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Sobreviviendo al amor por desileo

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Notas del capitulo:

 

 

No sabía cómo lo hacía, pero siempre terminaba en situaciones poco convencionales. Se suponía que era una simple misión de recuperación (unas antiguas joyas familiares guardadas en una cueva en las Marcas Libres); mas todo se complicó cuando dicha cueva se había convertido en el nido de un dragón.


Varias veces, Varric se burlaba de su espectacular suerte, ya que a pesar de llevarlos a situaciones difíciles, siempre lograban salir vivos y con una recompensa que les daba qué comer durante varios días.


Tan solo esperaba que fuera de esas veces en las que salían victoriosos de la situación, sino ya podía verse acorralado por el esposo de Aveline (Wesley) y la Custodio de Merrill para hacerle pagar la pérdida de ambas en sus locas aventuras.


Volteó hacia ambas mujeres, vio que se las arreglaban para enfrentarse a la criatura, la guerrera golpeaba con su espada y bloqueaba los ataques con el escudo y la maga atacaba desde la distancia con potentes hechizos elementales, Isabela las seguía muy de cerca y se movía grácilmente entre ellas con sus dagas.


Hawke estaba cerca de ellas, golpeando de vez en cuando al dragón con el filo que tenía en un extremo su bastón, pero la mayoría de sus ataques eran mágicos. Cuando la criatura finalmente cayó junto a sus crías, todos respiraron más tranquilos.


Con precaución guardaron sus armas y se acercaron hacia donde estaba el cofre, la pícara se encargó de abrirlo. Una vez recuperadas las joyas, dieron media vuelta y emprendieron su viaje de regreso a Kirkwall. Merrill fue la que comenzara a hablar.


─Esas joyas son muy bonitas, me pregunto por qué sus dueños las dejaron aquí.


Con un tono firme pero maternal, Aveline respondió.


─Posiblemente para que nadie pudiera llevárselas. A veces los seres humanos escondemos las cosas valiosas para nosotros en lugares así para que nadie se las lleve.


Interviniendo con tono fastidiado, Isabela aportó.


─Dejando de lado el valor sentimental claro está. Esas cosas son muy caras e incluso podríamos hacernos ricos si no las devolvemos y decidimos venderla a algún mercader.


Tanto Aveline como Garret soltaron un “no” demasiado contundente, lo que hizo que la pirata se encogiera de hombros y comenzó una de las tan características peleas con la guerrera. Muchas veces se preguntaba por qué demonios las traía juntas si siempre eran las mismas peleas.


Intentando romper la tensión, la elfa comentó.


─Últimamente Fenris está más receptivo a lo que le dices, ¿han llegado a algún acuerdo?  


Como si de una señal se tratara, ambas mujeres dejaron de pelear, fijaron toda su atención en lo que diría su líder. Hawke vio a las tres mujeres antes de contestar.


─En realidad sí, aunque no sé exactamente el motivo de ese cambio tan radical en él.


En los últimos días, Fenris aceptaba más su compañía, por no decir que de vez en cuando correspondía a los coqueteos que hacía, aunque después de hacerlo cambiaba súbitamente el tema de conversación, demasiado avergonzado por lo que hizo.


Sin mucha sorpresa, pudo ver a Isabela reírse mientras decía con una voz llena de orgullo.


─Es mi culpa, bueno, mía y de Varric. Le aclaramos muchas dudas del sur y le llenamos de confianza para que no se sintiera tan amenazado por ti.


Alzando una ceja, esperó a que la pícara continuara con su explicación, ya que la información que el escritor le consiguió debía de venir de alguna parte. Ante la mirada de Garret, finalmente confesó.


─Está bien, también le hablé a Varric sobre Fenris a cambio de una bebida y antes de que preguntes, no, él no tiene ni idea de que sabes eso.


Pronto, la conciencia del grupo hablo de manera desaprobatoria.


─No puedo creer que hayas traicionado la confianza de Fenris así de fácil. Pero, ¿qué puedo esperar de una mujer fácil? Hawke, sé que estabas desesperado por saber más sobre él, sin embargo, ésta no es la manera de hacerlo.


Defendiendo su causa, el mago aclaró rápidamente.


─Yo nunca les pedí que hicieran eso. Es más, si lo hubiera sabido antes, les habría prohibido que lo llevaran a cabo, mas parece que a todo el mundo le gusta intervenir en mi relación con él, incluso mi madre.


Todas las presentes le vieron asombradas, exceptuando Merrill ya que sabía lo que había pasado por presenciar toda la escena entre el guerrero y su madre, fue ella quien escoltara a su madre hasta la casa de su tío.


Aunque en realidad fue al revés porque la maga se perdió en el proceso y su madre tuvo que tomar el control de la situación, sin mayor repercusión en el asunto.


En cuanto llegó a la casa les contó todo lo ocurrido y quedó completamente asombrada por el elfo. Tanto él como sus hermanos supieron de quién se trataba, puesto que solamente había un solo elfo en la ciudad que quedaba con tan extraña descripción, Bethany le explicó quién era, incluyendo la atracción de Hawke por él.


