quieres que te muestre lo que me ve huh? Puedo bajarme los pantalones sin problema. —Hablo sarcástico y mirándolo rodar los ojos.

—Eres un niñato. Pero bueno, ¿Crees que puedas atender la barra unos veinte minutos? Kaien-chan está tomando su descanso ahora y quisiera salir con él.

—¿Puedo beberme un par de tragos?

—Puedes. Pero no demasiados, no quiero que te accidentes de regreso a casa e Ichigo me culpe.

—Tranquilo viejo, hoy mi triciclo trae sus rueditas blindadas. —Le digo burlón, viéndolo suspirar e irse mientras yo me siento en un banco tras la barra. Sirvo un par de tragos, recibo dinero y también me bebo algo. Supongo que mataré un poco el tiempo y luego iré a casa. Ahora que lo pienso deberé hacerle algo de lujo a Kurosaki de cenar para que no me mate cuando se entere que renuncié.

—¿Tú qué haces aquí? —Me pregunta el mono pelirrojo, que como siempre está aquí y al parecer ha salido del baño y ahora me ve acusatorio.

—Trabajo aquí.

—Oh no, mierda no.

—Oh sí, mierda sí tú perra fea. Así que vete acostumbrando.

—Carajo, Urahara-san debió haber perdido la maldita cabeza por completo. Simplemente no debería estar permitido que tú trabajes en ninguna situación donde tengas que interactuar con personas.

—Jódete, no es verdad. —Le digo justo cuando un imbécil me truena los dedos para que le sirva otro trago. —Ah, ah estúpido hijo de perra. A mí no me truenas los dedos, tengo un nombre y es Grimmjow para ti. —El hombre frunce el ceño mientras que Renji me levanta una ceja como diciéndome ‘Lo ves, te lo dije’. —Que te jodan mono, largo de aquí. O bebes o te vas.

—Ichigo debe estar loco para amar a un tipo como tú.

—Aleluya. Ahora largo. —Renji se va rodando los ojos mientras yo permanezco en la barra un rato más.  Eventualmente una de las meseras me trae un plato de comida, ya que son ‘ordenes’ de la cocina. Así que entre comida y demás el tiempo se me va rápido hasta que Urahara regresa. —Mierda, ¿A dónde fueron a descansar? ¿Al asiento trasero de su auto?

—¡No hicimos tal cosa! Y estoy tan triste por ello, ¡Pero ese no es el punto! Seguro que me hiciste perder clientes.

—Te gané membresías de oro. Cada ofrecido me pidió tragos como si fuera viernes en la noche con tal de que los mirara.

—Lamentablemente te creo. Ahora vete a casa, que Ichigo ya te debe estar esperando.

Sonrío para él finalmente yéndome a casa. Ha comenzado a oscurecer y lamentablemente el calor no ha hecho más que aumentar. Según Kurosaki, para cuando sea verano estaremos rostizados de lleno. Por lo que maniobrando para no matarme y aun pedaleando logro sacarme la camiseta.

Por fin libre y fresco de nuevo.

Eso sí, lo que me gusta es que a pesar del calor hay buenas ráfagas de aire tibio, que mueven y hacen bailar los enormes campos de maíz y trigo. Mi bicicleta avanza rápido y firme por el pavimento conforme me acerco a mí ahora hogar.

Ahora que lo noto la casa de Kurosaki es la más grande de esta área. La casa está justo al centro de un enorme terreno y dos caras no son más que el inicio del bosque. No entiendo porque no me deja estar desnudo si los vecinos no pueden ver un carajo de la parte trasera.

Cuando finalmente llego tiro la bicicleta, seguido de oír un ladrido ya conocido. Oh no. Lo mismo de todos los días. —Bola de pelos te lo advierto, aléjate. ¡Carajo! —Grito ya que me brinca encima, hasta tirarme al pasto y comenzar a lamerme el rostro.

—Bienvenido seis. —Me dice Kurosaki que ha salido sonriéndome precioso y limpiándose las manos con un trapo mientras yo intento quitarme al jodido perro. —Kon déjalo en paz. Ve a comer ya te serví, Grimmjow jugará contigo después.

—Más bien nunca. —Contesto logrando levantarme y sacudirme. —El pequeño monstruito me odia.

—No te odia, te ama desde que rescataste su pelota de aquel árbol. Yo jamás pude bajarla y tú sí, por eso ahora te seguirá fielmente hasta el fin del mundo.

—Huh, bendita suerte la mía. —Menciono llegando a él para abrazarlo, enterrar mi nariz en su cuello y cabello húmedo inhalando su aroma erótico y delicioso que me tiene por las nubes. —Hueles tan bien bebé.

