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Días en el Paraíso por Ari_123_love

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Minho respiró con alivio en cuanto entró al auto. Taemin se sentó en el asiento del copiloto, echando hacia atrás la bolsa con los extravagantes juguetes y otras cosas que había ccomprado. No quería saber qué había ahí, no al menos hasta llegar a casa y estar en un lugar donde verdaderamente nadie los vería. Tal vez era un pudoroso de más, pero Taemin era un libertino, y eso le estaba causando un ataque de nervios.

-¿Qué le decías a la chica?- Se aclaró la voz al preguntar, nervioso. Ciertamente, una parte de él también se encontraba muy ansiosa por ver qué era lo que Taemin había planeado hacer con su basta compra.

Encendió el auto, saliendo del estacionamiento e iniciando su camino a casa.

-Me preguntó por mis perforaciones.- Taemin se encogió de hombros, provocando que Minho se sintiera sólo un poco decepcionado con esa respuesta. Imposible, Minho los había visto señalarle, ellos debieron hablar de otra cosa. -Y luego yo empecé a presumirte, mi guapo y alto ángel. Le dije que mi propósito era convertirte en mi macho azotador.

Sucedió demasiado rápido, Minho soltó un gritillo de sorpresa mientras que el auto salía del camino, porque sin querer giró el volante. ¿QUE TAEMIN HABÍA DICHO QUÉ? Logró recuperar el control del auto, regresando a la vía, mientras agradecía que no hubiese ningún otro auto cerca. Estaban en una hora con poca afluencia vehicular.

-¡Taemin!- Le regañó.

-¿Qué?- Se limitó a imitar el tono de Minho. –Es mi deseo, que seas un poquitín más rudo cuando me tomas.- Indicó, juntando su pulgar y su índice señalando la cantidad deseada. –Me gusta cuando te descontrolas, y quisiera enseñarte a perder el control más seguido. Tal vez inicie con un examen.- Desabrochó su cinturó, para cernise sobre Minho. –Estás tan ansioso, quisiera saber por qué.- Susurró al oído del ángel, deslizando su lengua a lo largo de la oreja en la que hablaba.

-Taemin…- Ahora fue un jadeo que se escapó de los labios de Minho, temblando.

-¿Sí Min?- Le provocó. -¿Hay algo que quieras decir?- Suspiró, deslizando su mano sobre el muslo del ángel.

Se escuchó como las llantas se quemaban en el asfalto, Minho había frenado sin querer al sentir la mano del demonio travieso recorrerle. Cerró los ojos, tomándose un segundo para recomponerse y continuar su viaje.

-¿Por qué eres así?- Jadeó, con la voz enroncada por la excitación que no podía evitar sentir ante el provocativo demonio.

-Soy un maestro muy riguroso.- Taemin sentenció, besándole la mandíbula. –Este será tu primer examen, quiero saber qué tan bien estás en la materia.- Rio, bajando su mano del muslo hacia la entrepierna de Minho. –Vas muy bien, a decir verdad.- Terminó por mordisquear el hueso de la mándibula que había besado antes, mientras que deliberadamente repasaba la erección escondida bajo el pantalón de su novio. –Los exámenes orales suelen poner nerviosos a las personas.

-Tae~, no podemos…- Minho intentó detenerle. Taemin jugueteando entre sus piernas no era algo deseable mientras intentaba conducir un auto.

-Tsk, tsk, tsk. Esa afirmación es incorrecta, amor. Tendré que bajarte puntos, e iniciaré bajando tu bragueta.- Se burló, deslizando el zipper hacia abajo y colando sus dedos dentro, volviendo a juguetar con la dura erección.

-Tae…

Taemin soltó un ruidito de emoción, disfrutando de la poca resistencia que, de hecho, Minho estaba poniendo. Se agachó, sosteniéndose de la rodilla derecha del ángel con una mano, acercándose al miembro latente bajo la ropa interior. Se le antojaba demasiado. Deslizó su lengua de abajo hacia arriba, mojando con su saliva el bóxer que Minho llevaba puesto. Por supuesto, una pequeña parte de esa humedad era algo más que la saliva de Taemin.

-No te desconcentres, aún tenemos que llegar a casa.- Taemin miró a Minho, sonriéndole desgraciadamente al guiñarle un ojo.

Volvió enfocarse en la erección, usando su mano libre para dejarla salir entre la ropa del ángel, liberándola. Incluso dejó fuera las bolas de Minho, empezando con darles una larga y humeda lamida.

-Estás tan excitado y sensible.- Rio, burlándose.

Apenas y tocó con sus labios aquella dura carne, para cuando escuchó como Minho perdía el aliento, haciendo un gran esfuerzo por mantenerse en el camino. Oh sí, eso quería. Deseaba que Minho tuviera tal conflicto de no saber si detenerse a mitad de calle para disfrutar de la felación, o de pisar el acelerador para llegar mucho antes a casa.

