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Fanfickers por Miny Nazareni

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Notas del capitulo:

Si alguien dice que la Semana Santa no es productiva, que venga y nos damos en la... ok no, pero sin duda estos días de asueto me han ayudado a ponerme al corriente en todas mis historias, empezando por este fic ;)


Espero que el fruto valga la pena.


Mil gracias

Bitácora de una fujoshi. –Parte 4: Cuando los planes fallan, nace el amor.

 

No tenían ni la más remota idea de cómo se había enterado, pero ahí tenían a la fujoshi loca y a su novio, ambos listos para darle la despedida. Adam negó haberles dado información, pero nadie le dio la debida atención. En cuanto llegaron a la pensión de Leonor, el menor de 17 años se dirigió a su habitación para hacer sus maletas. Franco se ofreció a ayudarle, y juntos empacaron sin tardar mucho, pues recién había llegado, por lo que no pudo sacar mucho e instalarse.

Mientras realizaban dicha labor, el celular de Adam sonó un par de veces, indicando que se trataba de su progenitor. El jovencito contestó la llamada y dio las instrucciones para poder llegar al hogar de Franco. Estaba temeroso de cómo se comportaría su padre, pero no quería ser tan fatalista. El consuelo de Franco vino en forma de caricia en su hombro y él lo agradeció mucho.

Bajaron a la sala principal para esperar a su padre y en ningún momento Franco se alejó de su lado, lo que hizo fangirlear y especular de más a la pareja amante del Boys Love. El joven español hizo lo posible por ignorarlos, pero su abuela e Imelda parecían propensas a unirse al juego de la fujoshi y su novio fudanshi.

El padre de Adam llegó puntual como lo había prometido, tocó la puerta, Leonor le recibió y el mayor fue muy amable con la mujer. Franco lo observó atentamente mientras agradecía las molestias dadas por Adam. Era un hombre de gran estatura, lucía un bigote recién retocado, su cabello empezaba a tener las clásicas entradas de calvicie que alguien de más de 40 años desarrolla a tal edad. Su expresión era serena, no lucía como el hombre estricto y despiadado que se había imaginado cuando Adam le habló de sus problemas con él, lo cual le hizo comprender la confusión del ficker de 17 años. No actuaba como si detestara a su hijo, pero sí mostraba cierta aprehensión a cualquier movimiento suyo. Bastó que le viera del brazo con Adam y entendió que era un acto no permitido para él.

¿Homofóbico? No, esto luce como algo distinto, especuló el universitario y dejó marchar a Adam con un guiño, un gesto intencional para provocar un desmayo en Mandy, una ceja enarcada en Andrés, risitas burlonas en su abuela e Imelda, un dulce sonrojo en Adam y un infarto al miocardio al padre de éste.

                —Nos veremos pronto Adam. Recuerda que siempre serás bienvenido—comentó su abuela con ternura, tomando sus manos mientras se despedía.

                —Muchas gracias abuela Leonor—respondió Adam sintiendo su cariño en cada palabra.

Se marchó diciendo adiós con su mano y junto a su padre salieron de la pensión. Franco le dijo adiós con cierto pesar, pues si ya viviendo juntos era muy complicado conquistarle, no se imaginaba lo peor que sería estando lejos. Fue como si Mandy leyera su mente y problemas, pues una vez que estuvieron seguros de que Adam ya no estaba cerca, la chica fujoshi esbozó una perversa sonrisa que le dio mala espina a todos, incluso a Andrés.

Y mira que él ya estaba acostumbrado.

                —Puedes babear un poco más, seguro que no eres obvio para nada.

El comentario en otro momento le habría divertido, en realidad Anastasia era una experta lanzándole puyas peores, pero considerando los recientes hechos, Adam rechazándole indirectamente con demasiado fervor y él confesándose a cada momento sin ser notado, definitivamente no tenía el humor de siempre.

                —¿Es que acaso no lo sabéis? Ese el puñetero problema, me he declarado al jodido adolescente toda la mañana y no se da cuenta. Hay que ser pelotudo para eso.

                —Franco—regañó su abuela sintiéndose divertida con su frustración—. No quiero malas palabras en mi casa.