—Acabo de darme una ducha.

Mi chico con ojos de miel y chocolate se abraza a mi cuello para besarme con hambre y pasión, dejando que lo cargue y rodeando mi cintura con sus piernas. Lo llevo al interior, donde lo siento sobre una mesita alta que tenemos contra la pared.

—Prohibido moverte de aquí. Ichigo levanta las manos en señal de rendición mientras yo corro al fregadero de la cocina para lavarme las manos y el rostro, refrescándome y regresando con él para ahora si besarlo a gusto.

Lo beso tallando mi lengua contra la suya y dejando que la pasión al igual que la saliva fluya entre nosotros. Y si fuera por mí lo besaría de aquí hasta el fin de los tiempos, pero en cuanto el aire se termina lamentablemente nos separamos un poco para respirar hondo.

—Te extrañé seis.

—Y yo a ti.

—¿Cómo estuvo tu día? ¿Qué tal el trabajo?

—Uh…Me despego un poco, rascándome nervioso la nuca mientras él me observa curioso. —No tan bien supongo. Ya no iré más.

—¿Por qué? ¿Qué pasó? —Me pregunta preocupado y haciéndome sentir terrible. Y no será necesario explicar mucho en cuanto sus ojos se abren de la impresión, ya que él solito ha sacado conclusiones.

—¿Otra vez? —No se ve molesto, al contrario se baja de la mesita para venir y abrazarme.

—Lo siento.  —Menciono abrazándolo con fuerza. —Volví a joderlo. Sé que me debo quedar callado y solo hacer lo que me piden. Pero tengo este temperamento del carajo y apenas me enojo digo cosas sin sentido. Lo lamento.

—Tranquilo, sé que es difícil. No te sientas mal, no es tu culpa. Bueno solo un poco. —Me dice sonriente y comprensivo. Y sé que debí haber hecho algo muy bueno en mi vida pasada, porque la mirada tan dulce que me da no es de este planeta y siento que no lo merezco. Y aun así, lo quiero para siempre conmigo.

------Ichigo K.--------

—Todos dicen que debes estar mal de la cabeza para estar con un tipo como yo.  —Me dice Grimmjow mientras me acaricia el rostro con ternura.

—Quizás tienen razón. Y aun así no te cambiaría nada, aun con tu carácter del carajo, tu típico sarcasmo y tu mala boca. Justo así me gustas seis y de ninguna otra manera. Y si los demás no lo aceptan que se jodan. —Mi otra mitad me sonríe de lado, con orgullo y satisfacción mientras nos abrazamos y reconfortamos el uno al otro. —En cuanto a lo del trabajo, sabes que siempre puedes trabajar en el restaurante si prometes no asesinar a nadie que yo no te pida.

—¿Y tener que aguantar a Urahara y al mono todos los días? No gracias. —No puedo evitar rodar los ojos y reírme un poco.

—Bien, en ese caso es tiempo de que vayas con Kyoraku-san.

—¿Ya no tengo otra elección no es así?

—No. ¿Y quieres recordarme otra vez porque no fuiste con él desde la primera vez?

—No lo sé, no me gusta su nombre.  No me da confianza.

—Ni siquiera lo conoces. Es una buena persona y uno de los mejores amigos de mis padres. Los tres iban juntos a la escuela cuando eran jóvenes sabes. Además creo que te gustará trabajar con él. Se encarga de transportar materiales y de viajar a pueblos cercanos. Solo tendrás que tratar con una que otra persona y además podrás conocer nuevos lugares. ¿Acaso no suena bien?

—Uhm…supongo que sí. Bien, mañana iré a ver a ese tipo. Aunque…primero debo de cenar algo. Estoy realmente hambriento.

—Lo siento, aun no preparo nada. Pero si quieres…Las palabras se me quedan atoradas en la garganta debido a la lengua de Grimmjow entrando una vez más en mi boca.

—¿Quién habló de comida? Y en todo caso no me molestaría cenarme a cierta fresa jugosa. —Me dice con un juego de cejas que me hace reír y avergonzar por igual.

—Eres un pervertido.

—Amas a este pervertido.

—Odio admitirlo pero sí que lo hago carajo.Grimmjow sonríe perverso ante mis palabras, mandándome un brutal escalofrío por todo el cuerpo y erizándome cada vello en anticipación. No logro articular palabras dejándolo estrellarme contra la pared, seguido de caer de rodillas y bajarme los shorts y la ropa interior de un jalón mientras yo me saco la camiseta quedando desnudo.

