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Capítulo 14: Voces y propuesta.
Una mansión al estilo francés rodeado de bellas flores desde las rosas más comunes hasta las orquídeas más raras habitaban en el jardín delantero de la “casa”, una fuente en medio de esta se posaba un ángel con las alas abiertas como preparándose para el vuelo y en el cuello de la estatua tenía un collar tatuado con el símbolo de un lirio, el camino que lleva hacia la mansión era rodeado de arbustos y árboles de toda clase, el portón con diseño elegante y atrayente que en el estaba una vez más el símbolo de un lirio y marcado junto a la sigla de la familia que habitaba dentro de esta “casa”: K.
El sol iluminaba plenamente sobre esta dándole un aspecto de paz, pero dentro de ella empezaba la guerra si eso era posible.
--¡¿Dónde estás?! ¡¿Dónde estás Elizabeth?!
--Su Señoría, por favor cálmese.
--No me voy a calmar, no hasta ver a esa Zorra, a esa quita marido…
La distrabia es interrumpida por una bella mujer que descendía por las escaleras tan gallarda y elegante, por su porte se daba a entender que ella era la señora de la casa:Alexa K...por su mirada era de muerte ya que nadie se tomaba el atrevimiento, ni libertad a insultar a bella hija menor.
--Pero qué significa esto, ¿Quién se cree para venir a mi casa e insultar a mi hija?
--¿Su hija? Su hija no es más una quita marido, una zorr…
La señora sabiendo lo que estaba por salir de esos labios levanta su mano para que esta llegue a la mejilla con un fuerte golpe, que le deja la forma de su mano en esta.
--Ana, por favor retírate, tengo algunas palabras que compartir con la Sra. Nishimura.
--Pero Alexa-sama…
--Retírate.
--Si su señoría.
La mujer de servicio se retira de la entrada para continuar con sus obligaciones, aunque es no le quita la curiosidad de la próxima discusión de su patrona.
Las dos damas continúan matándose con la mirada, pero la mayor amedrentaba en intensidad a la otra, ambas en tenso silencio que es roto por la Sra. Nishimura.
--No tengo nada que hablarle a usted Alexa-sama, es por su hija en que estoy aquí.
--Si viene a mi casa armando un escándalo por un marido, insultando el nombre de mi hija y me está diciendo que no es conmigo, pues está en un gravísimo error.
--No me va hacer pasar al salón, su Señoría.
La mujer mayor mira incrédula a su acompañante, porque esta tiene la desfachatez de pedir tal cosa cuando ella arma un escándalo en su tranquila casa.
--Usted sí que es una descarada, ambas vamos hablar….
--¿Madre, que sucede? ¿Qué son esos gritos?
Una joven bajaba las escaleras de manera tan elegante pero eso no le quitaba la calidez juvenil que la envolvía, propio de una muchacha de 18 años.
--Pero si es la Sra. Nishimura, es un gusto tenerla en nuestra casa condesa.
Sin saber, en su inocencia saluda a la precursora del escándalo en que se vio atraída, su madre trata de evitarle el trago amargo que estaba por llevarse.
--Elizabeth…
--…¡Tonta, quita marido, descarada! Vine aquí para exigirte que se aleje de mi marido ¡Resbalosa!
Elizabeth mira sorprendida a la “invitada” y un poco enojada por esas palabras lanzadas a su nombre, agradece a Dios que no está su hermana mayor, porque ella misma pondrá en su lugar a esta mujer, si se le puede decir así.
--¿Quita marido? Está muy equivocada, es su esposo quien me busca. Usted no puede exigirme algo que yo podría darle.
Y Elizabeth se pone delante de su madre para estar frente a frente de esta mujer, y su enojo crecía cada vez mas por semejante calumnia.
--¿Qué no tengo que exigirte? Creías que no me iba a enterar que mi marido pidió tu mano en matrimonio dos veces.
--No le voy a mentir, si vino dos veces por mi mano, pero lo rechacé, yo ya tengo un pretendiente. Le dejé en claro a su esposo que no podría casarme con alguien a quien no ame, ni mucho menos obligada.
--¿Amor? Por favor, usted no ama a nadie, solo lo dice para embrujarme y en la menor oportunidad quitarme a mi marido.
Eso fue la gota que derramo el vaso, ya fue demasiado.
--¡Ya fue suficiente! Retírese de mi casa y no vuelva jamás con semejantes calumnias.
--¡Te atreves a echarme! ¡¿Sabes quién soy niña?!