                —Lo lamento abuela—se disculpó el español y trató de justificarse—. Estoy tan jodido.

Andrés y Mandy asintieron, era fascinante como un chiquillo tenía tanto poder con un tronar de dedos, pero les divertía al mismo tiempo. Franco era conocido en el mundo fanficker por tener el dominio de todo, nunca permitir una derrota y ser necio hasta el tuétano. Cuanto más le rechazaba Adam, aumentaba su interés, sin embargo, parecía estarlo sufriendo en verdad y los sueños de Mandy se veían cada vez más factibles.

Franco ya está loco por él, sólo hace falta que Adam caiga, confabuló la chica en su cabeza.

                —Relájate Franco, veo que necesitas la ayuda de gente experta en romance BL—se señaló a sí misma y a su novio.

El fanficker de 22 años giró los ojos sintiéndose más patético aún, él era un experto en el BL, escribía toda clase de historias yaoi y siempre sabía qué giro dar. Pero Adam le confundía demasiado y detestaba no tener el control.

                —No diré que somos unos expertos como tal, pero te podemos aconsejar según nuestra percepción. A veces, una mirada externa es buena ayuda.

Las palabras de Andrés fueron un viento fresco, en ocasiones olvidaba que él era el cuerdo de esa relación, aunque claro, él había creado a esa fujoshi loca sin remedio. La abuela de Franco se acercó a él palmeando su hombro para animarle, Imelda levantó un pulgar en señal de aprobación y el joven se sintió mejor.

                —Bien, los escucho.

El fudanshi estaba por plantearle a Franco que debía ir más despacio con Adam, acumular puntos, tener detalles con el joven y así poco a poco ganarse su cariño, pero Mandy no le dejó expresar todos estos argumentos de forma pausada. Ella cruzó los brazos y fue cruelmente directa.

                —No seas tan lanzado. Date a desear, pero sin exagerar. Y más importante, ve lento.

Fueron tres frases que hicieron sentir a Franco un estúpido adolescente de trece años nuevamente. La primera vez que alguien le gustó, fue una chica, recién había entrado a secundaria, tenía la hormona a todo lo que daba y por lo mismo fue demasiado sincero. Se confesó a la chica con tanto ímpetu que ella salió corriendo. La segunda vez ya tenía quince años y fue directo al punto que quería. Fue así como perdió su virginidad, pero después se arrepintió, pues la chica le salió con un teatrito tratando de embaucarlo con un embarazo fingido. A los 17 aprendió que debía moderar un poco de todo y las cosas con el chico con el que salió en ese momento no fueron tan mal, pero eran tan indiferentes el uno con el otro que, vergonzosamente, terminaron siéndose infieles mutuamente.

Había salido con varias personas, pero nunca supo manejar bien la situación y le daba igual. Sin embargo, era la primera vez que deseaba hacer las cosas bien y Adam le mareaba demasiado con tantas vueltas.

                —Yo no lo hubiese dicho así… pero sí—explicó Andrés notando el corto circuito en Franco.

                —Entiendo, ir lento—mentalizó el español y agregó—. Si no funciona os juro que lo rapto.

                —Y yo estaré encantada de ayudarte con el secuestro—mencionó cantarinamente Mandy y Andrés giró los ojos.

No había necesidad alguna, Andrés confiaba en que las cosas caerían por su propio peso, sólo que debían hacerse meticulosamente. AD Yaoi o Adam, como quisiera ser llamado, era un amante del cliché, la mejor forma de llegar a él era esa.

Y Frances BL hacía drama, pero sus parejas también destilaban miel cuando se lo proponía.

****

Ya instalado en su nueva habitación, no deseó cenar, aún si su mamá había preparado su platillo favorito, no se sentía con ánimos de alardear sobre sus primeros días en el país latino. La principal razón era que durante la bendita “cena”, su padre no dejó de lanzarle miradas furtivas, como si quisiera una explicación ante algo que él no entendía. ¿Por qué no era claro? Si ya se había enterado de sus preferencias y se sentía decepcionado por ello, debía ser directo y decírselo. Eso de ser ambiguo no iba con él, aún si él era despistado en algunas ocasiones.