Tiemblo metiendo mis manos entre su cabello, gimiendo y disfrutando sus besos húmedos sobre mi abdomen, más sus dientes mordiéndome y dejando pequeñas marcas por doquier. Y sus dedos, oh sus crueles dedos largos y ásperos sujetan mis caderas hasta quedarse marcados en mi piel de un tono rojizo y hasta purpura por la agresividad de su agarre.

Me encanta.

Me fascina verlo hundir su nariz en mi vientre, haciéndome ansiar que en un futuro próximo me encuentre lleno de él. Sin embargo por ahora me sonríe con morbo, bajando un poco más hasta mi ya creciente erección que escurre traslúcida, para darme una larga lamida seguida de meterse mi punta a la boca y chuparme entero.

Carajo, su boca es sumamente caliente, cremosa y húmeda, aprisionándome tan rico hasta hacerme gemir entre sonrisas, echar la cabeza para atrás y dejando que se suba uno de mis muslos al hombro, para permitirle llevar sus dedos hasta mi pequeño agujero que ya escurre y se contrae ansioso.

—Grimmjow…tus dedos…rápido. —Suplico anhelante y extremadamente caliente. Grimmjow lo nota y parece quererme totalmente loco y a su merced, al introducirme dos dedos que entran en mi agresivo y hasta el fondo; palpándome y acariciándome hasta tocar ese punto que me hacer rabiar de placer. —Sí…sí….justo ahí bebé. Uhm.

Le entierro las uñas en los hombros, gritando y sintiendo que todo se vuelve caos y placer conforme Grimmjow decide frotar ese punto dentro de mí una y otra y otra vez. Hordas de calor me saturan el cuerpo y el pensamiento, desesperándome y poniéndome los ojos vidriosos por lo bien que se siente. Su boca tomándome entero, su lengua rozándose contra mi carne dura y sus dedos enterrándose deliciosos en mí.

Es apenas un segundo en el que el placer me sobrepasa, haciéndome correr en su boca y jadear gutural por todo colisionando a mí alrededor. Mis piernas tiemblan y fallan, justo como todo mi cuerpo mientras respiro hondo y miro a Grimmjow despegándose y mostrándome como se traga todos mis fluidos.

—Uhm…tan rico como siempre.

Grimmjow me sonríe con malicia, levantándose y cargándome una vez más como si de simple papel se tratara sentándome en el borde de la mesa. Instintivamente abro mis piernas para él lo más que puedo, exponiéndole mi cuerpo y diciéndole cuanto lo necesito.

Seis que se encuentra tan caliente y excitado como yo se desabotona el overol y rápido se mete entre mis piernas colocando mis tobillos sobre sus hombros. Me incorporo un poco, recargándome en mis codos y tragando saliva al mirarlo por fin liberar su erección tan gruesa, dura y pesada que no para de chorrear líquido tibio que cae sobre mis testículos.

—Métela. Grimmjow rápido métela. —Suplico relamiéndome y mordiéndome los labios, sintiendo mi boca llenarse de saliva en anticipación mientras me masturbo desesperado.

—Voy a dártelo tan rico.

Sonrío complacido ante sus palabras, aguantándome la respiración y notando mis ojos irse para atrás cuando por fin decide comenzar a penetrarme. Grimmjow presiona con fuerza su gruesa punta contra mi agujero, frotándolo y jugueteando conmigo para destrozarme los malditos nervios.

—Grimmjow por favor…Gruño molesto y ansioso, sacándole una desdeñosa sonrisa cruel. La cual quiero borrarle a golpes y a besos, pero que también olvido cuando se entierra en mi hasta el fondo. Grito sintiendo mi cuerpo calentarse en exceso, vibrar y abrirse hasta el extremo para él.

—Eso es carajo, tan maldita sea estrecho. —Jadea con perversión, dándome una brutal estocada y enterrándome las uñas en los muslos hasta escucharme gritar su nombre.

Respiro agitado, mirando el rostro atractivo de seis descompuesto en una mueca de placer acumulado. Su cabello desordenado y sus ojos brillantes y libertinos clavados en mí mientras gruesas gotas de sudor se deslizan por su piel caliente y aceitosa.

Grimmjow se inclina para unir su frente con la mía al igual que nuestros labios. Me besa profundo, metiéndome la lengua hasta la garganta mientras continua moviéndose en mi interior. Me ahogo entre besos y placer, sintiendo su erección gruesa y vigorosa entrando cada vez más profundo y duro en mí.

