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Días en el Paraíso por Ari_123_love

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Minho caminaba alrededor de su departamento, sin encontrar tranquilidad alguna. ¿Qué estaría haciendo Taemin? No podía dejar de preguntárselo, esperando que el demonio volviera pronto a casa. Mordía sus uñas, intercalando miradas hacia la puerta. ¿Taemin volvería esta noche? ¿Tal vez a la mañana siguiente? Su preocupación no le dejaba pensar claramente, llevándole a escenarios en los que realmente no quería soñar. Necesitaba ver a Taemin, y abrazarlo contra su pecho para no dejar ir nunca más de su lado.

Minho detuvo su caminata al escuchar el seguro de la puerta ser removido. Corrió hasta el pasillo, encontrándose con la mirada de Taemin al momento de entrar. Abrió la boca, sin saber exactamente qué decir. Estaba cansado de que Taemin le ignorara, y ciertamente no quería discutir con él. Sólo quería abrazarle y rogarle por el afecto que tanto le profesaba a diario.

-Taemin...- Pasó saliva, pensando en cómo continuar. -Yo...pensé que volverías más tarde.- Y estaba tan aterrado de ese pensamiento.

-Esos idiotas me dejaron antes de que la noche terminara. Sólo estuvieron picando.- Taemin suspiró, terminando de entrar a la sala. Estaba enfadado y cansado. Pensó que sus amigos podrían distraerle, pero lo único que hicieron fue burlarse y después patearle fuera del bar para que dejara de repartir su mal humor. Una parte dentro de él le decía que de ese modo sus amigos le habían dicho que regresara a casa a arreglar las cosas con Minho. Gruñó entre dientes.

Minho recibió aquel gruñido como una señal directa de que Taemin estaba molesto. No pudo evitar preguntarse si su molestia ahora se debía a que había tenido que volver a casa.

-Tae...- Se atrevió a acercarse, tomándole del rostro para acariciarle. No pudo haberse sorprendido más al sentir que Taemin se recargaba sobre su tacto. -Cariño, no quiero que discutamos ya.

-Yo tampoco Minho...- Susurró, subiendo la mirada para engancharla con la del ángel.

-Tenía miedo Tae...- Suspiró. -Tenía miedo de que no volvieras, de que no quisieras verme...temía...- Jadeó, dejándose caer sobre los labios del demonio, consumiéndose en la desesperación.

¿Cuándo había sido la última vez que se besaron? Estaba tan desesperado que no podía recordarlo. Necesitaba recordar el sabor de su pareja, cada detalle dulce y agrio de esa boca que le sonreía tan fácilmente desde el momento en que se conocieron. El gusto de Taemin normalmente era dulce; ahora estaba un poco mezclado con el sabor de la cerveza. Esa sería una mezcla que normalmente le parecería aburrida, pero en la boca de Taemin le era tan adorable y añorada. Se pegó con fuerza al cuerpo ajeno, encajándose en cada hueco y espacio, como el par de piezas de rompecabezas que eran.

-Taemin...- Jadeó en un tono quebrado al separarse.

El demonio se veía genuinamente aturdido. Tomó a Minho por la camisa, aferrándose al ángel con fuerza. Frunció el ceño al ver a través de la bruma que estaba invadiendo a Minho.

-Pensaste que te iba a dejar.- Susurró.

Minho se mordió el labio inferior, asintiendo. Enredó una de sus manos en el cabello del demonio, asegurando la cadera con su otra mano.

-Pensé en muchos escenarios, de hecho.- Admitió. -Es tan sólo que, estás tan molesto conmigo. ¿Serías capaz? Sé que la respuesta es no, pero no estabas sólo. ¿Ellos te convencerían?

-Así que temiste que decidiera cazar, ¿no?- Taemin no sonrió, a pesar de gozo que empezaba a sentir. Ver a Minho así de preocupado siempre le decía algo. Solo que ahora no sabía qué. -Porque...¿qué mejor manera de herirte? Tal vez deba de hacerlo, Minho. Tal vez quiero tomar una víctima y eludirme en el placer de esta noche.