Su mamá no ayudó al patear a su esposo en contadas ocasiones, casi como si deseara un ambiente familiar cálido y sin indirectas confusas. Aquello terminó por quitarle el apetito y se disculpó ante su madre dejando el plato intacto. Hacía unas horas se había divertido sin parar con el parlanchín Franco y ahora estaba atrapado en su casa, no sabía si su padre le dejaría seguir en el Suke de Oro. Tarde o temprano el hombre preguntaría de qué se trataba su convención y él no sabría mentir.

“Es sencillo papá, resulta que me gusta escribir sobre homosexuales teniendo romances y lo que es más interesante, yo soy uno, me gustan los chicos, así como Jake o Franco, en gustos se rompen géneros. ¿No crees?”

Se burló de su propia broma mental hacia su padre y miró la computadora recién colocada en su escritorio. Sonrió sin poderlo evitar, cuando tenía días así de confusos y cargados de pesimismo, le gustaba escribir cualquier cosa. No había actualizado su fanfic debido a todo el ajetreo y, ahora mismo, no se sentía con ánimos de escribir sobre su pareja en “Amores rebeldes”. Su historia iba de un par de adolescentes que se escapaban de sus casas para conocer el mundo y en el proceso se enamoraban, demasiado clásico el concepto, y lo sabía, pero no por ello dejaba de amar su historia.

Aunque ahora mismo quisiera ser Frances BL y darle un final trágico a todo. Frunció el ceño, encendió su computadora y mientras esperaba a que iniciara el sistema por completo, pensó en Franco y lo fácil que sería ser como él. Libre, independiente y sin complejos. Su novia debía ser una chica igual de extrovertida que él, de lo contrario no se explicaba cómo podrían estar juntos a pesar de que él se diera sus escapadas a otros países. Si él mismo tuviese un novio como Franco, se la viviría pegado al teléfono para poder escuchar su voz de lo mucho que le extrañaría, claro, él era un cursi sin remedio, pero a juzgar el comportamiento de Franco, él también podía ser muy efusivo.

Dio una risita imaginándose por un momento como el novio posesivo y celoso de Franco Albano y la imagen le hizo sentir mejor, era algo sin duda muy descabellado como para hacerle reír y olvidar.  Comenzó a escribir concentrado en sus sentimientos, creó una historia corta donde un par de chicos enamorados se separaban de la nada por culpa del padre de uno de ellos. Plasmó lo mejor que pudo los sentimientos de tristeza que embargaban a ambos personajes, lo mucho que se extrañaban a pesar de llevar poco tiempo separados y cómo ambos se consolaban en la distancia. A su historia le agregó detalles un poco fatalistas, cartas escritas para comunicarse el amor que se tenían y al final, cuando uno de ellos lograba escapar para estar juntos, el otro no había soportado la distancia y se había quitado la vida.

Quizá me estoy pasando de trágico, pensó arrugando la nariz, pero decidió que quería dejar así la historia, en esos momentos se sentía así de pesimista. Le dio una revisión rápida a su escrito y después de corregir lo que él consideraba pertinente, quitar algunos errores de dedo y agregar más detalles que volvían la historia aún más desesperanzadora, copió en el portapapeles el texto y lo pegó en el editor de YaoiFan.Es.

Subió la historia a la plataforma y dio un gran respiro sintiéndose liberado. Reinició la página varias veces sólo para notar los “leído” y esperar con ansias algún comentario. No se podía considerar un ficker popular, en ocasiones tenía reviews y en otras no, pero las vistas a sus historias le hacían sentir bien, de algún modo había una persona leyéndole y eso animaba su decaído humor.

Por ello, recibir el inicio de un chat en la plataforma fue sin duda un shock muy grande. YaoiFan.Es tenía opciones de chat para aquellos fickers que deseaban platicar más a detalle. No obstante, él nunca había utilizado dicho servicio, no tenía muchos lectores y casi siempre era tímido. El problema no estaba en recibir un chat, podía afrontarlo, lo curioso de dicho chat era de quién provenía.

Frances BL había saludado con un “Hola, hola, trágico adolescente”.

