POV YUURI
Estoy preocupado. Por culpa de mi obsesión casi mato a Wolfram de nuevo, sin embargo mi corazón ya no aguanta no poder tocarlo ni ver esos hermosos cristales verdes que iluminaban mis días. Ya pasaron tantos años y aun así mi cuerpo no es capaz de olvidar el suyo.
—. Y lo perdí por mi debilidad—susurré tapando mis ojos con mi brazo derecho. Me había recostado desde que llegué ya que no quería ver ni oír a nadie cerca de mí.
Cuando lo vi desmayarse, mi alma se salió de su cuerpo. La maldición realmente existía. Yo jamás podría volver a verlo si deseaba que continuara con vida porque si él recordaba su existencia como mi esposo…
—. Yuuri…—me sorprendí al escuchar la voz de Murata y me levanté de inmediato esperando tener noticias de mi hermoso rubio—. Está bien, no te preocupes. Lo dejé durmiendo en mi casa…—luego de decirme eso, cerré los ojos y suspiré lleno de alivio. Pero los volví a abrir de golpe al sentir la cachetada que me había propinado al que yo solía llamar mi mejor amigo—. Pudiste arruinarlo todo, ¿Sabías? —me miró lleno de rabia cosa que me pareció realmente extraña ya que él nunca fue así antes, era como si realmente estuviese preocupado por Wolfram—. Se suponía que intentarías acercarte en la fiesta de Saralegui para ver qué demonios pasaba, sin embargo optaste por acercarte antes… Y ENCIMA DECIRLE TU VERDADERO NOMBRE…
—. Yo… Lo siento—susurré, acariciando la zona afectada por la cachetada. Él suspiró, para luego sentarse en mi cama y tallarse los ojos en señal de cansancio—. Pensé que lo de la leyenda era sólo eso… una leyenda. Supongo que realmente no tuvimos suerte… él está encerrado en Wolfram…
—. Sí, su reacción indica que su sacrificio fue en vano. Lo siento, Yuuri… Tal vez haya una forma de salvarlo, pero ahora nadie la sabe—dijo mi amigo, sonaba muy triste. Era todo muy extraño ya que, desde hace meses, empecé a notar que comenzaba a tomarse la misión de cuidar de Wolfram mucho más personal—. ¿Sabes? No sé si fue buena idea hacerte caso…
—. ¿Qué? —sus palabras me habían dejado completamente estupefacto, no pude siquiera formular otra respuesta más que esa… Mi cerebro dejó de funcionar en ese momento y él tomó mi lugar—. Gran Sabio… ¿Qué significa todo esto?
—. Lo siento, Maou. Pero todo esto fue un capricho tuyo y de Yuuri desde un principio. Wolfram no puede volver y ustedes lo saben bien… Si vuelve, el ser dentro de él tomará su lugar y nos destruirá a todos. No puede recordar, no los puede recordar ni tampoco se deben acercar a él…—nos miró con los ojos lleno de decisión, y el ser dentro de mí exploto en furia.
—. ¡SÉ LO QUE TRAMAS GRAN SABIO! — lo tomamos de su uniforme, la diferencia de altura entre nosotros era notoria. Estábamos más que dispuestos a incinerarlo, sin embargo su mirada se mantenía totalmente firme ante nosotros.
—. Suelta a mi Sabio, Yuuri— Shinou apareció ante nosotros y, aunque no queríamos, acatamos su petición de mala gana ya que no queríamos perder su apoyo para poder rescatar a nuestro amado.
Murata se había enamorado de Wolfram, era la respuesta más obvia a su actitud. Quería quedarse con mi amado en el mundo humano y robármelo poco a poco hasta que su alma pierda totalmente cualquier rastro de mí. Realmente pensé que era el más indicado para realizar esta misión por el amor incondicional que le tenía a Shinuo, pero se ve que el parecido entre él y mi Wolf lo confundieron de gran manera.
Sara me lo venía diciendo desde hace un tiempo: notaba a Murata demasiado protector con mi rubio. Pero no quise escuchar y ahora su actitud lo acababa de delatar completamente ante mí y su amante. Aun así, ¿Por qué Shinuo lo protegía?
—. Shi…Shinou...—parecía que intenté ahorcar al pelinegro porque se encontraba tirado en el suelo tosiendo descontroladamente—. No tenías que protegerme, quería enfrentarlo por mí mismo…
—. No pensaba que eras tan estúpido como para jugar con la muerte, Gran Sabio…—tanto mi amigo como yo abrimos los ojos como platos por como le había respondido. Sin duda estaba furioso, pero no sé si por mí o por la infidelidad de Murata—. Tu actitud también fue estúpida, Yuuri. Quieres recuperar a tu amado, sin embargo eres tan egoísta que eres capaz de arriesgar su vida…
Me dolió, pero sabía que tenía razón. Era egoísta, pero me estaba desesperado. Y nadie es capaz de comprender que estuve años buscándolo, esperando que renaciera pronto para poder tenerlo en mis brazos otra vez. Sin embargo ahora que lo encuentro me entero de que no puedo estar a su lado nunca más o destruiré a la humanidad… Pero, a veces me pregunto si realmente eso me importa.
—. ¿Y qué vamos a hacer? —dije. En mi voz se notaba de sobra la desesperación, pero eso me importaba muy poco—. Él no puede recordar quien es… No puede recordar lo que sintió por mí, pero yo me muero de ganas de estar en sus brazos otra vez… Y NADIE PUEDE QUITARME ESO DESPUÉS DE TANTAS DÉCADAS ESPERÁNDOLO SOLO A ÉL… A MI WOLFRAM—al decir lo último, miré directamente a los ojos de Murata. Él se sorprendió por un momento, pero luego comenzó a mirarme con cierta rabia igual que como yo lo miraba.
