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Días en el Paraíso por Ari_123_love

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Llegar al departamento y escuchar silencio era siempre una mala señal. Minho caminó con recelo, hasta ver que Sweetheart y Launcelot dormían tranquilamente en la entrada de la cocina. Al menos ellos estaban lo suficientemente tranquilos como para descansar después de su caminata de las seis de la tarde, por lo que significaba que lo que sea que estuviese pasando no podía ser tan malo.

Minho definitivamente no se cansaba de ser un iluso.

No le tomó demasiado darse cuenta de por qué el silencio cuando entró a la habitación. El cuarto estaba totalmente oscurecido, pero eso no significaba que estaba vacío. No necesitaba verlo, sentía a Taemin ahí. Por un segundo sintió miedo de encender la luz y descubrir que era lo que Taemin hacía. Pero, si no la encendía, estaba muy a merced de la travesura del demonio.

A regañadientes presionó el interruptor, descubriendo a Taemin sentado a mitad del cuarto, sonriéndole malvadamente. Eso no lo asustaba, en lo absoluto. Sabía que el demonio se comportaba de manera muy suave a su lado, a comparación de las cosas que pudo llegar a hacer en su pasado. Así que no comprendía en lo absoluto lo que Taemin había hecho.

-¿Pero qué…- Jadeó, arrodillándose frente a Taemin.

El demonio tenía unas enormes tijeras para ropa, y estaba rodeado en muchos retazos de tela. Sólo le tomó un momento a Minho darse cuenta que los trozos de tela anteriormente habían sido sus camisas. Volteó sin pensarlo hacia su closet, que estaba abierto de par en par. De sus camisas colgadas, sólo quedaban unas cuantas, como la que usó el día que había hecho el amor con Taemin por primera vez, o la camiseta que llevaba el día que se conocieron. Probablemente las otras también tenían significado, pero el resto no. No cuando ahora sólo eran girones en el suelo. Minho se quedó perplejo, mirando el desastre que había a mitad de sala.

-Decidí que necesitas un cambio de guardaropas.- Exhaló tranquilamente. -¿Min?- La inocencia en la voz de Taemin provocó un cortocircuito en Minho lo más seguro.

-Dame un segundo Tae…- Susurró, poniéndose en pie y sentándose en la cama. Se sentía muy contrariado, tanto que no podía describirlo. Tras varias respiraciones profundas pudo abrir la boca y decir algo. –No puedo enojarme contigo, no me siento capaz de hacerlo…Pero no lo entiendo…

Taemin rio, suave, sin pretenciones malvadas. Se paró, llegando hasta su novio y sentándose a su lado.

-Muchas veces hago las cosas sin saber por qué las hago.- Le explicó. –Pero esta vez sé lo que estoy haciendo.- Afirmó.

-¿Qué se supone que me ponga ahora?- Preguntó a la nada, mirando fijamente la puerta que quedaba justo frente a él.

-No te preocupes por eso, conozco tus medidas. Seré un devoto novio que comprará muchas camisas a su pareja.- Le aseguró. –Ahora, no vayas a moverte por un segundo.

Minho se quedó congelado al escuchar el ruido que hace el filo de las navajas de las tijeras cuando se tallan la una contra la otra. ¿Taemin había cortado algo de su cabello? Se giró, mirando el mechón de cabello en la mano del demonio. La sonrisa de satisfacción en el rostro de Taemin le causó un ligero escalofrío. Corrió a tocarse el cabello, descubriendo que Taemin había hecho un buen trabajo al escoger de dónde cortar el mechón, no parecía haber ningún hueco.

-¿Qué es lo que estás haciendo?- Exclamó alarmado.

Taemin rio, poniéndose de pie y caminando afuera de la habitación. Minho lo siguió con la mirada, descubriendo que Taemin colocaba el mechón del cabello entre las hebras de hilo que había comprado recientemente. Todavía no descubría qué estaba haciendo el demonio, pero más le valía descubrirlo pronto, por su propia sanidad mental.

Vivir con un demonio, a veces era un poco extenuante.


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