Usó sus labios, deslizándolos hasta atrapar la cabeza entera dentro de su boca, succionando lentamente. Juguetonamente dio una pequeña mordidita, escuchando un gruñido gutural como respuesta.

-Taemin, nos van a ver.- Minho bufó, apretando la quijada en un absurdo intendo de mantener el control de todo.

-¿Algún problema con eso?- Taemin le había liberado un segundo, sólo para reír. –Te sugiero que, si no quieres que nos vean, lleguemos a casa pronto.- Entonces regresó a su labor. Aplanando la lengua, la deslizó desde donde iniciaba esa pequeña línea de carne que cruza a lo largo el pene, hasta llegar a la punta donde dibujó circulos alrededor del orificio que rezumaba preseminal.

-¡Joder Taemin!- Minho volvió a dar un frenon, reiniciando la marcha.

El demonio murmulló una risita, aprovechando de su cercano contacto con Minho, molestándole atrevidamente.

Minho ya no sabía hacia dónde se dirigía, estaba manejando por instinto, apenas logrando mantenerse en el camino. Las calles no las conocía, estaba un poco seguro que estaban ahora en la carretera principal. Seguro que este iba a ser el viaje a casa más largo de su vida.

Pudo recuperar algo del control perdido en cuanto Taemin dejó de hacer jugarretas, atrapándole en un constante vaivén. Se sentía tan malditamente bien, que ni siquiera podía recordar por qué no quería que Taemin le hiciera una mamada mientras manejaba de regreso a casa.

-Cariño, por favor…- Jadeó, tentado a soltar una de sus manos del volante, bajándola rápidamente hasta tomar el cabello negro del demonio. Empujó, sintiendo aquella boca caliente deslizarse sin dificultad alguna. –Maldición, maldición, maldición…- Suspiró entre dientes, pisando el acelerados por impulso. Necesitaba llegar.

Cada movimiento de los músculos de la garganta de Taemin, el cómo movía su lengua provocativamente, incluso sus manos traviesas acariciando el escroto, eran una larga tortura que Minho no quería detener. Jadeaba, con desespero, suplicando entre dientes por un poco más, porque Taemin tuviera piedad y lo llevara hasta el fin.

Gruñó entre dientes, apretando el volante con la mano que aún mantenía ahí. La otra estaba demasiado ocupada marcándole el ritmo. Iba a explotar, pronto, estaba demasiado cerca. Tanto, que casi miró con alivio ver que regresaban a la ciudad, a pesar del tráfico, y de los posibles tránsitos a los que tendrían que pasar para poder llegar al departamento. Sólo quería el poder dejar de lado la responsabilidad de manejar apropiadamente, para concentrarse en ese par de bonitos labios que rodeaban su circunferencia sin problema alguno.

Fue intervención divina, Minho casi podía jurarlo. Pero, ver el enorme edificio donde estaba su departamento fue casi tan alucinante como la idea de poder ya correrse. El estacionamiento subterraneo fue una verdadera proeza de manejar, Minho con dificultad logró aparcar en el primer espacio vacío que notó, apagando de mala manera el motor.

-¡Maldición Tae!- Gritó. –Eres peligroso bebé…- Con un largo gemido echó la cabeza hacia atrás, disfrutando de la sensación del deseo de Taemin recorrerle en vibrantes ondas de placer. Oh infiernos, Taemin lo estaba disfrutando tanto como él. –Oh no, no, no…- Gimió. –Tae, Tae, Tae…

Con fuerza se vino, golpeando la parte de atrás de la garganta del íncubo, hasta vaciar su orgasmo por completo.

-Rayos Tae…- Se quejó, apretando los ojos por un segundo. –¿Cómo es esto un examen oral?

-Tú respondías mientras yo te hacía el oral.- Taemin exhaló, cuidadosamente reacomodando la ropa de Minho, para esconder su poca desnudes. –Suena a un examen para mí.- Farfullo una risita.

Minho recuperó el aliento, cerrando la bragueta de su pantalón un momento antes de mirar a su novio maldito.

-Baja del auto.

Taemin se cubrió la boca, escondiendo su mala sonrisa. Si no hubiese sentido la imperiosa necesidad en Minho, se hubiera asustado de aquella comanda. Apenas logró bajar del auto, para cuando ya se encontraba en los brazos de Minho, siendo besado con desespero.

-¡Amo hacerte perder el control!- Gritó en un tono demasiado agudo de felicidad, mientras era alzado del suelo por el agarre del ángel. -¡Modo macho azotador on!- Rio.

Minho rodó los ojos, soltando una sencilla sonrisa. Taemin era un verdedor demonio que le gustaba molestar, e iba a hacerle pagar por eso.

Desaparecieron a mitad del estacionamiento, dejando todas sus compras atrás y olvidadas; dirigiéndose hacia su habitación con nada más en su mente que continuar con eso que habían comenzado en el auto.


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