—. Realmente no lo sabemos…—dijo mi amigo, mientras se levantaba del suelo donde había estado sentado desde hace unos minutos. Miré por el rabillo del ojo a Shinou quien simplemente meditaba respecto a la situación—. Sin embargo, puedo estar seguro que la magia antigua que utilizamos en su cuerpo está funcionando y él, al menos, puede luchar contra la contaminación del dios… aun así la espada no durará para siempre. Menos si provocan que se contamine—lo último fue una indirecta para mí, pero no pude responderle ya que tenía toda la razón por más que me doliera—. Tal vez podríamos pedirle ayuda a los ángeles, pero no sé si no aprovecharan la situación para ponerle fin a todo esto si les decimos que sabemos dónde está Wolfram…
—. La buscaremos, pero ahora deseo que me dejen solo. Mañana reuniré a todos para ver si podemos reunir algo de información, no importa si la solución para salvarle la vida está en Shin Makoku, la Tierra o el Cielo…la encontraré…— dije y, en ese mismo momento, Shinou desapareció y Murata emprendió su viaje a la puerta—. Murata… No intentes quitarme lo que es mío…
—. ¿Tuyo? Que yo sepa Wolfram von Bielefeld era tuyo. Wolfram White no es de nadie, pero será mío si así me lo propongo…—luego de decir semejante tontería, cruzó inmediatamente la puerta hacía al baño para el volver al mundo humano.
Si él creía que podía quitarme al amor de mi vida estaba muy equivocado, nuestras almas están unidas desde siempre. Nuestros votos matrimoniales lo confirmaban: “El alma de Wolfram von Bielefeld le pertenece a Yuuri Shibuya y el alma de Yuuri Shibuya le pertenece a Wolfram von Bielefeld” Nadie podría romper ese juramento, sin importar cuántas veces reencarnemos… SIEMPRE, SIEMPRE NOS VOLVERÍAMOS A ENCONTRAR. Y SI NO, YO ME ENCARGARÍA DE ENCONTRARLO Y RECLAMARLO COMO MÍO.
—. Te amo, Wolf…—murmuré al viento deseando que tal vez, a pesar de la distancia y los recuerdos, Wolfram pudiera sentirme. Sentir como mi cuerpo desbordaba de amor por él—. Espero que al menos en mis sueños pueda verte sonreír...
SUEÑO YUURI
—. ¡VOY A QUEMAR ESTE MUNDO JUNTO CONTIGO, MAOU! —gritó Azrael, mientras el sonido de su espada de ónix chocando con Mörgif resonaba por toda la habitación.
—. Wolfram, por favor… Sé que estás ahí, amor—decía el joven con una voz suplicante y el otro comenzó a reír estruendosamente burlándose.
—. Tu amorcito nunca volverá, Maou. Resígnate… Y DEJAME TERMINAR DE DESTRUIR TODO LO QUE AMAS—gritó y su espada rozó por el costado de Yuuri haciéndole emitir un leve quejido de dolor—. JAJAJAJA… ¡SUFRE! ¡ES TU CULPA QUE ESTE TONTO ME HAYA ENTRAGADO SU CUERPO TAN FÁCIL! —sonrió lo que asqueó al Maou ya que odiaba ver convertida la hermosa sonrisa de su marido en la sonrisa siniestra de un dios loco.
Azrael, ese era el nombre del dios que poseyó el cuerpo de Wolfram. Sin embargo no parecía quedar nada del mazoku de fuego en él ya que su cabello se había teñido completamente de negro y sus ojos eran de un rojo sangre. Eso reflejaba el completo control que tenía el Dios sobre el inmundo.
—. Wolfram…¡AHHH!—el rey gritó de dolor nuevamente cuando fue atravesado en el corazón por la espada del dios. Él no hacía nada por defenderse esperando poder traer a su amado de vuelta y así poder arrancar al dios de su cuerpo con la espada dorada que le habían dado los ángeles, la única capaz de matar al dios siempre y cuando la posesión no fuese completa y el sujeto no muriese con el ser dentro de sí.
—. Yuu… Yuuri, ¿Qué hice? —el rubio retomó un momento el control de su cuerpo y al ver al rey tirado en el suelo se puso a llorar desconsoladamente—. Lo…Lo siento, mi amor… YO NO QUERÍA HACERTE ESTO—sus hermosas facciones se retorcieron en dolor al ver lo que había hecho, sin embargo se asustó cuando empezó a sentir que el dios retomaba el control—. Ya no tengo razón para vivir y tú tampoco la tendrás…—sonrió a los presentes que apenas acaban de llegar como un último adiós antes de degollarse con la espada color ónix del dios.
—. ¡YUURI! —Murata corrió al lado del Maou como pudo ya que antes había sido herido por Azrael y comenzó a curar a su amigo que aun no estaba muerto gracias a la magia del ser dentro de sí—. Lo siento… Lo siento tanto…Wolfy…—el sabio lloraba, sabía que tenía que dejar morir a Wolfram para poder salvarlos a todos…aún más a su mejor amigo que estaba a punto de morir.
—. Wolfram…—susurró el Maou por última vez antes de desmayarse en brazos de su amigo.
FIN DEL SUEÑO.
—. ¡AHHHHHHHHHHH! —el Maou gritó con las lágrimas saliendo de su rostro al despertar de su pesadilla.