Minho dejó de respirar, abriendo la boca para decir algo, pero quedándose mudo. Asintió, entendiendo que lo que Taemin decía estaba especialmente dicho para lastimarle. Taemin le lastimaba con sus palabras. Al menos se lo estaba diciendo de frente...

-Minho.

Miró los labios rosados del demonio. Tan bonitos y a la vez mortales.

-¿Quieres ser mi víctima?

La aprensión sobre su pecho se anudó demasiado fuerte sólo para sentir un poco de alivio al escuchar a Taemin. No lo pensó, se entregó por completo al demonio que le exigía atención absoluta. Besó cada tramo que pudo, consumiéndose ante el calor de la piel ajena.

Paso tras paso, avanzaron sin darse cuenta. La ropa quedó desperdigada por todo el departamento, trazando un camino hacia su habitación. Taemin se sentó en la cama, mirando con un poco de maldad al ángel.

-Esta noche eres mi víctima, Min.- Jadeó, sentándose de rodillas en la cama, atrayendo más cerca al ángel. -Todo lo que harás será por mí, para mí placer.- Acarició la cadera del mayor, deslizando sus dedos hasta llegar a la base del miembro semi erecto. -Tú placer es mío, tú eres mío.

Minho gruñó al sentir la lengua de Taemin jugar sobre su pene. El demonio tenía ese dejo de maldad en su mirada, burlándose. Lo adoraba. Gimió, enredando su mano izquierda en el cabello del menor, deslizando su polla sobre ese par de labios pecaminosos. Taemin le miraba intensamente, moviendo su lengua a lo largo lentamente, jadeando con suavidad, casi como una travesura que disfrutaba.

-Taemin...- Resolló,  apretando los dientes cuando sintió la succión de la boca del demonio. -Taemin, amor~...- Gruñó.

No podían separar sus miradas, diciendo todo lo que necesitaban decir. Obviamente Taemin disfrutaba de llevar a Minho al límite de esta sencilla manera. Ahuecó sus mejillas, subiendo sólo un poco el ritmo, saboreando con su lengua el salado sabor del preseminal. Sus dedos se arrastraban desde los muslos hasta la cadera, paseándose por cada lugar que querían recorrer.

-Taemin…- Con cada suspiro, Minho se perdía un poco más en la oscura mirada que Taemin le dedicaba. Lo sabía, lo estaba observando con sus ojos de demonio. La oscuridad en ellos, sin embargo, no le causaba temor. Quería conocer esa oscuridad a profundidad, saber cómo es que podía habitar dentro de Taemin de una manera tan armoniosa.

Apretó su agarre sobre el cabello del demonio cuando Taemin deslizó un poco más su boca, provocando que Minho sintiera el inicio de la garganta del íncubo. Taemin deslizaba su boca en un vaivén tan lento, que Minho tuvo que morderse los labios para no empezar a jurar por la anticipación que se estaba anudando desde el fondo de sus entrañas. Jadeó desesperadamente, moviendo sus caderas más rápido, tratando de liberarse del tortuoso castigo que Taemin le estaba imponiendo.

Taemin se alejó lo suficiente, sonriendo groseramente. Lamió sus labios, colocando un beso en la corona que goteaba desesperadamente.

-¿Te gusta?- Exhaló, recargando su rostro sobre el muslo izquierdo del ángel, en un gesto mimoso. –Te deseo, y mucho Min. Deseo poder obtener de ti lo que necesito y quiero.

-Puedes hacerlo Taemin.- Se entregó por completo al momento, sabiendo que jamás desearía ser de nadie más que de ese demonio que tanto amaba. -Soy tuyo.

La sonrisa genuina que Taemin le regaló casi le robó el aliento; verdaderamente lo perdió cuando la lengua de Taemin se deslizó desde su muslo hasta sus testículos. Gruñó con fuerza, tratando de disfrutar de las alegres burlas que Taemin le regalaba.

Taemin murmuró una risita, colocando besos en la base del miembro, deslizando sus labios de arriba a abajo. Succionó el saco, y disfrutando del sabor salado de la piel, masturbando al mismo tiempo la polla erecta en sus manos. Un beso aquí, otro por allá, decidió dejar de torturar al ángel cuando los gruñidos de Minho se volvieron bufidos totalmente desesperados. Introdujo el miembro en su boca, hasta tocar fondo. Se tomó un par de segundos para disfrutar cómo Minho intuitivamente le tomaba del cabello en un vano intento de tener el control. Cerró los ojos, deleitándose con la sensación del miembro de Minho deslizándose por su boca. Chupó con fuerza, moviendose a lo largo de arriba a abajo en un exacto tempo.