--Oh claro que lo sé, una mujer mimada que viene a mi casa armar un escándalo, le grita a la dueña de esta, y como cereza en el pastel insulta a la hija por un marido que usted no sabe controlar. ¡Él es quien no me deja tranquila! Ahora ¡váyase de mi casa, manténgase alejada de mi familia y sobre todo de mí!
A medida que la joven castaña dejaba ir su enojo, los objetos a su alrededor comenzaron a temblar, los vidrios de las ventanas a grietarse. La mirada de la chica paso a cambiar de borgoña a rojo dando a entender que apenas puede contener su enojo y por su puesto su naturaleza, una inmortal.
--Elizabeth, hija…
--Madre, sácala de aquí, apenas me puedo contener en asesinarla.
--Permítame Sra. Nishimura.
La mujer mayor de entre las tres toma fuertemente del brazo de la intrusa y prácticamente la arrastra hasta sacarle de su casa.
--¡¿Pero qué?! ¡Suélteme! ¡Quítame las manos de encima! Me las pagarás Elizabeth…
Una vez que la intrusa haya llegado a su hogar muy enojada, en su sala de estar ve a su marido tan tranquilo, tomando el té al mismo tiempo leyendo.
--Y ahora que te sucede cariño.
--¡¿Cariño?! ¿Por qué me haces esto? Yo que te amo, me entregué a ti pura, ¡Por qué hieres de esta forma!
La mujer se para delante de su esposo con sus ojos rojos dejando ir también su naturaleza, sus instintos le decían que tenía que destrozar a su esposo por el daño hecho, pero solo el levanta una ceja intrigado con lo que sea que haya hecho enojar a su “amada” esposa.
--Emma no sé qué te sucede, será que me lo digas, no estoy para tus adivinanzas.
--Si así vamos…bien, fui a la casa de tu amante…
Ahora si tiene toda la atención de su marido, y por su aura daba a entender que empezaba a enojarse.
--¿Qué saliste dónde?
--….a dejarle en claro que se alejara de ti, eres mi esposo y además yo….
Ella no termina de hablar porque recibe una bofetada tan fuerte que la lanza al mueble que estaba a sus espaldas, sangre corre por su comisura de sus labios. Ella solo mira sorprendida a su esposo y temblar ante la ira que ahora sentía que salía de su esposo.
--¡Cómo te atreves a meterte en mis asuntos mujer!
--¡Porque soy tu esposa! No puedes tratarme como si no existiera, ¿Cómo te atreves tú a buscar otra cuando yo todavía existo?
Silencio envuelva el salón de estar, respiraciones agitadas irrumpía en este, los trabajadores de la casa se ponían nerviosos ante la energía que tomaba forma en toda la casa. El hombre termina el silencio con suspiro profundo y una ligera sonrisa que no auguraba algo bueno.
--Tienes razón, no puedo tener otra esposa cuando estás aquí, mi amada esposa, mi compañera, ven conmigo mi amor.
La tonta mujer contenta de que haya conseguido un acuerdo con su marido, toma la mano de su esposo que este le bridaba e iban juntos a la habitación que ambos compartían.
La puerta de la habitación principal se cierra detrás de ambos con seguro, están frente a frente solo dos pasos los separan; lentamente una sonrisa maligna se asoma en los labios del hombre, sus ojos marrones cambian a rojo sangre, su aura abruma a la mujer que lo acompañaba obligándola a retroceder y el avanzaba con cada paso atrás que esta daba, como el juego del gato y el ratón.
Pero la mujer a sus espaldas se topa con un espejo de cuerpo entero que estaba cerca de la ventana, se encuentra atrapada entre este espejo y el cuerpo de su marido.
--William, detente, sea lo que sea que tengas en mente no lo hagas.
Solo recibe silencio.
--Amor…escucha estoy…
--Deberías oírte, me encantas cuando suplicas que no lo haga, ese tono de terror que envuelve a tu voz ahora…mmm…
--Amor, por favor…
--No me interesa lo que tengas que decirme Emma.
Al terminar de hablar el tal William voltea a su esposa hasta que su espalda se apoye plenamente en su pecho y mire al espejo que antes estaba en su espalda.
--Tu misma lo dijiste Emma, no puedo tener lo que deseo si tú existes.
El temible miedo recorre por todo el cuerpo de la mujer, mira hacia el espejo solo para ver la mano de su esposo enterrado en su pecho, sosteniendo su corazón latente.
--No crees que es lindo sostener una vida, digo dos vidas en tus manos. Se siente bien hacerlo. Esto es lo pasó por que te metiste entre mi pequeña luna y yo Emma.