Se quedó mirando el mensaje por varios minutos sin saber qué contestar. El fanficker español le hablaba como si tuviesen confianza, lo cual era un error, pues sus debates siempre eran hostiles. Él reclamando la exagerada cantidad de drama en sus capítulos y el mayor burlándose de su exceso de cursilería y cliché en sus propios capítulos.

Al final decidió contestar, si quería molestarle, bien podía mandarlo a freír chayotes.

AD YAOI: “¿Qué buscas?” respondió temiendo ser un poco brusco. La respuesta fue inmediata.

FRANCES BL: “Sólo tengo curiosidad. ¿Por qué de repente hacer un one shot tan teatral y dramático?”

Entrecerró los ojos con enfado. ¿Cuál era su problema? ¿En qué le afectaba que hiciera su historia de esa forma? Además… ¿Qué hacía él leyéndola? Se suponía que detestaba su forma de escribir, no hallaba lógica en leer un estilo que te desagrada.

AD YAOI: “Quise hacerlo. ¿O es que te preocupa que invada tu terreno?”

FRANCES BL: “Para nada crío, al contrario, de una vez te digo que el drama no es lo tuyo. A ti te van más las cosas cursis, mal escritas, pero cursis al fin y al cabo”

Qué tipo tan molesto, reclamó en su cabeza y decidió ya no contestar, no estaba de ánimos para pelear con Frances BL, otro día se habría puesto a debatir con comentarios cargados de puyas y algunas malas palabras.

FRANCES BL: “Oye… responde… sois tan infantil”

FRANCES BL: “Sólo bromeaba…”

FRANCES BL: “Si no contestas denunciaré tu historia…”

                —No te atreverías—reclamó en voz alta y después lo reconsideró, era Frances BL, lo creía capaz de cualquier cosa.

AD YAOI: “Bien, ya respondí, ahora déjame en paz”

FRANCES BL: “A veces sois tan molesto, nunca podré entenderte. Sólo quería saber el móvil de tanta negatividad”

¿Y a él qué le importaba? ¿Desde cuándo Frances BL era tan considerado con él? Sin duda algo extraño le estaba pasando y maliciosamente no pudo evitar mofarse de ello.

AD YAOI: “¿Estás buscando tu buena acción del día para equilibrar el karma? ¿Qué te pasó? ¿Te batearon o algo así?”

Pasaron varios minutos y no recibió respuesta, no entendía qué había dicho. ¿Quién se creía para no responder después de haber insistido tanto? Abrió el chat a punto de escribir algo más sólo para molestar, cuando de la nada, Frances BL se desconectó, provocando enojo en su cuerpo. Qué grosero era desconectarse de esa forma. No era como si quisiera hablar con él por horas, pero él había comenzado. Definitivamente le desagradaba demasiado el fanficker y jamás, por nada del mundo se llevarían bien.

Gruñó enfadado y entonces su celular sonó con insistencia, lo revisó y se dio cuenta de que era una llamada de Franco. El coraje se disipó y su rostro adquirió una cálida sonrisa. Eso era lo que necesitaba, hablar con alguien que sí era tratable. Contestó la llamada y la voz de Franco le tranquilizó y le hizo olvidar a Frances BL.

Irónicamente.

                —Hola Franco. ¿Cómo estás?

La voz de Adam, tan dulce y varonil al mismo tiempo, fue como un bálsamo después del mal rato con AD Yaoi. El crío era tan molesto e insufrible por donde lo vieras y lo peor es que había ahondado en la herida sin saber. Quiso ser amable por una vez en su vida y lo que se ganó fue un chasco.

                —Eso debería preguntaros a ti. ¿Cómo estáis? ¿Te sientes bien ahí atrapado? Sé que han pasado unas horas, pero las prisiones siempre se sienten eternas.

Dio una risita ante la metáfora de Franco y bajó la voz por si llegaban a escucharle. No quería a su padre fisgoneando hasta en sus llamadas, y en esos momentos sólo quería ser él mismo sin interrupciones.

                —¿Y qué harás valiente caballero? ¿Vendrás a rescatarme? —bromeó de forma principesca y a Franco por poco se le olvida el consejo de Andrés.

