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Sobreviviendo al amor por desileo

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Hawke notaba a Fenris un tanto extraño desde hace días, sin encontrar un motivo exacto para ello. Algunas veces se le notaba mortificado, como si temiera de algo o alguien (a pesar de que Danarius no había dado señales de vida desde que Hadriana los atacó), después lo notaba triste y, si llegaba a preguntar por su estado de ánimo se molestaría, quizás estaría a punto de golpearlo.

Aunque, gracias al Hacedor, el guerrero se arrepentía casi de inmediato y pedía efusivamente disculpas.

Sin embargo, no podían continuar con ello: necesitaba saber qué era lo que molestaba a su amante antes de que empezara a afectar su relación a un punto irreparable.

Se armó de valor y entró a la mansión, esperando encontrar al elfo en un estado de ánimo lo suficientemente bueno como para tener una charla profunda con él y salir vivo en el intento.

Cautelosamente le buscó por los lugares que solía frecuentar con mayor facilidad, topándose como siempre en su cuarto, leyendo atentamente un pergamino que estaba seguro, ni Varric ni él habían dejado para que practicara su lectura.

Se acercó lentamente hasta quedar frente a él, preguntó amablemente.

─¿Qué estás leyendo, Fenris?

A pesar de que su voz había sido amable, Fenris se sobresaltó y dejó caer la carta al suelo; levantó la mirada para toparse con la de su novio. Soltando el aire que retenía, se excusó.

─No te he escuchado entrar, Hawke. Y no sé a lo que te referías.

Notando el repentino nerviosismo del guerrero, junto con el movimiento de su pie para ocultar el pergamino perdido en el suelo, le hizo sospechar que todo el estado de humor cambiante se debía a eso.

Tanteando el terreno, el mago preguntó casualmente.

─Hace unos momentos te vi leyendo, pero no recuerdo que Varric o yo te dejáramos ejercicios en pergaminos, ¿qué es lo que leías?

El elfo vio hacia donde había terminado dicho objeto, viéndolo como si ese fuera el causante de sus problemas. Molesto por la observación aparentemente inocente refutó rápidamente.

─No es nada. Si piensas que estoy engañándote, déjame decirte que te equivocas.

Totalmente perdido del momento en que le acusó de eso, respondió tranquilamente.

─No pienso eso, es que simplemente te vi concentrado en eso y pensé que era algo interesante. Si no quieres decirme lo que hay ahí está bien, no presionaré el asunto. Confío lo suficiente en ti.

Por fortuna para Garret, Fenris se apaciguó con esas palabras, llegó incluso a verse avergonzado por lo que había hecho. Con la culpabilidad en sus facciones, intentó excusarse.

─Lo lamento es que… será mejor que te lo explique.

Sintiéndose victorioso por la apertura de los sentimientos de su pareja, hizo lo que le indicó, tomando un banco cercano a él y acercándose al elfo, comenzando su relato.

─Sé que no me tomé muy bien lo que Hadriana me dijo, por eso es que no te lo he contado antes. No pude evitar pensar en si en verdad tenía una hermana, por lo que comencé mi propia búsqueda y… la encontré. Le he escrito para poder conocerla mejor, lo cual me ha comentado que quiere verme aquí, en Kirkwall. Lo cual no me hace sentir demasiado seguro.

Comprendiendo por primera vez el motivo del mal humor de su amante, indagó un poco más en el asunto.

─Así que no sabes si es una trampa que te ha puesto Danarius. Podría pedirle a Varric que me ayude a verificar si es una trampa.

Fenris contempló la oferta unos momentos, tal vez por no haber pensado antes esa posibilidad. Un poco más tranquilo, respondió.

─Eso sería de ayuda, si no fuera porque mi antiguo amo es demasiado astuto. Podría engañar a la gente del enano.

Pronto, a la cabeza de Hawke llegó la idea de acompañar al guerrero al encuentro con Varania, pero pronto su problema actual salió a flote si las cosas salían como temían.

Las cosas empezaban a ponerse mal para los magos, a tal grado que había tenido que verse forzado a rechazar varios trabajos por temor a ser descubierto y encerrado en un círculo.

Pensó por varios minutos una solución para ambos en la que ninguno de los dos saliera perdiendo, imaginó todos los posibles escenarios en su mente, algunos favorables y otros en el peor de los casos.

Finalmente, sabiendo que no podría dejar solo a su novio en esto, sin la más mínima idea de si estaba haciendo lo correcto, y la idea de improvisar cuando llegara el momento, preguntó.

─¿Qué te parece si te acompañamos a ese encuentro? Si algo sale realmente mal entonces estaremos ahí para apoyarte.

El guerrero lo vio casi con alivio, como si hubiera deseado hacer esa proposición desde el principio, pero su orgullo se lo impidiera. Como si planearan un asalto, informó.

─Nos encontraremos con ella en el Ahorcado durante el día. Vendrá en una semana al menos. Significa mucho para mí que estuvieras ahí. Gracias por preguntar.

Garret solo sonrió, esperaba tener un plan para que ninguno de los dos saliera perdiendo durante la reunión.

Ahora, si el Hacedor le pudiera sonreír por una vez y dejar que las cosas fueran como se suponía que debían de ser.

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Varric observaba a Hawke sentado a un lado de él en la barra, escuchaba atentamente el nuevo reto que debían de enfrentar por Fenris. Pensó en todo lo que le había dicho y buscaba una manera segura de escapar todos sin un enfrentamiento directo.

Soltando un suspiro derrotado, respondió.

