-¿Pero por qué tengo que ir yo?- Kibum gimoteó, siguiendo a Taemin hasta la florería.
-Fuiste parte del problema, tienes que ayudarme a salir de él.- Gruñó, para nada contento.
-Yo no te dije que resolvieras de ese modo las cosas.- Gimoteó una vez más, suspirando ante la frescura de la florería en cuanto Taemin abrió la puerta.
-Buenas tardes Taemin, ¿traes un amigo?- La florista les sonrió amablemente, mientras envolvía un par de ramos.
-Señorita Bom.- Taemin rio en medio de su saludo. -Él es mi amigo Kibum-hyung.- Porque sí, por apariencias Taemin lucía más joven, y le encantaba presentarse ante los humanos como el mejor amigo menor de Kim Kibum. -Queremos comprar un ramo de flores.
-¿Motivo?- Bom pasó su mirada de un chico al otro.
-¿Tienes algo que diga lamento haberte hecho caer por las escaleras y causar que te rompieras una pierna, pero estabas sacándonos de quicio con tu nuevo puesto de coordinador de la trayectoria?- Kibum informó de más, vengándose por el usual comentario de Taemin acerca de “ser más joven”.
Bom rio, cubriéndose la boca ante la hilaridad no planeada del par de amigos.
-De hecho, sé cuál es el ramo perfecto para pedir perdón.- Salió de detrás del mostrador y se dirigió hacia los refrigeradores con cubetas llenas de flores del día. -Juncos y orquídeas. Los dos buscan pedir perdón, si bien los juncos son más acerca del afecto, y esto una situación laboral, las orquídeas lo equilibrarán con su elegancia.
Ella regresó al mostrador, acomodando las flores sobre papel marrón y empezando a formar el ramo.
-Vaya, sabe de esto.- Kibum admiró el conocimiento de la chica.
-Bom es la mejor.- Taemin reafirmó. -Por eso me gusta venir aquí.
-Disculpa pero ¿no te da miedo este chico?- Kibum de apoyó en el mostrador, queriendo molestar al demonio. -Le rompió la pierna a alguien, es un criminal.
Bom rio, asintiendo.
-No, no me da miedo en lo absoluto.- Terminó de amarrar el ramo. -Entiendo que los accidentes ocurren, una vez por accidente le rompí el brazo a mi hermano…cuando no me devolvía mi muñeca.- Gruñó.
Kibum rápidamente se apartó del mostrador, mirando con asombro a esa noona, y su bonita sonrisa tranquila, mientras cobraba en vez de pensar mucho en lo que había dicho. Maldita sea, ella y Taemin eran de la misma calaña.
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