-Taemin...Taemin ah...- Minho gruñó bajo, moviendo su cadera inconscientemente. -Cariño, por favor~.- Jadeó, no soportando más del lento movimento que Taemin le proporcionaba. Le tiró del cabello hacia atrás, en un firme agarré evitando que el demonio se puediera escapar. Entonces se dedicó a follar la boca del menor con fuerza, gimiendo con los pequeños movimientos que la lengua de Taemin hacía, apresurado por llegar al alivio. -Maldición Tae...Joder, tu boca es tan caliente...No puedo, voy a...

Le soltó, tratando de no ensuciarle con su orgasmo. Taemin, en cambio, volvió a tomarle entre sus labios y seguir con la mamada. Cada segundo un poco más de aquel líquido salado y amargo le empapaba la boca.

-Taemin...- Minho jadeó. -Amor voy a correrme.- Le advirtió, recibiendo a cambio el mejor trabajo oral que Taemin jamás le había dado.

Escalofríos recorrieron a Minho de pies a cabeza. Tocó el fondo de la garganta del demonio con un último golpe, derramando su orgasmo chorro tras chorro.

-Tae...- Gruñó, apartándose un poco antes de que la boca de Taemin volviera a tomarle.

Entre besos y lamidas el demonio le limpió, hasta no dejar rastro alguno de la eyaculación.  Taemin repartió besos a lo largo de la cadera, subiendo poco a poco. Se entretuvo un largo rato en los abdominales de Minho, mordiendo de vez en cuando. Sólo cuando se sintió satisfecho, continuó subiendo por el pecho, jugando, hasta llegar a las clavículas. Se aseguró de dejar marcas muy oscuras por todos lados, jalando cada sección de piel que besaba y succionaba.

-Mío.- Susurró, regalando muchos besos en el cuello del alto. -Mío, mío.

-Amor...

-¿Me besas Minho?- Lloriqueó, aferrándose con ambos brazos al cuello de su novio.

-Si amor.- Minho asintió, tomándole por la mandibula y atrayéndolo a su boca. Fue un beso duro y largo. Quería asegurarle que todos sus sentidos estaban siempre puestos en él, sin importar qué. Le empujó de regreso a la cama, colocándose por encima, sin separar sus bocas. Taemin le había tocado por todos lados, ahora era su turno.

Acarició el marco de la figura del demonio, presionando cada punto que sabía lograría sacar ruidos de la garganta de su novio. Bebió cada gruñido y gemido, deleitándose con las muestras de su placer.

-Te amo.- Susurró, besando repetidamente los labios abultados. -Te amo, te amo, te amo.- Repitió hasta el cansancio, esperando que Taemin dejara su resentimiento de lado. -Te amo tanto, mi amor.

Taemin asintió, respirando erráticamente. Apartó un poco al ángel, consiguiendo suficiente espacio para girarse sobre su vientre. Alzó las caderas y, pegó el pecho y los hombros a la cama, en una obvia invitación a que siguiera explorándole.

Minho jadeó, pasando sus manos por la cintura del demonio, acariciando las caderas y deteniéndose en el pequeño trasero de su novio. Le encantaba poder tener desnudo al chico, lo sentía como estar un poco más cerca de su corazón. Si pudiera tenerle en su forma natural, lo adoraría aún más.

Se movió, hasta alcanzar la mesa de noche que había de su lado de la cama. Del primer cajón sacó un tubo de lubricante, dispuesto a estirar a Taemin antes de penetrarle. Sabía que al demonio le gustaban las cosas un poco más rudas, pero no podía evitar preocuparse y tomar precauciones al momento de hacerle el amor. Su propia naturaleza no le permitía simplemente pensar en sólo su placer. Así que un poco de lubricante en sus dedos, inició insertando uno, moviéndolo en círculos y de adentro a afuera. Después de unos momentos agregó el segundo, y luego el tercero. Masajeó al rededor, curvando sus dedos hasta hacer que los suaves gemidos de Taemin se convirtieran en bufidos y gruñidos toscos. El menor se retorcía, agitándose y buscando más tacto que le proporcionaran placer.

