Taemin tragó el líquido que se deslizó por su garganta, descubriendo a medio camino que su botella estaba ahora vacía. Gruñó, dejando la botella sobre la barra y lanzando una mirada de mala muerte al barman para que le diera otra.
-Guau, que aguafiestas.- Jongin rio, dándole un trago a su propia cerveza.
-Déjame en paz, niño.- Gruñó nuevamente. -No estoy de humor.
-Ciertamente no.- Jongin le dio la razón. -Pero no estabas de este humor cuando llegamos.
Taemin suspiró, mirando su nueva cerveza frente a él. Jugueteó un poco con la etiqueta antes de voltear a ver a su amigo.
-En realidad sí, sólo qué...- Torció los labios. -Estaba tratando de controlarme. He estado tratando de contenerme toda esta semana que...- Le dio un largo trago a su cerveza, sintiendo como se ponía rápidamente ebrio, sólo para sentir su claridad volver de nuevo. Lo malo de ser un demonio, es que debido a que sus células podían modificarse para permitir el cambio de apariencia, tenían un alto metabolismo que prácticamente hacía que ningún demonio pudiera estar intoxicado de alguna sustancia. Incluido el alcohol. Taemin deseaba poder ahogar sus sentimientos en alcohol. -Es tan sólo que...Estoy tan enfadado...
Jongin alzó una ceja, mirando de manera extraña a su ex compañero de juergas.
-¿Enfadado?- Preguntó, con el tono de voz exacto para expresar que le parecía absurdo el llegar a dejar que alguien más le provocara una emoción.
-No lo entiendes, Jongin...- Exhaló. -Jamás lo entenderías. Estar enamorado es una condena, es lo peor que he podido experimentar en toda mi vida...Siento que me está corroyendo por dentro, y ni siquiera estoy hablando de la parte mala.
-Y ¿cuál es la parte mala?
Taemin miró la barra, mordiendo la parte interior de su labio. ¿Debería de contarle? ¿Valía la pena tan siquiera explicarle? Sabía que su hermano jamás se había enamorado, y jamás lo haría. Mucho menos de un ángel. Pero estaba tan molesto, que no podía seguir conteniéndolo. Quería despotricar, aún más, contra todo, incluido el creador, por haberle hecho de esta manera...tan vulnerable.
-Que no puedo dejar de hacerlo. No puedo dejar de quererle.- Susurró. -Lo que siento, -apretó su mano contra su pecho- no desaparecer a pesar de que quiero que se vaya. Me aterra por completo, y al mismo tiempo...- Miró a su hermano, entendiendo que quizás nadie en su familia jamás entendería cómo se sentía. -Me hace feliz. Me siento lleno y completo por el simple hecho de haberle encontrado. Sigo queriéndole, sin importar qué. He experimentado tantas cosas desde que le conocí, que es aterrador. Pero si se alejara...Me siento aún peor.
-Maldición Taem, suena como si agonizaras a diario.- Jongin se burló.
-Sí...Hace días, me descubrí sonriendo por el simple hecho de que podía verle mientras él se cepillaba los dientes. ¡Me sentí afortunado de estar ahí!- Sollozó. -No puedo dejar de quererlo, a pesar de estar tan molesto porque lo que me dijo no es cierto. El amor no se siente bien, duele mucho.
Jongin le miró de cierto modo horrorizado. Nunca había visto a alguno de sus hermanos sufriendo de esta manera. No podía simplemente burlarse, y estaba totalmente aterrado de que la extraña afección que Taemin padecía fuera contagiosa. ¿Cómo proceder ante esto?
-¿Realmente no puedes dejar de quererlo?- Cuestionó.
-No.- Taemin agitó su cabeza. -No puedo, a estas alturas lo quiero tanto que...He tenido tantas oportunidades de matarle, y darle fin a esto. Pero la idea de ya no tenerle conmigo me aterra aún más. Quiero que esté a mi lado por siempre mucho más de lo que quiero dejar de sentirme así de...- No, no podía decir que se sentía débil. Admitir su debilidad sería un enorme error en el bajo mundo. -Pero me mintió. Dijo que sólo tenía ojos para mí y entonces se quedó como estúpido mirando a Hyunah y...
-Oh esa vieja bruja.- Jongin gruñó.
Desde el fondo del bar se escucharon unas cuantas risas bobas, antes de disiparse en lamentos. Moonkyu regresó a la barra, haciendo un último guiño con el grupo de personas que había estado trabajando.
-¿Ya dejaste de regodearte en miseria?- Moonkyu se sentó, al costado izquierdo de Taemin. Alzó una ceja al ver como la botella entre las manos de su amigo estaba a nada de ceder ante la presión y volverse añicos.
-Na, hablamos de Hyunah.- Jongin respondió.
-Oh esa perra...- Moonkyu rodó los ojos. -¿Ahora qué hizo?
-Quería llevarse a mí Minho.- Gruñó entre dientes, despidiendo un aura negra.
-Uhh, sí, era algo que se veía venir.- Moonkyu asintió. -En parte es tu culpa, Taemin. Eres el único de su descendencia que no la ha amenazado de muerte.- Señaló.
-¿No estabas intentando follar algún humano?- Taemin ladró.
-Y me esperará en un hotel dentro de dos horas. Pero no cambies de tema, estamos hablando de tu horrible condición.
Taemin le mostró los dientes en señal de advertencia. Sabía que era diferente, siempre lo había sido, y eso era lo que había metido en tantos problemas a lo largo de su vida. Un gran ejemplo de eso era el haberse enamorado de un ángel, cuando los demonios simplemente no se enamoraban. Estaban tan atrofiados acerca de sus sentimientos, que no tenía sentido el que Taemin los hubiese desarrollado, y menos por un ser de luz.
-Nunca la amenacé, porque no me interesa en lo absoluto.- Gruñó. -Ahora sé que debí hacerlo, para que dejara de molestar.
-Podemos hacerlo por ti.- Moonkyu ofreció.
-No sería buena idea.- Jongin debatió. -Ella sabría que logró algo con su visita. Eso sólo la alentaría a volver.
-Aprecio tu oferta, Moonie. Pero no. No vale la pena...- Un suspiro se escapó del pecho de Taemin. -Nada vale la pena.