Ir lento, no apresurarse y darse a desear. Su impulso era impresionante, y aunque no quería abrumar a Adam como siempre lo hacía, había cosas que no podía evitar. Como el salir corriendo a buscarle si él se lo pedía.

                —Sólo debéis decir vuestra dirección y ahí me tendrás—canturreó siguiéndole el juego.

Por un momento a Adam le pareció encantador, quiso que lo hiciera, deseó con toda su alma escaparse de su casa, al estilo de su fanfic Amores Rebeldes. No quería pasarse con Franco, seguramente ya estaba harto de pasar tanto tiempo con él, pero sentía que era la única persona que tenía en ese momento.

                —El fraccionamiento se llama “Los Sauces”.

Lo dijo en un susurro y una invitación al mismo tiempo. Estaba en manos de Franco aceptar o mandarlo a la goma, entendería si hacía lo segundo, puesto que no era su obligación cualquier llamado que él hiciera. Pero lo que Adam no sabía era que le había dado el golpe final al joven español con aquello. No era su imaginación, Adam realmente lo quería en su casa para que le “rescatara”.

¿Cómo negarle algo a ese chiquillo?

                —Llegaré en 20 minutos, espera por mí.

Colgó y Adam no supo qué decir sintiendo emoción en su pecho. Claro que esperaría, 20 minutos, media hora, una vida entera.

Era tan bonito sentirse parte de una historia BL, como en los fanfictions.

****

Comenzó lanzando piedritas a la primera ventana que ubicó, esperaba estar tocando la ventana correcta, de lo contrario ya podía verse sepultado en un panteón con su abuela llorando desconsolada en su lápida. Estaba dramatizando, pero era mejor no arriesgarse, por ello cuando de la ventana atacada con piedritas apareció Adam, sonrió aliviado.

Adam se burló en serio de la actividad, parecían adolescentes y las similitudes con su fanfic le hacían cuestionarse si Franco alguna vez había leído “Amores Rebeldes”. Esperaba preguntarle ahora que salieran, moría por leer algo escrito por él. Pensó que sería divertido alardear y seguir con la broma que habían iniciado por teléfono.

                —“Oh Romeo… Romeo… ¿Dónde estáis que no te veo?”

La carcajada de Franco fue impagable, lejos de burlarse por el mal acento español que había hecho Adam, le encantaba cuando el chico se portaba de esa forma, le reconfortaba verlo así. Le hacía pensar que se sentía mejor y por ese motivo era capaz de seguir la broma. Pues bien dicen por ahí que, entre broma y broma la verdad se asoma.

                —“Oh… ¿Qué es lo que veo ahí? Es el este y Julieta es el sol… y…y…”—torció el gesto y Adam trató de aguantar la risa sin lograrlo del todo—. Mierda, lo he olvidado, hace siglos que no leo al trágico de Shakespeare.

Adam giró los ojos con su sonrisa en todo el rostro, siendo sumamente directo.

                —Salgamos de aquí “Romeo”.

                —Tus deseos son órdenes para mí, “Julieta”.

“Julieta” saltó de la ventana, caminó en los tejados, evitando tirarlos para que sus padres no notaran que se escapaba con un universitario extranjero de 22 años. Pensándolo bien, no era una gran idea a los ojos externos, pero él confiaba en Franco y sabía que, incluso siendo casi las 10 de la noche, estaría a salvo con él.

Una vez que estuvo en el piso, Franco le instó a caminar. Ambos salieron del Fraccionamiento y el mayor le condujo entre transportes públicos y largas caminatas a un lugar turístico que, a esas horas, obviamente ya se encontraba cerrado. Sin embargo, el español era un experto en violar las reglas, había que pensarlo, si se encontraba volando por un jovencito de 17 años que, fácilmente lo podía llevar tras las rejas, ya nada le daba miedo.

Adam por su parte no tenía problemas con invadir un parque, Franco había prometido que valdría la pena y al parecer, su devoción al joven español era ciega, aún si después terminaba preso. O peor, en casa. Por esa razón se escabulló con él en la entrada, evadieron a los guardias que vigilaban el sitio y una vez dentro, Franco tomó su mano para conducirlo en los pasillos. No se le hacía cosa del otro mundo, parecía un centro comercial hecho de ruinas antiguas, pero cuando estaba por repelar, el mayor se giró y guiñó su ojo para darle entender que aún no llegaban a su objetivo. El menor encogió los hombros y le siguió, aferrando su mano a la suya, pues a pesar de hacer frío, la sentía demasiado cálida, y aquello era encantador.