Y luego fue oscuridad.
--¡Yuuki! Yuuki despierta.
La joven castaña abre sus ojos abruptamente dándose cuenta que está en su habitación, era de día y su hermano en pijama sentado cerca de ella notándose que salía de la cama a despertarla de la pesadilla.
--Oniisama… ¡¿Qué haces aquí?!
Kaname es sorprendido por el arrebato de su hermana menor.
--Yuuki, yo…
Pero ella interrumpe lo que él estaba por decir, ahora no quiere ver a nadie ni mucho menos a su “perfecto” hermano mayor.
--¡Vete! No quiero verte, no quiero ver a nadie, tú eres el culpable, ¡te odio!
--¿Culpable? Culpable de que exactamente Yuuki ¿De que estas hablando?
--Culpable de todo, quiero estar sola, ¡Todo es tu culpa!
Kaname mira a su hermana y sin más sale de la habitación, ella deja ir su ira con las pertenencias de esta.
--Kaname-san ¿Qué sucede con Yuuki-san?
--Tenía una pesadilla y se puso molesta. Creo que no hay nada de qué preocuparse Shiki, regresa a dormir.
El castaño mayor no espera respuesta y se dirige a la cocina por su alta ración de pastillas de sangre, pero Shiki solo mira de reojo a su primo hasta que desparece por el pasillo para regresar su mirada a la puerta de su otra prima.
--Espero que no sea algo de qué preocuparse, niisan.
En el balcón de la princesa sangre pura, dos sombras veían con algo entre el miedo y la incertidumbre ante el ambiente que se formaba.
--Está empezando a recordar Cris, y temo de que se hagan daño entre ellos.
--Aun no es tiempo de intervenir, hay que esperar un poco más mi ángel.
--Tienes razón, mi inmortal.
Así como aparecieron desparecen antes de que la castaña los vea.
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Mientras en la habitación que ocupaba el nuevo sangre pura, este se paseaba por toda la estancia con el semblante pensativo y, en cambio, su noble compañero no le quitaba la mirada de encima.
--Deja de mirarme, no voy a desaparecer ante tus ojos Yui.
--Lo sé, es solo que trato de entender su próximo paso a seguir.
El sangre pura detiene su ir y venir para mirar a su acompañante de forma divertida.
--Ohh de eso no te preocupes, tengo una tarea para ti querido.
--Lo que usted diga Takeshi-sama.
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Nieve tan blanca caía sobre su cabeza dándole la sensación de tranquilidad, de paz; el lago frente de si se hallaba congelado en su totalidad, la luna llena en todo su esplendor como únicas acompañantes eran las estrellas, los arboles circundaban al congelado lago dándole la apariencia de misterio y a su vez mágico.
De la nada siente que algo le cae encima sobre su espalda, manos delgadas y pequeñas rodean su cuello, piernas largas atrapaban su cintura.
--¡Te atrape…! Te asuste verdad.
--Ni un poco, ya sabía que venias detrás de mí.
--Disculpa a mi hermana Viktor-san, hay veces que actúa como una niña.
La muchacha de su espalda se retira permitiéndole que se dé vuelta y ver que detrás de ellos se acercaban una pareja con sus rostros cubiertos de oscuridad.
--No hay problema Corinne-san además no estamos ante alguien que nos recrimine nuestro actuar así q…
Siendo este interrumpido por una de las sombras.
--…así que por ahora nos olvidamos los honoríficos, preciosa. Y por una vez en la vida mi hermano menor tiene razón.
--Sabes que eres cruel hermano mayor.
--Eso hacen los hermanos mayores, Vichan.
La chica que antes colgaba en su espalda toma su mano guiándolo hacia el lago congelado.
--Vamos a patinar Viktor date prisa, el tiempo corre.
--Eres impaciente ¿Eh?
Con su mano libre rodea la fina cintura de la pequeña sombra para así atraerla hacia su cuerpo.
--Pero, así eres y me gustas cada día más ELI.
Una voz masculina también hablaba, se da cuenta que no viene de las demás sombras que le acompañaba.
--Es hora de despertar…vamos Zero llegaras tarde a clases.
El peliplata lentamente sale del sueño que lo envolvía, le da la espalda al hombre que lo estaba despertando para así ver el reloj y darse cuenta de la hora que marcaba, y si efectivamente está por llegar tarde a clases.
Y como si el infierno se hubiera desatado en su cama, las sabanas salen por los aires para mostrar al peliplata mayor cambiando su pijama por su uniforme y con su semblante de enojado.