─Lo siento, amigo. No tengo ni idea de lo que debamos hacer para ayudar a pelear a Broody sin que revelemos tu identidad de mago en el proceso, a menos que sepas manejar otra arma.

Bufando molesto, respondió.

─Lo más cerca que estoy de otra arma es la que está en la punta de mi bastón, pero es tan ligera que ni siquiera tiene el mismo peso que una espada a una mano, lo cual necesitaría tiempo de entrenamiento, lo cual no dispongo en este momento. Y ni siquiera pienses en flechas porque simplemente soy un desastre.

Calló por unos instantes, añadiendo algunas instrucciones al escritor.

─Hasta que llegue el momento, decidiré nuestro curso de acción, puede que improvise un poco. Cuando te haga la señal con mi mano, entonces tú me seguirás el juego o simplemente callarte. Tú eliges.

Al ver que no podría ayudarlo a maquinar un plan, decidió resaltar algunos otros puntos de importancia.

─¿Has pensando a quién llevarás además de a mí? Antes de que puedas discutir conmigo sobre ese último punto, soy tu mejor opción para mediar las cosas. Suelo ser muy persuasivo con las personas.

Venciendo cualquier réplica que pudiera surgir en ello, respondió.

─Bethany queda completamente descartada. Ya es lo suficientemente malo que yo me juegue el cuello con esto. Carver no creo que quiera ayudarme con esto, sobre todo si expongo a la familia. Aveline es demasiado correcta como para no pedir ayuda a alguien con “autoridad legal”. Merrill es muy sentimental, por lo que llegado el caso de vernos forzados a asesinar a Varania no nos ayudará. Isabela es de armas tomar ante la más mínima amenaza por lo que rompería la oportunidad de terminar todo pacíficamente.

Viendo la opción obvia, comentó.

─Entonces llevaremos a Blondie con nosotros. Puede que su riña con Broody pueda ayudarnos en este asunto tan delicado.

El mago asintió ausente, tal vez todavía pensando en un plan para salir bien parados. Por un momento, a su pecho llegó un presentimiento escalofriante tan parecido a esos minutos previos en los que temía que una negociación con un mercader se fuera por la borda.

Ese sentimiento tan parecido al ver a Bianca con su hermoso vestido de novia, yendo directamente a los brazos de su actual esposo para su boda, mientras que él la despedía en la distancia.

Ignoró el sentimiento para no angustiar más a Hawke, ya que no les haría ningún bien hacerle saber lo que estaba pasando dentro de él. Después de todo, podría estar equivocándose sobre eso.

Ahora, solo faltaba convencerse a sí mismo de ello.

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Fenris repasó una y otra vez la carta de su hermana, asegurándose de que no había cometido ningún error en lo que decía ahí, pues todavía le faltaba bastante práctica para leer tan fluidamente como las demás personas.

Pero un pensamiento lleno de remordimiento le asaltaba, pues no había dicho toda la verdad a Garret, por lo que cansado de buscar algún mensaje oculto que sabía no encontraría, dejó la carta encima de la mesa, acercándose al fuego de la chimenea para espantar todos sus temores.

Tenía planeado decirle a su pareja toda la verdad, acerca de su extraña condición y que de alguna manera extraña e inexplicable terminó esperando un hijo de ambos, pues sabía que había notado su extraño comportamiento en los últimos días.

Además, tenía planeado confesar que había estado en contacto con su hermana desde que mejoró su escritura y que ésta había mandado varias respuestas. La primera misiva fue la más difícil de leer, pues no se sentía completamente seguro de que en verdad fuera ella.

Que su pasado al fin estuviera al alcance de su mano.

Finalmente, cuando regresó de la clínica de la abominación, se topó con la carta en el suelo, en la cual anunciaba su viaje a Kirkwall para contarle todo sobre él, asegurando que esa clase de historias era mejor ser contadas frente a frente.

Mas toda su determinación salió volando por la ventana cuando el mago le encontró leyendo la carta que había enviado su hermana, la que indicaba que deseaba volver a verlo y conocerlo.

Al no sentirse listo para soltar la bomba más pesada de digerir, decidió confesar sobre la cosa más creíble de las dos, hablándole de las cartas.

Cualquiera que lo viera diría que estaba siendo un cobarde al evadir tan convenientemente el tema, pero aún necesitaba tiempo para incluso él pudiera aceptarlo.

A pesar de que tenía el conocimiento y la certeza de que estaba embarazado, una parte de su mente todavía esperaba que, en cualquier momento, el amigo de la abominación confesara que todo había sido una broma cruel.

Cuánto deseaba tomar un tarro de cerveza o al menos una copa de vino para poder afrontar mucho mejor la situación, pero en su “estado” no creía que fuera muy inteligente de su parte hacer eso.

Sin apartar su vista del fuego, llegó a una conclusión. Si Varania era sincera y en verdad quería conocerlo, entonces podría cerrar el asunto de su pasado para siempre y comenzar una familia con Hawke, ya que por fin estuviera completo.

Si era una trampa… bueno, podría asesinar a Danarius y ser libre al fin de su eterna persecución, dejando todo atrás y enfocarse en su futuro, el cual crecía dentro de él.

Ya sea de una manera u otra, Fenris podría seguir adelante hacia una nueva vida, por lo que terminando cualquiera de las dos opciones, entonces sería el momento de confesarle a Garret sobre su futuro hijo.

Tomando esa decisión pudo sentirse más tranquilo, pensó que quizás por una vez la vida le sonreiría y le daría un poco de paz

Solo quedaba esperar la reunión.

 


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