Minho exhaló, cruzando sus brazos sobre su torso. Taemin se veía algo perdido, mientras decidían que película iban a ver. Torció los labios, pensando que tal vez no había sido buena idea invitarle a ir al cine. En lo personal, hubiese preferido llegar directo a su cama y dormir largo y tendido para reponer toda la energía que había usado los últimos días en el hospital. Pero, había pensado primero en Taemin, y que seguramente se había vuelto loco estando sólo, en casa. Ciertamente se había sorprendido al verle calmado, casi aletargado, observando el televisor mientras rascaba la espalda de Sweetheart. Por un momento había creído que su lindo novio había terminado de perder la cabeza, pero luego lo desechó al ver la mirada tan brillante que Taemin le había regalado al notar su presencia en casa.
Ahora que le miraba, realmente encontraba algo inquietante lo quieto que estaba. No sabía qué era, pero le molestaba. Dio un paso hacia adelante, tomándole de la mano, para dirigirle hacia la taquilla. Sentía que debía salir de ese extraño estupor en el que Taemin le estaba sumergiendo sin siquiera saberlo. Compró un par de entradas para la película que la cajera le recomendó y arrastró a Taemin hasta la dulcería.
-Amor, ¿quieres dulces?- Normalmente no lo diría, pero estaba empezando a entrar en desesperación, así que recurrió a medidas desesperadas.
-...¿Ah?...No...No tengo hambre...- Taemin exhaló, mirando la fila de personas, como si no pudiese comprender qué estaban haciendo.
Minho sostuvo el aliento, tratando de controlar el pánico que crecía dentro de su interior. Que Taemin no tuviera hambre era tan extraño, como aquel eclipse lunar en luna de sangre y superluna, siendo mes de luna azul, que había presenciado sólo dos veces desde que estaba en la tierra puente. Condujo a Taemin hasta la sala de proyección, esperando tal vez que la película animaría al demonio. Taemin adoraba ver películas, así que eso debería ayudar.
Mentiría si dijera que no pasó toda la película dirigiéndole preocupadas miradas al menor. En algún punto Taemin se había quedado dormido, y eso definitivamente no era normal. No estaba bien, él chico era el tipo de persona que jamás perdonaría a quien se queda dormido durante las películas, así que esto simplemente no podía estar pasando. Se trató de refrenar toda la película, pero en cuanto las luces fueron encendidas, y trató de despertarlo, casi perdió su forma humana del susto.
Taemin estaba frío, casi tan frío como lo estaría un humano con hipotermia. Taemin normalmente manejaba una temperatura corporal casi tres grados arriba que la del humano. Minho trató de calmar las palpitaciones que empezó a sentir, sabía que si se descontrolaba cambiaría a su forma de ángel, y no podría ser de mucha ayuda en ese estado casi incorpóreo. Dio una larga calada de aire, agitando con suavidad el hombro del menor.
-Cariño, despierta...- Susurró, siendo un poco más rudo al moverle para poder despertarle. -Vamos Tae, es hora de que despiertes...- Jadeó un poco más fuerte.
-...Um, ¿Min?- Taemin abrió los ojos, luciendo tan desorientado como antes. -¿Podemos ir a casa?- Cuestionó, logrando fijar su mirada en el ángel.
-Sí bebé, vamos a casa.- Afirmó. Taemin estaba más que enfermo, no irían a ningún otro lado que no fuera su departamento.
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