A partir de ese momento, su madre se había hecho cómplice de su hermana y hacía cualquier cosa para mandarlo a la casa del guerrero (cocinaba postres, le daba flores e incluso llegó tan lejos como para arreglar algo de ropa para él).


Regresando de sus recuerdos vio hacia las presentes, las cuales tenían una sonrisa en sus rostros; sin embargo, la única en opinar fue Merrill.


─A pesar de ser tan huraño con nosotros, puede llegar a ser una muy buena persona. Si tan solo se interesara más sobre los dalishianos y lo que tienen por enseñarle tal vez consideraría presentarlo a la custodio. Nos hacen falta guerreros en el grupo.


Rápidamente, Aveline le resaltó lo obvio.


─Merrill, se supone que estamos intentando que esté con Hawke, no darle una oportunidad para huir de él. Además, a él le desagrada completamente el grupo, por lo cual dudo muchísimo que alguna vez se una a uno.


Garret no pudo evitar reírse ante las palabras de la guerrera, pues parecía una madre regañando a su hija. Volviendo su atención hacia su camino, descubrió con sorpresa que estaban entrando en la ciudad, donde les esperaba la persona que les contrató.


Aliviado de terminar aquella conversación centrada en él, se acercó hasta la persona, esperando tener una buena recompensa por su trabajo y llevar un poco más de dinero a la casa.


A veces él podía soñar.


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Carver buscaba a su hermano mayor, mientras se preguntaba cómo es que terminó en esa situación. Pensó que en el momento en que Garret les dejó en la casa de su tío para cuidar a su madre y al antes mencionado tendría un día libre para poder practicar un poco con su espada y darle un poco de mantenimiento.


Mas todos sus planes se fueron por la borda cuando su madre le vio y al observar que «no estaba haciendo nada» decidió que sería una buena idea utilizarlo como recadero e hizo que llevara unos pastelitos recién horneados a su hermano para que éste se los llevara al arisco elfo.


Soltó un bufido molesto después de preguntar por décima vez en uno de los puestos que su hermano solía frecuentar y tuvo otra negativa como resultado, estaba realmente tentado a tirar los pastelillos en algún callejón para que algún pobre diablo se los comiera.


Se le ocurrió una nueva idea: se encaminó hacia el Ahorcado, pensaba encontrarle ahí o dejarlos con el molesto enano para que fuera él quien se los entregara.


El guerrero comenzaba a cansarse del trato que su familia le daba, pues él era el único que no tenía magia (además de su madre por supuesto) por lo que siempre era dejado de lado en todo lo que incluyera a sus hermanos. Todavía recordaba con cierto rencor los momentos en los que se tenía que quedar en casa mientras su padre se llevaba a Bethany y Garret al bosque para enseñarles a dominar la magia.


Ni un solo momento volteó la vista atrás para ver el rostro de su hijo más pequeño, el cual siempre se llenaba de lágrimas por esa preferencia a sus hermanos con magia a su inútil hijo normal.


Regresó al presente en cuanto estuvo en la puerta del Ahorcado, de peor humor de cuando salió de la casa esperando que su hermano estuviera ahí, si no, los pobres pastelillos terminarían en cualquier parte que a él le pareciera conveniente.


En cuanto enfocó su vista en el pequeño grupo de mujeres y su hermano que conversaban animadamente en una de las mesas, se acercó rápidamente y prácticamente dejó caer la caja sobre la mesa, mientras decía.


─Son de madre, ya sabes lo que tienes que hacer con ellas. Y la próxima vez procura no utilizarme como tu mensajero personal para esto, tengo muchas más cosas por hacer en casa.


No se quedó para escuchar el regaño de Aveline, la sorpresa de Merrill y el comentario mordaz de Isabela, ni siquiera para comprobar si su hermano había tomado a bien la manera en la que entregó el pedido, simplemente caminó por donde había llegado.


Justo en la puerta se topó con Fenris, el que había iniciado con todas esas locas ideas de su familia para que se uniera a ella. Estaba tan molesto que olvidó por completo que tan peligroso podía llegar a ser y lo empujó fuera de su camino.


En el momento en que el otro guerrero le tomó del brazo de manera brusca y le estampó contra la pared del bar, recordó el motivo por el que no quería que su hermano se relacionara con él.


Comenzó a pelear contra el agarre, pero el contrario retorció su brazo a una posición dolorosa, impedía cualquier movimiento para escapar del agarre del elfo.


A su espalda, escuchó la voz de su hermano abogando por él.


─Fenris, suelta a Carver. Tú mejor que nadie sabe que él siempre está de mal humor y seguramente gracias a ello olvidó que con ciertas personas no debe de meterse. Por favor, a pesar de que es un idiota, sigue siendo mi hermano.


Cuando el menor de los Hawke pensó que perdería su brazo, el elfo le susurró en su oído.


─Tienes suerte de que tu hermano esté aquí para proteger tu trasero. Más te vale que no vuelva a suceder, si no, no dudaré en cortar tu brazo.


Al terminar le soltó y le dio un empujón; terminó en el suelo humillado ante la vista de todos los presentes en el bar. Con la poca dignidad que le quedaba salió del lugar, pensando amargamente que su hermano debía estar loco si deseaba algo con Fenris.


Aseguraba su perdición y la de su familia.


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