Día 23: Chupones (Toffee x Marco)
-¿Y este nuevo estilo Marco?- pregunto Janna sentándose al lado de el en una de las mesas afuera de la cafetería.
Janna, claro que ella sería la primera en hacer un comentario o darse cuenta de algo. No es que Marco hubiera hecho algo fuera de lo habitual en su rutina escolar, escucho atentamente todas las clases, tomo apuntes, respondió a lo que los maestros le preguntaron, y llevaba una de sus amadas chamarras roja.
Solo había algo diferente que realmente no debería resaltar tanto, pero Janna lo noto, porque la chica tenía un sexto sentido o un olfato para oler cosas poco usuales, como por ejemplo que tuviera una camisa con cuello de tortuga el día de hoy.
-¿De qué hablas?- fingió ignorancia en un intento para que la morena lo dejara en paz.
-De ese elegante cuello de tortuga- señalo la chica yendo directo al grano, si ella quería saber algo había pocas cosas que la hicieran desistir hasta conseguirlo.
-Oh, ¿esto? No es nada, amanecí con la garganta un poco irritada y para evitar un resfriado decidí venir un poco más abrigado- eso debía funcionar.
-Qué extraño, el chico seguridad normalmente utilizaría tapabocas y bufanda en esta clase de situaciones- Janna hablo como si hablara de un personaje de comic o algo por el estilo en vez de estar hablando directamente con él.
A veces como odiaba ese apodo con todo su ser y su fama de ser un obsesivo de la seguridad, efectivamente él hubiera hecho lo que Janna comentaba si realmente sospechaba que se iba a enfermar para tratar de evitarlo y evitar contagiar a otros.
-Solo pensé que no era necesario esta vez- por la sonrisa que le dedico la chica obviamente no le creía nada.
¿Por qué no en esa clase de momentos no ocurría una cosa más extraña que llamara la atención de Janna para dejarlo en paz? No sé, que se abriera la tierra, que vacas escapadas de una granja entraran a la escuela, que Miss Skullnick se hubiera conseguido un atractivo novio y estuviera paseando con él en esos momentos.
Pero Marco no tenía esa clase de suerte.
-Clarooo-
Marco se sonrojo aunque rezo a toda deidad que conocía para evitarlo, la sonrisa de Janna cada vez se ensanchaba más, ya podía imaginar que era lo que sospechaba su compañera de clase.
Amaba a Toffee y le encantaba besarlo aunque en un comienzo le dificulto acostumbrarse a esos besos tan intensos de lagarto, Toffee tenía labios, pero no labios muy humanos por lo que no se podrían besar precisamente como dos humanos o septarianos para el caso, aun así el mayor encontró una manera muy creativa de compartir ese tipo de muestras de afecto aunque le sorprendió que cuando lo intentaron directamente hubiera metido su larga lengua, la cual era mucho más larga de lo que parecía en realidad y se la haya metido a su boca para jugar con la suya y explorar cada rincón de su boca, ¡Por todos los cielos! Había sido muy intenso y aun lo seguía siendo, había veces en que terminaba tan mareado por esos besos que sentía sus piernas temblar como gelatina.
Ahora recientemente sus muestras de afecto habían subido un poco de nivel, podía sentir las grandes manos de Toffee recorrer su cuerpo encima de la ropa y algunas veces una de estas o ambas lograban colarse entre su chamarra y camisa y descansar sobre su piel haciendo que sintiera que hervía donde le tocara, a esto se sumó que hace unos días comenzó a lamerlo en el cuello, si no podía besarlo en la boca no podía repartir besos de mariposa por su piel por lo que no se extrañó tanto cuando utilizar su lengua en una clase de sustituto como con sus besos en la boca.
Le agradaba la sensación de sus cuerpos cerca compartiendo su calor mientras se abrazaban y se seguían besando a su manera, el propia Marco repartía besos y caricias mientras Toffee hacia lo mismo con él. Pero el día de ayer, sin previo aviso esto nuevamente subió de nivel y prueba de ello estaba bajo ese cuello de tortuga.
-Mira, creo que te manchaste con salsa- rápidamente hablo la morena señalando algo en su ropa por lo que lo distrajo inmediatamente.
-¿Dónde?- tomo la tela de su chamarra y la estiro frente a él para ver la dichosa mancha, tarde se dio que fue una distracción para agarrarlo desprevenido cuando sintió los dedos colarse entre su piel y el cuello de torga para ser estirado lo más amplio posible.
Hubo un breve segundo de silencio y luego un largo chiflido de la chica quien después de ver lo que quería ver se apartó.
Como quería que la tierra se lo tragara en esos momentos.
-¡JANNA!- le regaño y trato de acomodarse lo mejor posible la tela que ahora estaba algo holgada alrededor de su cuello.
-Eso no me lo esperaba, bueno si, pero no me imagine que tendría esa “forma”-
Seguramente ahora su cara igualaba el rojo de su chamarra.
Toffee besaba muy a su manera, por lo que un “chupetón” tenía que también ser muy a su manera.
En vez de un moretón rojizo o morado en el cuello de Marco, como solía ser un chupetón en el cuerpo de una persona a otra, había marcas de dientes, una mordida que claramente no era humana, lo suficientemente fuerte para dejar marca pero no para perforar la piel, incluso podía distinguir donde comenzaba un diente y otro.
Le había tomado muy de sorpresa así como dolido un poco en un principio, pero ver la mirada de posesividad y las suaves lamidas en son de disculpa que siguieron evitaron que le recriminara o regañara a su novio como hubiera querido en un principio, el bastardo manipulador. Ahora tendría está clara marca de posesividad en su cuello por quien sabe cuántos días y a pesar de todos sus esfuerzos Janna ya la había visto.
-Quien diría que el hombre de traje podría ser tan “salvaje” jajajaja-
-Oh cállate- dijo Marco mientras se ponía la capucha encima de la cabeza. Al menos había sido Janna, que aunque curiosa no repartía los chismes así como así, y era una de las pocas personas que sabían que estaba saliendo con Toffee.
Otra persona quizás hubieran pensado en un ataque de animal o algo por el estilo al ver la marca y no en una muestra de afecto de su apasionado novio.
Y por la mirada y las caricias que le dio al cuello del moreno después de aquello y los días siguientes algo le decía que no sería el único “chupetón” que le daría al humano.
No es que Marco se quejara realmente.
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