--¿Por qué no me despertaste más temprano? Ahora por tu culpa llegare más tarde de lo normal.
El director mira incrédulo al muchacho por lo que acababa de decir, lo está culpando porque se quedó dormido, como si él le hubiera dicho que se quedara envuelto en las sabanas. Típico de adolescentes.
--¿Por mi culpa? Trate de despertarte y por cierto ¿Quién es Eli?
Al escuchar ese nombre, Zero por un momento se detiene para mirar al hombre que se hallaba sentado en la orilla de su cama, que a su vez este también le miraba con suspicacia. Así que decide por hacerse el tonto
-- ¿Eli? No sé de qué hablas Cross.
Y Cross sabiendo que algo le ocultaba decide seguirle el juego.
--No lo sabes, por la forma que decías su nombre, por un momento creí que la conocías.
--Simplemente olvídalo ¿de acuerdo?
Y sin más Zero sale de la casa rumbo a clases, dejando al otro con más preguntas.
--Es posible que sea alguna chica que conoce, alguna novia que no la haya mencionado… ¡No puede ser! Mi pequeño Zero está creciendo.
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En un edificio antiguo pero muy elegante ubicado en el medio del bosque, a las afuera del pueblo, frente a este edificio se estaciona una limosina y de ella desciende Takuma, Ichiru y un molesto Kaname.
--Que será mejor que el concejo tenga que hablar conmigo de carácter urgente. Espero que sea algo interesante.
--Kaname, será mejor que trates de calmarte, se darán cuenta de tu estado de ánimo y se aprovecharan de eso.
--Tienes razón Takuma, vamos no los hagamos esperar.
Los tres se dirigen al salón principal del concejo, entre los viejos integrantes del concejo hay nuevas caras el Clan Nishimura, cosa que los sorprende pero no lo demuestran.
Pero lo que hace resaltar es que los miembros estaban felices por algo, algo poco común por los estoicos que son.
Kaname a paso elegante se dirige al sillón central, Takuma se coloca a su izquierda, en cambio Ichiru ligeramente detrás del castaño en alerta máxima.
La mirada de su contraparte nunca abandono los movimientos de Kaname, seguía cada paso que daba, el movimiento de su cabello ligeramente largo. Era tal como la recordaba bella, elegante, depredadora, cálida y fría tenía todo en un solo cuerpo y eso lo volvía loco como lo había hecho antes.
Esa mirada persistente e intensa le envía un escalofrió desagradable por la espina dorsal del castaño sangre pura, una mueca de desagrado de parte de Ichiru y un imperceptible ceño fruncido de Takuma.
--Muy bien caballeros, espero y deseo que por su bien sea de algo bueno para que hayan enviado por mí.
--Kaname-sama, es la mejor noticia que hemos recibido y estamos seguros que será de su agrado. Tenemos un pretendiente.
Para Kaname, siente que su mundo se detuvo en algún momento, su adrenalina se había disparado por los cielos, sus manos apenas temblaban; pero para Takeshi apenas si podía contener una sonrisa tomando en cuenta el reaccionar de su contraparte por la noticia dada y eso le encantaba, le excitaba causar caos donde sea que iba y esto era una de ellas.
--¿Qué? ¿A qué se refieren con “un”?
--A eso Kaname-sama, su pretendiente es…
--…Soy yo Kaname-san. Disculpe Hanabusa-san, pero estaban alargando lo inevitable y ya estaba ansioso en que Kaname-san lo sepa.
Los tres estaban tensos y porque no molestos, si sus miradas mataran todos absolutamente todos estarían convertidos en cenizas.
--Y me niego totalmente, ustedes como bien saben no pueden obligarme a casarme, además el no podrá darme herederos y eso es algo que se necesita.
Y Kaname sin escuchar la respuesta de los viejos del concejo se dirige a la salida siendo resguardado por su amigo y guardián. Todos en el lugar estaban sorprendidos por el reaccionar del joven sangre pura, menos en causante de su turbación.
--Disculpe el accionar de Kaname-sama, takeshi-sama.
--¡Oh! No se preocupe Akatsuki-san son simples banalidades, además démosle el tiempo que necesite en que entienda que alguien lo empezara a cortejar. Yui es hora de irnos.
Cuando el Clan Nishimura se encuentra en camino hacia la academia, dentro del auto se instala el silencio, pero no por mucho tiempo, una risa hacia estremecer a los demás ocupantes de este,
--Pronto serás mío Kaname, como debió ser antes, Mi pequeña luna, y esta vez no habrá ningún Viktor que te salve.