—Más…más, Grimmjow más. —Alcanzo a balbucear entre gemidos y saliva viscosa escurriéndome de los labios.

Quizás es por el calor y la cercanía, pero el rico aroma de seis, a madera y especias frías por su loción, más el aroma natural y varonil de su cuerpo me tienen abrumado en deseo y con la vista nublada y el cuerpo tembloroso.

Mi cuerpo se derrite en calor nocivo y en electricidad recorriéndome cada vena y hueso. Se siente tan maldita sea bien tenerlo tan dentro y a la vez tan pesado contra mí. Enterrándose con violencia, hasta hacerme sentir sus testículos gruesos restregarse contra mis nalgas por lo duro que entra en mí.

—Me aprietas tanto carajo.

Grimmjow ruje y jadea con un mero animal llevado por el deseo, embistiéndome férreo, frenético y sin límites; disfrutando como nunca de mi interior aterciopelado y carnoso succionándolo, estrujándolo y amoldándose húmedo y delicioso a su forma. —Grimmjow…así. Grimmjow.

—Dilo Ichigo. Dime lo que quieres. —Me exige entre brutales estocadas que me tienen gritando y retorciéndome.

—Dentro…córrete dentro de mí. Grimmjow dentro carajo. —Mihombre sonríe extasiado y cruel, relamiéndose los labios y follándome hasta las malditas entrañas haciéndome ver estrellas, luces y colores. E intento soportar tanto como puedo, pero es inútil, porque en cuanto vuelve a besarme y mirarme directo con esos ojos de fuego cian simplemente me corro.

Mi cuerpo convulsiona mientras golpeo la maldita mesa y lo beso tanto como puedo dejando a mi orgasmo ahogarme, hundirme y matarme tortuosamente lento. Sonrío descarado por el gozo acumulado, que no hace sino incrementar en cuanto él se entierra hasta el fondo y se corre dentro de mí.

Su semen espeso me llena cálidamente, haciéndome sentir voluptuosamente lleno y sobre todo satisfecho. Tanto que como puedo bajo mis piernas temblorosas de sus hombros, para esta vez enredarle la cintura con ellas, también abrazándome a su cuello y haciendo más íntimo el contacto por un par de minutos, en los que lo único que se escucha es nuestra respiración ya más tranquila.

—Te quiero Ichigo.

—No más que yo. —Ambos sonreímos, rozando nuestras narices y dándonos pequeños besos hasta que yo siseo al sentirlo salir de mí. Grimmjow aprovecha para cargarme una vez más y llevarnos hasta el sillón, donde él se sienta conmigo encima de él mirándolo de frente.

—Gracias.

—¿Por qué? —Pregunto sonriéndole y peinándole el cabello con mis dedos mientras él me acaricia tierno la espalda.

—Toda mi vida la mayoría me han dicho que soy una persona difícil de tratar, con una actitud horrible y un carácter espantoso. Que solo sé herir y molestar con mis palabras y sinceramente lo sé. Reconozco que soy una basura el noventa por ciento de las veces, pero es quien soy. —Menciona sonriendo como si nada y haciéndome fruncir el ceño.

—¿Quién te dijo eso Grimmjow?

—Eso ya no importa. Sabes, cuándo te conocí pensé en que tendría que cambiar, pero tú como el chiflado que eres me quieres justo así. Y eso me hace tan maldita sea feliz. Porque odiaría que tú te sintieras herido por mí forma de ser de la mierda.  —Apenas termina de hablar le estrujo el rostro con una mano mientras pego mi frente con la suya.

—Sé que no te importa lo que digan los demás y sinceramente a mí tampoco. Eres mío seis, con ese carácter del carajo y boca ruda. Mío y de nadie más. Fuiste hecho solamente para mí, a mi medida y como más me gustas. Que se jodan esos idiotas que no lo comprenden, porque al final del día solamente somos tú y yo.

—Estás loco, ¿Lo sabes verdad? —Me pregunta riéndose alegre.

—Lo estoy. Porque  si tú eres una basura, yo soy algo mucho peor. Así que cierra tu adorable boca y bésame tú enorme bobo.Grimmjow sonríe en extremo feliz, rápidamente jalándome por la cabeza y besándome una vez más.

—Sólo por ti prometo intentar no joderlo tanto.

—Eso me basta.

—Carajo Kurosaki, eres perfecto.

—Espero pienses lo mismo cuando conozcas al resto de mi familia. —Grimmjow me levanta una ceja curioso mientras yo sonrío. —Hoy hablé con mis padres y van a venir de visita.

—¿Qué? ¿Cuándo?