Minho reemplazó sus dedos prontamente, empujándose dentro del menor. Gruñó por lo bajo, apreciando cada segundo en el que se deslizaba más a fondo.

-Min...- Taemin lloriqueó.

-Sólo un poco más amor.- Rogó con la mandíbula apretada, por poder estarse quieto por más tiempo. Querías sentir el ceñido canal envolverse a su alrededor antes de perder la cordura por completo. -Eres tan caliente...tan suave...- Jadeó.

-Min...Min...- Sollozos era lo único que brotaba de los labios profanos, rogando por ser follado duro.

El ruido de golpes rápidos llenó la habitación. Minho se aferró a las caderas del demonio, marcándole con sus dedos sin notarlo. Con cada estocada, Taemin gemía, girando sus caderas con tal de mantener por más tiempo a Minho dentro de su cuerpo.

-Maldición Tae…- Minho bufó, doblándose sobre el menor para poder trazar un camino de besos a lo largo de su espalda. –Te amo, te amo tanto cariño…- Repitió hasta llegar al oído del demonio. –Sólo puedo imaginarte a ti a mi lado, Taemin.- Susurraba, aumentando el ritmo de sus embates. Su mano izquierda se enredó por encima de la del demonio, ambas apretando con fuerza la sábana bajo ellos. –No puedo imaginar mi vida ya sin ti…- Mordió el lóbulo de la oreja, sonriendo ante el escalofrío que sintió venir de Taemin. –Te amo, te amo, te amo.

Cada empuje fue más fuerte, aun así contuvo su orgasmo. Se retiró a penas lo suficiente para poder girar a Taemin, volviéndole a penetrar rápidamente. Quería ver el éxtasis en la mirada de su lindo demonio. Quería poder ver cómo Taemin saboreaba cada segundo de este encuentro sexual que llevaba muchas más cosas implícitas.

-Mío…- Taemin le abrazó por el cuello, acercándole para besarle y morderle los labios. –Mío, eres mío. Mi amor, mi pareja, mi Minho.- Gruñó, envolviendo sus piernas alrededor de la cadera del ángel. -¡Joder! Juro que voy a matar al siguiente ser que se te insinúe…- Maldijo, echando la cabeza hacia atrás cuando Minho empezó a besarle el cuello. –Ah~, Min…- Gimoteó. –Más, más…

Minho mordió con fuerza el punto que había estado besando en el cuello de Taemin, sintiendo que estaba a punto de llegar. Aumentó la velocidad de sus penetraciones, siendo rudo y tosco. Los gritos de Taemin llenaron la habitación rogándole por más de ese burdo sentimiento. Lo amaba, amaba como Minho se dejaba llevar por la lujuria, profesándole al mismo tiempo palabras de amor sinceras.

Enterró sus dedos en la espalda de Minho, arañándole cada vez que sentía electricidad subir desde los dedos de sus pies hasta su espalda. Jadeó, arqueando la espalda al sentir la ola de lujuria que provenía de Minho. El ángel estaba en su límite. Entonces lo sintió, el cuerpo de Minho tenso, moviéndose largo y duro, derramándose por completo. Sentirse tan lleno de Minho le terminó de dar el impulso que necesitaba para alcanzar su propio orgasmo y eyacular.

Estuvieron varios minutos sólo enredados, tratando de controlar sus respiraciones erráticas. Minho pegó su frente con la de Taemin, cerrando los ojos un momento. Si pudiera estar así para siempre con el demonio, sería feliz por completo.

-Realmente pensé que no volverías esta noche.- Confesó, abriendo los ojos y mirando con atención al chico bajo de él. -Estaba aterrado.

-Oh mi amor...- Taemin acarició la mejilla del ángel, sintiéndose vacío en cuanto se desembonaron. -No puedo hacerlo. Aunque quisiera, como me siento, estoy atado a ti.

Se acomodaron un frente a otro, ambos recostados de lado. Taemin extendió su mano, enredando dedos con el mayor.