Caminaron, se escondieron, brincaron y cuando empezaba a cansarse, Franco se detuvo, se colocó detrás de él y tapó sus ojos al estilo del cliché más absurdo del romance BL y el romance en general. Adam se dejó hacer, esperando una gran sorpresa y después de caminar un poco más, el español le quitó las manos de los ojos para mostrarle el espectáculo.

Y no se decepcionó.

Estaban en las ruinas de una fábrica purificadora que, en la actualidad, servía como atracción turística. Se conformaba de una gran casona rodeada de vegetación y que, a la luz de la luna, parecía una mansión encantada. Tenía una bonita fuente con peces Koi y las luces iluminaban todo de forma romántica. Adam sonrió entusiasmado con el lugar y Franco se sintió satisfecho con dicha reacción. “Paseo San Francisco” era de sus lugares favoritos y sólo en ese momento que tuvo a Adam a su lado, pensó en lo mucho que le gustaba la idea de tener una cita con el chico en ese lugar. Él no lo sabía, claro está, pero para él, dicha salida podía malinterpretarse como su primera cita no oficial.

Nuestra primera cita oficial será en otro lugar, fantaseó el universitario.

                —Vamos, siéntate conmigo—invitó Adam con una sonrisa, mientras lo arrastraba una banquita en medio de las plantas.

El aludido le siguió como un poseso y tomaron asiento juntos. Ahora que parecían estar solos, Adam sentía mucha curiosidad de saber más de Franco. ¿Cómo era su rutina? ¿Qué tan bonita era su novia? ¿Le gustaba mucho? ¿Qué era lo que escribía? ¿Qué pensaba de él a pesar de conocerse tan poco? A él le parecía un chico increíble, un poco teatral en ocasiones, invasivo y exagerado, pero encantador, le gustaba su forma de ser y quizá se sentía un poquito atraído por él, pero eso obviamente no lo expondría.

                —Muy bien “Julieta”, podéis preguntar lo que quieras.

Lanzó su primera pregunta después de mirarle mal ante el apelativo “Julieta”. Creía que ya habían terminado aquel juego, pero había algo en llamarle de esa forma, que divertía demasiado a Franco.

                —De acuerdo, mi primera pregunta es esta: ¿Cómo conociste a tu novia?

Franco torció el gesto y comprendió que debía comenzar de nuevo, en particular, explicando que no tenía novia, claramente no le diría que el motivo de fingir tener una era para llamar su atención. Él y sus fallidos planes de conquista que no le habían traído nada más que desgracias y rechazos.

                —Creo que debo decírtelo… en realidad no tengo novia alguna… soy muy efusivo con mis amigas, pero no estoy saliendo con nadie.

Aún, Adam querido, tú eres mi siguiente novio.

                —Oh… ya veo—bajó la mirada sintiéndose avergonzado, la mayoría de sus preguntas iban dirigidas a ese punto, quería saber sobre la chica que le gustaba a Franco.

Ahora que dicha “novia” no existía en realidad, no sabía qué más preguntar sin parecer entrometido. Además, no se explicó por qué motivo saber que no tenía novia le hizo más feliz de lo que ya se sentía. Era ridículo, puesto que él no era el tipo de Franco y no tenía motivo para estarlo deseando. Era una descabellada idea y fin de la discusión mental.

                —Me toca Adam—interrumpió el mayor tomando sus manos entre las suyas, ante lo cual, el jovencito sólo asintió—. Mi pregunta es esta: ¿Qué clase de chicos te gustan?

                —¿A mí? —respondió Adam enrojeciendo de repente y Franco giró los ojos. ¿A quién más le estaba preguntando?

                —Sí. ¿Cuál es tu tipo?

                —Bueno… yo… a mí… me gustan altos… y… y… ¿Por qué no cambiamos de tema?

