- Lo entiendo perfectamente, Sra. Stane. Pero me temo que Talia estará indispuesta para las clases de hoy -una enfurecida Cora hablaba por teléfono con la directora de la escuela de Talia. Faltaban veinticinco minutos para su hora de entrada al trabajo y ella seguía sin soltar el teléfono- Ya le he dicho que una fuerte gripe es la razón -cerró los ojos y contó hasta diez, cosa que no le calmaría pero por lo menos la distraería de su enojo- Muy bien, Sra. Stane. Igualmente. Adiós.
- ¿Y bien? -preguntó Talia.
- Fue inteligente y no siguió discutiendo conmigo -dijo al dejar el teléfono en su lugar- Bueno, yo ya me voy. Me llevaré el auto.
- Cuídalo con tu vida -gritó Derek desde la cama.
- ¿Por quién me tomas? -respondió antes de cerrar la puerta.
- ¿Puedo preguntar, otra vez, como es que te has enfermado? -preguntó ella sentada al lado de la cama.
- No lo sé. Será porque cierta mocosa me arrojó a la pequeña laguna de Central Park -le recordó él con su típico humor.
- Hey, lo hice por una buena causa.
- Lo hiciste porque dos chicas me miraban extraño.
- En mi defensa, ellas estarían sufriendo un catarro ahora mismo si no te hubieras metido. Esa manera rara en la que te miraban daba a entender que en cualquier momento se te lanzarían encima -justificó sus acciones- É insisto, con tus poderes lobunos no estaríamos aquí en estos momentos.
- Ni siquiera yo sé que me pasa, Talia. Deja de hacer tantas preguntas -le dio la espalda a su hija y cayó dormido.
- Eso me recuerda a cierto Mieczyslaw -se puso de pie y arropó a su padre hasta los hombros.
Tal parecía que se quedaría sola por unas horas. Su padre dormía debido al resfriado, su tía Cora fue a trabajar y no llegaría hasta entrada la noche, además, Claws era un bebé aún y seguía dormido. Se fue a sentar al sofá en la sala. La verdad el que su padre se enfermara por simplemente haber caído en agua le parecía extraño, porque él era un hombre lobo y tenía esa cosa de curación rápida o algo así. Algo no cuadraba ahí y ya que estaría sola, no le vendría mal compañía, aunque fuera por teléfono.
- Hola, Mieczyslaw ¿Estás ocupado? Necesito informarte algo.
-
Cora había llamado a las diez de la mañana para saber cómo estaban. Derek seguía durmiendo y Claws ya había despertado como de costumbre, haciéndole compañía.
Pronto llegaron las dos de la tarde.
Según Mieczyslaw, una sopa posiblemente ayudaría y entonces puso manos a la obra. Casi quema el apartamento y edificio entero (y Derek sin despertar), pero logró cocinar la sopa perfecta. Luego le llamaría Mieczyslaw para decirle lo que encontró para ayudar a Derek.
Tomó la bandeja con el plato de sopa y fue a la habitación de su padre. Esperaría unos minutos antes de despertarlo. Mientras tanto, ella trataba de enfriar la sopa muy atentamente.
Pero entonces Derek empezó a sufrir un ataque de tos que preocupó a Talia. La joven Hale dejó la bandeja en su silla, poniéndose de pie para atender a su padre, acomodando las almohadas y sábanas y con su fuerza logró sentarlo, despertándolo en el proceso, o eso pareció.
Posó su mano en la frente de su padre y se empapó en el sudor de éste.
- ¡Dios! Estás hirviendo en fiebre y bañado en sudor -se apartó de él, con un lobo enfermo era suficiente. No sabía que más hacer, normalmente sólo sufrían un estornudo y eso era todo. Pensó que lo mejor era llamar a Mieczyslaw, a Cora y Scott, ellos sabrían qué hacer.
Pero no se esperó ver a su padre sonreír mientras lloraba, entonces fue que sus nervios se elevaron por los cielos.
- ¿Padre? -aun no salía de su asombro y olvidó lo que iba a hacer.
- Todo está de maravilla -dijo Derek. Entonces la miró a los ojos, ignorando el miedo que ellos transmitían. Sonrió con tanto cariño y ternura para ella- Talia. Nuestra preciosa Talia. Me recuerdas mucho a Laura y a mi madre.
- Oh -estupefacta por completo, no sabía qué decir- Gracias. Creo que...
- A veces quisiera que fueras hija de Paige -dijo el tan embelesado, tan ilusionado. Y apartó su vista de ella para reír de nuevo- Qué dilema, ¿no?
- ¿Paige? -Talia aún no salía de su asombro. No sabía quién era Paige, jamás había escuchado de ella. Pero esa confesión movió algo dentro de ella, la conmovió. Jamás había visto a su padre así y tampoco le gustaba. Ella no dejó de mirarle en ningún momento- Oye, está bien. Suena a qué en verdad fue importante para ti -y se sentó a su lado.
- La amé, Talia. En serio que la amé. Pero es mi culpa que ya no exista.
Talia escuchaba atentamente lo que Derek le contaba. Y se permitió llorar a su lado. Escuchó toda la historia; el cómo se conocieron, cómo se enamoraron, cuánto se amaron y cómo todo terminó. Para Talia, Paige se escuchaba de aquellas personas tan frágiles y dulces, que dan tanto amor.
- Suena como la mujer más hermosa -susurró ella con cierto cariño- Me hubiera encantado conocerla.
- Ella te habría amado.
Talia sonrió mientras algunas lágrimas se escapaban de sus ojos.
- Estás lleno de sorpresas, sour wolf -dijo ella, escondiendo su rostro entre sus manos- Descansa. Iré por... la medicina.
Salió de la habitación lo más rápido que pudo.
¿Qué hubiera pasado si Paige fuera su madre?