-Ellos son mis amigos Minho.- Señaló. -Antes no podía decirlo, porque no lo sabía. Pero ahora puedo asegurarte que son mis amigos...Lo que siento por ellos, es parecido a lo que siento por Kibum.

Minho mordió su labio inferior. No podía evitar recordar el hecho de que Taemin había admitido haber dormido con ese par de demonios. Simplemente no se sentía tranquilo.

-Ellos te conocen...saben tus gustos...

-Sí, ellos lo hacen.- Taemin suspiró. -La edad para venir a la tierra, y la madurez sexual de un demonio no coinciden.- Relató. -Viví muchos años en la oscuridad, entonces me mandaron a la tierra puente y...No tenía idea de nada. Jongin es de la cuarta generación, Moonkyu de la sexta. Ambos nacieron aquí. Yo no tenía idea de cómo manejarme en este mundo. Ellos me lo enseñaron todo, literalmente. Sin ellos, no sabría cómo usar un microondas, maldición.- Rio. -Aun así, nuestras edades son muy cercanas. Llegamos a la madurez sexual por el mismo tiempo. Era simplemente natural que experimentara con ellos. Me gustan ciertas cosas, y otras tantas no. Tuve más amantes después, con los que fui descubriendo más de mí...- Exhaló. -Pero nadie jamás me enseñó lo que tú, Minho. Me amas, como yo te amo.

Minho bajó la mirada. Se sentía culpable ahora. Los amigos de Taemin habían sido, en su retorcida manera de ser, su verdadera familia. No podía enojarse por la manera tan fácil y sencilla en que confiaba en ellos. Y tenía que simplemente aceptar esa fea sensación que tenía al saber que Taemin había dormido con más personas antes que él. Taemin era así, y le daba un brillo muy característico a su forma de ser.

-Perdóname por alterarme.- Habló bajito. -Es tan sólo que...estabas muy molesto conmigo. Tal vez tú realmente querrías verme sufrir...O eso pensé.

-No puedo verte sufrir Minho. Me duele verte así.

-Lo sé, Tae, lo sé. Pero...- Miró al demonio. -Eres un demonio después de todo...

-Lo soy. Uno diferente.

-Y yo un ángel diferente.- Minho concordó.

Taemin soltó la mano de Minho, escondiéndola debajo de su almohada.

-Toda mi vida he sabido que soy diferente. Lo puedo sentir en mí. Siempre pensé que era algo malo. Hasta que te conocí. Pensé que si me correspondías tal vez es porque era algo bueno el que yo...nosotros...seamos diferentes...Pero ahora, después de lo que ha pasado.- Inhaló con fuerza, soltando el aire con algo de miedo. -No sé qué pensar, Min.

Y era tan sólo que, si Minho podía enamorarse de un demonio, ¿qué evitaría que se enamorara de otro? Taemin había estado aterrado con ese pensamiento que se había colado dentro de su mente la misma noche en que su madre les había visitado. Ciertamente, él no amaría a nadie más de la manera en que amaba a Minho. Pero, ¿Minho podría hacerlo?

-Te amo, Taemin. Nunca lo dudes.- Minho se apresuró a limpiar la lágrima que amenazaba con salir de Taemin. -Aun cuando caigo en hechizos, tú estabas ahí en la parte trasera de mis pensamientos. Yo comparaba todo lo que ella hacía y decía. Sólo que no podía decir a qué lo estaba comparando. Entonces te mencionó, y el hechizo se rompió para mí. Porque siempre estoy pensando en ti. Eres mi pensamiento más feliz.

Taemin sintió que el aire le faltaba. Cubrió su rostro con la almohada, sollozando. No  pensó jamás que podría amar aún más a Minho, pero sus palabras sólo le habían hecho caer más por él.

-Tae, amor, no llores por favor.- Le rogó. -Lo prometo, me haré más fuerte para no caer tan fácilmente en hechizos. Por favor, deja de llorar mi amor.

Taemin sacó la cabeza de la almohada, limpiándose el rostro con la palma de su mano. Asintió, a pesar de saber que lo que Minho prometía era algo difícil de cumplir. Sin embargo, le hacía feliz.

-Yo también te amo, Min. Te amo mucho, no lo dudes nunca.


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