Estaba rojo, tanto que incluso iluminaba a la noche. Franco estuvo a punto de resoplar, pero se lo pasó sólo porque lucía en verdad avergonzado. Lo cual le gustaba mucho, pues su rostro se veía más lindo. Se hicieron preguntas menos profundas y en ocasiones subidas de tono. Franco quiso saber cuándo fue su primer beso y Adam contó la anécdota con burla, pues en realidad no lo había disfrutado. El jovencito también hizo sus respectivas preguntas, deseó saber cuándo había perdido su virginidad y una vez que Franco contó la historia, quiso saber lo mismo, ganándose el sonrojo más potente que había visto en su vida, lo que le dio un indicio de que el chico aún no intimaba con nadie. Optó por volver a cambiar el tema, pues temía dejar volar su imaginación con Adam, estando con él por primera vez.

Hablaron de sus padres, sus amigos y sus gustos en música. Curiosamente no mencionaron el yaoi, ni sus fanfics, era como si nuevamente una fuerza externa les hiciera olvidar el tema. Franco habló de sus padres, de cuando éstos murieron a sus diez años de edad y Adam le abrazó para consolarle por el hecho. Una vez superado el tema, se rieron de chistes tontos, se cansaron de hablar y hablar hasta que simplemente se quedaron mirando la luna, tomados de las manos, pues parecía ser algo normal entre amigos.

Franco pensaba sin parar si no era un buen momento para confesarse una vez más, pero en serio, asegurándose de que en esta ocasión Adam sí escuchara, pero recordó que debía ir lento. Andrés y Mandy lo acabarían si arruinaba todo lo que había logrado en esa noche. Así que sólo dejó escapar un gran suspiro que para Adam no pasó desapercibido. Quizá estaba cansado ya, su reloj biológico le decía que pasaban de las 12 de la noche y empezaba a tener sueño también. Sería aprovecharse demasiado si se quedaba dormido en sus brazos, además, se estaba volando la barda con su posesividad y ellos eran amigos. Muy buenos amigos solamente.

Ninguno de los dos estaba seguro de qué hacer ahora, pero no tuvieron que pensar demasiado cuando una linterna los iluminó, develando que los vigilantes habían notado el escándalo. Se levantaron a la velocidad de la luz y salieron corriendo a la salida que ya conocían. Era divertido y emocionante escapar de la ley, pero hacerlo juntos le daba un toque más íntimo. Se rieron con ganas mientras recorrían los pasillos, brincaban la cerca y salían de ahí invictos.

Una vez en la calle, Franco pidió un taxi para llevar a Adam de vuelta a su casa y después de esperar en el aire frío de la madrugada, el vehículo llegó, subieron y Adam dio la dirección. Fue entretenido, no iba a negar que se la pasó bien con el español, le hizo olvidar todo, como si a su lado las cosas fuesen sencillas y él pudiese ser quien quería con él. No había necesidad de portarse bien, de ser educado y correcto, era él mismo y le agradaba a Franco. ¿Qué más podía pedir?

Cuando el taxi se estacionó en la entrada del fraccionamiento, Adam quiso pagarle, pero Franco no se lo permitió, alegando que él lo había sacado de su casa, por lo que era su responsabilidad.  Le sacó la lengua ante el razonamiento, pero ya no replicó. Caminaron hacia su casa y una vez enfrente de la fachada, Adam escaló nuevamente las paredes y Franco le siguió sólo para asegurarse de que no se lastimara. No parecía ser un experto en el alpinismo de casas y no lo averiguaría.

El chiquillo entró a su ventana, Franco se quedó afuera apoyando sus pies en una de las tejas, algo poco estable, pero que no era riesgoso. Hizo una reverencia al estilo de las películas de caballeros y Adam resopló.

                —Servida “Julieta”.

                —Deja de decirme así, soy un chico, en todo caso quiero ser Romeo. A ti te queda más ser Julieta—jugueteó con puya y Franco le siguió la corriente.

                —Bien Romeo, no sabía que tú estuvieseis en el balcón, esta nueva versión de la historia me gusta más—su tono fue sarcástico y la sonrisa de Adam derritió lo poco de fuerza de voluntad que le quedaba—. Que tengáis una bonita noche Adam.