—Mañana, pasado, en una semana. El lunático de mi padre no me quiso decir. Dijo que quería que fuera una sorpresa.

—¿Ya les contaste sobre mí?

—Uh…

—¡¿Aún no les has dicho?!

—¡Quería hacerlo! Pero papá se pone a parlotear y luego mis hermanitas. Pero te van a amar, estoy seguro.

—Sí claro, por como Kaien, Urahara y tú hablan de tu padre, seguro que me persigue a palos cuando sepa que me ceno a su hijito todas las noches.

—¡No le vamos a contar eso!

—Kurosaki es obvio que lo hemos hecho, no solo formamos el vínculo, además vivimos juntos y es obvio que compartimos la cama. Tu padre va a matarme.

—Hmp. Quizás lo haga, pero aun así te va a querer, créeme estoy seguro. —Grimmjow rueda los ojos, haciéndome reír y una vez más cortar la distancia para darle un par de besos y abrazarlo tan fuerte como puedo. 

Porque lo quiero, lo adoro, me encanta y me hace tan feliz el simple hecho de estar juntos. Claro, hasta que mi estómago se estruja y tengo que salir volando hacia el baño. Mierda, voy a vomitar.

—¿Kurosaki?

Ignoro a Grimmjow logrando cerrar la puerta y abrir la llave del agua a todo lo que da, antes de ir directo al inodoro a sacar el estómago por la boca. ¿Qué carajos me pasa? Oh no, seguro es porque he comido muchas cosas grasosas últimamente.

—¿Pasa algo? —Me pregunta Grimmjow, tocando la puerta y esperando.

En cuanto termino de vomitar, me levanto tembloroso, mirándome en el espejo mientras comienzo a llenar mi cepillo de pasta de dientes. Una vez que termino, me trago casi medio enjuague bucal, finalmente saliendo y topándome con Grimmjow que me mira con una ceja levantada.

—¿Qué pasó?

—No te digo, porque te vas a enojar. —Le digo sacándole la lengua mientras recojo mi ropa y comienzo a vestirme, también pasándole la suya.

—Dime ya carajo.

—Ugh, ¿Recuerdas que dijiste que no me debía comer todo el tarro de galletas? —Menciono avergonzado.

—¡¿Te lo comiste todo?! ¡Apenas ayer lo rellené!

—¡Pues se me antojaron! Y me las comí…creo que fue mucho. Pero ya estoy bien.

—¿Estás seguro? Ayer también amaneciste con el estómago revuelto.

—Ya me ha pasado antes, nada de qué preocuparse. —Grimmjow rueda los ojos, pellizcándome las mejillas y mordiéndome la quijada.

—¿Qué voy a hacer contigo? Eres un jodido tragón bobo y adorable.

—Y tú vienes de Cindy. —Ambos nos reímos, besándonos y abrazándonos. El simple hecho de estar entre los brazos de Grimmjow me hace sentir tan amado, especial e invencible. Sé muy dentro de mí que siempre que estemos juntos podemos afrontar cualquier reto que se nos presente en un futuro.

Notas finales:

¡Ya inició la historia del ShunUki, mi otra OTP! Esta vez los puse relativamente “jóvenes”, y lo digo así porque según mi historia aún están en sus treintas, así que hagan el esfuerzo e imagínenlo. Jushiro puede parecer ligeramente superficial por donde ha vivido y así, pero les juro que no es el caso. Es un bomboncito con chocolate y azúcar adorable. Un primor que Kyoraku quiere conquistar (?) Digamos que la historia de estos dos es…curiosa.

Por cierto tenía muchas ganas de utilizar a Toshiro adulto, bueno al menos mucho más alto, ya saben cómo el del manga. Se ve cool siendo alto y guapo jaja. Aquí será ‘mejor amigo’ de Tensa que es de su edad y además será medio la consciencia de Ukitake lol.

Y finalmente el GrimmIchi. Grimmjow es una bestia con boca imparable. No tiene límites, pero solo por Ichigo hará lo que sea necesario para probarle lo buen hombre que es para él. Por fin Grimmjow irá con Kyoraku y también vendrán los padres de Ichigo más algunas otras sorpresas…<3

Gracias por leer, los amo muchísimo. Cuéntenme qué les pareció el capítulo y nos vemos el próximo martes. ¡Ah y feliz Halloween/Día de muertos!

PD: Para los que siguen mi fic de Enamorado del comandante, este año SÍ habrá especial de Halloween, pero aún no lo termino, espero publicarlo para el viernes o sábado. Así que por ahí nos vemos :v <3


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).