El mencionado ensanchó su sonrisa, si había alguien responsable de que ahora tuviese una “bonita noche”, lo tenía enfrente y debía agradecerle por acceder a sus tontos arranques y caprichos.

                —Gracias a ti, la tendré. Te veré mañana, “Julieta”.

Estaba por marcharse asintiendo ante la despedida, pero ya no podía más. Amanda le dijo que era un lanzado, Andrés le aconsejó ir lento. Pero… ¿Qué pasaba con lo que él quería? Esa noche había sentido a Adam más cerca que nunca, fue sincero con él, le explicó que no había novia alguna y habían compartido demasiado. Nunca se insinuó, nunca se pasó con su contacto físico y fue lo más lento que su ser podía lograr. ¿No era suficiente? ¿Cómo sabría que estaba funcionando si no actuaba?

Me iré a la mierda, me iré a la mierda con Andrés, Amanda y con el propio Adam, pensó resignado y el menor ya se lo imaginaba bajando cuando el extranjero le llamó para tener su atención. Estaba volviendo para colocarse frente a la ventana y arriesgarse, debía intentarlo por lo menos. ¿O no?

                —Te veré mañana… mi Romeo—susurró antes de acercar su rostro al suyo.

Le robó un beso rápido pero muy cálido, cerró sus ojos y se dejó llevar aún con la expectativa de ser empujado y quizá morir, pues estaba en lo alto de una casa y nada garantizaba su seguridad. Pero contrario a lo que pensó cuando hizo su movimiento, Adam no lo apartó, más bien correspondió su beso. Era un chico muy tímido, pero cuando tomaba valor, sabía llevar las riendas de la situación.

Abrió su boca y dejó que Franco le besara como quería, moviendo sus labios al mismo ritmo que el chico español. Sentía espasmos en su estómago con cada movimiento y le preocupaba que, en cualquier momento, Franco cayera hacia su muerte, por lo mismo, en acto reflejo, le sostuvo con fuerza durante el beso y aunque se podría decir que no duró mucho en tiempo humano, para ellos fue como una eternidad.

Una dulce eternidad.

Se separaron y Franco le sonrió mientras notaba con satisfacción como el rostro de Adam adquiría su clásico tono rojo. Adam Marcos era un cliché andante y le gustaba mucho, ahora que había probado sus labios, quería más, mucho más.

                —Ahora sí me voy, nos vemos mañana—arrastró sus palabras mientras sostenía la barbilla del menor con cariño y le dio otro rápido beso como despedida.

Sin resistirse mucho, Adam lo correspondió y le miró bajar las paredes con toda esa suficiencia que le desesperaba y a la vez le atraía mucho. Le dijo adiós por inercia y una vez que desapareció de su campo de visión, se tapó la boca conmocionado por lo que acababa de suceder. Su corazón aún era un despojo y todavía podía sentir perfectamente los labios del chico en los suyos.

Suspiró avergonzado en verdad y confrontó la obvia verdad. Quizá no era tan imposible que le gustara Franco Albano, había que decirlo, el tipo acababa de besarlo coronando una cita perfecta a la luz de la luna.

—Posiblemente me gusta… y al parecer… yo también le gusto a él…—susurró aún mareado y disperso, pero con una sonrisita nacida desde lo más profundo de su corazón.

Ya no era tan descabellado que estuviesen juntos.

Notas finales:

Amo como Frances BL molesta a AD Yaoi, es tan divertido, me agrada jajaja

El chico ha hecho su maravillosa jugada y robó su primer beso!!!

Amanda y Andrés como buenos consejeros, ayudando ;)

"Paseo San Francisco" sí existe, es un lugar de aquí mi ciudad, es un sitio muy bonito, espero haberlo descrito más o menos bien. Anexo un link de cómo luce para que se den una idea.

https://es.wikipedia.org/wiki/Centro_de_Convenciones_Puebla_William_O._Jenkins#/media/File:Jard%C3%ADnSanFrancisco.JPG

La siempre confiable Wikipedia ;)

Sin máa me retiro, espero que les haya gustado.

Saludos ;)

Besos


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